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Alianza del Sinaí

La Alianza del Sinaí es el pacto histórico y teológico que Dios estableció con el pueblo de Israel en el monte Sinaí, donde entregó la Ley escrita en las tablas del Decálogo. Este pacto constituye la base de la revelación divina, del derecho natural y de la moral cristiana, y sigue siendo un punto de referencia para la vida de la Iglesia y para el diálogo con otras religiones monoteístas. En la doctrina católica la Alianza se interpreta como la manifestación del amor de Dios, cumplida en Jesucristo, y como fundamento de la justicia y la paz que la Iglesia promueve en el mundo contemporáneo.

Tabla de contenido

Contexto histórico y bíblico

El monte Sinaí en la Sagrada Escritura

El monte Sinaí, también llamado Horeb, es el escenario donde Dios se reveló a Moisés y al pueblo de Israel, anunciando su nombre y su voluntad (Éxodo 3, 14). En este lugar se selló el pacto entre Dios y su pueblo, que quedó consagrado en la entrega de los Diez Mandamientos1.

La revelación del pacto y los Diez Mandamientos

En el relato del Éxodo (20‑24) Dios dio a Moisés las «diez palabras» que forman el Decálogo, describiendo los deberes esenciales del ser humano frente a Dios y al prójimo. La Compilación de la Doctrina Social de la Iglesia señala que el Decálogo expresa la ley natural escrita en el corazón del hombre y constituye la base de la moral universal2. El Catecismo de la Iglesia Católica confirma que el Decálogo es «el regalo de la alianza concluida por Dios con su pueblo»3.

Significado teológico en la doctrina católica

La Alianza como fundamento del derecho natural

Según la Comisión Teológica Internacional, la ley dada en el Sinaí «define el modo en que el pueblo escogido debe responder a la elección de Dios mediante una vida de santidad» y, al mismo tiempo, «es válida para otras naciones, pues Dios exige rendición de cuentas a los pueblos que violan la justicia»4. Así, la Alianza del Sinaí constituye la raíz del derecho natural que la Iglesia reconoce como universal.

Cumplimiento en Cristo

Jesús afirmó que no vino a abolir la Ley sino a cumplirla (Mt 5, 17). El Catecismo explica que Cristo «no anuló la Ley del Sinaí, sino que la perfeccionó, revelando su sentido último y redimiendo sus transgresiones»5. De este modo, la Alianza encuentra su plenitud en la encarnación y la cruz de Cristo, que cumplen la promesa del pacto y lo extienden a toda la humanidad.

El pacto en el Catecismo y la Sagrada Escritura

El Catecismo de la Iglesia Católica describe la Alianza como «el don gratuito de Dios que se acompaña del compromiso del pueblo de responder con obediencia»3. La Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana recita los mandamientos tal como fueron dados en el Sinaí, subrayando su permanencia como guía moral6.

La Alianza y la moral cristiana

Los mandamientos como ley universal

Los Diez Mandamientos son presentados por la Iglesia como «normas que indican el camino de la verdadera humanidad» y que «enseñan los deberes esenciales, y por tanto, los derechos fundamentales inherentes a la naturaleza humana»2. Su vigencia se extiende a todas las épocas y culturas, sirviendo de referencia para la ética social y personal.

Aplicación social y justicia

En la Compilación de la Doctrina Social, se afirma que la Alianza impulsa a los cristianos a trabajar por la justicia, la paz y el bien común, colaborando con personas de buena voluntad, incluidos los musulmanes, para promover la dignidad humana7,8. El Papa Juan Pablo II, durante su peregrinación a Sinaí, resaltó que los mandamientos «salvan al hombre de la esclavitud del egoísmo, el odio y la falsedad» y llaman a la obediencia liberadora que se cumple en Cristo9.

La Alianza del Sinaí y el diálogo interreligioso

Reconocimiento de la fe de Abraham

El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso declara que los cristianos deben «trabajar con personas de distintas religiones, fomentando el respeto mutuo y la solidaridad»7. En el contexto del Sinaí, la Alianza reconoce que los musulmanes «profesan la fe de Abraham» y comparten la búsqueda de Dios, lo que abre camino a la colaboración para la justicia y la paz10.

