Codex Bezae (Bezae Cantabrigiensis)
El Codex Bezae, también conocido como Codex Cantabrigiensis o simplemente Bezae, es uno de los manuscritos más antiguos y significativos del Nuevo Testamento en la tradición cristiana. Este códice bilingüe, escrito en griego y latín, data probablemente del siglo V y se caracteriza por su texto «occidental», que presenta numerosas variantes respecto a la versión estándar. Conservado en la Universidad de Cambridge desde 1581, ha sido fundamental en los estudios bíblicos católicos por su contribución a la crítica textual y su reflejo de las prácticas litúrgicas y exegéticas de la Iglesia primitiva. Su estudio ilustra la pluriformidad de los textos sagrados y el cuidado de la Iglesia en preservar la integridad de la Escritura.
Tabla de contenido
Descripción general
El Codex Bezae representa un testimonio invaluable de la transmisión manuscrita de la Biblia en los primeros siglos del cristianismo. Se trata de un volumen en formato cuarto, elaborado sobre pergamino de alta calidad, con dimensiones aproximadas de 25×20 centímetros. Cada página contiene una sola columna de texto, donde el griego ocupa la página izquierda —considerada de mayor honor en la tradición manuscrita— y el latín paralelo se encuentra en la página derecha. Esta disposición bilingüe no solo facilita la comparación entre las dos lenguas, sino que también evidencia la evolución de las traducciones latinas en el ámbito eclesial.
Contenido del manuscrito
El códice incluye los Cuatro Evangelios en un orden inusual para la tradición occidental posterior: Mateo, Juan, Lucas y Marcos. Esta secuencia, común en algunas comunidades primitivas, sugiere influencias litúrgicas o regionales en su compilación. Además, contiene los Hechos de los Apóstoles y un fragmento de la Tercera Epístola de San Juan (versículos 11-15), disponible únicamente en latín. No abarca el resto del Nuevo Testamento, lo que lo distingue de códices más completos como el Sinaítico o el Vaticano. Esta selección parcial resalta su probable uso en contextos pastorales o litúrgicos, donde los evangelios y los Hechos eran centrales para la proclamación de la Palabra.
Características físicas y paleográficas
El manuscrito está escrito en caracteres unciales, un estilo scriptorio típico de la Antigüedad Tardía, con una caligrafía clara y espaciosa que facilita la lectura. Se estima que fue copiado por un escriba hábil, posiblemente en un scriptorium monástico. Incluye correcciones realizadas por varias manos, algunas contemporáneas al original, así como anotaciones litúrgicas posteriores y fórmulas devocionales conocidas como sortes sanctorum, usadas para discernir la voluntad divina. Estas adiciones subrayan su integración en la vida devota de la Iglesia, donde los textos sagrados no eran meros documentos, sino herramientas para la oración y la enseñanza. El estado de conservación es notable, gracias a la reproducción facsímil fotográfica publicada en 1899 por la Universidad de Cambridge, que permite un acceso moderno sin dañar el original.1
Historia y procedencia
La trayectoria del Codex Bezae ilustra las vicisitudes de los manuscritos eclesiásticos a lo largo de los siglos, desde su posible origen en el sur de Europa hasta su llegada a las islas británicas. Su historia se entreteje con eventos clave de la Reforma y el Concilio de Trento, destacando el rol de la Iglesia católica en la salvaguarda de los tesoros bíblicos.
Descubrimiento y donación a Cambridge
El códice debe su nombre a Teodoro de Beza, sucesor de Juan Calvino en Ginebra y destacado humanista reformado. Beza lo donó a la Universidad de Cambridge en 1581, afirmando que lo había obtenido del monasterio de San Ireneo en Lyon durante el saqueo hugonote de 1562. Sin embargo, esta narración ha sido cuestionada por eruditos católicos, quienes sugieren que el manuscrito circulaba en Italia en la primera mitad del siglo XVI. Pruebas indican que fue utilizado en el Concilio de Trento (1545-1563) por el obispo Guillermo Dupré de Clermont para defender una lectura latina de Juan 21:22, presente solo en su texto griego. Esta conexión con el Concilio resalta su valor en los debates sobre la Vulgata y la autenticidad de las Escrituras. Posteriormente, Beza lo denominó Lugdunensis (de Lyon) y luego Claromontanus, posiblemente aludiendo a Clermont en el Franco Condado, lo que añade misterio a su itinerario.1
Origen y datación
La datación paleográfica sitúa el códice en el siglo V, aunque algunos proponen el VI inicial. El estilo uncial y la latinidad arcaica de las anotaciones apuntan a un origen en el sur de Francia o Italia meridional, regiones donde el texto «occidental» era predominante. No se descarta una influencia siríaca o armenia en sus variantes, reflejando la diversidad textual de la Iglesia primitiva. A diferencia de códices posteriores, su latín no sigue estrictamente la Vulgata de San Jerónimo, sino una versión antigua o independiente, lo que evidencia la transición hacia la estandarización promovida por la Iglesia.1
Importancia textual
En el ámbito de la crítica bíblica católica, el Codex Bezae es esencial por su representación del texto occidental, una tradición textual antigua que diverge del bizantino dominante. Su estudio ha enriquecido la comprensión de cómo la Iglesia preservó la integridad de la Escritura frente a la pluriformidad manuscrita.
