Comisión de laicos
La Comisión de Laicos se refiere a la institución de la Santa Sede encargada de promover y coordinar el apostolado de los fieles laicos en la Iglesia Católica. Su origen se remonta al Concilio Vaticano II y ha evolucionado a través de diferentes dicasterios, reflejando el creciente reconocimiento de la dignidad y la responsabilidad de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia. Esta institución busca fomentar la participación activa de los laicos en la vida eclesial y en la animación evangélica del orden temporal, así como apoyar sus diversas formas de apostolado organizado.
Tabla de contenido
Origen y Fundamentos Conciliares
El fundamento de la participación laical en la Iglesia se encuentra en los documentos del Concilio Vaticano II, especialmente en la Constitución Dogmática Lumen Gentium y el Decreto Apostolicam Actuositatem sobre el apostolado de los laicos1. Estos documentos reconocieron plenamente la dignidad y responsabilidad de los laicos como «cristifieles», quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, participan del sacerdocio común de todos los cristianos2. Se les llama a la santidad de vida y al apostolado en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con el fin de «animar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico»2.
El Concilio Vaticano II marcó un punto de inflexión decisivo, donde la vocación cristiana, por su propia naturaleza, es también una vocación al apostolado3,4. Los laicos, al igual que el clero y los consagrados, comparten una dignidad común y una misma vocación a la perfección, poseyendo en común una salvación, una esperanza y una caridad indivisa4. Los Padres Conciliares encomendaron a los laicos la misión de «buscar el reino de Dios dedicándose a los asuntos temporales y ordenándolos según la voluntad de Dios»3.
Evolución Institucional
La institución vaticana dedicada a los laicos ha tenido una evolución significativa desde el Concilio:
Consejo Pontificio para los Laicos
Después del Concilio Vaticano II, se estableció el Consejo Pontificio para los Laicos. El Papa Pablo VI, confirmando la importancia de la misión de los laicos y en fidelidad a las orientaciones conciliares, decidió dar a esta institución una «forma nueva, estable y de un nivel más elevado», comparable a la de otros Dicasterios5. Este Consejo fue creado para promover la participación del laicado cristiano en la misión evangelizadora de la Iglesia, animándolos a trabajar desde dentro para la santificación del mundo, como un fermento en el orden temporal5.
El Papa Juan Pablo II, en diversas ocasiones, enfatizó la importancia de este Consejo y del decreto Apostolicam Actuositatem como puntos de referencia esenciales para la actividad de los laicos6,7. Destacó que el apostolado laical es indispensable para que el Evangelio sea «luz, sal y levadura de una nueva humanidad»3.
Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida
En una reestructuración más reciente de la Curia Romana, el Consejo Pontificio para los Laicos fue integrado en el actual Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Este nuevo dicasterio se encarga de promover y organizar conferencias internacionales y otras iniciativas relacionadas con el apostolado de los laicos, los jóvenes, la institución del matrimonio, la realidad de la familia y la vida en la Iglesia, considerando tanto las condiciones humanas como sociales de estos grupos8.
Este cambio refleja una visión más integrada de las áreas pastorales que afectan a los laicos, la familia y la vida, buscando una acción sinérgica en la promoción de su misión.
La Misión del Laicado Católico
La misión de los laicos, promovida y apoyada por la Comisión de Laicos (o el Dicasterio actual), es multifacética y esencial para la Iglesia:
Animación Evangélica del Orden Temporal
Los laicos tienen la tarea de impregnar el orden temporal con el espíritu evangélico, trabajando por la construcción de un mundo más digno para los hijos de Dios5. Esto implica evangelizar a las personas y las culturas, actuando como fermento en la sociedad5. Son llamados a «animar y transformar las realidades temporales con el dinamismo de la esperanza y la fuerza del amor cristiano»9. La Iglesia espera mucho de su obra de apoyo e integración en diversos ambientes, especialmente los más pobres y necesitados6.
