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Augusta (título mariano)

El título de Augusta es una designación latina que, en el contexto mariano católico, ha sido aplicada a la Santísima Virgen María, evocando su realeza, dignidad y eminencia. Este título se relaciona etimológicamente con la palabra «augusto», que en la antigua Roma se concedía a emperadores como Octavio, el primero de ellos, en cuyo reinado nació Jesucristo1. La significación de Augusta para María, por tanto, subraya su posición singular como Madre de Dios y Reina de los cielos y la tierra, reflejando su santidad, mediación e intercesión en la fe católica.

Tabla de contenido

Orígenes y Significado de «Augusta»

El término Augusta tiene profundas raíces en el Imperio Romano. Fue un título honorífico otorgado a Octavio, el primer emperador romano, en el año 27 a.C., como muestra de gratitud por la restauración de ciertos privilegios al Senado. Posteriormente, todos sus sucesores adoptaron este nombre1. La palabra Augustus (masculino) o Augusta (femenino) denotaba majestuosidad, reverencia y una autoridad casi divina, asociándose con la sacralidad y la grandeza imperial.

En el contexto católico, la aplicación de Augusta a la Virgen María eleva su estatus, no en un sentido político o imperial terrenal, sino en una dimensión teológica y espiritual. Subraya su dignidad como Madre de Dios (Theotokos), una verdad solemnemente ratificada en el Concilio de Éfeso en el año 4312. Este título resalta la majestad de María y su papel como Reina de la creación, en virtud de ser la Madre de Cristo Rey. La piedad católica la honra con numerosos títulos que reflejan su realeza, como «Reina de cielos y tierra»3.

María como «Augusta»: Realeza y Dignidad

La realeza de María se deriva directamente de su maternidad divina. Al ser la Madre de Jesús, quien es Rey del universo, ella participa de su dignidad real. El título de Augusta enfatiza esta participación en la realeza de Cristo, presentándola como una figura de suprema autoridad y honor en el orden de la gracia. Esta concepción de María como Reina ha sido una constante en la teología y la devoción católica. Los papas, como Pío XII y Juan XXIII, han resaltado la naturaleza mariana de ciertas épocas y la confianza en María como fundamento de seguridad y esperanza4.

La Catholic Encyclopedia menciona varias ciudades romanas que llevaban el nombre Augusta, como Augusta Auscorum (Auch), Augusta Asturica (Astorga), Augusta Praetoria (Aosta) o Caesar Augusta (Zaragoza)5,6. Aunque estas referencias históricas son geográficas y no marianas, la prevalencia del nombre en lugares importantes del Imperio Romano subraya su conexión con la nobleza y la fundación. Al aplicarse a María, el título Augusta trasciende lo terrenal para significar su elevación espiritual y su reinado celestial.

La Maternidad Divina como Fundamento de su Realeza

La dignidad de María como Augusta se arraiga en su Maternidad Divina. El Concilio de Éfeso, al proclamar a María como Theotokos (Madre de Dios), afirmó la unión hipostática de las dos naturalezas en Cristo y, por consiguiente, la verdadera maternidad de María respecto a la Persona divina de su Hijo2. Este dogma es el fundamento de toda la grandeza de María y de su posición preeminente entre las criaturas. Como Madre de Dios, es la criatura más santa y la Reina del cielo y la tierra7.

Títulos Marianos Similares y su Relación con «Augusta»

El título de Augusta se enmarca dentro de una rica tradición de títulos marianos que expresan la veneración y el amor de la Iglesia por la Madre de Dios. Muchos de estos títulos resaltan su realeza, su poder intercesor y su santidad.

Reina de los Cielos y la Tierra

Este es uno de los títulos más comunes y directos que reflejan la realeza de María. Como Augusta, María es reconocida como la soberana del cielo y la tierra, no por poder propio, sino por su íntima unión con Cristo, el Rey universal. Los fieles se consagran a la Virgen María, prometiendo luchar bajo su estandarte por la perfección cristiana y la salvación8.

