Breviario

El breviario es el libro litúrgico que contiene las oraciones, lecturas y ritos para la celebración del Oficio Divino, también conocido como Liturgia de las Horas, la oración oficial de la Iglesia Católica que santifica el día y la noche. Su origen se remonta a la práctica de la oración coral en los monasterios y catedrales, evolucionando a lo largo de los siglos hasta convertirse en la forma que conocemos hoy. A lo largo de la historia, ha experimentado diversas reformas, siendo las más significativas las del Concilio de Trento y, posteriormente, el Concilio Vaticano II, que buscó adaptar la Liturgia de las Horas a las necesidades del mundo contemporáneo. El breviario es una herramienta fundamental para sacerdotes, religiosos y laicos que desean unirse a la oración constante de la Iglesia.
Tabla de contenido
Historia del Breviario
La historia del breviario está intrínsecamente ligada al desarrollo del Oficio Divino. En los primeros siglos del cristianismo, la oración comunitaria se basaba en la lectura de las Escrituras, los salmos y las oraciones espontáneas o formuladas. Con el tiempo, se fue desarrollando una estructura más definida, especialmente en los monasterios, donde la vida se organizaba en torno a las horas de oración.
Orígenes y Desarrollo Temprano
Los orígenes del Oficio Divino se encuentran en las prácticas judías de oración, particularmente en la sinagoga, donde se recitaban salmos y se leían pasajes de la Torá. Los primeros cristianos adoptaron y adaptaron estas prácticas, incorporando elementos propios como las lecturas de los Evangelios y las epístolas. La oración en momentos específicos del día, como la mañana, el mediodía y la tarde, también tiene raíces bíblicas y patrísticas.
Los Padres del Desierto y las primeras comunidades monásticas jugaron un papel crucial en la organización del Oficio. San Benito de Nursia, en su Regla, estableció una estructura detallada para el Oficio Divino, que incluía la recitación de todos los salmos a lo largo de una semana. Esta estructura se convirtió en un modelo para muchas otras comunidades religiosas y diócesis.
Durante la Edad Media, la complejidad de los libros litúrgicos que contenían las diversas partes del Oficio (salterios, leccionarios, antiphonarios, himnarios) llevó a la necesidad de compilar todo en un solo volumen para facilitar su uso, especialmente para el clero que viajaba. Así nació el breviarium, palabra que significa «resumen» o «compendio». El breviario, en su forma compacta, se hizo indispensable para los clérigos seculares y los religiosos que no vivían en comunidades monásticas grandes con bibliotecas extensas.
Reformas Históricas
El breviario ha sido objeto de varias reformas a lo largo de los siglos, buscando siempre adaptarlo a las necesidades pastorales y teológicas de cada época.
El Concilio de Trento y el Breviario Romano
La reforma más significativa antes del siglo XX fue la del Concilio de Trento (1545-1563). En respuesta a la fragmentación y diversidad de usos litúrgicos que se habían desarrollado, el Concilio decretó la unificación de la liturgia romana. El Papa Pío V, en 1568, promulgó el Breviarium Romanum mediante la bula Quod a nobis, estableciendo una única forma obligatoria para el Oficio Divino en toda la Iglesia Latina, con la excepción de aquellos ritos que pudieran demostrar una antigüedad de al menos 200 años.
Este breviario tridentino se caracterizó por su rigor y uniformidad. Organizaba las lecturas, salmos e himnos para cada día del año litúrgico, con un enfoque particular en las festividades de los santos. Permaneció en uso con mínimas revisiones hasta el Concilio Vaticano II.
El Concilio Vaticano II y la Liturgia de las Horas
El Concilio Vaticano II (1962-1965) marcó una nueva era para el breviario. La constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia dedicó un capítulo entero a la reforma del Oficio Divino. El Concilio buscó:
Restaurar el propósito original: Poner de manifiesto que la Liturgia de las Horas es la oración del Pueblo de Dios, no solo del clero.
Adaptación a los tiempos modernos: Simplificar la estructura, permitir el uso de la lengua vernácula y hacerla más accesible a los laicos.
