Celebración ad orientem
La celebración ad orientem es la forma tradicional de celebrar la liturgia en la que el sacerdote y, a veces, toda la asamblea, se orientan hacia el este, simbolizando la expectativa del regreso de Cristo y la participación conjunta del pueblo de Dios en el misterio pascual. Este artículo explora sus raíces históricas, fundamentos teológicos, normativa eclesial, el debate contemporáneo y su práctica actual en la Iglesia Católica.
Tabla de contenido
Definición y origen histórico
Significado del término
Ad orientem proviene del latín y significa «hacia el oriente». En el contexto litúrgico indica que el celebrante dirige su mirada y su postura hacia el este, el mismo punto al que tradicionalmente se orientaban los fieles al orar1.
Desarrollo en la tradición patrística
Desde los primeros siglos, la práctica de rezar mirando al este se encuentra en la Apostolic Constitutions y en escritos de los Padres como San Gregorio de Nisa, quienes vinculaban el oriente con el Paraíso original y la segunda venida de Cristo2. San Juan de Damasco explicó que esta costumbre no es «por simple costumbre», sino para dedicar el oriente a Cristo, quien es «la luz del mundo» y «el Sol de justicia»1.
Prácticas en la liturgia oriental y occidental
En las Iglesias Orientales la orientación ad orientem se mantiene como norma, con altares que miran al este y fieles que se inclinan en esa dirección1. En la tradición latina, aunque la disposición de los altares cambió en algunos basilicos romanos (p. ej., San Pedro), la intención original era que el sacerdote, al girar su espalda al pueblo, mirara al oriente mientras oficiaba la Eucaristía2.
Fundamento teológico
Dimensión cósmica y escatológica
El teólogo Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) subrayó que la oración orientada al este expresa una pilgrinación hacia la «Cristología definida escatológicamente», pues el Cristo resucitado «volverá del oriente» (Mt 24:27‑31)3. Esta orientación refleja la esperanza de la Iglesia en la consumación del plan salvador, una «liturgia cósmica» que une el cosmos con la historia de la salvación3.
Teología sacramental y presencia de Cristo
Santo Tomás de Aquino, citado por Ratzinger, argumentó que el oriente simboliza la majestad divina y la luz del Cristo, mientras que la dirección del altar hacia el este permite al sacerdote y a la comunidad «encontrar al Señor que se levanta como el sol»4. La orientación, por tanto, no es meramente arquitectónica sino una expresión corporal de la fe que dirige el corazón hacia la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Comentarios de santos y teólogos
San Juan de Damasco, citado en la instrucción de la Congregación para las Iglesias Orientales, vinculó el oriente con la creación (Gén 2:8) y la expectativa del regreso del Señor, reforzando la tradición como «una tradición no escrita, derivada de los Apóstoles»1. Otros padres, como San Gregorio de Nisa, vieron en el oriente la «casa original del hombre» y, por ende, el lugar natural de adoración2.
Normativa litúrgica
Código de Derecho Canónico y documentos del Concilio Vaticano II
El Concilio Vaticano II, en Sacrosanctum Concilium, no prohibió la orientación ad orientem, pero enfatizó la necesidad de que «el sacerdote y el pueblo miren al Señor» en la acción litúrgica, dejando espacio para ambas disposiciones siempre que se mantenga la unidad de dirección hacia Dios5.
Instrucciones de la Congregación para las Iglesias Orientales
El capítulo XIV del Instruction for Applying the Liturgical Prescriptions of the Code of Canons of the Eastern Churches afirma que la oración «hacia el oriente» es una práctica esencial que guía al pueblo en peregrinación hacia el Reino y no simplemente una cuestión de posición física1.
Documentos del Magisterio reciente
El Synod of Bishops (2004) reiteró que la «concepción cósmica de la salvación» inspiró la tradición de orientar los edificios cristianos al este, describiendo la práctica como «una guía del pueblo en peregrinación hacia el Reino»5. Ratzinger, en The Spirit of the Liturgy, defendió que la verdadera orientación litúrgica es interior y que el sacerdote debe estar «dirigido al litúrgico oriente» aunque el altar esté dispuesto de otra forma6.
