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Aclamaciones

Las aclamaciones son expresiones verbales o cantadas de aprobación, afirmación, súplica o alabanza por parte de la asamblea litúrgica en la Iglesia Católica. Constituyen una forma significativa de participación activa de los fieles, manifestando su fe y su comunión con el sacerdote y entre ellos. A lo largo de la historia de la Iglesia, las aclamaciones han evolucionado desde prácticas seculares y elecciones eclesiásticas hasta convertirse en elementos integrales y esenciales de la liturgia, especialmente en la Misa y la Liturgia de las Horas, reflejando la naturaleza dialógica de la oración cristiana y la respuesta del pueblo de Dios a la acción divina.

Tabla de contenido

Historia y Orígenes

Las aclamaciones tienen raíces que se remontan a prácticas antiguas, tanto dentro como fuera del contexto religioso1.

Aclamaciones Seculares y su Influencia

Históricamente, las aclamaciones eran comunes en contextos seculares, como en la elección de emperadores paganos. Por ejemplo, en el relato de la elección del emperador Tácito (283 d.C.), los senadores y el pueblo aclamaban con frases como «Trajano también accedió al Imperio siendo anciano» o «Es tu mente, no tu cuerpo, lo que elegimos»1. Estas aclamaciones populares continuaron incluso después de que las coronaciones imperiales adquirieran un carácter eclesiástico y se realizaran en la iglesia1.

Esta práctica de aclamar al soberano en su elección se extendió también al Papa y, en algunos casos, a los obispos. Por ejemplo, en la coronación de un Papa, se cantaban palabras como «Exaudi, Christe» (Oye, oh Cristo) y «Larga vida a nuestro Señor [nombre], Sumo Pontífice y Papa Universal»1. En la presentación de un obispo electo, el pueblo podía gritar «Es digno, es digno, es digno; por muchos años»1. San Agustín registró una instancia en la que el pueblo aclamó «Gracias a Dios, Alabado sea Cristo» veintitrés veces al proponer a Heraclio como su sucesor1.

Aclamaciones en los Concilios Primitivos

Las aclamaciones también aparecen en los actos de algunos de los primeros concilios. Aunque algunas eran cumplidos a los emperadores, también incluían exclamaciones de naturaleza más litúrgica o doctrinal. Por ejemplo, en la primera sesión del Concilio de Calcedonia (451 d.C.), los Padres gritaron «Cristo ha depuesto a Dióscoro, Cristo ha depuesto al asesino» o «Este es un veredicto justo; este es un concilio justo»1.

Fórmulas Litúrgicas Breves

Con el tiempo, algunas fórmulas litúrgicas breves, como el Dominus vobiscum (El Señor esté con vosotros), Kyrie Eleison (Señor, ten piedad) y Deo gratias (Gracias a Dios), también llegaron a ser consideradas acclamaciones, aunque en un sentido más amplio1. La frase «Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat» (Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera) también se encontraba en las laudes imperiales de la Edad Media y ha mantenido su lugar en algunos rituales de coronación1.

Significado Teológico y Litúrgico

Las aclamaciones en la liturgia católica no son meras interjecciones; poseen un profundo significado teológico que fomenta la participación activa y consciente de los fieles2,3.

Expresión de Participación Activa

Las aclamaciones y las respuestas de los fieles a los saludos y oraciones del sacerdote constituyen un nivel fundamental de participación activa en cada forma de la Misa2. Estas no son solo señales externas de celebración comunitaria, sino que también fomentan y producen la comunión entre el sacerdote y el pueblo3. La participación verbal del pueblo es esencial, ya que «la aclamación responsorial confirma la llegada de la Palabra y completa el proceso de revelación, del don de Dios en la Palabra»4.

El Papa Francisco subraya que los gestos típicos de la asamblea, como reunirse, la postura corporal, el silencio y las expresiones de voz, son formas de participar en la celebración5. Cuando todos realizan el mismo gesto y hablan con una sola voz, esto transmite a cada individuo la energía de toda la asamblea, educando a los creyentes a descubrir su unicidad en la conciencia de ser un solo cuerpo5.