Mayor riqueza bíblica: Ampliar el ciclo de lecturas bíblicas y patrísticas.
Flexibilidad: Ofrecer diversas opciones para la celebración, tanto comunitaria como individual.
Como resultado de esta reforma, el Breviarium Romanum fue reemplazado por la Liturgia de las Horas, promulgada por el Papa Pablo VI en 1970 con la constitución apostólica Laudis Canticum. Esta nueva edición se presenta en varios volúmenes (comúnmente cuatro) y reorganiza el salterio a lo largo de cuatro semanas, en lugar de una, para facilitar la recitación de los salmos. La Liturgia de las Horas es el texto oficial actual para la oración del Oficio Divino en la Iglesia Católica.
Estructura de la Liturgia de las Horas
La Liturgia de las Horas está compuesta por varias «horas» o momentos de oración a lo largo del día, cada uno con una estructura y un propósito específicos.
Las Horas Principales
Oficio de Lectura (anteriormente Maitines): Puede recitarse a cualquier hora del día. Su propósito principal es la meditación prolongada de la Palabra de Dios, incluyendo lecturas bíblicas más extensas y pasajes de los Padres de la Iglesia o de escritos de santos. Consta de un himno, tres salmos o partes de salmos, una lectura bíblica extensa, una lectura patrística o hagiográfica, y un responsorio después de cada lectura. Concluye con el Te Deum (los domingos fuera de Cuaresma, solemnidades y fiestas) y una oración.
Laudes (Oración de la Mañana): Se celebra al amanecer. Su objetivo es consagrar el día a Dios y alabar la resurrección de Cristo. Incluye un himno, un salmo, un cántico del Antiguo Testamento, otro salmo, una lectura breve, un responsorio, el cántico de Zacarías (Benedictus), preces, el Padrenuestro y una oración conclusiva.
Vísperas (Oración de la Tarde): Se celebra al atardecer. Es la oración vespertina que agradece a Dios por el día transcurrido y consagra la noche que comienza. Su estructura es similar a la de Laudes: himno, dos salmos y un cántico del Nuevo Testamento, una lectura breve, un responsorio, el cántico de María (Magnificat), preces, el Padrenuestro y una oración conclusiva.
Las Horas Menores
Existen tres Horas Menores, de las cuales se elige una para cada día:
- Hora Intermedia (Tercia, Sexta, Nona): Estas horas se rezan tradicionalmente a las 9:00 (Tercia), 12:00 (Sexta) y 15:00 (Nona) horas, aproximadamente. Cada una incluye un himno, tres salmos o partes de salmos (con un ciclo semanal), una lectura breve y una oración. Pueden ser elegidas por los fieles según su disponibilidad.
Hora Complementaria
- Completas (Oración de la Noche): Se celebra antes de acostarse. Su propósito es pedir a Dios la protección durante la noche y el descanso en paz. Contiene un himno, un salmo, una lectura breve, un responsorio, el cántico de Simeón (Nunc Dimittis), una oración conclusiva y la bendición. Se concluye con una de las antífonas a la Santísima Virgen María.
Contenido del Breviario
El breviario no es solo un conjunto de oraciones, sino una rica compilación de textos sagrados y litúrgicos que nutren la fe.
Componentes Litúrgicos
Salmos: El Salterio es el corazón de la Liturgia de las Horas. Los 150 salmos están distribuidos en un ciclo de cuatro semanas, asegurando que todos sean recitados regularmente.
Himnos: Cada hora comienza con un himno apropiado al tiempo litúrgico o a la festividad del día.
Lecturas Bíblicas: Hay dos tipos de lecturas bíblicas: breves (en Laudes, Vísperas y Horas Menores) y extensas (en el Oficio de Lectura). Las lecturas extensas siguen un ciclo anual y permiten una lectura casi continua de la Biblia.
Lecturas Patrísticas y Hagiográficas: En el Oficio de Lectura, además de la lectura bíblica, se incluye una lectura de los Padres de la Iglesia, de los escritos de los santos, de documentos del Magisterio o de textos de espiritualidad relevantes.
