Benignidad
La benignidad, entendida en la tradición católica como la gentileza, la mildness y la benevolencia del corazón cristiano, constituye una virtud moral que complementa y profundiza la caridad. Se manifiesta en la disposición constante a hacer el bien al prójimo, aun cuando éste sea adverso o difícil de amar, y se sitúa como una expresión concreta del amor de Dios revelado en la misericordia. Este artículo explora su definición teológica, sus raíces bíblicas, su desarrollo histórico, su relación con la caridad y la misericordia, y su aplicación práctica en la vida cristiana.
Tabla de contenido
Definición y naturaleza de la benignidad
Concepto teológico
La benignidad se describe como la gentileza y la mildness que acompañan a la caridad. El Catecismo del Concilio de Trento señala que «la virtud de la beneficencia y la bondad tiene un gran alcance… su principal oficina es aliviar las necesidades de los pobres, alimentar a los hambrientos, dar de beber a los sedientos, vestir a los desnudos» y que «practicamos la buena oficina de la mildness (benignidad)»1.
Benevolencia y amabilidad
En la teología moral, la kindness se traduce como benevolencia: «Kindness – benevolence – significa la firme y perseverante intención de siempre querer el bien de los demás, incluso de los que nos son hostiles»2. Así, la benignidad implica una disposición interior que busca el bien ajeno sin esperar recompensa.
Fundamento bíblico
Enseñanza de Jesús
Jesús llama a sus seguidores a ser «misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso» (Lc 6,36). La benignidad se refleja en la parábola del Buen Samaritano, donde el amor al prójimo se expresa en actos concretos de ayuda (cf. Mt 25,34‑46).
San Pablo y la caridad
San Pablo describe la caridad como «paciente, benigna, no envidiosa, no jactanciosa, no orgullosa» (1 Cor 13,4‑7)3, vinculando la benignidad directamente con la virtud teológica del amor.
Desarrollo histórico
Concilio de Trento
El Concilio de Trento (1563‑1565) incluyó la benignidad dentro de los deberes morales vinculados al quinto mandamiento, subrayando que «el deber de la ley de la caridad… es practicar los buenos oficios de la mildness, clemencia y otras virtudes afines»1.
Enseñanzas patrísticas y escolásticas
Tomás de Aquino, citado por Romero, afirma que «la misericordia es la mayor de las virtudes que se relacionan con nuestro vecino, pero la caridad, que es la forma de todas las virtudes, supera a la misericordia en su unión con Dios»4. La benignidad, como expresión de la misericordia en la acción, se sitúa dentro de este marco.
Relación con la caridad y la misericordia
Caridad como virtud madre
El Catecismo de la Iglesia Católica define la caridad como «la virtud teológica por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos»5. La benignidad es una manifestación práctica de esa caridad, pues «la caridad es paciente y amable» (cf. P. Francisco)6.
Misericordia como acción exterior
Según la reflexión de Guy Mansini, «la misericordia es la suma total de la religión cristiana en cuanto a obras externas, mientras que la caridad interior supera a la misericordia»4. La benignidad, al ser una obra de misericordia, traduce la compasión divina en actos concretos de ayuda.
Aplicación práctica en la vida cristiana
Obras de misericordia corporales y espirituales
La benignidad se materializa en las obras de misericordia enumeradas por Jesús: alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, etc. (cf. Mt 25,35‑40). Cada una de estas acciones requiere una disposición benévola y gentil.
Ejemplos de santos y fundaciones
Madre Teresa de Calcuta vivió la benignidad al servir a los más pobres con «una comprensión amorosa y digna»7.
San Juan Pablo II destacó que «hay una presencia especial de Cristo en los pobres, lo que obliga a la Iglesia a una opción preferencial por ellos»7, invitando a la práctica de la benignidad como signo de fe.
Consejos pastorales
El Papa Francisco, en su audiencia de 2024, exhorta a que «la caridad, como don de Dios, crece donde se encuentran la humildad y la ternura maternal» y que «la paciencia y la amabilidad (benignidad) son esenciales para amar sin límites»2.
Benignidad en la espiritualidad contemporánea
En la vida sacramental
Durante la confesión y la Eucaristía, la benignidad se expresa al perdonar y acoger al hermano pecador, siguiendo el mandamiento de «amar al enemigo» (Mt 5,44).
En la enseñanza pastoral
Los documentos de la Iglesia (por ejemplo, Dives in Misericordia) describen la misericordia como «el nombre del amor que supera el mal con el bien» y la benignidad como la actitud que permite esa transformación8.
Conclusión
La benignidad, lejos de ser un mero gesto de cortesía, constituye una virtud moral esencial dentro del cristianismo, arraigada en la caridad y la misericordia. Su práctica constante permite al creyente vivir el mandamiento del amor de manera plena, convirtiéndose en testimonio vivo del amor de Dios en el mundo.
Citas
Los diez mandamientos - El quinto mandamiento - Paciencia, beneficencia y mansedumbre mandadas, Papa Pío V. Catecismo del Concilio de Trento, §Los Diez Mandamientos - El Quinto Mandamiento (1566). ↩ ↩2
Papa Francisco. Consistorio Público Ordinario para la creación de 20 nuevos Cardenales (14 de febrero de 2015), §Consistorio Público Ordinario para la creación de 20 nuevos Cardenales (14 de febrero de 2015) (2015). ↩ ↩2
El Dicasterio para las Causas de los Santos. Maria della Croce MacKillop (1842-1909) - La Bondad (2010). ↩
Cercanía, similitud, Guy Mansini, OSB. La Misericordia «Dos Veces Bendita», § 15. ↩ ↩2
Sección uno la vocación del hombre la vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1822. ↩
Ciclo de catequesis. Vicios y virtudes. 19. Caridad - Resumen de las palabras del santo padre, Papa Francisco. Audiencia General del 15 de mayo de 2024 - Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 19. Caridad (2024). ↩
Exhortación apostólica dilexi te del santo padre león XIV sobre el amor por los pobres (4 de octubre de 2025), Papa León XIV. Exhortación Apostólica Dilexi te del Santo Padre León XIV sobre el Amor por los Pobres, § 1. ↩ ↩2
Miguel J. Romero. La Llamada a la Misericordia: Veritatis Splendor y la Opción Preferencial por los Pobres, § 4. ↩