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Breviario

Breviario
Breviario preconciliar (1962). Transferido de pl.wikipedia a Commons por Masur usando CommonsHelper, MK en Wikipedia en polaco, CC BY-SA 3.0 📄

El breviario es el libro litúrgico que contiene las oraciones, lecturas y ritos para la celebración del Oficio Divino, también conocido como Liturgia de las Horas, la oración oficial de la Iglesia Católica que santifica el día y la noche. Su origen se remonta a la práctica de la oración coral en los monasterios y catedrales, evolucionando a lo largo de los siglos hasta convertirse en la forma que conocemos hoy. A lo largo de la historia, ha experimentado diversas reformas, siendo las más significativas las del Concilio de Trento y, posteriormente, el Concilio Vaticano II, que buscó adaptar la Liturgia de las Horas a las necesidades del mundo contemporáneo. El breviario es una herramienta fundamental para sacerdotes, religiosos y laicos que desean unirse a la oración constante de la Iglesia.

Tabla de contenido

Historia del Breviario

La historia del breviario está intrínsecamente ligada al desarrollo del Oficio Divino. En los primeros siglos del cristianismo, la oración comunitaria se basaba en la lectura de las Escrituras, los salmos y las oraciones espontáneas o formuladas. Con el tiempo, se fue desarrollando una estructura más definida, especialmente en los monasterios, donde la vida se organizaba en torno a las horas de oración.

Orígenes y Desarrollo Temprano

Los orígenes del Oficio Divino se encuentran en las prácticas judías de oración, particularmente en la sinagoga, donde se recitaban salmos y se leían pasajes de la Torá. Los primeros cristianos adoptaron y adaptaron estas prácticas, incorporando elementos propios como las lecturas de los Evangelios y las epístolas. La oración en momentos específicos del día, como la mañana, el mediodía y la tarde, también tiene raíces bíblicas y patrísticas.

Los Padres del Desierto y las primeras comunidades monásticas jugaron un papel crucial en la organización del Oficio. San Benito de Nursia, en su Regla, estableció una estructura detallada para el Oficio Divino, que incluía la recitación de todos los salmos a lo largo de una semana. Esta estructura se convirtió en un modelo para muchas otras comunidades religiosas y diócesis.

Durante la Edad Media, la complejidad de los libros litúrgicos que contenían las diversas partes del Oficio (salterios, leccionarios, antiphonarios, himnarios) llevó a la necesidad de compilar todo en un solo volumen para facilitar su uso, especialmente para el clero que viajaba. Así nació el breviarium, palabra que significa «resumen» o «compendio». El breviario, en su forma compacta, se hizo indispensable para los clérigos seculares y los religiosos que no vivían en comunidades monásticas grandes con bibliotecas extensas.

Reformas Históricas

El breviario ha sido objeto de varias reformas a lo largo de los siglos, buscando siempre adaptarlo a las necesidades pastorales y teológicas de cada época.

El Concilio de Trento y el Breviario Romano

La reforma más significativa antes del siglo XX fue la del Concilio de Trento (1545-1563). En respuesta a la fragmentación y diversidad de usos litúrgicos que se habían desarrollado, el Concilio decretó la unificación de la liturgia romana. El Papa Pío V, en 1568, promulgó el Breviarium Romanum mediante la bula Quod a nobis, estableciendo una única forma obligatoria para el Oficio Divino en toda la Iglesia Latina, con la excepción de aquellos ritos que pudieran demostrar una antigüedad de al menos 200 años.

Este breviario tridentino se caracterizó por su rigor y uniformidad. Organizaba las lecturas, salmos e himnos para cada día del año litúrgico, con un enfoque particular en las festividades de los santos. Permaneció en uso con mínimas revisiones hasta el Concilio Vaticano II.

El Concilio Vaticano II y la Liturgia de las Horas

El Concilio Vaticano II (1962-1965) marcó una nueva era para el breviario. La constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia dedicó un capítulo entero a la reforma del Oficio Divino. El Concilio buscó:

Como resultado de esta reforma, el Breviarium Romanum fue reemplazado por la Liturgia de las Horas, promulgada por el Papa Pablo VI en 1970 con la constitución apostólica Laudis Canticum. Esta nueva edición se presenta en varios volúmenes (comúnmente cuatro) y reorganiza el salterio a lo largo de cuatro semanas, en lugar de una, para facilitar la recitación de los salmos. La Liturgia de las Horas es el texto oficial actual para la oración del Oficio Divino en la Iglesia Católica.

