Asamblea sinodal
Una asamblea sinodal es una reunión formal de la Iglesia Católica convocada por la autoridad competente, que involucra al Pueblo de Dios en sus diversos niveles —local, regional y universal— para discernir el camino a seguir, abordar cuestiones específicas y tomar decisiones orientadas a cumplir su misión evangelizadora. Estas asambleas son una expresión institucional de la sinodalidad, que es una dimensión esencial de la Iglesia, manifestando su naturaleza como el Pueblo de Dios que camina junto, escucha la Palabra y celebra la Eucaristía, viviendo en comunión y corresponsabilidad.
Tabla de contenido
El Concepto de Sinodalidad
La sinodalidad, de la cual la asamblea sinodal es una expresión, se refiere al estilo particular que caracteriza la vida y misión de la Iglesia, reflejando su naturaleza como el Pueblo de Dios que camina unido y se congrega en asamblea, convocado por Jesucristo en el poder del Espíritu Santo para proclamar el Evangelio1,2. Este modus vivendi et operandi se manifiesta a través de la comunidad que escucha la Palabra y celebra la Eucaristía, la hermandad en comunión, y la corresponsabilidad y participación de todo el Pueblo de Dios en su vida y misión, en todos los niveles y con distinción de ministerios y roles1,2.
En un sentido más específico, la sinodalidad designa las estructuras y procesos eclesiales en los que la naturaleza sinodal de la Iglesia se expresa a nivel institucional en diversas esferas: local, regional y universal1,2. Estos procesos y estructuras tienen como objetivo animar la misión del Pueblo de Dios en su conjunto, reunido como un único sujeto, llamado a congregar a toda la familia humana en Cristo y, por ende, en la plena comunión trinitaria3.
Finalmente, las asambleas sinodales son eventos sinodales específicos donde la Iglesia es convocada por la autoridad competente, siguiendo los procedimientos establecidos por la disciplina eclesiástica. En estas reuniones, el Pueblo de Dios participa de diversas maneras, bajo la presidencia de los obispos en comunión colegial con el Obispo de Roma, para discernir y tomar decisiones que impulsen la misión evangelizadora1,2.
Orígenes y Desarrollo Histórico
El término «sinodalidad» y «sinodal» derivan de la antigua y constante práctica eclesial de reunirse en sínodos4. A lo largo de la historia de las Iglesias Orientales y Occidentales, la palabra «sínodo» ha hecho referencia a instituciones y eventos que han adoptado diversas formas, implicando a una pluralidad de agentes y participantes. A pesar de esta variedad, lo que los une es la congregación para dialogar, discernir y decidir4.
La historia de la sinodalidad no es una novedad absoluta en la Iglesia. Ya en el Antiguo Testamento, Dios establece pactos con su pueblo para atraerlos a la comunión consigo mismo y entre ellos, convocando asambleas. El qahal (asamblea) del pueblo de Dios en el desierto es considerada la primera revelación de su «vocación sinodal»5. Jesús mismo, al fundar la nueva alianza, nunca actúa solo en su misión y siempre cumple la voluntad de su Padre, estableciendo su autoridad para enviar a sus apóstoles y comunicar una miríada de carismas a través del Espíritu para la edificación del Cuerpo de Cristo5.
A lo largo del segundo milenio, la presencia de elementos de sinodalidad ha sido constante en la Iglesia occidental. Incluso en el período del Vaticano I, la Iglesia adoptó un enfoque sinodal al consultar a todo el Pueblo de Dios respecto a la promulgación de nuevos dogmas marianos y la creación de conferencias episcopales6. Por ejemplo, el Papa León XIII convocó un Concilio Plenario Latinoamericano que reunió a los metropolitanos de las provincias eclesiásticas del continente6.
El Sínodo de los Obispos fue instituido por el Papa Pablo VI en 1965, marcando un hito en la comprensión moderna de la sinodalidad2. Este organismo ha desarrollado su propia historia en el período postconciliar, con asambleas que han abordado temas cruciales para la vida de la Iglesia7.
La Sinodalidad en el Magisterio de los Papas Recientes
El Concilio Vaticano II dio un impulso decisivo a este ritmo de renovación, un desafío que las circunstancias actuales hacen aún más apremiante8. La teología de la sinodalidad ha sido enriquecida por el magisterio de los Papas recientes.
