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Comunión

Comunión
Fruto de la vid y pan. Original, John Snyder, CC BY-SA 3.0 📄

La Comunión se refiere principalmente a la recepción del sacramento de la Eucaristía, en el cual los fieles participan del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo bajo las apariencias de pan y vino. Este acto es el culmen de la participación en la Misa y representa una unión profunda con Cristo y con la Iglesia. El término también abarca la comunión eclesial, que denota la unidad y la relación entre los creyentes dentro de la Iglesia Católica, así como la comunión de los santos, que es la unión espiritual entre los que están en el cielo, los que están en el purgatorio y los fieles en la tierra. Este artículo explorará la doctrina católica de la Comunión, su significado teológico, su historia y las prácticas litúrgicas asociadas.

Tabla de contenido

La Eucaristía como Comunión

La doctrina católica sostiene que en el sacramento de la Eucaristía, Jesucristo está verdaderamente presente: su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad1. Esta presencia real se logra mediante la transustanciación, un cambio milagroso por el cual la sustancia del pan y del vino se convierte en la sustancia del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la consagración durante la Misa, mientras que las apariencias (accidentes) de pan y vino permanecen2,3. Este milagro no implica que Cristo descienda del cielo o que su Cuerpo se multiplique, sino que el pan y el vino son elevados a Él, transformándose en su ser bajo las especies sacramentales4. La presencia de Cristo en la Eucaristía es, por tanto, una presencia sustancial y personal, no meramente simbólica o local en el sentido ordinario5,6,7.

Los efectos de la Comunión son profundos. Al recibir la Eucaristía, los fieles se unen más íntimamente a Cristo, quien prometió: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día» (Jn 6,54)8. Este sacramento es un signo de la caridad suprema de Cristo y fomenta la esperanza, debido a la unión íntima que establece entre Cristo y nosotros3. Además de la unión con Cristo, la Comunión fortalece la unidad de la Iglesia, el Cuerpo místico de Cristo, y perdona los pecados veniales, preservando al comulgante de pecados mortales futuros al fortalecer la caridad8.

Orígenes Bíblicos e Históricos

La institución de la Eucaristía por Jesús en la Última Cena es la base de la Comunión. Los Evangelios Sinópticos y San Pablo registran las palabras de Jesús: «Tomad y comed; esto es mi cuerpo… Tomad y bebed; esta es mi sangre»1,9. El discurso de Jesús en Cafarnaúm, donde prometió dar su carne para la vida del mundo (Jn 6,26-72), también es una fuente fundamental para la doctrina de la Presencia Real1.

Desde los primeros días de la Iglesia, la recepción de la Comunión bajo ambas especies (pan y vino) fue la norma, cumpliendo el mandato del Señor de «tomar y comer… tomar y beber»9. Esta práctica se mantuvo durante más de un milenio en la liturgia católica9.

La Comunión Eclesial

Más allá del acto sacramental, la «comunión» también describe la unidad de la Iglesia, es decir, la comunión eclesial. Esta unidad se manifiesta en la participación común en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, y en la adhesión a la misma fe y disciplina eclesiástica. La Iglesia es el lugar donde los creyentes se reúnen como un solo cuerpo en Cristo10.

Sin embargo, en la era post-cristiandad, la Iglesia enfrenta una crisis sacramental, caracterizada por la disminución de la participación de los católicos bautizados en los sacramentos post-bautismales y por la menor eficacia con la que los participantes experimentan los frutos de estos sacramentos11. Esto subraya la importancia de comprender y vivir plenamente la comunión eclesial.

La Comunión de los Santos

Otro aspecto vital de la doctrina de la Comunión es la comunión de los santos. Esta se refiere a la unión espiritual que existe entre todos los miembros de la Iglesia, ya sean los que ya gozan de la visión beatífica en el cielo (la Iglesia triunfante), los que están purificándose en el purgatorio (la Iglesia sufriente) o los que peregrinan en la tierra (la Iglesia militante). Todos están unidos en Cristo y participan en los bienes espirituales de la Iglesia. Esta comunión permite la intercesión mutua: los santos en el cielo interceden por nosotros, y los fieles en la tierra oran por las almas del purgatorio y se encomiendan a la intercesión de los santos.

Prácticas y Devociones

La devoción a la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía ha generado prácticas litúrgicas y extra-litúrgicas importantes en la Iglesia Católica. La Adoración Eucarística, que es la veneración del Santísimo Sacramento fuera de la Misa, es una de estas prácticas, donde los fieles pasan tiempo en oración ante Cristo presente en la Hostia consagrada7,4. Esta devoción ha experimentado un resurgimiento y es considerada una práctica auténtica y sumamente loable por el Magisterio de la Iglesia7.

La manera en que la Comunión se distribuye y se recibe también es significativa. La Hostia consagrada es un velo sagrado que esconde el milagro de la Presencia de Cristo, y la adoración no se dirige al objeto material, sino a la realidad invisible de Nuestro Señor mismo4. La familiaridad con la Misa no debe hacernos olvidar la naturaleza milagrosa de este sacramento, comparable a los milagros divinos de las Escrituras2.

Conclusión

La Comunión, en su sentido más profundo, es la vida de la Iglesia, que se fundamenta en la unión con Cristo a través de la Eucaristía. Este sacramento no solo alimenta individualmente a los fieles, sino que también es el corazón de la unidad eclesial y de la comunión de los santos. Al participar en la Eucaristía, la Iglesia da gracias a Dios por el don inestimable de la Presencia Real de Cristo, que nos ofrece la vida eterna y cumple su promesa de estar con nosotros «siempre, hasta el fin de los tiempos»8. En la Comunión, los católicos experimentan un anticipo de la vida eterna, arrodillándose ante la Presencia Real de Jesucristo glorificado, tal como vive en el cielo4.

Citas

  1. La presencia real de Cristo en la Eucaristía, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §The Real Presence of Christ in the Eucharist. 2 3

  2. Anónimo. Tratado para los Tiempos 2, § 3. 2

  3. Matthew Levering. Juan Pablo II y Aquino sobre la Eucaristía, § 19. 2

  4. Anónimo. Tratado para los Tiempos 2, § 4. 2 3 4

  5. La eucaristía, la comunión y la Iglesia, Roger Nutt. La Aplicación de la Única Oblación de Cristo: Charles Journet sobre la Misa, la Presencia Real y el Sacrificio de la Cruz, § 14.

  6. Roger Nutt. La Aplicación de la Única Oblación de Cristo: Charles Journet sobre la Misa, la Presencia Real y el Sacrificio de la Cruz, § 13.

  7. Reinhard Hütter. Adoración Eucarística en la Presencia Personal de Cristo: Haciendo Explícito el Misterio de la Fe por Medio de la Contemplación Metafísica, § 2. 2 3

  8. Conclusión, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía, §Conclusión (2001). 2 3

  9. Parte I – la Sagrada Comunión: El Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús - La Sagrada Comunión bajo ambas especies, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Normas para la Distribución y Recepción de la Sagrada Comunión bajo Ambas Especies en las Diócesis de los Estados Unidos de América, § 17 (2015). 2 3

  10. La eucaristía y el cuerpo glorificado, Thomas Davenport, O.P. Localizando el Cielo: Ciencia Moderna y el Lugar del Cuerpo Glorificado de Cristo, § 5.

  11. La crisis sacramental post-Cristiandad: La sabiduría de Tomás de Aquino, Ralph Martin. La Crisis Sacramental Post-Cristiandad: La Sabiduría de Tomás de Aquino, § 1.