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Codex Sinaiticus (Sinaítico)

Codex Sinaiticus (Sinaítico)
Una porción del MS. uncial griego Códice Sinaítico, de la Biblioteca Británica. Esta imagen muestra un pasaje del Evangelio de Mateo, concretamente Mateo 6:4-32. Dominio Público.

El Códice Sinaítico, también conocido como Sinaítico, es uno de los manuscritos bíblicos más antiguos y valiosos conservados, datado en el siglo IV y escrito en griego. Este documento, descubierto en el Monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí, contiene gran parte del Antiguo Testamento según la Septuaginta, el Nuevo Testamento completo, así como textos adicionales como la Epístola de Bernabé y una porción del Pastor de Hermas. Su importancia radica en su contribución al estudio textual de la Biblia, ofreciendo una visión temprana de la tradición cristiana y judía, y ha sido fundamental para ediciones críticas de las Escrituras en la tradición católica. Aunque su origen exacto permanece incierto, se asocia con centros como Cesarea o Egipto, y su texto muestra similitudes con otros códices antiguos como el Vaticano.

Tabla de contenido

Descubrimiento e historia

El Códice Sinaítico fue hallado en el Monasterio de Santa Catalina, ubicado en el Monte Sinaí, un sitio de gran significado bíblico y espiritual en la tradición católica, asociado con la entrega de la Ley a Moisés. Su descubrimiento se debe al erudito alemán Constantino Tischendorf, quien realizó varias expediciones al monasterio bajo el patrocinio de figuras reales y eclesiásticas.

Las visitas de Tischendorf

En 1844, Tischendorf, respaldado por el rey Federico Augusto de Sajonia, visitó por primera vez el monasterio. Allí, en una cesta de basura, encontró cuarenta y tres hojas de la Septuaginta que incluían porciones de los libros de I Crónicas, Jeremías, Nehemías y Ester. Los monjes le permitieron llevarse estos fragmentos, que más tarde publicó como Códice Friderico-Augusto, en honor a su patrono, y que hoy se conservan en la Universidad de Leipzig. Durante esta estancia, Tischendorf vio también libros de Isaías y I y IV Macabeos, pertenecientes al mismo códice, pero no pudo obtenerlos, aunque advirtió a los monjes de su valor incalculable.

En 1853, Tischendorf regresó, pero solo halló dos fragmentos breves de Génesis, que imprimió al volver a Europa. No obtuvo más información sobre el resto del manuscrito. Fue en 1859, bajo el patrocinio del zar Alejandro II de Rusia, cuando el hallazgo resultó decisivo. A punto de partir, en una conversación casual con el mayordomo del monasterio, Tischendorf se enteró de la existencia de un manuscrito antiguo. Al examinarlo, descubrió que contenía una gran parte del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento íntegro, la Epístola de Bernabé y parte del Pastor de Hermas, textos de los que no se conocían copias griegas originales hasta entonces.1

Tischendorf pasó la noche transcribiendo la Epístola de Bernabé, considerando un «delito dormir» ante tal tesoro. Aunque inicialmente no convenció a los monjes de entregárselo, en El Cairo, en un monasterio afiliado, logró que se lo enviaran para copia. Finalmente, los monjes lo donaron al zar como regalo, reconociendo su protección a la Iglesia Ortodoxa Griega. En 1869, el zar recompensó a los monasterios con sumas de dinero y condecoraciones. El manuscrito se guardó en la Biblioteca Imperial de San Petersburgo hasta su traslado posterior a la Biblioteca Británica en 1933.2

Adquisición y controversias

La adquisición del códice generó debates éticos y eclesiásticos, ya que algunos cuestionaron si Tischendorf actuó con total transparencia. Sin embargo el Sinaítico se valora por su contribución al conocimiento de las Escrituras, alineándose con el énfasis de la Iglesia en la fidelidad textual de la Biblia. El monasterio, fundado por el emperador Justino I en el siglo VI y dedicado a Santa Catalina de Alejandría, ha sido un refugio para manuscritos cristianos desde la antigüedad, atrayendo a eremitas y peregrinos.3

Descripción física

El Códice Sinaítico se escribió sobre pergamino de alta calidad, con páginas de aproximadamente 38 cm por 34 cm. Presenta un formato innovador para su época: cuatro columnas por página, salvo en los libros poéticos, donde se escriben en dos columnas más anchas de manera esticométrica (línea por verso). Cada columna tiene 48 líneas, excepto en las Epístolas Católicas, con 47. Este diseño evoca los antiguos rollos de papiro, sugiriendo una transición hacia el formato de códice.1

