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La unción de los enfermos es uno de los siete sacramentos de la Iglesia Católica, un rito de sanación que ofrece gracia divina, fortaleza espiritual y consuelo a las personas que padecen enfermedades graves, vejez avanzada o se encuentran en peligro de muerte. Instituido por Jesucristo y fundamentado en la tradición bíblica, este sacramento implica la imposición de manos, la oración y la aplicación de óleo bendecido sobre la frente y las manos del enfermo, simbolizando la presencia misericordiosa de Cristo como sanador. Su celebración, regulada por el Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae, no solo busca el alivio físico cuando es voluntad de Dios, sino sobre todo la preparación para la vida eterna y la unión con el sufrimiento redentor de Jesús, integrando al enfermo en la comunión eclesial.

Tabla de contenido

Definición y significado

¿Qué es la unción de los enfermos?

La unción de los enfermos se presenta como un sacramento de sanación dentro de la tradición católica, diseñado para acompañar al fiel en momentos de debilidad corporal o espiritual extrema. A diferencia de un mero remedio médico, este rito sacramental invoca la acción del Espíritu Santo para infundir paz y vigor al alma, recordando que la enfermedad es una oportunidad para unirse al misterio pascual de Cristo.1 El Catecismo de la Iglesia Católica lo describe como un medio por el cual el cristiano recibe una gracia especial para enfrentar las dificultades de la grave enfermedad o la ancianidad, fortaleciendo su fe en la providencia divina.2

En esencia, la unción no es un acto mágico ni una garantía de curación corporal inmediata, sino un signo eficaz de la misericordia de Dios que alivia el peso del pecado y las tentaciones asociadas al sufrimiento.3 Su celebración enfatiza la dimensión comunitaria, ya que la Iglesia entera, a través del ministerio sacerdotal, encomienda al enfermo al Señor paciente y glorificado.4

El propósito del sacramento

El objetivo primordial de este sacramento radica en fortalecer la esperanza y la fe del enfermo, permitiéndole soportar el dolor con paciencia y confianza en la resurrección.5 Proporciona una gracia que no solo perdona los pecados restantes, sino que también levanta el espíritu para resistir las adversidades y, en ocasiones, restaura la salud física si ello contribuye al bien espiritual del individuo.1 Como enseña el Concilio de Trento, este rito alivia y confirma el alma del enfermo, suscitando en él una gran confianza en la misericordia divina.6

Además, prepara al fiel para la posible muerte, transformando el sufrimiento en una participación libre en la pasión de Cristo, lo que enriquece el bien de todo el Pueblo de Dios.7 En palabras de San Pablo VI, este sacramento extiende los efectos de la oración de fe mencionada por Santiago, salvando al enfermo y perdonando sus culpas.3

Historia y desarrollo

Raíces bíblicas

Las bases de la unción de los enfermos se encuentran en las Escrituras, particularmente en el Antiguo Testamento, donde la unción con óleo consagraba a reyes, sacerdotes y profetas como figuras de la acción divina.8 En el Nuevo Testamento, Jesús envía a los apóstoles a ungir a los enfermos con óleo, curándolos en su nombre (Mc 6,13), y el apóstol Santiago exhorta a llamar a los presbíteros para que oren y unjan al enfermo, prometiendo salvación y alivio (St 5,14-15).3 Estas prácticas reflejan la misión de Cristo como médico de almas y cuerpos, extendiendo su compasión a los marginados por la enfermedad.4

Desarrollo en la Iglesia primitiva

Desde los primeros siglos, la Iglesia incorporó la unción como un rito de gracia para los enfermos, testimoniado en las tradiciones litúrgicas orientales y occidentales. Documentos como la carta de Inocencio I a Decentio de Gubbio destacan su uso, junto con oraciones para bendecir el óleo de los enfermos, insertadas en la Plegaria Eucarística.3 Los Padres de la Iglesia, como San Hipólito, lo vinculaban a la tradición apostólica, enfatizando su rol en la liberación de males espirituales y físicos.6 Durante la Edad Media, en la Iglesia romana se extendió la costumbre de ungir los cinco sentidos, adaptando fórmulas para invocar el perdón de los pecados.6

Reforma y codificación

El Concilio de Florencia delineó sus elementos esenciales, mientras que Trento lo defendió como sacramento instituido por Cristo, aclarando sus efectos y el ministerio sacerdotal exclusivo.3 El Concilio Vaticano II lo renombró «unción de los enfermos» para resaltar su aplicación no solo en el lecho de muerte, sino ante cualquier peligro grave de muerte por enfermedad o vejez.7 Pablo VI promulgó en 1972 la constitución Sacram unctionem infirmorum, simplificando el rito y permitiendo aceites vegetales alternativos.3 En 1972 se aprobó el Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae, revisado para adaptarse a la pastoral moderna, enfatizando la preparación y la participación comunitaria.1