Debate contemporáneo
Versus populum vs. ad orientem
Desde el Concilio, la celebración versus populum (el sacerdote frente al pueblo) se popularizó, pero críticos como Ralph Weimann señalan que esta tendencia «voltea la mirada del sacerdote hacia los fieles, no hacia el Señor», generando un antropocentrismo que afecta la fe misma7.
Argumentos a favor de ad orientem
Unidad de dirección: Ratzinger afirma que al mirar todos «hacia el mismo punto» se evita el «círculo cerrado» de diálogo que excluye al Cabeza de la Iglesia6.
Visibilidad del misterio pascual: La orientación permite que el crucifijo, símbolo central, sea visible para todos, resaltando la «teología del sacrificio»8.
Continuidad con la tradición: La práctica está respaldada por la tradición patrística y documentos magisteriales, garantizando fidelidad al lex orandi tradicional2.
Argumentos críticos y respuestas
Algunos historiadores, como Gy, cuestionan la obligatoriedad histórica de ad orientem, alegando que la práctica varió según la arquitectura. Ratzinger responde que la «orientación interior» es esencial, y que la disposición física puede adaptarse sin perder el sentido teológico9.
Práctica actual
Arquitectura y orientación de los templos
Muchas iglesias modernas conservan la orientación este‑oeste, aunque en casos urbanos la dirección exacta puede ajustarse a la calle. La normativa permite excepciones siempre que se mantenga la intención simbólica de «mirar al Señor»2.
Uso en la misa ordinaria y en celebraciones especiales
En la Iglesia latina, la celebración ad orientem se emplea frecuentemente en misas solemnes, en la liturgia de las Horas y en la adoración del Santísimo Sacramento, reforzando la «pilgrinación espiritual» del pueblo de Dios5.
Directrices pastorales
Los obispos locales, siguiendo la instrucción de la Congregación para las Iglesias Orientales, pueden recomendar la orientación ad orientem como forma de revitalizar la reverencia litúrgica, siempre respetando la normativa del Code of Canon Law y las disposiciones locales1.
Conclusión
La celebración ad orientem constituye una expresión profunda de la teología católica que une la dimensión cósmica, escatológica y sacramental de la fe. Su fundamento histórico y magisterial la sitúa como una opción litúrgica válida y enriquecedora, capaz de contrarrestar tendencias antropocéntricas y de fomentar una verdadera unión del pueblo de Dios en la adoración del Cristo resucitado.
Citas
Capítulo XIV - Lugares, gestos y objetos sagrados - 107. Oración orientada al este, Congregación para las Iglesias Orientales. Instrucción para la aplicación de las prescripciones litúrgicas del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, § 107 (1996). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Orientación de las iglesias, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Orientación de las iglesias. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Geoffrey Wainwright. Un remedio para el relativismo: Las dimensiones cósmicas, históricas y escatológicas de la liturgia según el teólogo Joseph Ratzinger, § 8. ↩ ↩2
Kevin E. O’Reilly, O.P. Santo Tomás y Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI sobre el cuerpo y la adoración, § 7. ↩
Capítulo V: La mistagogia eucarística para la nueva evangelización - La orientación de la oración, Sínodo de los Obispos. La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y misión de la Iglesia, § 53 (2004). ↩ ↩2 ↩3
Matthew S. C. Olver. La sorpresa del bávaro: El espíritu de la liturgia de Ratzinger como el espíritu del Concilio, § 29. ↩ ↩2
Ralph Weimann. La crisis de fe y la crisis de la Iglesia, § 7. ↩
Roland Millare. La hermenéutica de la continuidad y discontinuidad entre Romano Guardini y Joseph Ratzinger: La primacía del Logos, § 41. ↩
Matthew S. C. Olver. La sorpresa del bávaro: El espíritu de la liturgia de Ratzinger como el espíritu del Concilio, § 28. ↩