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Arcanum Divinae Sapientiae

La expresión Arcanum Divinae Sapientiae, que se traduce como «El Misterio de la Sabiduría Divina», se refiere a la comprensión católica de la sabiduría de Dios, especialmente en lo que respecta a sus planes y conocimientos profundos que superan la capacidad de la razón humana por sí sola. Este concepto abarca la distinción entre las verdades divinas accesibles por la razón natural y aquellas que solo pueden conocerse a través de la revelación divina y la fe. La Iglesia Católica ha enfatizado la importancia de la sabiduría divina como fuente de toda verdad y como el fundamento de la teología, destacando que el conocimiento de estos misterios requiere tanto la gracia del Espíritu Santo como un estudio diligente.

Tabla de contenido

La Naturaleza de la Sabiduría Divina

La sabiduría divina se presenta como el conocimiento más profundo y abarcador de Dios, que incluye tanto los principios universales accesibles a la razón natural como los dogmas más recónditos que solo Él ha manifestado1. Esta sabiduría no es simplemente una cualidad de Dios, sino la esencia misma de su ser, a través de la cual creó los siglos y en la cual se consuma toda la revelación1,2. El apóstol Pablo, al hablar de la gracia y la verdad que vinieron por Jesucristo, afirma que se habla de la sabiduría de Dios en misterio, oculta y desconocida para los príncipes de este mundo, pero revelada por Dios a través de su Espíritu1. El Espíritu Santo escudriña todo, incluso las profundidades de Dios, lo que demuestra que solo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios1.

Los Padres de la Iglesia, al transmitir la doctrina eclesiástica, distinguieron consistentemente entre la noción de las cosas divinas que es común a la inteligencia natural y el conocimiento de esas cosas que se recibe por la fe a través del Espíritu Santo1. Insistieron en que por la fe se revelan en Cristo misterios que trascienden no solo la filosofía humana, sino incluso la inteligencia natural angélica1. Aunque estos misterios son conocidos por revelación divina y aceptados por la fe, permanecen cubiertos por el velo sagrado de la fe y envueltos en una densa oscuridad mientras peregrinamos en esta vida mortal1.

Sabiduría Adquirida y Sabiduría Infusa

Santo Tomás de Aquino, cuya doctrina es fundamental en la Iglesia Católica, distingue entre dos tipos de sabiduría3:

Pío XI, en su encíclica Studiorum Ducem, subraya que aquellos que viven una vida pura e íntegra, con las pasiones dominadas por la virtud, pueden elevar su mente a las cosas celestiales y contemplar más profundamente los arcanos divinos3. La vida precede a la doctrina, ya que la vida conduce al conocimiento de la verdad3. Quienes se dedican al estudio de lo sobrenatural se sentirán estimulados a vivir más perfectamente, pues el conocimiento de tales realidades no es estéril, sino sumamente activo, atrayendo y convirtiendo a la persona entera3.

La Teología como Ciencia de la Fe

La teología es la ciencia de la fe y se ocupa de este orden sobrenatural de las cosas divinas3. La perfección de la teología en una persona depende de su dominio de los documentos de la fe y de su habilidad para filosofar3. Santo Tomás de Aquino elevó la teología a su más alto nivel, poseyendo un conocimiento completo de las cosas divinas y una maravillosa capacidad de inteligencia para la filosofía3. Por ello, Santo Tomás ostenta la primacía en las escuelas católicas no tanto por su formación filosófica, sino por sus estudios de esta disciplina3. La doctrina de la Iglesia subraya que la teología corrige, complementa, perfecciona y trasciende la teología natural4.

La sabiduría divina es fundamental para la fe cristiana, sirviendo como origen, fundamento y fuente de todas las gracias5. En la contemplación de este dogma de la Santísima Trinidad, que la Iglesia honra en sus ritos y oficios, la mente se nutre dulcemente, y así, mientras vivimos en la tierra, debemos seguir la semejanza de Dios, a cuya imagen fuimos creados5.

El Cuidado en la Búsqueda de la Sabiduría Divina

La búsqueda de la sabiduría divina debe realizarse con sobriedad y según la capacidad de cada uno6. Aquellos que pretenden comprender o medir la divinidad con su propia razón o juicio son invisibles para Dios6. El sabio aconseja no buscar lo que está por encima de uno, porque el que escudriña la majestad será oprimido por la gloria6. Esto no se debe a la envidia de Dios, sino porque Él es vengador de la temeridad y la soberbia6.

Para evitar caer en errores y el peligro del racionalismo, la Iglesia insta a poner los principios y fundamentos de la doctrina en Santo Tomás de Aquino7. Desviarse imprudentemente de la sabiduría del Doctor Angélico es contrario a la voluntad de la Iglesia y está lleno de peligro7. Si bien el pensamiento humano avanza y el conocimiento se enriquece, se deben incorporar con gusto las cosas rectas, útiles y no contrarias a la verdad divinamente revelada7. Sin embargo, aquellos que desean filosofar verdaderamente, especialmente los religiosos, deben cimentar su doctrina en Tomás de Aquino7.

Conclusión

La expresión Arcanum Divinae Sapientiae encapsula la profunda verdad de que la sabiduría de Dios es un misterio inabarcable por la sola razón humana, revelado plenamente en Cristo por el Espíritu Santo y comprendido a través de la fe. Esta sabiduría se manifiesta tanto en la creación como en los dogmas de la Iglesia, siendo la teología su ciencia por excelencia. La doctrina católica, con especial énfasis en las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino, invita a una búsqueda humilde y virtuosa de esta sabiduría, reconociendo que la gracia divina es indispensable para penetrar en sus profundidades. El estudio de la sabiduría divina no es un mero ejercicio intelectual, sino un camino hacia la santidad y la perfección, que transforma al hombre y lo acerca a la imagen de Dios.

Citas

  1. Papa Pío IX. Gravissimas inter (11 de diciembre de 1862) (1862). 2 3 4 5 6 7

  2. Papa Pablo VI. VII Centenario del Tránsito de San Buenaventura a la Gloria Eterna (2 de agosto de 1974) - Discurso (1974).

  3. Papa Pío XI. Studiorum Ducem (1923). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

  4. Reinhard Hutter. Educación Universitaria, la Unidad del Conocimiento —y Teología (Natural): La Visión Provocadora de John Henry Newman, § 19.

  5. Papa Juan XXIII. Audiencia General del 12 de junio de 1960, Canonización de San Juan de Ribera (1905). 2

  6. Liber primus metaphysicae - Caput ii prooemii, Francisco Suárez. Disputationes metaphysicae, §Libro I, Capítulo 2.19 (1597). 2 3 4

  7. Papa León XIII. Nostra erga (25 de noviembre de 1898) (1898). 2 3 4