El sacramento de la unción de los enfermos

Los sacramentos de la Iglesia

Como uno de los siete sacramentos, la unción de los enfermos pertenece a la categoría de los ritos de sanación, junto con la reconciliación y la eucaristía, que fortalecen al cristiano en su peregrinación terrena.2 El Catecismo subraya su propósito en conferir gracia especial para las dificultades de la enfermedad grave o la vejez, integrándolo en el misterio de la redención.2 Su celebración manifiesta la atención de la Iglesia por los enfermos, siguiendo el ejemplo de Jesús.4

Quién puede administrarlo

Únicamente los sacerdotes (presbíteros y obispos) pueden conferir este sacramento, utilizando óleo bendecido por el obispo o, en casos de necesidad, por el propio sacerdote.9 La Congregación para la Doctrina de la Fe ha aclarado que este ministerio es reservado al presbiterado, basado en la Epístola de Santiago, para evitar abusos que perjudiquen la fe de los enfermos.10 El obispo, como sucesor de los apóstoles, bendice el óleo durante la Misa Crismal del Jueves Santo.11

El óleo sagrado

El óleo de los enfermos, extraído de plantas como el olivo, simboliza la fuerza sanadora del Espíritu Santo y la unción mesiánica de Cristo.12 Se distingue de otros óleos sacramentales (como el de los catecúmenos o el crisma), aunque todos se bendicen en la misma ceremonia, representando la incorporación al misterio pascual.8 Su uso evoca la parábola del Buen Samaritano, donde el óleo alivia las heridas, pero en el sacramento se eleva a signo de gracia espiritual.4

Procedimiento y rito

Preparación del fiel

Antes de la celebración, se recomienda la confesión sacramental y un acto penitencial con agua bendita, recordando el bautismo y la redención por la pasión de Cristo.13 La preparación pastoral incluye una explicación del rito para el enfermo y su familia, fomentando la oración y la confianza en Dios.14 En contextos comunitarios, como peregrinaciones o misas para enfermos, se enfatiza la participación activa de los presentes.14

La ceremonia dentro de la Misa

El rito puede integrarse en la Misa pro infiris, comenzando con la recepción de los enfermos, un acto penitencial y la liturgia de la Palabra.15 Sigue la litania invocando la misericordia divina, la imposición de manos silenciosa sobre la cabeza del enfermo, y la unción propiamente dicha en la frente y las manos, con la fórmula: «Por esta santa unción y por su amor misericordioso, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo».16 Si hay múltiples sacerdotes, cada uno unge a varios enfermos mientras el principal dirige las oraciones.15 Concluye con la oración universal, el Padrenuestro y la bendición.17

El papel del viático

Aunque el viático propiamente es la eucaristía para los moribundos, en el contexto de la unción se integra como comunión sacramental, fortaleciendo al enfermo para el viaje eterno.1 El agua bendita usada en la preparación evoca el bautismo, purificando y recordando la promesa de resurrección.13

El óleo sagrado

Origen y significado

El óleo sagrado proviene de la tradición bíblica, donde representa consagración y curación, prefigurando la unción de Cristo como «Enmanuel» (Dios con nosotros).12 En la liturgia, su bendición extiende los efectos de los exorcismos y la oración de fe, ofreciendo remedio para las debilidades del cuerpo y el alma.12 Simboliza la fortaleza para combatir el mal y obtener perdón, como atestigua San Santiago.12

Bendición del óleo

La bendición se realiza preferentemente por el obispo en la Misa Crismal, con una oración que invoca al Padre de toda consolación para que, por medio de su Hijo, sane las dolencias.11 En necesidad, el sacerdote la bendice durante el rito, usando fórmulas que piden alivio y paz.18 El exceso de óleo se quema con respeto, y debe renovarse anualmente para mantener su pureza.11

Importancia teológica

Gracia y sanación

Teológicamente, la unción confiere la gracia del Espíritu Santo, que alivia el alma, perdona pecados y fortalece contra las tentaciones, permitiendo al enfermo unir su sufrimiento al de Cristo.1 No promete curación física inevitable, sino una sanación integral que puede incluir la restauración corporal si beneficia la salvación eterna.5 Juan Pablo II enfatizaba que transforma la enfermedad en un tiempo de prueba moral y espiritual, manifestando el amor de Cristo.4

