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Casti connubii

La encíclica Casti Connubii, promulgada por el Papa Pío XI en 1930, es un documento fundamental de la enseñanza católica sobre el matrimonio. Aborda la naturaleza, dignidad y beneficios del matrimonio cristiano, así como los errores y vicios que lo amenazan en la sociedad moderna. La encíclica reafirma la doctrina tradicional de la Iglesia sobre la institución divina del matrimonio, su dignidad sacramental, su unidad e indisolubilidad, y sus principales bienes: la procreación y educación de la prole, la fidelidad conyugal y el sacramento. También condena enérgicamente las prácticas contrarias a la ley natural y divina, como el control artificial de la natalidad, el aborto y la esterilización, y ofrece remedios para restaurar la santidad del vínculo matrimonial.

Tabla de contenido

Contexto Histórico y Propósito

La encíclica Casti Connubii fue publicada el 31 de diciembre de 1930 por el Papa Pío XI. Este documento surgió en un momento de crecientes desafíos a la doctrina católica sobre el matrimonio y la familia, incluyendo la difusión de ideas sobre el control de la natalidad y el divorcio1,2. El Papa Pío XI, siguiendo los pasos de su predecesor León XIII y su encíclica Arcanum Divinae de 1880, se propuso vindicar la institución divina del matrimonio y exponer sus beneficios para la familia y la sociedad2. La encíclica busca instruir a los fieles sobre la enseñanza evangélica y ofrecer soluciones a los vicios que atentan contra la unión conyugal2.

La Doctrina del Matrimonio

Institución Divina y Dignidad Sacramental

La Casti Connubii subraya que el matrimonio no fue instituido ni restaurado por el hombre, sino por Dios mismo3. Las leyes que lo rigen provienen del Autor de la naturaleza y de Cristo, quien redimió la naturaleza humana, y por lo tanto, no pueden ser alteradas por decretos humanos ni por acuerdos de los cónyuges3. Esta doctrina se basa en la Sagrada Escritura, la tradición constante de la Iglesia universal y las definiciones solemnes del Concilio de Trento3.

Para los bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo a la dignidad de un sacramento4. Esto significa que entre personas bautizadas, un contrato matrimonial válido es, por ese mismo hecho, un sacramento5,4. Este sacramento confiere una gracia especial que fortalece y consagra a los cónyuges cristianos para los deberes y la dignidad de su estado6. La gracia del matrimonio, aunque no imprime un carácter, es una fuerza perdurable que asiste a los cónyuges a lo largo de su vida matrimonial, siempre y cuando cooperen con ella7,3.

Los Bienes del Matrimonio

Siguiendo la enseñanza de San Agustín, la encíclica Casti Connubii identifica tres bienes esenciales del matrimonio: la prole, la fidelidad conyugal y el sacramento7.

La Prole

El primer bien del matrimonio es la procreación y educación de los hijos7. Los hijos deben ser engendrados con amor, cuidados con ternura y educados en un ambiente religioso7. La encíclica enfatiza que el uso del matrimonio debe estar ordenado a la generación de vida, y cualquier acto que deliberadamente frustre este poder natural es una ofensa contra la ley de Dios y de la naturaleza, constituyendo un pecado grave1.

La Fidelidad Conyugal

La fidelidad conyugal, o fides, implica la unidad, la castidad, la caridad y una obediencia noble entre los esposos6. Este bien exige la completa unidad del matrimonio, tal como fue establecida por el Creador desde el principio: la unión entre un solo hombre y una sola mujer8. Aunque la ley primitiva fue atenuada en ciertas circunstancias por Moisés debido a la dureza de corazón, Cristo restauró plenamente la unidad original del matrimonio, aboliendo todas las dispensas9,8. La fidelidad conyugal protege contra la infidelidad y asegura la estabilidad que el amor verdadero requiere5.

El Sacramento

El tercer bien es el sacramentum, que se refiere a la indisolubilidad del vínculo matrimonial y a su significado místico7. La indisolubilidad es una propiedad esencial del matrimonio, que en el matrimonio cristiano adquiere una firmeza especial por razón del sacramento10. La unión conyugal es perpetua y exclusiva por su propia naturaleza6. Cristo restauró la ley original de indisolubilidad con las palabras «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»9. Esta estabilidad inviolable beneficia tanto a los cónyuges y a la prole como a la sociedad humana en su conjunto, proporcionando seguridad, dignidad y un ambiente propicio para la educación de los hijos5.