Cánticos: Incluyen el Benedictus (Cántico de Zacarías) en Laudes, el Magnificat (Cántico de María) en Vísperas y el Nunc Dimittis (Cántico de Simeón) en Completas. Estos cánticos evangélicos son momentos cumbre de la oración de cada hora.
Preces: Oraciones de intercesión que se rezan en Laudes y Vísperas, pidiendo por la Iglesia, el mundo, los enfermos y los necesitados.
Antífonas: Versículos que enmarcan los salmos y cánticos, ayudando a interpretar su significado en el contexto litúrgico del día.
El Calendario Litúrgico
El breviario sigue el Calendario Litúrgico de la Iglesia Católica, que estructura el año en diferentes tiempos (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, Tiempo Ordinario) y celebra las festividades de los santos, las solemnidades y las fiestas del Señor, de la Virgen María y de los santos. El texto del breviario se adapta cada día a la celebración correspondiente, con himnos, salmos, antífonas, lecturas y oraciones específicas.
Importancia y Significado Espiritual
La oración del breviario es una de las expresiones más profundas de la fe católica, con un significado espiritual y teológico profundo.
Oración Oficial de la Iglesia
La Liturgia de las Horas es la oración pública y oficial de la Iglesia. Al rezarla, los fieles se unen a la oración de Cristo mismo, que continúa intercediendo por la humanidad. Es la voz de la Esposa de Cristo que se dirige a su Esposo.
Santificación del Tiempo
El breviario santifica el tiempo al consagrar los diferentes momentos del día a Dios. Desde la mañana hasta la noche, la oración estructura la jornada del creyente, transformando las ocupaciones diarias en un acto de culto continuo. Es una forma de «orar sin cesar» (1 Tesalonicenses 5,17).
Nutrición Espiritual
A través de la abundante Palabra de Dios (salmos, lecturas bíblicas) y los textos patrísticos, el breviario ofrece una rica nutrición espiritual. Es una escuela de oración y de meditación, que ayuda a los fieles a profundizar en su comprensión de la fe y a vivir de acuerdo con los principios evangélicos.
Unidad con la Iglesia Universal
Al rezar el breviario, los fieles se unen espiritualmente a millones de católicos en todo el mundo –sacerdotes, religiosos y laicos– que están rezando las mismas oraciones, las mismas lecturas. Esta unidad en la oración fortalece la comunión eclesial y la conciencia de ser parte de un cuerpo más grande que trasciende fronteras geográficas y temporales.
¿Quién Reza el Breviario?
Aunque tradicionalmente asociado con el clero y la vida religiosa, el Concilio Vaticano II enfatizó que la Liturgia de las Horas es la oración de todo el Pueblo de Dios.
Sacerdotes y Diáconos
Todos los sacerdotes y diáconos están obligados a rezar diariamente la Liturgia de las Horas, como parte de su ministerio de oración por la Iglesia y el mundo.
Religiosos y Religiosas
Las comunidades religiosas, tanto contemplativas como activas, también tienen el mandato de rezar la Liturgia de las Horas, a menudo en coro, adaptándola a la propia espiritualidad y horario de su instituto.
Laicos
El Concilio Vaticano II exhortó insistentemente a los laicos a participar en la Liturgia de las Horas, ya sea en comunidad o individualmente, adaptando su recitación a sus posibilidades. Cada vez son más los laicos que descubren la riqueza de esta oración y la incorporan a su vida diaria.
El Breviario Hoy
En la actualidad, el breviario sigue siendo un pilar de la vida espiritual católica. La disponibilidad de la Liturgia de las Horas en formato digital (aplicaciones, sitios web) ha facilitado su acceso y uso a un público más amplio. Sin embargo, el valor de la oración comunitaria y de la meditación personal de sus textos sigue siendo inalterable, ofreciendo una fuente inagotable de gracia y de unión con Dios. El breviario, en su forma contemporánea de la Liturgia de las Horas, continúa siendo la voz de la Iglesia que no cesa de alabar y suplicar a su Señor.