Preparación para la muerte

Para quienes enfrentan la muerte, este sacramento actúa como consuelo final, preparando el alma para la bienaventuranza eterna y recordando la victoria de la resurrección.19 Exhorta a asociarse libremente a la cruz de Jesús, contribuyendo al bien de la Iglesia.7 En palabras de Pablo VI, mira principalmente al alma, pero desea también el alivio corporal.20

El papel de la comunidad

La Iglesia toda participa orando por el enfermo, fomentando la solidaridad y la caridad.5 Este rito subraya que el sufrimiento individual enriquece al Pueblo de Dios, como en la exhortación de Santiago a involucrar a los presbíteros.10 En celebraciones masivas, como en santuarios, se fortalece la comunión eclesial.19

Prácticas y devoción

Unción en hospitales y hogares

El sacramento se administra en domicilios, hospitales o residencias, adaptándose a la condición del enfermo.14 Sacerdotes visitan regularmente para ofrecerlo, especialmente en emergencias, asegurando el respeto y la intimidad.1 En contextos pastorales, se combina con el viático para los agonizantes.1

Oraciones y devociones

Incluye la litania de los santos, oraciones de acción de gracias y lecturas bíblicas que resaltan la consolación divina (como 2 Cor 1,3-7).21 Devociones populares invocan a santos como San Juan de Dios, patrono de los enfermos, fomentando la confianza en la providencia.22 La oración de fe es central, como prescribe Santiago.10

La importancia del viático

El viático, como eucaristía final, complementa la unción al nutrir espiritualmente al moribundo, recordando la vida eterna.1 En el rito, se recibe preferentemente durante la Misa, simbolizando la unión con Cristo resucitado.17

Conclusión

La unción de los enfermos encapsula la ternura de la Iglesia hacia los vulnerables, ofreciendo no solo consuelo temporal, sino una profundización en el misterio de la redención. En un mundo marcado por el dolor, este sacramento invita a ver la enfermedad como camino de santidad, uniendo al fiel con la cruz de Cristo y la esperanza de la resurrección. Su práctica continua fortalece la fe comunitaria, recordando que Dios, Padre de misericordias, nunca abandona a sus hijos en la prueba.

Citas

  1. II. De sacramentis infirmis conferendis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 11. 2 3 4 5 6 7 8

  2. Sección segunda: los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1527. 2 3

  3. Papa Pablo VI. Sacram Unctionem Infirmorum (1972). 2 3 4 5 6

  4. Papa Juan Pablo II. Audiencia general del 29 de abril de 1992, § 4 (1992). 2 3 4 5

  5. Papa Juan Pablo II. 8 de mayo de 1984, Misa para los enfermos en Port Moresby, § 2 (1984). 2 3

  6. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 6. 2 3

  7. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 7. 2 3

  8. Papa Juan Pablo II. 13 de abril de 1995: Misa Crismal - Homilía, § 3 (1995). 2

  9. Sección segunda: los siete sacramentos de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1530.

  10. Comentario, Congregación para la Doctrina de la Fe. Nota sobre el ministro del Sacramento de la Unción de los Enfermos (2005). 2 3

  11. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 14. 2 3

  12. El Pontifical Romano. La bendición de los óleos y la consagración del crisma: Introducción, § 2 (2016). 2 3 4

  13. Actus paenitentialis, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 28. 2

  14. De celebratione unctionis in magno coetu fidelium, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 35. 2 3

  15. Celebratio intra missam, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 36. 2

  16. Sacra unctio, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 32.

  17. Ordo unctionis intra missam, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 34. 2

  18. Sacra unctio, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 49.

  19. Viaje apostólico a los Estados Unidos de América y Canadá - Misa y celebración del sacramento de la unción de los enfermos, Papa Juan Pablo II. Lunes, 14 de septiembre de 1987, Campus de la Universidad Estatal de Arizona, Phoenix, § 8 (1987). 2

  20. B5 de octubre de 1975: Misa jubilar y unción de los enfermos, Papa Pablo VI. 5 de octubre de 1975: Misa jubilar y unción de los enfermos (1975).

  21. Lectio verbi dei, Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Benedictionibus (Libro de las Bendiciones), § 110.

  22. Litania, Sagrada Congregación para el Culto Divino. Ordo Unctionis Infirmorum Eorumque Pastoralis Curae (La pastoral de los enfermos: ritos de la unción y del viático), § 30.