Diálogo entre Dios y el Hombre

La estructura esencial de la liturgia, ya sea celebrada en común o en privado, es un diálogo entre Dios y el hombre6. Las aclamaciones son una parte vital de este diálogo, permitiendo que la palabra de Dios penetre más profundamente en la mente y el corazón de quienes recitan o escuchan7. La renovación de los libros litúrgicos después del Concilio Vaticano II fomentó las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas y los cánticos para promover la participación activa y lúcida8.

Confirmación de la Fe y Acogida del Señor

En el contexto litúrgico, las aclamaciones a menudo sirven para confirmar la fe y para acoger la presencia de Cristo. Un ejemplo prominente es la aclamación antes del Evangelio, como el Aleluya. Este canto es un rito o acto en sí mismo, mediante el cual la asamblea de fieles acoge y saluda al Señor que está a punto de hablarles en el Evangelio y profesa su fe a través del canto9.

Aclamaciones en la Misa

La Misa Católica incluye varias aclamaciones que son fundamentales para la estructura y el dinamismo de la celebración.

Aclamaciones de Primer Grado

El documento Musicam Sacram (1967) identifica ciertas aclamaciones como pertenecientes al «primer grado» de importancia litúrgica, lo que significa que deben ser preferentemente cantadas10:

La Aclamación antes del Evangelio

Después de la lectura que precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya o, durante la Cuaresma, otro canto indicado por las rúbricas9. Este canto es una aclamación que expresa la acogida de la asamblea al Señor que está a punto de hablar y su profesión de fe9. Se canta por todos de pie, dirigido por el coro o un cantor, y el verso es cantado por el coro o el cantor9. Durante la Cuaresma, en lugar del Aleluya, se canta el versículo antes del Evangelio, o un salmo o tracto9.

El Santo (Sanctus)

El Sanctus es una aclamación de alabanza a Dios que se canta después del prefacio de la Plegaria Eucarística. Es una de las aclamaciones de primer grado en la liturgia10. Tras el Prefacio y el Sanctus, el silencio también es apropiado, ya que la Iglesia y el sacerdote, «llenos de anhelo espiritual… entran en el santuario celestial y eterno de Dios»4.

Doxología Final y Padrenuestro

La doxología final del Canon Eucarístico y el Padrenuestro con su introducción y embolismo también son considerados aclamaciones de primer grado10.

Otras Aclamaciones en la Misa

A lo largo de la Misa, otras aclamaciones y respuestas como el Amén y el Kyrie, eleison (Señor, ten piedad) son fundamentales para el diálogo entre el celebrante y la asamblea11,3. Estas respuestas no solo son un «¡sí!» al sacerdote, sino que también confirman la comunión y la oración de la asamblea4.

Aclamaciones en la Liturgia de las Horas

La Liturgia de las Horas, o el Oficio Divino, también incorpora aclamaciones como parte integral de su estructura dialógica6.

Carácter Pascual y el Aleluya

Durante el Tiempo Pascual, la Liturgia de las Horas adquiere un carácter pascual especial gracias a la aclamación Aleluya, con la que concluyen la mayoría de las antífonas12.

Responsorios Breves y Versículos

En la Liturgia de las Horas, el responsorio breve en Laudes, Vísperas y Completas, y los versículos en la Oración durante el Día, son formas de aclamación7,13. Estas respuestas breves alientan a la palabra de Dios a penetrar más profundamente en la mente y el corazón de quien recita o escucha7.

Aclamaciones Finales

El Oficio de Lecturas y la Oración durante el Día concluyen con la aclamación «Alabemos al Señor: Demos gracias a Dios», al menos en la recitación común13,14.

Ejemplos de Aclamaciones en Otros Ritos

Las aclamaciones también se encuentran en otros sacramentos y ritos católicos, demostrando su universalidad como expresión de fe.

