Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza es uno de los objetos más sagrados y enigmáticos descritos en el Antiguo Testamento, representando la presencia de Dios entre su pueblo, Israel. Era el mueble central del Tabernáculo y, posteriormente, del Templo de Jerusalén, conteniendo las Tablas de la Ley, un recipiente con maná y la vara de Aarón que había reverdecido. Su significado trasciende la mera reliquia, simbolizando el pacto entre Dios y la humanidad y prefigurando la Nueva Alianza establecida en Jesucristo. A lo largo de la historia bíblica, el Arca jugó un papel crucial en la identidad religiosa y política de Israel, acompañando al pueblo en su peregrinación por el desierto, en la conquista de la Tierra Prometida y en diversos eventos militares y religiosos, hasta su eventual desaparición.
Tabla de contenido
Descripción Bíblica y Construcción
El Arca de la Alianza fue construida según instrucciones divinas dadas a Moisés en el Monte Sinaí1. Se describe como un cofre de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, un codo y medio de ancho y un codo y medio de alto1. Estaba recubierta de oro puro por dentro y por fuera, con una moldura de oro alrededor1. En sus cuatro esquinas, a la altura de sus patas, tenía cuatro anillos de oro para insertar varas de madera de acacia recubiertas de oro, las cuales permitían transportarla1. Estas varas debían permanecer siempre en los anillos1.
Sobre el Arca se colocaba el propiciatorio (o cubierta del arca), hecho de oro puro, con las mismas dimensiones del Arca1. En los dos extremos del propiciatorio se forjaron a martillo dos querubines de oro1. Los querubines tenían sus alas extendidas hacia arriba, cubriendo el propiciatorio, y sus rostros estaban vueltos el uno hacia el otro, mirando hacia el propiciatorio1. Desde este lugar, entre los dos querubines, Dios prometió encontrarse con Moisés y dar sus mandamientos a los israelitas1.
La construcción del Arca, junto con los demás elementos del Tabernáculo, fue llevada a cabo por Bezalel, hijo de Urí, de la tribu de Judá, y Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, quienes fueron dotados por Dios con habilidad y conocimiento para toda clase de artesanía2,1.
Contenido del Arca
Según el relato bíblico, el Arca de la Alianza contenía elementos de gran significado para el pueblo de Israel:
Las Tablas de la Ley: Eran las dos tablas de piedra en las que Dios había grabado los Diez Mandamientos, que representaban el corazón del pacto mosaico entre Dios e Israel1.
Un recipiente de oro con maná: Este recipiente contenía una muestra del maná que alimentó a los israelitas durante su peregrinación por el desierto, sirviendo como recordatorio de la providencia divina1.
La vara de Aarón que había reverdecido: Esta vara, que milagrosamente floreció y dio almendras, fue una señal de la elección divina de Aarón y sus descendientes para el sacerdocio1.
Función y Simbolismo Teológico
El Arca de la Alianza era el símbolo central de la presencia de Dios entre su pueblo1. Representaba el trono de Dios en la tierra, y desde el propiciatorio, entre los querubines, Dios se comunicaba y daba sus mandamientos1.
Su simbolismo teológico es profundo:
Presencia Divina: El Arca era el punto focal donde Dios manifestaba su presencia. Por ello, se le consideraba el lugar de encuentro entre Dios e Israel1.
Pacto y Alianza: Al contener las Tablas de la Ley, el Arca era el signo tangible de la Alianza que Dios había establecido con su pueblo en el Sinaí. Subrayaba la fidelidad de Dios a sus promesas y la responsabilidad de Israel de obedecer sus mandatos.
Poder de Dios: El Arca era vista como un instrumento del poder divino, acompañando a los israelitas en batallas y realizaciones milagrosas, como el cruce del río Jordán y la caída de Jericó.
Historia Bíblica del Arca
En el Desierto y la Conquista
Durante la peregrinación de Israel por el desierto, el Arca encabezaba la marcha del pueblo, guiándolos y abriéndoles camino1. Estaba cubierta y era llevada por los sacerdotes de la familia de Coat1. Al llegar al río Jordán, las aguas se dividieron cuando los sacerdotes que portaban el Arca pisaron el río, permitiendo al pueblo cruzar en seco1. De manera similar, en la conquista de Jericó, el Arca fue llevada alrededor de la ciudad durante siete días, y al séptimo día, al sonido de las trompetas, los muros de la ciudad cayeron1.
