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Cruz

Compasión

Compasión
Meaghan se hizo daño deslizándose (más o menos) hacia el plato. Finn le dio un abrazo. Estaba a salvo. Esta imagen ha sido extraída de otro archivo, Jax House, CC BY-SA 2.0 📄

La compasión, central en la enseñanza y práctica católica, se entiende como «sufrir con» el prójimo, una virtud que emana del amor de Dios. No es mera lástima, sino una profunda identificación con el sufrimiento ajeno que impulsa a la acción caritativa y a la búsqueda de justicia. Desde las Escrituras hasta los documentos pontificios, la Iglesia Católica ha destacado la compasión como un pilar de la fe, invitando a los creyentes a imitar a Cristo en su misericordia hacia los enfermos, los pobres y los marginados, y a transformar el mundo con un dinamismo expansivo de caridad.

Tabla de contenido

Definición y Significado Bíblico

La compasión, etimológicamente, significa «sufrir con» el otro1. En el contexto católico, esta no es una emoción pasiva, sino una profunda identificación con el dolor ajeno que motiva a actuar. El Catecismo de la Iglesia Católica señala que la miseria humana, en sus diversas formas como la privación material, la opresión injusta, la enfermedad física y psicológica, y la muerte, es un signo de la condición heredada de fragilidad del hombre, la cual necesita salvación como consecuencia del pecado original. Esta miseria provocó la compasión de Cristo Salvador, quien voluntariamente la asumió e se identificó con los más pequeños de sus hermanos2.

La piedad, uno de los siete dones del Espíritu Santo, es una manifestación de la misericordia de Dios que el Señor ofrece a sus discípulos para hacerlos «dóciles en la pronta obediencia a las inspiraciones divinas»3.

Compasión Divina

La teología cristiana siempre ha rechazado la idea de una Divinidad indiferente a las vicisitudes de las criaturas4. Se inclina a admitir que, así como la compasión se encuentra entre las más nobles perfecciones humanas, puede decirse de Dios que posee una compasión similar sin ninguna imperfección y en un grado eminente4. Esta compasión divina coexiste con la felicidad eterna misma4. Los Padres de la Iglesia llamaron a esta misericordia total hacia el dolor y el sufrimiento humano la «pasión del amor», un amor que en la Pasión de Jesucristo ha vencido estos sufrimientos y los ha perfeccionado4.

Compasión en la Enseñanza de Jesús

Jesús es el modelo supremo de compasión. A lo largo de los Evangelios, se muestra conmovido ante el sufrimiento humano, no solo permitiendo que los enfermos lo toquen, sino haciendo suyas sus miserias5. Sus curaciones eran signos de la llegada del Reino de Dios y anunciaban una curación más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte5. Al tomar sobre sí el peso del mal en la cruz, Cristo dio un nuevo significado al sufrimiento, que desde entonces puede configurarnos con Él y unirnos a su Pasión redentora5.

Jesús invita a sus discípulos a seguirlo tomando su cruz, y al hacerlo, adquieren una nueva perspectiva sobre la enfermedad y los enfermos6. Los asocia a su vida de pobreza y servicio, haciéndolos partícipes de su ministerio de compasión y curación6. El Papa Francisco subraya que la compasión es «sufrir con», caminar con aquellos que sufren en sus sentimientos y abrazarlos, acompañarlos7. También significa abrazar sus sueños y deseos de libertad y justicia, cuidarlos y apoyarlos, involucrando a otros para ampliar la red y los límites, creando un gran dinamismo expansivo de caridad7.

El Mandamiento del Amor

La compasión está intrínsecamente ligada al mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Como dice San Ambrosio, la compasión se fundamenta en la «amistad natural», aquella a la que uno está obligado por el hecho de haber nacido en la humanidad1. Tomás de Aquino sigue a San Ambrosio, argumentando que no se puede adoptar el bien de otra persona como propio si no se está dispuesto a adoptar también su sufrimiento1. Donde no hay compasión, solo hay amistad fallida1.