El texto está en caracteres unciales bien formados, sin acentos, espíritus ni puntuación elaborada, solo con apóstrofos ocasionales y puntos para periodos. Tischendorf identificó cuatro manos en su escritura original, y siete correctores posteriores, uno contemporáneo al scribe. Errores clericales son escasos, según expertos como Gregory. Incluye divisiones textuales antiguas, como las Secciones Ammonianas y los Cánones Eusebianos en los márgenes, añadidos probablemente por una mano contemporánea.1

El códice original tenía unos 365 folios, pero ha sufrido mutilaciones severas, especialmente en los libros históricos del Antiguo Testamento. Hoy consta de 346½ folios y medio, con fragmentos adicionales descubiertos en encuadernaciones de otros volúmenes en 1867 por el Archimandrita Porfirio.1

Contenido

El Sinaítico es un testimonio completo de la Biblia cristiana primitiva, incluyendo libros deuterocanónicos reconocidos por la Iglesia católica.

Antiguo Testamento

Originalmente contenía toda la Septuaginta, pero las mutilaciones afectan sobre todo Génesis hasta Esdras. Los fragmentos y libros extant incluyen: versos de Génesis 23-24 y Números 5-7; I Crónicas 9:27-19:17; Esdras 9:9 hasta el final; Nehemías, Ester, Tobías, Judith, Joel, Abdías, Jonás, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías, Isaías, Jeremías, Lamentaciones 1:1-2:20; I Macabeos y IV Macabeos (este último apócrifo). Curiosamente, Esdras 9:9 sigue directamente a I Crónicas 19:17 debido a un error de encuadernación en el modelo copiado, como nota un corrector.1

El texto difiere en ocasiones de la Vulgata latina, pero incluye los deuterocanónicos, afirmando la tradición septuaginta adoptada por la Iglesia.

Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento está completo y es uno de los más puros preservados. El orden es inusual: las Epístolas de San Pablo preceden a Hechos de los Apóstoles, y Hebreos sigue a II Tesalonicenses. Su texto muestra gran similitud con el Códice Vaticano, aunque no desciende directamente de él. Para los Evangelios, se considera el segundo en pureza después del Vaticano.1,4

Obras adicionales

Incluye la Epístola de Bernabé completa y los primeros capítulos del Pastor de Hermas, textos patrísticos tempranos valorados en la liturgia y teología católica primitiva. Se perdieron seis folios tras Bernabé, posiblemente con más literatura no canónica.1

Importancia textual y origen

En la crítica textual bíblica católica, el Sinaítico se sitúa junto al Códice Vaticano como un pilar del tipo textual alejandrino, puro y cercano a los originales. Su texto del Antiguo Testamento coincide a menudo con el Códice Alejandrino, mientras que en el Nuevo Testamento resalta la integridad evangélica. Expertos lo datan en el siglo IV, posiblemente antes que el Alejandrino, con indicios de un origen en Cesarea, gracias a una nota de un corrector del siglo VII que menciona comparación con un ejemplar corregido por Pamfilo, mártir del siglo IV, basado en la Hexapla de Orígenes.1

El origen geográfico se debate: Roma, sur de Italia, Egipto o Cesarea. Algunos lo vinculan a los cincuenta manuscritos ordenados por Constantino a Eusebio en 331 para las iglesias de Constantinopla, aunque no hay pruebas directas.1 En Tobías, difiere notablemente de otros códices, enriqueciendo el estudio de variantes.4

Publicaciones y ediciones

Tischendorf publicó una cuenta en 1860 y una edición facsímil en 1862 bajo auspicios rusos, con veintiún planchas litográficas. En 1863, editó críticamente el Nuevo Testamento, y en 1867, fragmentos adicionales. Sin embargo, las porciones nunca se han editado juntas en una sola obra.1 En el ámbito católico, contribuye a ediciones como la Biblia de Jerusalén o la Nova Vulgata, enfatizando la providencia divina en la preservación de las Escrituras.5

Legado en la tradición católica

El Códice Sinaítico subraya la antigüedad y continuidad de la fe católica, mostrando cómo la Iglesia primitiva valoraba tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, incluyendo deuterocanónicos. Su descubrimiento en un monasterio dedicado a una santa mártir refuerza el rol de la vida monástica en la custodia de la Palabra de Dios. Hoy, accesible digitalmente, invita a los fieles a profundizar en la exégesis católica, recordando que «la Iglesia ha recibido de los Apóstoles la fe íntegra» (Catecismo de la Iglesia Católica, 84).

Citas

  1. Códice Sinaítico, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Códice Sinaítico. 2 3 4 5 6 7 8 9 10

  2. Sinaí, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sinaí.

  3. Monasterio de Santa Catalina, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Monasterio de Santa Catalina.

  4. Manuscritos de la Biblia, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Manuscritos de la Biblia. 2

  5. Códice Vaticano, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Códice Vaticano.