Concilio de Bari
El Concilio de Bari se refiere a dos sínodos importantes celebrados en la ciudad de Bari, en el sur de Italia, durante el siglo XI. El primero, en 1064, fue un concilio provincial que trató cuestiones litúrgicas. El segundo, y más conocido, tuvo lugar en 1098, convocado por el Papa Urbano II, con el objetivo principal de abordar la cuestión de la unión entre las Iglesias griega y latina, particularmente en relación con la doctrina del Filioque y el uso del pan ácimo en la Eucaristía. Este concilio contó con la destacada participación de San Anselmo de Canterbury, quien defendió vigorosamente la doctrina de la procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo. Ambos concilios reflejan momentos clave en la historia de la Iglesia, especialmente en las relaciones entre Oriente y Occidente y en la consolidación de la autoridad papal.
Tabla de contenido
Contexto Histórico de Bari
Bari, una antigua ciudad portuaria en Apulia, en el sur de Italia, tiene una rica historia cristiana que se remonta a los primeros siglos. La tradición local incluso afirma que San Pedro predicó allí y consagró al primer obispo1. A lo largo de los siglos, Bari estuvo bajo la influencia bizantina, y sus obispos dependieron del Patriarca de Constantinopla hasta el siglo X1. Sin embargo, en el siglo XI, la conexión con Constantinopla se rompió, y Bari pasó a depender directamente de Roma1. Esta transición fue parte de un proceso más amplio de latinización en el sur de Italia, que a menudo generó tensiones con las tradiciones griegas locales.
En 1097, la ciudad adquirió una importancia adicional cuando marineros de Bari trajeron las reliquias de San Nicolás, obispo de Mira, lo que convirtió a la ciudad en un importante centro de peregrinación1. La construcción de una espléndida basílica para albergar estas reliquias fue un evento significativo, y el Papa Urbano II visitó Bari para venerarlas y consagrar la basílica, aprovechando la ocasión para convocar el concilio de 10981.
El Concilio de Bari de 1064
Existe un registro de un concilio anterior en Bari, celebrado en 10641. Este sínodo fue presidido por Arnoldo, Vicario de Alejandro II1. Aunque las fuentes no detallan exhaustivamente los temas específicos tratados en este concilio, es probable que se centrase en cuestiones de disciplina eclesiástica y litúrgica a nivel provincial, en un momento de creciente influencia papal en la región.
El Concilio de Bari de 1098
El Concilio de Bari de 1098 es el más conocido de los dos y fue convocado por el Papa Urbano II1. Este concilio tuvo lugar en Apulia, donde el Papa Urbano II se encontraba para venerar las reliquias de San Nicolás y consagrar la basílica construida en su honor1. Asistieron 183 obispos1.
Objetivos del Concilio
El propósito principal de este concilio fue buscar la reunión de los griegos con la Iglesia de Roma1. En el siglo XI, las relaciones entre las Iglesias de Oriente y Occidente estaban marcadas por crecientes tensiones, que habían culminado en el cisma de 1054 con la excomunión mutua entre el Cardenal Humberto y el Patriarca Miguel Cerulario2. Aunque ese evento no fue el «cisma definitivo» como a menudo se describe, sí profundizó las divisiones2. Las diferencias teológicas y litúrgicas, como la cuestión del Filioque (la procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo) y el uso de pan ácimo (sin levadura) en la Eucaristía por parte de los latinos, eran puntos clave de controversia1,2.
Participación de San Anselmo de Canterbury
Una figura prominente en el Concilio de 1098 fue San Anselmo de Canterbury1. Anselmo se distinguió por su erudita defensa de la procesión del Espíritu Santo y el uso del pan ácimo para la Sagrada Eucaristía1. Su participación subraya la importancia teológica del concilio y el esfuerzo por articular la doctrina latina frente a las objeciones orientales.
Temas Teológicos y Litúrgicos
El Filioque
La doctrina del Filioque fue un punto central de discusión. La Iglesia latina había añadido esta cláusula al Credo Niceno-Constantinopolitano, afirmando que el Espíritu Santo procede «del Padre y del Hijo»2. Las Iglesias orientales, por su parte, mantenían la formulación original del Credo, que dice que el Espíritu Santo procede «del Padre», y consideraban la adición del Filioque como una alteración unilateral y una desviación teológica. San Anselmo defendió la doctrina trinitaria occidental, argumentando la procesión del Espíritu Santo también del Hijo.