Estructura de la Liturgia de las Horas

La Liturgia de las Horas está compuesta por varias «horas» o momentos de oración a lo largo del día, cada uno con una estructura y un propósito específicos.

Las Horas Principales

Las Horas Menores

Existen tres Horas Menores, de las cuales se elige una para cada día:

Hora Complementaria

Contenido del Breviario

El breviario no es solo un conjunto de oraciones, sino una rica compilación de textos sagrados y litúrgicos que nutren la fe.

Componentes Litúrgicos

El Calendario Litúrgico

El breviario sigue el Calendario Litúrgico de la Iglesia Católica, que estructura el año en diferentes tiempos (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, Tiempo Ordinario) y celebra las festividades de los santos, las solemnidades y las fiestas del Señor, de la Virgen María y de los santos. El texto del breviario se adapta cada día a la celebración correspondiente, con himnos, salmos, antífonas, lecturas y oraciones específicas.

Importancia y Significado Espiritual

La oración del breviario es una de las expresiones más profundas de la fe católica, con un significado espiritual y teológico profundo.

Oración Oficial de la Iglesia

La Liturgia de las Horas es la oración pública y oficial de la Iglesia. Al rezarla, los fieles se unen a la oración de Cristo mismo, que continúa intercediendo por la humanidad. Es la voz de la Esposa de Cristo que se dirige a su Esposo.

Santificación del Tiempo

El breviario santifica el tiempo al consagrar los diferentes momentos del día a Dios. Desde la mañana hasta la noche, la oración estructura la jornada del creyente, transformando las ocupaciones diarias en un acto de culto continuo. Es una forma de «orar sin cesar» (1 Tesalonicenses 5,17).

Nutrición Espiritual

A través de la abundante Palabra de Dios (salmos, lecturas bíblicas) y los textos patrísticos, el breviario ofrece una rica nutrición espiritual. Es una escuela de oración y de meditación, que ayuda a los fieles a profundizar en su comprensión de la fe y a vivir de acuerdo con los principios evangélicos.

Unidad con la Iglesia Universal

Al rezar el breviario, los fieles se unen espiritualmente a millones de católicos en todo el mundo –sacerdotes, religiosos y laicos– que están rezando las mismas oraciones, las mismas lecturas. Esta unidad en la oración fortalece la comunión eclesial y la conciencia de ser parte de un cuerpo más grande que trasciende fronteras geográficas y temporales.

¿Quién Reza el Breviario?

Aunque tradicionalmente asociado con el clero y la vida religiosa, el Concilio Vaticano II enfatizó que la Liturgia de las Horas es la oración de todo el Pueblo de Dios.

Sacerdotes y Diáconos

Todos los sacerdotes y diáconos están obligados a rezar diariamente la Liturgia de las Horas, como parte de su ministerio de oración por la Iglesia y el mundo.

Religiosos y Religiosas

Las comunidades religiosas, tanto contemplativas como activas, también tienen el mandato de rezar la Liturgia de las Horas, a menudo en coro, adaptándola a la propia espiritualidad y horario de su instituto.

Laicos

El Concilio Vaticano II exhortó insistentemente a los laicos a participar en la Liturgia de las Horas, ya sea en comunidad o individualmente, adaptando su recitación a sus posibilidades. Cada vez son más los laicos que descubren la riqueza de esta oración y la incorporan a su vida diaria.

El Breviario Hoy

En la actualidad, el breviario sigue siendo un pilar de la vida espiritual católica. La disponibilidad de la Liturgia de las Horas en formato digital (aplicaciones, sitios web) ha facilitado su acceso y uso a un público más amplio. Sin embargo, el valor de la oración comunitaria y de la meditación personal de sus textos sigue siendo inalterable, ofreciendo una fuente inagotable de gracia y de unión con Dios. El breviario, en su forma contemporánea de la Liturgia de las Horas, continúa siendo la voz de la Iglesia que no cesa de alabar y suplicar a su Señor.