La indisolubilidad del matrimonio cristiano se fundamenta en su significado místico, ya que simboliza la unión perfecta entre Cristo y la Iglesia, una unión que nunca puede ser disuelta7.

Errores y Vicios Contra el Matrimonio

La encíclica Casti Connubii condena varios errores y vicios que atentan contra la santidad del matrimonio. Se opone a la idea de que el matrimonio es una institución puramente civil y profana, argumentando que su carácter religioso, especialmente su dignidad sacramental para los cristianos, es inalienable3.

Control de la Natalidad y Aborto

Pío XI reafirma la enseñanza constante de la Iglesia de que cualquier acto matrimonial que sea deliberadamente frustrado en su poder natural de generar vida es una ofensa contra la ley de Dios y de la naturaleza, y quienes lo practican incurren en grave pecado1. Esto incluye la condena del control artificial de la natalidad.

Divorcio

La encíclica rechaza categóricamente el divorcio, reafirmando la indisolubilidad del vínculo matrimonial9. Se critica la promoción y legalización de leyes civiles que permiten la disolución del matrimonio, considerándolas contrarias a la ley divina3.

Matrimonios Mixtos

La encíclica también aborda la cuestión de los matrimonios entre católicos y no católicos, expresando preocupación por aquellos que se contraen sin referencia a la religión ni a las autoridades eclesiásticas3.

Remedios para los Males Conyugales

Para contrarrestar los males que afectan al matrimonio, la Casti Connubii propone una serie de remedios, basados en el retorno al plan divino original10.

Educación y Formación

La Iglesia debe proporcionar una instrucción sólida sobre el significado del matrimonio cristiano y las funciones de los cónyuges y padres2. Esta educación debe adaptarse a niños, jóvenes y adultos, utilizando diversos medios, incluyendo la catequesis y los instrumentos de comunicación social2.

Preparación al Matrimonio

Es esencial una preparación personal para el matrimonio que disponga a los futuros cónyuges a la santidad y los deberes de su nuevo estado2.

Celebración Litúrgica

La celebración litúrgica del matrimonio debe ser fructífera, mostrando que los cónyuges significan y participan en el misterio de la unidad y el amor fecundo entre Cristo y la Iglesia2.

Apoyo Continuo a los Casados

Los pastores de almas deben ofrecer ayuda constante a los matrimonios para que perseveren fielmente en el pacto conyugal y avancen hacia una vida más santa y plena en su familia2.

Cooperación con la Gracia

Además de la instrucción, se necesita una firme determinación de la voluntad por parte de los esposos para observar las leyes divinas y naturales del matrimonio3. Deben esforzarse por mantener la castidad, no atentar contra la naturaleza estable del vínculo y usar sus derechos conyugales de manera cristiana y sagrada3. La reflexión frecuente sobre su estado de vida y el sacramento recibido les ayudará a mantener esta resolución3. La gracia del sacramento, aunque no imprime un carácter, permanece y asiste a los esposos a lo largo de su vida7,3.

Legado e Influencia

Casti Connubii es una encíclica de gran importancia en la historia de la enseñanza social de la Iglesia. Reafirmó principios fundamentales sobre el matrimonio en un período de cambio social significativo. Sus enseñanzas sobre la indisolubilidad, la unidad y la apertura a la vida han sido consistentemente reiteradas por el Magisterio posterior y siguen siendo pilares de la teología católica del matrimonio. El Código de Derecho Canónico de 1983, por ejemplo, refleja directamente las enseñanzas de Casti Connubii al definir el matrimonio como un pacto por el cual un hombre y una mujer establecen una comunidad de vida, ordenada por su naturaleza al bien de los cónyuges y a la procreación y educación de la prole, elevado por Cristo a la dignidad de sacramento entre los bautizados4. También establece que las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano obtienen una firmeza especial por razón del sacramento10.

Citas

  1. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 56 (1930). 2 3

  2. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 4 (1930). 2 3 4 5 6 7 8

  3. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 5 (1930). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  4. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 36 (1930). 2 3

  5. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 37 (1930). 2 3

  6. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 30 (1930). 2 3

  7. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 10 (1930). 2 3 4 5 6 7

  8. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 20 (1930). 2

  9. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 34 (1930). 2 3

  10. Papa Pío XI. Casti Connubii, § 94 (1930). 2 3