En el Tabernáculo y el Templo
Después de la conquista, el Arca fue colocada inicialmente en el Tabernáculo en Siló1. Durante el período de los jueces, fue capturada por los filisteos, quienes experimentaron plagas y desgracias mientras la tenían en su poder, lo que los llevó a devolverla a Israel1. El Arca permaneció en Quiriat-Yearim durante veinte años hasta que el rey David la trasladó a Jerusalén, con gran celebración y gozo1. David preparó una tienda especial para el Arca en la Ciudad de David antes de que su hijo, Salomón, construyera el Primer Templo de Jerusalén1.
El Arca fue el mueble más sagrado del Templo, ubicado en el Sancta Sanctorum o Santo de los Santos, el lugar más interior y exclusivo del Templo, al que solo el Sumo Sacerdote podía acceder una vez al año, en el Yom Kipur (Día de la Expiación)3.
Desaparición del Arca
El destino final del Arca de la Alianza no se detalla claramente en las Escrituras1. Se cree que desapareció antes o durante la destrucción del Primer Templo de Jerusalén por los babilonios en el año 586 a.C.1. Algunos textos apócrifos y tradiciones judías y cristianas ofrecen diversas teorías sobre su paradero, pero ninguna ha sido confirmada arqueológicamente:
Ocultada por Jeremías: El Segundo Libro de los Macabeos menciona que el profeta Jeremías la ocultó en una cueva en el Monte Nebo antes de la destrucción del Templo1.
Llevada a Etiopía: Una tradición etíope sostiene que el Arca fue llevada a Etiopía por Menelik I, hijo de la Reina de Saba y el Rey Salomón, y se encuentra en una iglesia en Axum.
La desaparición del Arca fue un evento significativo, ya que, a pesar de su ausencia, la presencia de Dios continuó manifestándose en el pueblo de Israel y, más tarde, en el Templo reconstruido.
Significado en la Tradición Católica
En la teología católica, el Arca de la Alianza es vista como una prefiguración o tipo de realidades mayores en la Nueva Alianza1.
La Santísima Virgen María como «Nueva Arca de la Alianza»
La tradición patrística y la teología católica han visto a la Santísima Virgen María como la Nueva Arca de la Alianza1. Esta analogía se basa en varios puntos:
Conteniendo la Presencia Divina: Si el Arca antigua contuvo las Tablas de la Ley (la Palabra de Dios escrita), el maná (el pan del cielo temporal) y la vara de Aarón (signo del sacerdocio antiguo), María llevó en su seno a Jesucristo, quien es la Palabra de Dios encarnada, el Pan de Vida (la Eucaristía) y el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza1.
La Sombra del Espíritu Santo: Así como la gloria de Dios «cubrió» el Tabernáculo donde residía el Arca1, el Evangelio de Lucas describe que el Espíritu Santo «cubriría con su sombra» a María en la Anunciación1. La palabra griega utilizada, episkiazo, es la misma que la de la Septuaginta para describir la presencia de la gloria de Dios sobre el Arca1.
La Visita de David y la Visitación de María: Cuando David llevó el Arca a Jerusalén, exclamó: «¿Cómo va a venir a mí el Arca del Señor?»1. Este pasaje se compara con la pregunta de Isabel a María durante la Visitación: «¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme?»1. Ambas ocasiones fueron de gran alegría y danza1.
Esta interpretación resalta la función central de María en la historia de la salvación como portadora de Cristo, quien es la plenitud de la Alianza.
El Arca y la Eucaristía
El contenido del Arca, especialmente el maná, también ha sido interpretado como una prefiguración de la Eucaristía1. Si el maná fue el «pan del cielo» que alimentó a Israel físicamente, la Eucaristía es el verdadero «Pan de Vida» que alimenta espiritualmente a los fieles de la Nueva Alianza, el mismo cuerpo y sangre de Cristo1.
Conclusión
El Arca de la Alianza, un objeto de inmenso significado en el Antiguo Testamento, trasciende su realidad material para ser un poderoso símbolo de la presencia, el pacto y el poder de Dios1. Aunque su paradero sigue siendo un misterio histórico, su relevancia teológica perdura en la tradición católica, que la ve como una prefiguración de la Santísima Virgen María y de la Eucaristía, los pilares centrales de la Nueva Alianza en Jesucristo1. Así, el Arca nos invita a reconocer la continuidad del plan salvífico de Dios desde los tiempos antiguos hasta la plenitud revelada en Cristo.
Citas
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 25. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35 ↩36 ↩37 ↩38 ↩39 ↩40
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 37. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 26. ↩