Bondad
La bondad se entiende fundamentalmente como una cualidad que tiene su origen y plenitud en Dios mismo. No es meramente la ausencia de mal, sino una participación activa en la naturaleza divina, que se manifiesta en la creación, en la ley moral y en las acciones libres del ser humano. Este artículo explorará la bondad desde sus raíces metafísicas en Dios, su relación con la creación, la vida moral y la caridad cristiana, destacando cómo el hombre está llamado a reflejar la bondad divina en su existencia.
Tabla de contenido
La Bondad como Atributo Divino
La teología católica afirma que solo Dios es bueno1. Jesucristo mismo lo indicó al joven rico, señalando que Dios es el Bien absoluto que nos atrae1. La naturaleza divina es la fuente y el modelo de toda ley moral y virtud1. La bondad de la criatura, ya sea en el orden de la naturaleza, la gracia o la gloria, es siempre una participación en la bondad única, eterna y perfecta de Dios1. En este sentido, la bondad de Dios no es algo accidental, sino que es una con su ser2.
Para Santo Tomás de Aquino, el ser y el bien son objetivamente lo mismo2. El bien es el ser concebido como deseable, mientras que la verdad es el ser como objeto del intelecto2. Dios, al ser el Ser Supremo y la fuente de todo otro ser, es consecuentemente el Bien Supremo, y la bondad de las criaturas surge de la difusión de Su bondad2. La bondad de Dios es infinita y difusiva de sí misma, lo que significa que Su naturaleza se inclina a comunicarse y manifestarse3.
La Bondad en la Creación
Dios creó todas las cosas para que Su bondad pudiera ser comunicada y representada por ellas4. Dado que Su bondad no podía ser adecuadamente representada por una sola criatura, Él produjo muchas y diversas, de modo que lo que faltaba en una en la representación de la bondad divina fuera suplido por otra4. Así, la belleza de la creación reside en su variedad y orden4. Cada cosa creada es buena porque el Creador es bueno, y la bondad de lo creado encuentra su raíz en la Bondad Increada del Creador4.
La perfección de cada criatura, en su existencia, poderes y actividades, constituye su bien. La privación de cualquiera de sus perfecciones debidas es un mal para ella2. La finalidad intrínseca de la naturaleza, es decir, la ordenación de las cosas hacia sus propios fines, es fruto de la obra creadora de Dios y está intencionada por Él5. Este orden teleológico es una manifestación de la sabiduría divina y de la bondad de Dios5.
La Bondad en la Vida Moral Humana
La bondad en el actuar humano libre es una cualidad de nuestras acciones voluntarias, de las cuales somos autores y responsables6. La vida moral es una «obediencia de la fe» o una «respuesta fundamental» a la iniciativa gratuita e invitación a la comunión divina1. Al elegir y realizar actos buenos, el ser humano fortalece y desarrolla en sí mismo su semejanza con Dios1.
El Papa Pablo VI enseñó que el Señor ha puesto en el corazón de los hombres este hermoso sentimiento de bondad, y Jesucristo fue el gran Maestro de la bondad, enseñando con su palabra, ejemplo y la ayuda especial de su gracia a ser buenos siempre, con todos, especialmente con los que sufren y necesitan ayuda y amor7. Esta bondad, para ser auténtica y eficaz, debe estar unida al sacrificio de uno mismo, incluso hasta la cruz7.
Los católicos están llamados a vivir la caridad, que se manifiesta en el amor al prójimo y en la práctica de las obras de misericordia corporales y espirituales8. La verdadera caridad busca la felicidad y la salvación del otro, reconociendo que los bienes materiales tienen una función social y que emplear lo superfluo en favor de quien carece de lo necesario no es una generosidad facultativa, sino un deber9.
Entre las virtudes que expresan la bondad se encuentran la misericordia, la humildad, la mansedumbre, la paciencia y el perdón9. Estas virtudes, cultivadas en el corazón del creyente, transforman la faz del mundo y fomentan el desarrollo armonioso de las sociedades9,10.
Conclusión
La bondad, en la doctrina católica, es mucho más que un concepto filosófico; es una realidad viva que emana de Dios y se difunde por toda la creación. Los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, están llamados a participar de esta bondad divina a través de sus actos libres, manifestando la caridad y buscando la perfección. La vida de bondad es un camino hacia la santidad, donde cada elección por el bien nos acerca más al Bien absoluto que es Dios.
Citas
Christian Stephens. ¿Católico o utópico? Dos visiones irreconciliables sobre los «ideales» morales en Veritatis Splendor, § 3. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Bien, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Bien. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Andrew Davison. Charles De Koninck sobre «El escándalo de la mediación», § 16. ↩
Anthony Akinwale, O.P. Lo que África debe aprender de Gaudium et Spes, § 6. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
La ordenación de las naturalezas a sus respectivos fines está, a su vez, ordenada, de forma jerárquica, a otros fines, Stephen A. Hipp. La finalidad de la naturaleza y la administración de la creación según Santo Tomás de Aquino, § 9. ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 20 de julio de 1983, § 2 (1983). ↩
Le autentiche sorgenti della bontà, Papa Pablo VI. A la «Pontificia Opera di Assistenza» (POA) (19 de septiembre de 1968) - Discurso (1968). ↩ ↩2
Dicasterio para las Causas de los Santos. Catalina de María Rodríguez: De la Beatificación, §De la Beatificación (2017). ↩
Papa Juan XXIII. Radiomensaje a los fieles de la República de Cuba (29 de noviembre de 1959) (1959). ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan XXIII. Mensaje a la Asamblea de Pax Romana en Manila (8 de diciembre de 1959) (1959). ↩