Altar mayor
El altar mayor, también conocido como altare summum o majus, es el altar principal y más importante en una iglesia católica, y es fundamental para la celebración de la Eucaristía. Simboliza a Cristo y la mesa del banquete eucarístico donde se actualiza su sacrificio, siendo el centro de la acción litúrgica y un foco de veneración para los fieles. Su diseño y ubicación han evolucionado a lo largo de la historia de la Iglesia, pero su significado teológico como lugar del sacrificio de la Cruz y presencia de Cristo permanece constante.
Tabla de contenido
Significado Teológico y Simbolismo
El altar es el corazón de la iglesia, el lugar sagrado donde se hace presente el sacrificio de la Cruz bajo los signos sacramentales y donde se reúne el Pueblo de Dios para participar en la Misa1. Es la mesa del Señor, a la que la Iglesia está convocada para la acción de gracias de la Eucaristía1. Simboliza a Cristo mismo, la «piedra viva» (1 Pe 2,4)2, y por ello se le tributa un profundo respeto, inciensándolo y grabando en él las cinco cruces que recuerdan sus cinco llagas3.
En la tradición católica oriental, el Altar Mayor, llamado Santa Mesa, simboliza el trono de Dios, ante el cual se congrega la asamblea de los fieles, y también la mesa de la Cena Mística a la que el Señor invita a su Iglesia4. Es en este lugar donde se consagra el Libro de los Evangelios y los Dones Eucarísticos4. La unción del altar con el santo Crisma durante su consagración por el obispo significa que toda consagración se realiza por el Espíritu Santo4.
Historia y Evolución Arquitectónica
En los primeros siglos de la Iglesia, las basílicas romanas, que servían como juzgados o lugares de reunión, fueron adaptadas para el culto cristiano. En ellas, el sacerdote se colocaba en el altar mirando hacia el pueblo3. Inicialmente, cada iglesia tenía un único altar, una práctica a la que San Ignacio se refiere diciendo: «Un altar para toda la Iglesia y un Obispo»5. Este altar solía estar ubicado en una capilla en la cabecera del edificio, orientado hacia el Este, para que pudiera ser visto por todos los fieles5.
Con el tiempo, la necesidad de celebrar Misas privadas llevó a la introducción de varios altares en una misma iglesia, una costumbre que ya se observaba en tiempos de San Ambrosio (siglo IV) y San Gregorio (siglo VI)5. Sin embargo, el altar del santuario, o altar mayor, siempre conservó su primacía5.
Históricamente, el altar mayor se erigía en un plano elevado del santuario, visible desde cualquier parte de la nave5. Se construía sobre escalones, generalmente de número impar (tres o cinco), incluyendo la plataforma superior (predella) y el pavimento del santuario, elevándolo por encima del nivel de la iglesia5. En las catedrales, este altar se situaba en el centro del santuario, entre la cátedra del obispo (que estaba en el ábside) y el comulgatorio, permitiendo espacio para el clero que asistía a las celebraciones solemnes5. Más tarde, cuando el trono episcopal se trasladó al lado del Evangelio del santuario, el altar mayor se acercó a la pared del ábside5.
El Concilio Vaticano II, a través de la Constitución Sacrosanctum Concilium, impulsó una revisión de las normas relativas a la construcción de edificios sagrados, la forma y construcción de los altares, la disposición del tabernáculo y otros elementos litúrgicos, buscando que se adaptaran a la liturgia reformada y a las necesidades de las distintas regiones6.
Características y Ornamentación
El altar mayor debe ser prominente no solo por su posición, sino también por la riqueza de su material y ornamentación, dado que es el lugar principal para la celebración del sacrificio5. Se recomienda que el altar sea fijo, especialmente en cada iglesia, como símbolo de Jesucristo2.
Para la celebración de la Misa, el altar debe estar cubierto con al menos un mantel blanco7 y contar con candeleros con cirios encendidos: al menos dos, o cuatro o seis en Misas dominicales o de precepto7. Si celebra el obispo diocesano, se usan siete cirios7. También debe haber una cruz con la imagen de Cristo crucificado, que puede ser llevada en la procesión de entrada7. El Evangeliario puede colocarse sobre el altar, a menos que se lleve en la procesión de entrada7.
En las iglesias parroquiales, el Santísimo Sacramento se reserva habitualmente en el altar mayor, por lo que debe disponer de un sagrario5. Para la consagración de un altar mayor en una iglesia, este debe ser fijo y se consagra simultáneamente con la dedicación solemne del edificio5. Es crucial que el altar se encuentre exento por todos los lados, permitiendo al consagrante moverse a su alrededor5.