Juan Pablo II, por ejemplo, en 1991, afirmó que el sínodo actual «acepta el desafío de los nuevos tiempos» y es «obra común de todo el Pueblo de Dios», abriéndose a nuevas tareas mientras profundiza la conciencia de la Iglesia en su constitución divino-humana y su misión en el mundo9.
El Papa Francisco ha enfatizado que la sinodalidad es un «elemento constitutivo de la Iglesia»10. Ha insistido en que la Iglesia no se divide rígidamente entre una Iglesia que enseña (ecclesia docens) y una Iglesia que aprende (ecclesia discens), sino que el rebaño también posee una capacidad instintiva para discernir los nuevos caminos que el Señor está revelando a la Iglesia10. Para Francisco, la sinodalidad se ejerce a través de un diálogo en el que todos tienen no solo algo que decir, sino también algo que aprender10. El objetivo principal de la sinodalidad no es una cuestión de relaciones de poder, sino de fomentar un mayor sentido de misión y evangelización mediante un proceso más efectivo de colaboración, utilizando «los dones y roles de todos»11. Esta visión sinodal de la Iglesia busca ser más fiel a su vocación divina11.
En su Constitución Apostólica Episcopalis Communio (2018), el Papa Francisco reiteró el significado misionero de la sinodalidad, señalando que el Sínodo de los Obispos, como toda institución eclesiástica, está llamado a «encauzarse cada vez más adecuadamente para la evangelización del mundo de hoy, en lugar de para su propia autoconservación»10.
Dimensiones de una Asamblea Sinodal
La Comisión Teológica Internacional (CTI) ha ofrecido una descripción precisa de la sinodalidad como una dimensión esencial de la Iglesia, articulada en tres niveles interconectados1,2:
Estilo de Vida y Misión de la Iglesia
La sinodalidad denota el estilo particular que califica la vida y misión de la Iglesia, expresando su naturaleza como el Pueblo de Dios que camina junto y se reúne en asamblea, convocado por el Señor Jesús en el poder del Espíritu Santo para proclamar el Evangelio1,2. Este modus vivendi et operandi debe expresarse en el modo ordinario de vivir y trabajar de la Iglesia, a través de la escucha de la Palabra, la celebración de la Eucaristía, la comunión fraterna y la corresponsabilidad y participación de todo el Pueblo de Dios1,2.
Estructuras y Procesos Eclesiales
En un sentido más específico, la sinodalidad se refiere a las estructuras y procesos eclesiales en los que la naturaleza sinodal de la Iglesia se expresa a nivel institucional, análogamente en diversos niveles: local, regional y universal1,2. Estas estructuras y procesos están oficialmente al servicio de la Iglesia, que debe descubrir el camino a seguir escuchando al Espíritu Santo1,2. Se promueve la «co-esencialidad entre los dones jerárquicos y los dones carismáticos», destacando la polaridad de los estados laical y clerical3.
Eventos Sinodales Específicos
Finalmente, la sinodalidad designa el programa de eventos sinodales en los que la Iglesia es convocada por la autoridad competente de acuerdo con los procedimientos específicos establecidos por la disciplina eclesiástica. Estos eventos involucran a todo el Pueblo de Dios de diversas maneras en los niveles local, regional y universal, y son presididos por los obispos en comunión colegial con el Obispo de Roma, con el fin de discernir el camino a seguir, abordar cuestiones particulares y tomar decisiones para cumplir su misión evangelizadora1,2.
Implementación de la Sinodalidad
La implementación de la sinodalidad busca vivificar la misión de todo el Pueblo de Dios3. Se enfatiza que la totalidad del Pueblo de Dios debe ser consultada en los «procesos de discernimiento en el marco de las estructuras sinodales»3. El carisma de la teología también debe ser reconocido, y los teólogos deben llevar a cabo su trabajo de manera sinodal, en diálogo con las sociedades y culturas, siempre iluminados por el Evangelio3.
La sinodalidad debe realizarse en todos los niveles de la Iglesia, desde la Iglesia local y las asambleas diocesanas hasta los sínodos de obispos y el ejercicio sinodal del primado petrino al servicio de la Iglesia3. El Sínodo de los Obispos se ha convertido en un instrumento clave en este proceso, como lo demuestran las asambleas sinodales recientes7.
