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Anabaptistas

Anabaptistas
Uno de los dos ejemplares aún existentes de los Artículos de Schleitheim de 1527 está expuesto en el Museo de Historia Local de Schleitheim. Original, Ruth Hockarth, CC BY-SA 4.0 📄

Los anabaptistas son un movimiento de reforma eclesiástico-civil que surgió en el siglo XVI, durante la Reforma Protestante, caracterizado principalmente por su rechazo al bautismo infantil y la práctica del «rebautismo» de adultos. Si bien el término etimológicamente puede aplicarse a cualquier denominación cristiana que practica el rebautismo, históricamente se restringe a los grupos radicales que negaban la validez del bautismo de infantes y se hicieron prominentes en el siglo XVI1. Aunque en sus inicios algunos de estos grupos mostraron tendencias violentas y defendieron ideas como el comunismo y la poligamia, con el tiempo el movimiento evolucionó hacia formas más pacíficas, de las cuales los menonitas son un descendiente directo y todavía existen hoy1. La Iglesia Católica ha mantenido una postura clara sobre la validez del bautismo infantil, considerando esencial la regeneración por agua y Espíritu Santo para todos, incluidos los infantes.

Tabla de contenido

Origen y Principios Doctrinales

El movimiento anabaptista se manifestó por primera vez en 1521 en Zwickau, Sajonia1. El nombre anabaptistas, que significa «rebautizadores» (del griego ana, de nuevo, y baptizo, bautizar), fue generalmente rechazado por aquellos a quienes se aplicaba, ya que su objeción no se centraba en la repetición del bautismo, sino en la validez del primer bautismo recibido en la infancia1.

Los principios distintivos de los anabaptistas incluían:

Históricamente, el cuestionamiento sobre la validez del bautismo ha aparecido en dos grandes fases en la historia eclesiástica. Una fase temprana (siglos III y IV) se centró en el ministro del sacramento (bautismo conferido por herejes), mientras que una discusión posterior, en la que se originó la controversia sobre el bautismo infantil, surgió mucho más tarde1. Los petrobrusianos en los siglos XI y XII, y otros herejes medievales como los henricianos, valdenses, albigenses y hermanos bohemios, tuvieron puntos de vista que se asemejaban a algunas de las ideas anabaptistas, aunque la conexión histórica directa es escasa1.

Desarrollo Histórico

El movimiento anabaptista experimentó diferentes fases y manifestaciones a lo largo del siglo XVI:

Anabaptismo en Sajonia y Turingia (1521-1525)

El primer ataque al bautismo infantil durante la Reforma fue realizado por Nicolás Storch, un tejedor, y Thomas Münzer, un predicador luterano, junto con otros autodenominados «Profetas de Zwickau»1. Sus doctrinas de igualdad absoluta entre los hombres y la comunidad de bienes generaron disturbios y los enfrentaron con las autoridades civiles1. La agitación de Storch y Carlstadt en Wittenberg incluso obligó a Martín Lutero a intervenir vehementemente contra ellos1.

El Movimiento Anabaptista Suizo (1523-1525)

En Suiza, Zwinglio, el reformador de la región, pronto encontró competidores más radicales. En 1525, algunos de sus asociados se separaron para predicar el rebautismo y el comunismo1. Líderes como John Denk y Balthasar Hubmaier atrajeron un considerable número de seguidores, especialmente entre las clases trabajadoras, en Suiza, el sur de Alemania y Austria1. Ciudades como Augsburgo, Núremberg y Estrasburgo se convirtieron en centros clave1.

La resistencia al anabaptismo provino de dos fuentes principales: su enseñanza contribuyó a las causas de la Guerra de los Campesinos (1524), y la derrota de los campesinos en 1525 llevó a una gran dispersión de los anabaptistas1. Además, algunos consejos municipales, como el de Zúrich en 1526, decretaron las penas más severas contra sus adherentes1. A pesar de la represión constante, la secta persistió1.

Los Anabaptistas en Münster (1533-1535)

La expansión del anabaptismo en la baja Alemania y los Países Bajos se atribuye en gran parte a Melchior Hofmann1. La llegada de algunos de sus discípulos a Münster, en Westfalia (1533-1534), marcó un período extraordinario. Bajo el control de figuras como John Matthys y Juan de Leiden (John Bockelsohn), la ciudad se convirtió en la «Nueva Jerusalén» que pretendían fundar1. Este período se caracterizó por un reinado de terror, la destrucción de tesoros de literatura y arte, la introducción del comunismo, la poligamia y la comunidad de mujeres. Juan de Leiden se proclamó Rey de la «Nueva Sion»1.

La ciudad fue sitiada por Francisco de Waldeck, obispo y señor temporal de Münster. En junio de 1535, la ciudad fue capturada por los sitiadores. El rey, su teniente Knipperdollinck y su canciller Krechting fueron ejecutados, y sus cuerpos fueron suspendidos en jaulas de hierro en la torre de la iglesia de San Lamberto como una terrible advertencia1.