Apostolado Organizado y Asociativo
Aunque el apostolado individual es una premisa ineludible, la Iglesia también valora las formas asociativas del apostolado laical, las cuales son connaturales a su índole comunitaria y a las exigencias de evangelización del mundo moderno10. Desde el Concilio, ha florecido una temporada de asociaciones, movimientos, sodalidades y comunidades nuevas, junto a los grupos tradicionales3. Estas asociaciones son vistas como centros para la formación cristiana de sus miembros y un medio para involucrarse plenamente en la vida de la comunidad eclesial, colaborando con los pastores y promoviendo el compromiso con la caridad y la solidaridad11.
Formación y Colaboración
Para que los laicos puedan cumplir fructíferamente su misión, es necesaria una sólida formación humana y cristiana, que les permita «ver, juzgar y actuar a la luz de la fe»12. Los sacerdotes, en la catequesis y el ministerio de la palabra, deben tener en cuenta la formación para el apostolado12.
La colaboración de los laicos con la jerarquía no es una mera adaptación estratégica, sino que es inherente a la naturaleza apostólica de la Iglesia4. Los laicos, al compartir el oficio sacerdotal, profético y real de Cristo, tienen su propia parte en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo4. Esto implica una doble dimensión de compromiso: ser testigos de Cristo, fieles al Magisterio y en obediencia y colaboración con los pastores; y participar activamente en las necesidades, aspiraciones y desafíos de la realidad del prójimo10.
Conclusión
La Comisión de Laicos, en sus diversas configuraciones institucionales, ha sido fundamental para la promoción y el desarrollo del apostolado laical en la Iglesia Católica. Inspirada por el Concilio Vaticano II, ha trabajado para reconocer y potenciar la vocación de los laicos a la santidad y a la misión, instándolos a ser luz, sal y fermento en el mundo, y a construir la civilización del amor a través de su compromiso en el orden temporal y en la vida eclesial3,13. La participación activa y corresponsable de los laicos sigue siendo un camino crucial para el futuro de la Iglesia y su presencia en la sociedad.
Citas
Papa Juan Pablo II. Al Pontificio Consejo para los Laicos y al Comité para la Familia (22 de septiembre de 1980) - Discurso, § 4 (1980). ↩
Papa Juan Pablo II. En el 20.º aniversario del Decreto conciliar Apostolicam Actuositatem (18 de noviembre de 1985) - Discurso, § 2 (1985). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 26 de noviembre de 2000: Jubileo del Apostolado de los Laicos - Homilía, § 3 (2000). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Catequesis. La pasión por la evangelización: El celo apostólico del creyente 7. El Concilio Vaticano II. 2. Ser apóstoles en una Iglesia apostólica, Papa Francisco. Audiencia General del 15 de marzo de 2023 - Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 7. El Concilio Vaticano II. 2. Ser apóstoles en una Iglesia apostólica (2023). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Pablo VI. A las Asambleas de tres organismos posconciliares (4 de noviembre de 1977) - Discurso (1977). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. A los Colaboradores italianos de las Misioneras de la Caridad (27 de abril de 1985) - Discurso (1985). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 25 de noviembre de 1979: Solemnidad de Cristo Rey - Homilía, § 5 (1979). ↩
Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Estatuto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida (5 de septiembre de 2018), §Art. 4 (2018). ↩
Papa Juan Pablo II. A los Obispos españoles de las Provincias Eclesiásticas de Granada y Sevilla en su visita ad Limina (14 de noviembre de 1986) - Discurso, § 3 (1986). ↩
Papa Juan Pablo II. A los representantes de las organizaciones católicas, Ciudad de México, República de México (29 de enero de 1979) - Discurso (1979). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. A los Obispos de la Conferencia Episcopal Española en su visita «ad Limina» (7 de julio de 1998) - Discurso (1998). ↩
Papa Juan Pablo II. A los participantes en el XV Capítulo General de los Palotinos (17 de noviembre de 1983) - Discurso, § 3 (1983). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Mensaje a los participantes en la Asamblea Extraordinaria de la Acción Católica Italiana (13 de septiembre de 2003), § 3 (2003). ↩