Tipo de texto y variantes
Clasificado como D en la nomenclatura erudita, el códice pertenece al tipo textual «occidental», traceable a los tiempos subapostólicos y usado por los Padres de la Iglesia hasta el siglo III. Este tipo se caracteriza por expansiones narrativas, paráfrasis explicativas, inversiones de frases y omisiones selectivas, que lo alejan del texto estándar. Por ejemplo, tras Lucas 6:5, inserta una perícopa sobre el trabajo en sábado: «El mismo día, viendo a alguien trabajar en sábado, le dijo: Hombre, si sabes lo que haces, bendito eres; pero si no lo sabes, maldito y transgresor de la ley». Otra variante notable es la omisión de la segunda mención de la copa en la Última Cena de Lucas, alineándose con tradiciones siríacas antiguas. Estas peculiaridades, presentes también en versiones latinas antiguas, siríacas y armenias, sugieren un texto vivo y adaptado para la predicación eclesial.1
Contribuciones a la crítica textual católica
El Codex Bezae ha influido en ediciones modernas del Nuevo Testamento, como las promovidas por la Comisión Bíblica Pontificia. Su texto, aunque no siempre «original» en el sentido estricto, ilustra la doctrina católica de la inspiración divina en la pluriformidad de las formas textuales, como se discute en documentos postconciliares. Proyectos como la Biblia de Jerusalén incorporan sus lecturas para enriquecer la exégesis, reconociendo que la Iglesia, guardiana de la Tradición, valora estas variantes para una comprensión más profunda de la Revelación.2,3,4 En contextos ecuménicos, facilita el diálogo con tradiciones orientales, promoviendo la unidad en la diversidad de la Escritura.
Significado en la tradición católica
Desde la perspectiva católica, el Codex Bezae no es solo un artefacto histórico, sino un testimonio de la vitalidad de la Palabra de Dios en la liturgia y la teología. Su preservación refleja el compromiso de la Iglesia con la Dei Verbum, que enfatiza la veneración de las Escrituras como Cuerpo de Cristo.5
En la práctica litúrgica, sus lecturas han influido en interpretaciones patrísticas y medievales, como se ve en comentarios de San Jerónimo sobre versiones griegas y latinas. Hoy, en iniciativas como La Bible en ses Traditions de la École Biblique, se integra en estudios que combinan crítica textual con recepción patrística, fomentando una exégesis fiel a la Tradición.4,6 Para los fieles, este códice recuerda que la Biblia es un don vivo, transmitido a través de siglos de oración y estudio eclesial, invitando a una lectura orante que une antigüedad y actualidad.
En resumen, el Codex Bezae encapsula la riqueza de la herencia bíblica católica: un puente entre la Iglesia primitiva y la contemporánea, donde la diversidad textual sirve a la unidad de la fe.
Citas
Codex Bezae, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Codex Bezae. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Richard B. Hays. Simposio del Libro: El Futuro de la Erudición Bíblica Católica: Una Conversación Constructiva, § 39. ↩
Richard B. Hays. Simposio del Libro: El Futuro de la Erudición Bíblica Católica: Una Conversación Constructiva, § 45. ↩
Papa Juan Pablo II. En la presentación del Evangeliario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (15 de diciembre de 2000) - Discurso, § 2 (2000). ↩
Olivier-Thomas Venard, OP. «La Bible en ses Traditions» El Nuevo Proyecto de la École biblique et archéologique française de Jérusalem Presentado como una Empresa de «Cuarta Generación», § 46. ↩