Rito del Bautismo de Niños

El Ordo Baptismi Parvulorum (Rito del Bautismo de Niños) incluye una sección de aclamaciones, himnos y tropos, muchas de las cuales son versículos tomados de las Sagradas Escrituras15. Ejemplos incluyen «Quis símilis tui in fórtibus, Dómine?» (¿Quién como tú entre los fuertes, Señor?) (Éx 15,11) o «Deus cáritas est, et qui manet in caritáte in Deo manet» (Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios) (1 Jn 4,16)15.

Libro de las Bendiciones

En el De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), se encuentran aclamaciones para diferentes tiempos litúrgicos, como las que se usan antes y después de las comidas. Por ejemplo, en Navidad se canta «Verbum caro factum est, allelúia» (El Verbo se hizo carne, aleluya)16. Durante la Cuaresma, se recita «Non in solo pane vivit homo» (No solo de pan vive el hombre)16.

Conclusión

Las aclamaciones son elementos vivos y dinámicos de la liturgia católica, que trascienden su función de meras respuestas para convertirse en expresiones profundas de fe, comunión y participación activa. Desde sus orígenes en prácticas antiguas hasta su lugar central en la Misa y la Liturgia de las Horas, estas exclamaciones verbales o cantadas reflejan la naturaleza dialógica de la relación entre Dios y su pueblo, permitiendo a los fieles acoger la Palabra, profesar su fe y unirse en una sola voz para alabar al Señor. Al participar en las aclamaciones, los creyentes no solo cumplen con un mandato litúrgico, sino que profundizan en el misterio de la celebración y reafirman su pertenencia al Cuerpo de Cristo.

Citas

  1. Aclamación, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Aclamación. 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. Capítulo II la estructura de la misa, sus elementos y sus partes - II. Los diferentes elementos de la misa - Las otras fórmulas en la celebración, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 35 (2003). 2

  3. Capítulo II la estructura de la misa, sus elementos y sus partes - II. Los diferentes elementos de la misa - Las otras fórmulas en la celebración, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 34 (2003). 2 3

  4. Matthew S. C. Olver. La sorpresa del bávaro: El espíritu de la liturgia de Ratzinger como el espíritu del Concilio, § 31. 2 3

  5. Papa Francisco. Mensaje de Su Santidad el Papa Francisco, firmado por el Secretario de Estado Cardenal Pietro Parolin, con ocasión de la 74.ª Semana Litúrgica Nacional [Módena, 26-29 de agosto de 2024] (21 de agosto de 2024) (2024). 2

  6. Capítulo I. La importancia de la liturgia de las horas o el oficio divino en la vida de la Iglesia - IV. Quienes celebran la liturgia de las horas - C. La estructura de la celebración, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas, § 33 (1971). 2

  7. Capítulo III. Las diversas partes de la liturgia de las horas - IX. Los responsorios, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas, § 172 (1971). 2 3

  8. Capítulo II: La participación de los fieles cristianos laicos en la celebración eucarística - 1. Participación activa y consciente, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Redemptionis Sacramentum, § 39 (2004).

  9. Capítulo II la estructura de la misa, sus elementos y sus partes - III. Las partes individuales de la misa - B. La liturgia de la palabra - La aclamación antes del evangelio, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 62 (2003). 2 3 4 5

  10. I. Algunas normas generales, Sagrada Congregación de Ritos. Musicam Sacram, § 29 (1967). 2 3 4 5 6

  11. Papa Juan Pablo II. Meditaciones de Su Santidad Juan Pablo II - Vía Crucis en el Coliseo (18 de abril de 2003) - Discurso (2003).

  12. Capítulo IV. Diversas celebraciones en el curso del año - I. La celebración de los misterios del Señor - C. Tiempo Pascual, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas, § 214 (1971).

  13. Capítulo II. La santificación del día—las diversas horas litúrgicas - V. Tercia, sexta y nona, o la oración durante el día, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas, § 79 (1971). 2

  14. Capítulo II. La santificación del día—las diversas horas litúrgicas - III. El oficio de lecturas, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General sobre la Liturgia de las Horas, § 69 (1971).

  15. V. Acclamationes, hymni et troparia, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Baptismi Parvulorum (El Orden del Bautismo de Niños), § 84. 2

  16. Tempore nativitatis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), § 297. 2