Compasión en el Catecismo de la Iglesia Católica

El Catecismo de la Iglesia Católica dedica varias secciones a la compasión, especialmente en relación con el amor a los pobres y las obras de misericordia.

Amor Preferencial por los Pobres

La Iglesia manifiesta un amor preferencial por los oprimidos por la pobreza, inspirado en el Evangelio de las Bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús y en su preocupación por los pobres8. Este amor no solo se extiende a la pobreza material, sino también a las muchas formas de pobreza cultural y religiosa8. Es un deber trabajar para «poder dar a los que tienen necesidad»8.

Obras de Misericordia

Las obras de misericordia son acciones caritativas por las cuales acudimos en ayuda de nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales9. Las obras de misericordia corporales incluyen alimentar al hambriento, dar posada al sin techo, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y presos, y enterrar a los muertos9. Dar limosna a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna y una obra de justicia grata a Dios9.

Las obras de misericordia espirituales consisten en instruir, aconsejar, consolar, confortar, perdonar y soportar pacientemente las ofensas9. La Iglesia siempre enseñó el deber de la clemencia y la misericordia, incluso en tiempos pasados donde se utilizaban prácticas crueles para mantener el orden10.

Compasión como Obra de Misericordia

La compasión es la base de las obras de misericordia. El Papa Francisco enfatiza que la compasión es el mejor «vacuna» contra la epidemia de la indiferencia11. La indiferencia se manifiesta en actitudes como «no tiene nada que ver conmigo», «no me corresponde», «no me concierne», «es asunto suyo»11. En contraste, la compasión es «sufrir con», ir más allá de las excusas y teorías para ver a los demás como hermanos y hermanas a quienes proteger11.

San Juan Pablo II, en su encíclica Dives in Misericordia, ilustra la misericordia divina con la parábola del hijo pródigo. La conducta del padre, llena de afecto y alegría por el regreso del hijo, revela un profundo amor y la conciencia de que un bien fundamental ha sido salvado: la humanidad de su hijo12. Este «tuvo compasión, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó»12, demostrando que la fidelidad de Dios se expresa de manera afectuosa y generosa12.

Compasión en la Espiritualidad y Vida de los Santos

La compasión es una característica distintiva de la vida de muchos santos, quienes la vivieron de manera ejemplar, identificándose con Cristo en el servicio a los más vulnerables.

María, Ícono de la Compasión

La Virgen María es el ícono de la compasión para los creyentes3. Como madre que cuida de cada uno de sus hijos, su ejemplo nos invita a cultivar actitudes de compasión ante las diversas situaciones de la vida, para liberarnos de la indiferencia que nos impide reconocer las necesidades de nuestros hermanos y hermanas3. Dante Alighieri expresa esta verdad en su oración a Nuestra Señora en el Paraíso: «En ti la compasión es, en ti la piedad, […] en ti se encuentra toda bondad en cualquier criatura»3.

Santos Ejemplares

Santos como San Francisco de Asís son ejemplos de compasión. En su cántico, alaba a Dios por sus criaturas y continúa diciendo: «Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor»13. Esto muestra la conexión entre el cuidado de la creación y la compasión hacia los semejantes13. Santa Rosa de Lima, al ser reprendida por su madre por cuidar a los pobres y enfermos en casa, respondió: «Cuando servimos a los pobres y enfermos, servimos a Jesús. No debemos dejar de ayudar a nuestros prójimos, porque en ellos servimos a Jesús»14.

Compasión en la Doctrina Social de la Iglesia

La doctrina social de la Iglesia promueve la compasión como un principio fundamental para la construcción de una sociedad justa y fraterna.

Justicia y Caridad

Desde el Antiguo Testamento, diversas medidas jurídicas (el año jubilar del perdón de deudas, la prohibición de préstamos con interés, la obligación del diezmo, el pago diario al jornalero, el derecho a rebuscar en viñas y campos) responden a la exhortación: «Porque los pobres nunca faltarán en la tierra; por eso te mando: Abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra»14. Jesús hace suyas estas palabras, invitándonos a reconocer su propia presencia en los pobres que son sus hermanos14.