En el rito católico oriental, la Santa Mesa está consagrada por un obispo y se insertan reliquias de mártires en ella en honor a su seguimiento de Cristo hasta el final4.
Funciones Litúrgicas del Altar Mayor
El altar mayor es el centro de todas las funciones parroquiales más solemnes del año, además de su papel litúrgico en la Misa5. Es el lugar donde el obispo, rodeado de su presbiterio, administra los sacramentos, consagra los óleos sagrados y ordena a los nuevos sacerdotes mediante la imposición de manos8,4. La celebración de la Eucaristía presidida por el obispo en la catedral es la manifestación preeminente de la Iglesia y el centro de la unidad del Pueblo de Dios9,10.
Aunque la Misa puede celebrarse ocasionalmente fuera de un lugar sagrado, nunca se hace sin un altar, o al menos una piedra de altar3,11. El altar, junto con los corporales, la cruz y las velas, son elementos indispensables para la celebración eucarística11.
Ministros del Altar
Los acólitos, o monaguillos, tienen un lugar privilegiado en las celebraciones litúrgicas, siendo servidores de Jesucristo, el Sumo Sacerdote eterno12. Sus funciones incluyen preparar el altar y los vasos sagrados, llevar la cruz procesional y los cirios, presentar el pan, el vino y el agua durante el ofertorio, lavar las manos del sacerdote y, si es necesario, distribuir la Eucaristía como ministros extraordinarios13,14. Después de la Comunión, un acólito instituido ayuda al sacerdote o al diácono a purificar y ordenar los vasos sagrados15.
El servicio de los acólitos no se limita al interior de la iglesia, sino que debe extenderse a la vida diaria, siendo testigos de Jesús en la escuela, la familia y en los diferentes ámbitos sociales16.
Conclusión
El Altar Mayor es mucho más que un mueble litúrgico; es un símbolo poderoso de Cristo, el centro de la unidad de la Iglesia y el lugar donde se renueva el sacrificio redentor de la Cruz. Su rica historia y su significado teológico subrayan su importancia central en la vida y la misión de la Iglesia, siendo el «manantial y la cumbre de la vida cristiana»8.
Citas
Capítulo V la disposición y el ajuar de las iglesias para la celebración de la Eucaristía - II. Disposición del presbiterio para la sagrada sinaxis (asamblea eucarística) - El altar y sus elementos, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 296 (2003). ↩ ↩2
Capítulo V: La mistagogía eucarística para la nueva evangelización - El altar, la mesa del Señor, Sínodo de los Obispos. La Eucaristía: Fuente y Cumbre de la Vida y la Misión de la Iglesia, § 55 (2004). ↩ ↩2
Altar (en la liturgia), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Altar (en la Liturgia). ↩ ↩2 ↩3
Parte segunda - La oración de la Iglesia - III. El tiempo y el espacio de la oración de la Iglesia - B. El edificio de la Iglesia: el lugar de la oración de la comunidad, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 587 (2016). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Altar mayor, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Altar mayor. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13
Capítulo VII - Arte sacro y objetos sagrados, Concilio Vaticano II. Sacrosanctum Concilium, § 128 (1963). ↩
Capítulo IV las diversas formas de celebrar la Misa - I. Misa con participación del pueblo - Objetos que se han de preparar, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 117 (2003). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Papa Benedicto XVI. Carta con ocasión del primer milenio de la Catedral Imperial de Bamberg (3 de mayo de 2012) (2012). ↩ ↩2
Capítulo I: La regulación de la sagrada liturgia - 1. El obispo diocesano, sumo sacerdote de su rebaño, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Redemptionis Sacramentum, § 20 (2004). ↩
Papa Juan Pablo II. A los sacerdotes, religiosos y laicos de Reggio Calabria (12 de junio de 1988) - Discurso, § 1 (1988). ↩
Capítulo V la disposición y el ajuar de las iglesias para la celebración de la Eucaristía - II. Disposición del presbiterio para la sagrada sinaxis (asamblea eucarística) - El altar y sus elementos, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 297 (2003). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 1 de agosto de 2001, § 3 (2001). ↩
Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Directrices para los Acólitos, § 7 (1994). ↩
Capítulo III los oficios y ministerios en la Misa - III. Ministerios particulares - El ministerio del acólito y del lector instituidos, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 98 (2003). ↩
Capítulo IV las diversas formas de celebrar la Misa - I. Misa con participación del pueblo - C. Funciones del acólito - La liturgia de la Eucaristía, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción General del Misal Romano, § 192 (2003). ↩
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 1 de agosto de 2001, § 4 (2001). ↩