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Codex Petropolitanus Purpureus (Petropolitano Purpúreo)

Codex Petropolitanus Purpureus (Petropolitano Purpúreo)
Texto del Evangelio de Juan 14:6. Códice Petropolitano Purpúreo, siglo VI; facsímil de: S.P. Tregelles, Una Introducción al estudio crítico y conocimiento de las Sagradas Escrituras, Londres 1856, p. 178, Desconocido, CC BY-SA 3.0 📄

El Códice Petropolitanus Purpureus, también conocido como Códice Púrpura de San Petersburgo, es un manuscrito bíblico griego del siglo VI que destaca por su extraordinaria belleza y valor histórico en la tradición cristiana. Este códice, escrito en letras de plata sobre vitela teñida de púrpura, contiene porciones de los Evangelios y representa uno de los ejemplos más antiguos y refinados de la producción de libros sagrados en la Antigüedad tardía. Su dispersión actual por diversas instituciones europeas subraya su importancia para los estudios textuales de la Biblia, especialmente en el contexto de la preservación de las Escrituras en la Iglesia católica primitiva.

Tabla de contenido

Descripción física

El Códice Petropolitanus Purpureus se caracteriza por su formato lujoso y su elaboración artesanal, típica de los manuscritos de alto valor en la era bizantina temprana. Se trata de un volumen en formato de códice, escrito en letras unciales de plata sobre un fondo de vitela teñida de púrpura, lo que le confiere un aspecto regio y simbólico, evocando la realeza divina de las Escrituras. Este tipo de material, conocido como purpúreo, era reservado para textos de gran importancia, reflejando el cuidado con el que la Iglesia primitiva trataba los libros sagrados.

El manuscrito mide aproximadamente en sus hojas preservadas un tamaño de folio, con columnas de texto organizadas de manera estandarizada para la época. A diferencia de códices posteriores, no presenta iluminaciones elaboradas ni ornamentos dorados, pero la elección del púrpura y la plata ya implica un nivel de sofisticación que lo distingue de copias más comunes. Su estado de conservación es parcial, con solo alrededor de la mitad del original extant, lo que evidencia los desafíos de la transmisión de estos tesoros a lo largo de los siglos.1

Historia del descubrimiento y dispersión

El origen del Códice Petropolitanus Purpureus se remonta al siglo VI, en el ámbito del Imperio Bizantino, posiblemente en un scriptorium eclesiástico de Oriente Medio o Asia Menor. Su descubrimiento moderno ocurrió en 1896, cuando gran parte del manuscrito fue hallada en Asia Menor, en un contexto que sugiere su uso prolongado en monasterios o iglesias locales antes de su dispersión.

De las 182 hojas principales recuperadas en esa fecha, se depositaron en la Biblioteca Imperial de San Petersburgo (hoy Biblioteca Nacional de Rusia), de ahí su denominación como Petropolitanus. Otras porciones se distribuyeron: 33 hojas permanecen en el Monasterio de San Juan el Teólogo en Patmos, Grecia; 6 hojas en la Biblioteca Vaticana, Roma; 4 hojas en el British Museum (actual British Library), Londres; y 2 hojas en la Biblioteca Nacional de Austria, Viena. Esta fragmentación probablemente se debe a usos posteriores como material de encuadernación o transferencias durante periodos de inestabilidad histórica, como las invasiones o traslados monásticos.1

En el siglo XIX y XX, eruditos católicos y protestantes colaboraron en su estudio, integrándolo en catálogos de manuscritos bíblicos. Su redescubrimiento impulsó investigaciones sobre la paleografía cristiana, destacando su rol en la cadena de transmisión de los textos evangélicos.

Contenido y estructura textual

El contenido principal del Códice Petropolitanus Purpureus se centra en los Evangelios sinópticos y de Juan, cubriendo secciones clave de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Aunque mutilado, preserva pasajes narrativos y discursivos esenciales, como milagros, parábolas y enseñanzas de Cristo, sin incluir aparatos críticos como los cánones eusebianos o secciones ammonianas, comunes en manuscritos posteriores.

La estructura sigue el orden canónico tradicional de la Iglesia: inicia con el Evangelio según San Mateo y prosigue con los demás. El texto pertenece al tipo alejandrino, con variantes menores que lo alinean con otras versiones antiguas, como el Códice Vaticanus o el Sinaiticus, aunque su brevedad limita comparaciones exhaustivas. No contiene epístolas paulinas ni libros del Antiguo Testamento, enfocándose exclusivamente en el Nuevo Testamento evangélico.1

Desde una perspectiva católica, este códice ilustra la fidelidad de la tradición manuscrita a la Vulgata y las versiones septuagintas, subrayando cómo la Iglesia preservó el mensaje evangélico a través de copias meticulosas, incluso en formatos de lujo destinados a la liturgia o el estudio teológico.

Variantes textuales y ediciones críticas

En términos textuales, el Códice Petropolitanus Purpureus exhibe un texto relativamente puro, con pocas interpolaciones o errores scribales evidentes en las porciones preservadas. Eruditos como los del siglo XIX notaron su afinidad con el texto utilizado por Orígenes en su Hexapla, sugiriendo un origen en el bajo Egipto o regiones cercanas.1 No obstante, su fragmentariedad impide un análisis completo de discrepancias con la crítica textual moderna.

Ediciones críticas, como las de Tischendorf o von Soden, lo clasifican bajo la designación N en el sistema de Gregory-Aland para manuscritos del Nuevo Testamento. Su contribución radica en confirmar la estabilidad del texto evangélico en el siglo VI, un periodo crucial para la consolidación dogmática en los concilios ecuménicos.

Importancia en la tradición católica

En el contexto de la Iglesia católica, el Códice Petropolitanus Purpureus representa un testimonio tangible de la devoción por las Sagradas Escrituras en la era patrística. Su uso de materiales preciosos evoca la lectio divina practicada por monjes y obispos, y su preservación parcial resalta el rol de las bibliotecas eclesiásticas en la custodia del depósito de la fe.

Este manuscrito contribuye al entendimiento de cómo la liturgia bizantina y latina se nutrió de textos griegos antiguos, influyendo en traducciones como la de San Jerónimo. Para los estudiosos católicos contemporáneos, sirve como puente entre la Biblia hebrea y la tradición neotestamentaria, reforzando la doctrina de la inspiración divina y la inerrancia bíblica proclamada en el Concilio Vaticano I.

Además, su historia de dispersión por monasterios católicos y ortodoxos ilustra la unidad ecuménica en la valoración de los códices sagrados, promoviendo colaboraciones en restauración y digitalización para accesibilidad global.

Ubicación actual y conservación

Hoy, las porciones principales del códice se encuentran en instituciones de renombre:

Esfuerzos de conservación incluyen digitalizaciones recientes para prevenir deterioro, y proyectos conjuntos entre estas instituciones aseguran su estudio sin riesgos. La Iglesia católica, a través de la Biblioteca Vaticana, aboga por la reunificación virtual de tales fragmentos en plataformas académicas.

Legado y estudios posteriores

El legado del Códice Petropolitanus Purpureus perdura en la filología bíblica católica, inspirando ediciones críticas como la Novum Testamentum Graece. Su rareza como manuscrito púrpura lo posiciona entre joyas como el Códice Rossanensis o el Borradaile, enfatizando la estética sagrada en la tradición cristiana.

Investigaciones futuras podrían emplear análisis espectrales para datar con precisión su tinta y vitela, enriqueciendo el conocimiento sobre la producción manuscrita en el cristianismo primitivo.

Citas

  1. Manuscritos de la Biblia, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Manuscritos de la Biblia. 2 3 4