Apolinarismo
El apolinarismo es una doctrina cristológica surgida en el siglo IV que sostiene que en la encarnación el Logos divino sustituyó al alma racional humana de Jesús, dejando al Cristo sólo un cuerpo y un alma sensible. Esta enseñanza, propuesta por Apollinaris de Laodicea, fue rechazada y condenada por la Iglesia Católica como herejía, pues niega la plena humanidad del Verbo encarnado y vulnera la doctrina de la unión hipostática. El artículo revisa sus orígenes, su contenido teológico, la respuesta de la Iglesia y su influencia posterior en la formulación de la ortodoxia cristológica.
Tabla de contenido
Orígenes y contexto histórico
El personaje histórico
Apollinaris de Laodicea (c. 310‑390) fue obispo de Laodicea en Siria y, aunque inicialmente defendió la ortodoxia nicena contra el arrianismo, acabó adoptando una posición cristológica que comprometía la humanidad de Cristo1. Según Socrates Scholasticus, Apollinaris y su padre, también eruditos, se relacionaron con el sofista Epifanio y, tras ser excomulgados por el obispo Jorge, formularon una nueva herejía que tomó su nombre2.
El clima teológico del siglo IV
El siglo IV estuvo marcado por intensos debates sobre la naturaleza de Cristo, en los que se enfrentaron el arrianismo, el nestorianismo y otras corrientes. En este contexto, Apollinaris intentó proteger la divinidad del Logos evitando que la alma racional humana, considerada susceptible al pecado, contaminara la impecabilidad de Cristo3.
Doctrina apolinarista
La teoría de la composición tricotómica
Apollinaris propuso una composición tricotómica del ser de Cristo: cuerpo, alma sensible (psyche hylē) y espíritu (pneuma). Sin embargo, sostuvo que el Logos ocupaba el lugar del espíritu racional humano, sustituyéndolo por la divinidad1. De este modo, Cristo tendría solo una alma sensible, incapaz de razonamiento intelectual, y el Logos sería la fuente de su voluntad y conocimiento.
«El Logos reemplaza el espíritu o ‘alma racional’ en contraste con el ‘alma sensible’ que también poseen los animales.»1
Consecuencias teológicas
Esta posición implica que:
Negación de la plena humanidad: sin alma racional, Cristo no posee la totalidad de la naturaleza humana, vulnerando la máxima cristológica «Quicumque non assumptum non est sanatum» (lo que no se asume, no se sana)1.
Riesgo de monofisismo: al reducir la naturaleza humana a una mera forma corporal, la doctrina se acerca al monofisismo, que afirma una única naturaleza divina en Cristo1.
Compromiso de la redención: si Cristo no asume la parte racional del hombre, la redención de esa parte queda incompleta, según la crítica patrística3.
Reacción de la Iglesia y condenas
Primeras objeciones patrísticas
Los Padres de la Iglesia, entre ellos Atanasio, Gregorio de Nisa y Teodoret, denunciaron la teoría apolinarista como una blaspemia contra la encarnación. Argumentaron que la Escritura muestra a Cristo experimentando emociones que requieren un alma racional (p. ej., alegría y tristeza)3. Además, la sustitución del alma humana por el Logos se consideró una forma de maniqueísmo al negar la capacidad del ser humano para el pecado y la salvación.
Concilios y decretos
Concilio de Constantinopla (381) incluyó el apolinarismo en su primera canon como herejía oficial3.
Anátema del Papa Dámaso en el Concilio de Roma (381) condenó expresamente la enseñanza de que «el Verbo de Dios está en la carne humana en lugar del alma racional»3.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 471) reafirma que la Iglesia confesó que el Hijo eterno también asumió un alma racional humana contra la herejía de Apollinaris4.
Argumentos teológicos de la condena
Tomás de Aquino, en sus Disputed Questions, señaló que la doctrina apolinarista lleva a la absurda conclusión de que Cristo no era verdaderamente hombre, pues la naturaleza humana se define por la unión de cuerpo y alma racional5. En su Compendio de Teología, Aquinas refuta que la sustitución del alma racional por el Logos es incompatible con la finalidad de la encarnación, que es la reparación completa del ser humano, incluida la esfera intelectual6.
Consecuencias y legado teológico
Influencia en el desarrollo de la doctrina de la unión hipostática
Aunque el apolinarismo fue rechazado, su intento de explicar la unidad de las dos naturalezas en Cristo impulsó la reflexión patrística que culminó en la formulación del dogma de la unión hipostática en los Concilios de Calcedonia (451). La necesidad de preservar tanto la divinidad como la humanidad completa de Cristo llevó a la Iglesia a definir que «en una sola persona, Jesucristo, coexisten dos naturalezas sin confusión ni separación»5.
Extinción de la secta
Tras la condena, la comunidad apolinarista decayó rápidamente; pocos seguidores persistieron hasta el siglo V, y la mayoría se reintegró a la Iglesia o se desvió hacia el monofisismo3.
Bibliografía
Farrugia, Edward G. Encyclopedic Dictionary of the Christian East, «Apollinarism». 2015.1
Catholic Encyclopedia, «Apollinarianism». (The Encyclopedia Press).3
Catecismo de la Iglesia Católica, nº 471.4
Lérins, Vincent de. Commonitorium for the Antiquity and Universality of the Catholic Faith, 34. 434.7
Denzinger, Heinrich J. D. Enchiridion Symbolorum, 1343. 1854.8
Tomás de Aquino. Disputed Questions Concerning the Union of the Word Incarnate, Artículo 1. 1272.5
Socrates Scholasticus. Church History, Libro II, Cap. 46. 439.2
Tomás de Aquino. Compendium Theologiae, Cap. 205. 1273.6
Citas
Apolinarismo, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Apolinarismo (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Libro II - Capítulo 46. De los Apolinaristas y su herejía, Sócrates Escolástico. Historia Eclesiástica - Sócrates Escolástico, §Libro II - Capítulo 46 (439). ↩ ↩2
Apolinarismo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Apolinarismo. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Sección dos I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 471. ↩ ↩2
¿Fue esta unión en la persona o en la naturaleza? Parece que fue en la naturaleza, Tomás de Aquino. Cuestiones disputadas sobre la unión del Verbo Encarnado, §Artículo 1 (1272). ↩ ↩2 ↩3
La encarnación - El error de Apolinar sobre la encarnación y su refutación, Tomás de Aquino. Compendio de Teología (Compendium Theologiae), §Parte I - Capítulo 205 (1273). ↩ ↩2
Capítulo 12. - Una exposición más completa de los errores de Fotino, Apolinar y Nestorio, Vicente de Lérins. Commonitorio para la Antigüedad y Universalidad de la Fe Católica, § 34 (434). ↩
Un decreto en favor de los Jacobitas - De la bula «Cantate Domino,» 4 de febrero, estilo florentino, 1441, moderno, 1442, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 1343 (1854). ↩