Nuestra Señora

La expresión «Nuestra Señora» es otro título que denota la autoridad y el dominio de María. La palabra aramea MRA significa «Señor», y aunque el nombre hebreo de María (Miriam) tiene una etimología dudosa, la interpretación de «señora» es común entre los Padres de la Iglesia y está consagrada en la expresión católica «Nuestra Señora»9. Este título refuerza la idea de María como Augusta, una figura de autoridad benevolente y protectora para los fieles.

Advocaciones Marianas que Resaltan su Dignidad

Diversas advocaciones marianas, aunque no utilicen explícitamente la palabra Augusta, evocan la misma dignidad y eminencia. Por ejemplo, en Colombia, se menciona a la Virgen del Rosario, Nuestra Señora del Topo y de las Aguas, y la Virgen de la Peña, todas ellas veneradas en Bogotá, lo que muestra una profunda devoción mariana en la ciudad10. Estas advocaciones, junto con la festividad del Nombre de María7 y la Maternidad de la Bienaventurada Virgen María2, celebran la singularidad y la grandeza de María en la Iglesia.

El Impacto de «Augusta» en la Devoción y la Teología

La concepción de María como Augusta ha influido en la devoción mariana, inspirando a los fieles a reconocer en ella a una Reina poderosa y misericordiosa. Esta visión refuerza la confianza en su intercesión y la búsqueda de su ejemplo de santidad. En la teología, el título de Augusta contribuye a una comprensión más profunda de la Mariología, que en el siglo XX experimentó un florecimiento significativo, con la publicación de vastos tratados y monografías dedicadas a diversos aspectos de la doctrina mariana11.

La dignidad de María es un modelo para la vida cristiana. La Iglesia la ha situado dentro de la doctrina de la Iglesia, destacando su papel como ejemplo de fe y virtud12. Beatos y santos de la Iglesia, como el Padre Mariano de la Mata Aparicio, veneraron a la Virgen María, invocando a Nuestra Señora de la Consolación constantemente a lo largo de su vida13. También se puede observar la piedad hacia la Eucaristía y la Santísima Virgen María en la vida de la Beata María Romero Meneses14.

En resumen, el título de Augusta para la Virgen María es una expresión de su realeza y dignidad, profundamente arraigada en la tradición católica y en su maternidad divina. Si bien no es un título de uso común en la liturgia actual, encapsula la majestuosidad y la reverencia que la Iglesia le otorga a la Madre de Dios, enfatizando su papel como Reina de los cielos y la tierra y su poderosa intercesión.

Citas

  1. Augusto, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Augusto. 2

  2. Fiesta de la Maternidad de la Santísima Virgen María, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Fiesta de la Maternidad de la Santísima Virgen María. 2 3

  3. Papa Pío XII. Mensaje radiofónico a los participantes en el Congreso Mariano Nacional de Filipinas (5 de diciembre de 1954) - Discurso (1954).

  4. Papa Juan XXIII. Mensaje radiofónico con motivo del II Congreso Mundial de la Federación de Congregaciones Marianas (20 de agosto de 1959) (1959).

  5. Augusta, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Augusta.

  6. Zaragoza, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Zaragoza.

  7. Fiesta del Santísimo Nombre de María, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Fiesta del Santísimo Nombre de María. 2

  8. Papa Pío XII. Bis Saeculari Die (27 de septiembre de 1948), § VIII (1948).

  9. El nombre de María, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §El Nombre de María.

  10. Papa Pío XII. Mensaje radiofónico a los participantes en el III Congreso Mariano Nacional de Colombia (8 de diciembre de 1954) - Discurso (1954).

  11. Matthias Joseph Scheeben y la controversia sobre el debitum peccati, Trent Pomplun. Matthias Joseph Scheeben and the Controversy over the Debitum Peccati, § 1.

  12. María como el ejemplo de la pobreza del cuerpo, Angela Franks. Mary as the Exemplar of the Body’s Poverty, § 1.

  13. Dicasterio para las Causas de los Santos. Mariano de la Mata Aparicio: Homilía de beatificación (5 de noviembre de 2006), § 5 (2006).

  14. Dicasterio para las Causas de los Santos. María Romero Meneses: Biografía (14 de abril de 2002) (2002).