Anabaptistas en Inglaterra

La aparición de anabaptistas en Inglaterra parece haber sido una consecuencia de la caída de Münster, con seguidores compuestos en gran parte por refugiados holandeses y alemanes. Sin embargo, las penas de muerte y destierro impuestas contra ellos impidieron que la secta adquiriera una importancia significativa1. La enseñanza anabaptista sobre el bautismo infantil fue adoptada posteriormente por los bautistas ingleses y americanos1.

Evolución del Movimiento

El efecto de la caída de Münster y la represión por parte de católicos, luteranos y zwinglianos eliminó progresivamente las características violentas del movimiento1. Menno Simons, un excatolico que se unió al partido en 1536, ejerció una influencia beneficiosa en esta dirección12. El nombre anabaptistas fue reemplazado por otros, destacando el de menonitas12. Bajo esta designación, los anabaptistas existen hoy, principalmente en Holanda, Alemania y Estados Unidos12.

Las opiniones de Menno Simons y los menonitas se originaron en Suiza, con la fundación de una comunidad anabaptista en Zúrich en 1525 por Grebel y Manz2. A pesar de la persecución, algunas comunidades menonitas persisten en Suiza hasta el presente2.

Entre las creencias peculiares de los menonitas se encuentran:

Sin embargo, no todas estas opiniones son universalmente sostenidas hoy en día, y algunos menonitas aceptan cargos seculares2.

La Posición Católica sobre el Bautismo Infantil

La Iglesia Católica mantiene de manera absoluta la doctrina de que la ley de Cristo se aplica tanto a los infantes como a los adultos3. El Redentor afirmó que es necesario nacer de nuevo del agua y del Espíritu Santo para entrar en el Reino de Dios (Juan 3), lo que se entiende que incluye a todos los que tienen derecho a este reino3. Jesús mismo afirmó tal derecho para los no adultos al decir: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el Reino de los Cielos es de quienes son como ellos» (Mateo 19:14)3. El texto paralelo en Lucas (18:15) especifica «infantes» (brephe)3.

Además, San Pablo (Colosenses 2) afirma que el bautismo en la Nueva Ley ha tomado el lugar de la circuncisión en la Antigua Ley, un rito que por precepto divino se aplicaba especialmente a los infantes3. La Iglesia Católica ha mantenido que los infantes son capaces de recibir un bautismo válido, en contra de las objeciones de grupos como los valdenses, cátaros y, posteriormente, los anabaptistas3.

El Concilio de Trento, en su decreto sobre el bautismo, enseñó que la obligación de obedecer a la autoridad de la Iglesia se aplica y vincula a los bautizados, independientemente de su propia voluntad y consentimiento en el asunto5. El Concilio anatematizó a quienes afirmaran que los bautizados están exentos de los preceptos de la Iglesia a menos que deseen someterse libremente a ellos5. Asimismo, Trento enseñó específicamente que el compromiso bautismal individual con la fe puede ser coercitivamente exigido, incluso a aquellos adultos bautizados sin su consentimiento personal cuando eran niños5. Esta postura se opuso a ideas como las de Erasmo, quien proponía que los bautizados de niños reafirmaran públicamente sus promesas bautismales al crecer y que no se les sometiera a coerción punitiva5.

La Iglesia, a través de su Magisterio, ha enfatizado que el bautismo constituye el vínculo sacramental de unidad entre todos los que han sido regenerados por él. Si una comunidad abandona el verdadero Bautismo, da un gran paso atrás en el camino del ecumenismo, distanciándose enormemente del objetivo deseado de la plena comunión que Cristo mismo desea6.

Conclusión

Los anabaptistas, como movimiento de la Reforma, representaron una corriente radical que desafió las prácticas establecidas de la Iglesia Católica y de otros reformadores protestantes, particularmente en lo que respecta al bautismo infantil1. Aunque sus primeras manifestaciones estuvieron marcadas por extremismo social y político, el movimiento evolucionó hacia expresiones más moderadas, siendo los menonitas sus herederos contemporáneos12. La Iglesia Católica, por su parte, ha reafirmado consistentemente la validez y la necesidad del bautismo de infantes, fundamentada en la enseñanza de Cristo y la tradición apostólica, y considera el bautismo como un lazo fundamental de unidad cristiana36.

Citas

  1. Anabaptistas, La Prensa de la Enciclopedia. Enciclopedia Católica, §Anabaptistas. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33

  2. Menonitas, La Prensa de la Enciclopedia. Enciclopedia Católica, §Menonitas. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

  3. Bautismo, La Prensa de la Enciclopedia. Enciclopedia Católica, §Bautismo. 2 3 4 5 6 7 8

  4. Comunidades socialistas, La Prensa de la Enciclopedia. Enciclopedia Católica, §Comunidades Socialistas.

  5. Thomas Pink. La Interpretación de Dignitatis Humanae: Una Respuesta a Martin Rhonheimer, § 21. 2 3 4

  6. Congregación para la Doctrina de la Fe. Una Nueva Respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la Validez del Bautismo (2008). 2