La energía detrás del impulso sinodal está especialmente articulada en relación con la misión y la necesidad de una conversión a una comprensión más sinodal para motivar un sentido de corresponsabilidad entre todos los fieles en la tarea compartida de evangelización de la Iglesia3. Esto implica una «espiritualidad de comunión y formación para la vida sinodal», de modo que la Iglesia se muestre más plenamente como «la casa y la escuela de la comunión»3.
La Asamblea Sinodal como Camino de Renovación
La sinodalidad es un camino de renovación espiritual y reforma estructural que permite a la Iglesia ser más participativa y misionera, capaz de caminar con cada hombre y mujer, irradiando la luz de Cristo4. Las asambleas sinodales son, por lo tanto, un instrumento crucial para que la Iglesia discierna la voz del Espíritu Santo, que habla a través de todos y en todas las cosas, y para que permanezca en un estado permanente de misión12.
Estas asambleas no buscan nivelar la autoridad de enseñanza propia de los obispos, quienes deben actuar cum Petro, sub Petro (con Pedro, bajo Pedro), sino que implican una conversión pastoral mediante la cual aprenden a practicar más eficazmente el arte dialógico de la escucha10. De este modo, la sinodalidad se convierte en una expresión viva de la catolicidad de la Iglesia como comunión, mostrando cómo la plenitud de la fe es compartida por todos los miembros del Pueblo de Dios y ayudando a transmitirla a todas las personas y pueblos13.
Conclusión
Las asambleas sinodales son una manifestación concreta de la sinodalidad, una dimensión esencial y constitutiva de la Iglesia. Son eventos de profunda importancia para la vida eclesial, que buscan fomentar la escucha mutua, el diálogo y el discernimiento comunitario en todos los niveles del Pueblo de Dios. Al hacerlo, la Iglesia se esfuerza por ser más fiel a su vocación misionera, renovándose constantemente y adaptándose a los desafíos de los tiempos modernos, siempre bajo la guía del Espíritu Santo.
Citas
Capítulo 2 - Hacia una teología de la sinodalidad - 2.6 participación y autoridad en la vida sinodal de la Iglesia, Comisión Teológica Internacional. La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, § 70 (2018). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10
B2 - La implementación de la sinodalidad, Nicholas J. Healy Jr. Comunión, Autoridad Sacramental y los Límites de la Sinodalidad, Communio: Revista Católica Internacional, vol. 48, nº 4 (Invierno 2021) (2021). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Keith Lemna. El Sínodo sobre la Sinodalidad a la Luz de la Teología de la Misión del Papa Francisco, § 23. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Parte I - El corazón de la sinodalidad - Significado y dimensiones de la sinodalidad, Sínodo de los Obispos. Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos - Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación, Misión, § 28 (2024). ↩ ↩2 ↩3
Keith Lemna. El Sínodo sobre la Sinodalidad a la Luz de la Teología de la Misión del Papa Francisco, § 19. ↩ ↩2
Keith Lemna. El Sínodo sobre la Sinodalidad a la Luz de la Teología de la Misión del Papa Francisco, § 21. ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Concelebración Eucarística para la conclusión de la IX Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos (29 de octubre de 1994) - Homilía, § 1 (1994). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Mensaje a los miembros del Consejo Episcopal Latinoamericano reunidos con motivo de la 26ª Asamblea General (14 de septiembre de 1997) (1997). ↩
Papa Juan Pablo II. Acto de devoción al Sagrado Corazón de Jesús en la Catedral de Płock (7 de junio de 1991) - Discurso (1991). ↩
Keith Lemna. El Sínodo sobre la Sinodalidad a la Luz de la Teología de la Misión del Papa Francisco, § 17. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Keith Lemna. El Sínodo sobre la Sinodalidad a la Luz de la Teología de la Misión del Papa Francisco, § 18. ↩ ↩2
Papa Francisco. Segunda Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (Sala de Audiencias, 2-27 de octubre de 2024) - 1ª Congregación General (2 de octubre de 2024) (2024). ↩
Capítulo 2 - Hacia una teología de la sinodalidad - 2.4 sinodalidad en la dinámica de la comunión católica, Comisión Teológica Internacional. La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, § 58 (2018). ↩