Cooperación para la paz y el bien común

El Papa Juan Pablo II, en múltiples discursos, invitó a cristianos y musulmanes a «unir fuerzas para la construcción de una civilización humana nueva, basada en la justicia, la paz y la libertad»11,12. La Alianza del Sinaí, al ser vista como un llamado a la solidaridad y al respeto mutuo, se convierte en un fundamento espiritual para los esfuerzos ecuménicos y de diálogo interreligioso.

Celebraciones y peregrinaciones

La peregrinación de Juan Pablo II a Sinaí

En el año 2000, el Papa Juan Pablo II realizó una peregrinación al monte Sinaí, donde celebró la Palabra de Dios y la Misa en el estadio de El Cairo. En su homilía destacó que la «encuentro de Dios y Moisés en la montaña encarna el misterio de la obediencia liberadora, que se cumple en la perfecta obediencia de Cristo»9. Asimismo, subrayó que el «viento que sopla desde Sinaí invita al diálogo entre los seguidores de las grandes religiones monoteístas»9.

Liturgia y memorias

Durante la celebración en el estadio de El Cairo, el Papa recordó que la Alianza «nos invita a vivir plenamente la ley que Dios ha puesto en nuestros corazones» y a compartir la hermandad con los musulmanes en la búsqueda de la justicia y la paz13. Estas celebraciones refuerzan la memoria viva del pacto y su relevancia para la misión evangelizadora de la Iglesia.

Conclusión

La Alianza del Sinaí es mucho más que un acontecimiento histórico; es la base de la revelación divina, del derecho natural y de la moral cristiana. En la enseñanza católica, el pacto se cumple en Cristo y se extiende a toda la humanidad como llamado a la obediencia libre, a la justicia y a la paz. Además, la Alianza sirve como puente para el diálogo interreligioso, reconociendo la fe común de los pueblos abrahámicos y fomentando la cooperación para el bien común. Así, el legado del Sinaí sigue iluminando la vida de la Iglesia y la sociedad contemporánea.

Citas

  1. Papa Juan Pablo II. Carta sobre la peregrinación a los lugares ligados a la historia de la Salvación (30 de junio de 1999), § 6 (1999).

  2. A. La presencia gratuita de Dios, Consejo Pontificio Justicia y Paz. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, § 22 (2004). 2

  3. Sección segunda los diez mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2077. 2

  4. Capítulo 1: Convergencias - 1.3. La enseñanza de la Sagrada Escritura, Comisión Teológica Internacional. En busca de una ética universal: una nueva mirada sobre la ley natural, § 22 (2009).

  5. Sección segunda II. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 592.

  6. Tercera parte - La vida de la Iglesia - II. La persona en Cristo como nueva creación - A. Fundamentos de la vida espiritual - 3. La libertad humana y la responsabilidad de la persona moral, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 735 (2016).

  7. Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. El testimonio cristiano en un mundo multirreligioso, §Principios 8 (2011). 2

  8. Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. El testimonio cristiano en un mundo multirreligioso, §Principios 12 (2011).

  9. Homilía del Santo Padre Juan Pablo II - Celebración de la Palabra en el Monte Sinaí - Peregrinación jubilar de Su Santidad Juan Pablo II al Monte Sinaí, Papa Juan Pablo II. Peregrinación Jubilar al Monte Sinaí: Celebración de la Palabra en el Monte Sinaí (26 de febrero de 2000), § 3 (2000). 2 3

  10. Papa Juan Pablo II. Declaración común del Papa Juan Pablo II y Su Santidad Demetrio I (7 de diciembre de 1987) - Discurso (1987).

  11. Papa Juan Pablo II. A la Conferencia Episcopal de la Iglesia Copta de Egipto con ocasión de su visita «ad Limina» (24 de junio de 1997) - Discurso (1997).

  12. Papa Juan Pablo II. Al Embajador de Kuwait acreditado ante la Santa Sede con ocasión de la presentación de Cartas Credenciales (25 de mayo de 2000) - Discurso, § 4 (2000).

  13. Misa en el estadio cubierto de El Cairo - Homilía del Santo Padre Juan Pablo II - Peregrinación jubilar de Su Santidad Juan Pablo II al Monte Sinaí, Papa Juan Pablo II. Peregrinación Jubilar al Monte Sinaí: Misa en el Estadio Cubierto de El Cairo (25 de febrero de 2000), § 3 (2000).