Pan Ácimo en la Eucaristía
Otra diferencia litúrgica significativa era el uso del pan ácimo (sin levadura) en la Eucaristía por parte de los latinos, en contraste con el pan fermentado utilizado por los griegos1,2. Esta cuestión, conocida como la controversia de los ázimos, había sido un punto de fricción considerable, incluso antes del cisma de 10542. Miguel Cerulario, el Patriarca de Constantinopla, había hecho de esta práctica un punto de disputa importante2.
Impacto y Consecuencias
Aunque el Concilio de Bari de 1098 buscó la reunificación, no logró una resolución duradera de las diferencias entre Oriente y Occidente. Las divisiones persistirían y se profundizarían en los siglos siguientes. Sin embargo, el concilio fue un intento notable de diálogo teológico y de afirmación de la doctrina católica en un contexto de creciente separación. La participación de figuras como San Anselmo de Canterbury también resalta la vitalidad intelectual de la Iglesia occidental en este período.
Otros Concilios Relevantes en la Época
Es importante situar el Concilio de Bari en el contexto de otros sínodos y reformas del siglo XI.
Reformas Papales y Concilios Romanos
El siglo XI fue una época de profundas reformas en la Iglesia occidental, a menudo conocidas como la Reforma Gregoriana, liderada por papas como León IX y Nicolás II, y más tarde por Gregorio VII3. Estas reformas buscaban combatir la simonía (compraventa de cargos eclesiásticos) y el concubinato clerical, así como liberar las elecciones papales de la influencia secular4,5,3.
Concilio de Letrán de 1059: Bajo el Papa Nicolás II, este sínodo fue crucial para la reforma de las elecciones papales. Estableció que los cardenales obispos debían conferenciar y elegir a un candidato, seguido por los otros cardenales, y que el resto del clero y los laicos tenían derecho a aclamar la elección4,6,7. Este decreto, In Nomine Domini, redujo significativamente la influencia de la nobleza romana y el emperador en la elección papal, sentando las bases para el sistema actual del Colegio Cardenalicio8,7.
Alianza con los Normandos: Nicolás II también forjó una alianza estratégica con los normandos del sur de Italia, lo que proporcionó apoyo militar al papado y consolidó su poder frente a las facciones romanas y las amenazas externas4,8. Esta alianza fue fundamental para la independencia de la Iglesia.
Condena de Berengario de Tours: En el mismo concilio de 1059, Berengario de Tours, cuyas opiniones se oponían a la doctrina de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, fue obligado a firmar una fórmula de abjuración4. San León IX ya había condenado previamente las doctrinas de Berengario5.
La Cuestión del Primado Romano
La época también vio un aumento en el énfasis en la responsabilidad de la Sede Romana para preservar la Iglesia occidental de interferencias externas y abusos internos3. La idea de que la Sede Apostólica de Roma siempre permanecería pura en la fe era una tradición auténtica de la Iglesia primitiva, aunque fue cuestionada por los obispos orientales después de la condena del Papa Honorio9. La presentación del primado durante la Reforma Gregoriana no fue fácil de aceptar para los bizantinos2.
Conclusión
Los Concilios de Bari, especialmente el de 1098, representan esfuerzos significativos para abordar las divisiones teológicas y litúrgicas que surgieron entre las Iglesias de Oriente y Occidente en el siglo XI. Aunque no lograron la reunificación deseada, estos eventos son fundamentales para comprender la compleja historia de las relaciones intereclesiales y la evolución de la doctrina católica. La participación de figuras como San Anselmo de Canterbury en la defensa de la fe resalta la importancia de la reflexión teológica en la búsqueda de la unidad y la claridad doctrinal.
Citas
Bari, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Bari. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15
Michael Cerularius, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Michael Cerularius (2015). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
B1. De 1054 al Concilio de Florencia (1438-1439), Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Sinodalidad y Primacía en el Segundo Milenio y Hoy, § 1.2 (2023). ↩ ↩2 ↩3
Papa Nicolás II, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Papa Nicolás II. ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Alban Butler. Vidas de los Santos de Butler: Volumen II, § 131. ↩ ↩2
Elecciones papales, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Elecciones Papales. ↩
Elección de los papas, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Elección de los Papas. ↩ ↩2
Papa #155: Nicolás II, Magisterium AI. Breve historia de los Papas de la Iglesia Católica, §Papa 155: Nicolás II (2024). ↩ ↩2
Emmett O’Regan. Santo Tomás de Aquino y los Orígenes de la Doctrina de la Infalibilidad Papal, § 48. ↩