El Papa Francisco, en Laudato Si', subraya que un sentido de profunda comunión con el resto de la naturaleza no puede ser real si nuestros corazones carecen de ternura, compasión y preocupación por nuestros semejantes13. Es inconsistente combatir el tráfico de especies en peligro mientras se permanece indiferente al tráfico humano o a la destrucción de otro ser humano considerado no deseado13. Todo está conectado; la preocupación por el medio ambiente debe unirse a un amor sincero por nuestros semejantes y un compromiso inquebrantable para resolver los problemas de la sociedad13.

Compasión en la Vida Cotidiana y la Pastoral

La compasión es un llamado a la acción en la vida diaria de todo católico y en la misión pastoral de la Iglesia.

Superar la Indiferencia

El Papa Francisco nos insta a sacudirnos la indiferencia que nos impide reconocer la necesidad de nuestros hermanos y hermanas, y a liberarnos de la esclavitud del bienestar material3. La compasión implica tocar la mano del mendigo, mirarlo a los ojos, en lugar de arrojarle la moneda desde la distancia7. No es debilidad, sino una virtud que nos permite sufrir con el otro y acompañarlo7.

La Iglesia como Cuerpo de Cristo

En la unidad del Cuerpo de Cristo, todos los miembros están unidos entre sí, especialmente con aquellos que sufren, con los pobres y perseguidos15. La compasión es una manifestación sobresaliente de la caridad hacia las almas, que implica no omitir nada de la doctrina salvadora de Cristo, pero siempre unida a la tolerancia y la caridad, como Cristo mismo mostró en sus conversaciones y tratos con los hombres16.

Conclusión

La compasión es mucho más que un sentimiento en la fe católica; es una disposición fundamental del corazón que nos impulsa a identificarnos con el sufrimiento del prójimo y a actuar en consecuencia, siguiendo el ejemplo de Jesucristo. Desde la definición teológica de «sufrir con» hasta su manifestación en las obras de misericordia, la compasión nos desafía a superar la indiferencia y a construir una civilización del amor. Al vivir la compasión, los católicos no solo reflejan el amor de Dios por la humanidad, sino que también contribuyen activamente a la construcción de un mundo más justo y fraterno, donde cada persona es reconocida en su dignidad inherente.

Citas

  1. John O’Callaghan. ¿Existen personas fracasadas? , § 22. 2 3 4

  2. VI. El amor por los pobres, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2448 (1992).

  3. La misericordia como piedad, Papa Francisco. Audiencia Jubilar del 14 de mayo de 2016: La misericordia como piedad (2016). 2 3 4 5

  4. II. Algunos temas principales de la cristología moderna - A. El problema de la preexistencia de Jesucristo, Comisión Teológica Internacional. Teología, Cristología, Antropología, § 5 (1982). 2 3 4

  5. I. Sus fundamentos en la economía de la salvación, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1505 (1992). 2 3

  6. I. Sus fundamentos en la economía de la salvación, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1506 (1992). 2

  7. Papa Francisco. Viaje Apostólico a Indonesia: Encuentro con Obispos, Sacerdotes, Diáconos, Personas Consagradas, Seminaristas y Catequistas en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción (Yakarta, 4 de septiembre de 2024) (2024). 2 3 4

  8. VI. El amor por los pobres, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2444 (1992). 2 3

  9. VI. El amor por los pobres, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2447 (1992). 2 3 4

  10. II. El respeto de la dignidad de las personas, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2298 (1992).

  11. Papa Francisco. A los participantes en el encuentro de las Comunidades Laudato si’ (2020). 2 3

  12. B6. Particular concentración en la dignidad humana, Papa Juan Pablo II. Dives in Misericordia, § 6 (1980). 2 3

  13. Capítulo segundo - V. Una comunión universal, Papa Francisco. Laudato Si, § 91. 2 3 4 5

  14. VI. El amor por los pobres, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2449 (1992). 2 3

  15. Párrafo 2. La Iglesia - Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu Santo, Catecismo de la Iglesia Católica, § 806 (1992).

  16. Compasión cristiana, Papa Pablo VI. Humanae Vitae, § 29 (1968).