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Concilio de Constantinopla I

Concilio de Constantinopla I
Manuscrito BnF Grec 510 (Homilías de San Gregorio Nacianceno), folio 355 recto. Miniatura del Primer Concilio de Constantinopla (381 d. C.). El emperador Teodosio I y una multitud de obispos sentados en un banco semicircular, a cada lado de un Libro de los Evangelios entronizado. Un hereje, Macedonio, ocupa la esquina inferior izquierda de la miniatura. Dominio Público.

El Primer Concilio de Constantinopla, celebrado en el año 381 d.C., es reconocido como el segundo concilio ecuménico de la Iglesia cristiana. Fue convocado por el emperador Teodosio I con el propósito principal de consolidar la doctrina trinitaria, abordar y condenar las herejías de la época, especialmente el macedonianismo y el arrianismo, y afirmar la plena divinidad del Espíritu Santo. Este concilio resultó en la expansión del Credo de Nicea, conocido desde entonces como el Credo Niceno-Constantinopolitano, el cual se convirtió en un pilar fundamental de la fe cristiana y sigue siendo recitado en la liturgia católica. Las decisiones tomadas en Constantinopla I fueron cruciales para la unificación doctrinal y disciplinaria de la Iglesia, dejando un legado perdurable en la teología y la práctica eclesiástica.

Tabla de contenido

Contexto Histórico

La Iglesia del siglo IV se encontraba en un periodo de intensa controversia teológica, particularmente en torno a la naturaleza de la Santísima Trinidad1. Aunque el Primer Concilio de Nicea en el 325 d.C. había establecido la divinidad de Jesucristo y su consustancialidad con el Padre, las disputas no cesaron. El arrianismo, que negaba la plena divinidad del Hijo, y el macedonianismo (también conocido como pneumatómacos), que cuestionaba la divinidad del Espíritu Santo, persistían como amenazas significativas a la unidad doctrinal de la Iglesia1,2. Estas herejías causaban divisiones y conflictos, especialmente en las provincias orientales del Imperio Romano.

Preocupado por la estabilidad y la unidad tanto del imperio como de la Iglesia, el emperador Teodosio I tomó la iniciativa de convocar un concilio1,3. En el año 380 d.C., había proclamado el Edicto de Tesalónica, que hacía del cristianismo niceno la religión oficial del Estado, sentando las bases para una mayor unificación religiosa. La convocatoria del concilio, realizada entre finales del 380 y principios del 381, buscaba resolver estas controversias doctrinales y establecer una disciplina eclesiástica uniforme2.

Convocatoria y Participantes

El Concilio de Constantinopla fue convocado por el emperador Teodosio I, con el apoyo de la Sede Romana1,2. Originalmente, se concibió como un sínodo regional de los obispos orientales. Asistieron un total de 150 obispos católicos y 36 obispos heréticos (semi-arrianos y macedonios)1. Entre los participantes más destacados se encontraban Melecio de Antioquía, quien presidió inicialmente el concilio, seguido por San Gregorio Nacianceno y Nectario de Constantinopla1. La representación occidental fue menor, lo que reflejó las tensiones jurisdiccionales entre las Iglesias de Oriente y Occidente en ese momento4.

La agenda del concilio se centró en varios puntos clave:

Decisiones y Cánones

Las decisiones del Concilio de Constantinopla I tuvieron un impacto profundo y duradero en la doctrina y la organización de la Iglesia.

El Credo Niceno-Constantinopolitano

El concilio adoptó un credo que ampliaba significativamente el Credo de Nicea (325 d.C.)6. Este nuevo credo, conocido como el Credo Niceno-Constantinopolitano, articuló de manera más explícita la doctrina de la Santísima Trinidad, particularmente la divinidad del Espíritu Santo7. Se añadió la frase «Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas»6. Esta adición fue fundamental para refutar el macedonianismo y consolidar la fe en la igualdad divina de las tres Personas de la Trinidad7. Este credo se ha mantenido como la declaración de fe estándar en la liturgia católica y ortodoxa6.

Cánones Disciplinares y Condenas Heréticas

El concilio también promulgó varios cánones destinados a regular la disciplina eclesiástica y a condenar formalmente las herejías.

Impacto Teológico y Patrístico

El Concilio de Constantinopla I fue un hito decisivo en la historia del cristianismo por varias razones. Consolidó la doctrina trinitaria, estableciendo la plena divinidad y la unidad de esencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo como el pilar central de la teología cristiana1,6. La expansión del Credo de Nicea en el Credo Niceno-Constantinopolitano se convirtió en el documento de referencia para la doctrina de la Iglesia universal, y su uso se extendió rápidamente en la liturgia y la catequesis6.

Este concilio también contribuyó a la afirmación de la Cristología al condenar el apolinarismo, que sostenía que Cristo no poseía un alma o mente humana completa, protegiendo así la plena humanidad de Cristo en su lucha contra el arrianismo4. La obra de los Padres Capadocios —San Basilio el Grande, San Gregorio Nacianceno y San Gregorio de Nisa— fue fundamental en la defensa y explicación de estas verdades trinitarias, influyendo enormemente en las formulaciones del concilio1.

Perspectiva Católica

La Iglesia Católica reconoce al Concilio de Constantinopla I como el segundo concilio ecuménico7. Los Papas, incluyendo a Juan Pablo II, han reafirmado la autoridad y la importancia de sus decisiones, integrándolas en la doctrina oficial de la Iglesia7,9. La Iglesia lo considera un paso esencial en la formación de la fe cristiana, destacando cómo el Espíritu Santo guio a la Iglesia para expresar su fe en plena armonía con la verdad7.

El Credo Niceno-Constantinopolitano es recitado habitualmente en la liturgia católica, especialmente en la Misa dominical y en otras celebraciones importantes, sirviendo como una confesión pública y unificadora de la fe para los creyentes6. Este legado perdura no solo en la liturgia y la enseñanza catequética, sino también en la disciplina eclesiástica, demostrando la influencia continua de este concilio en la Iglesia Católica hasta el día de hoy.

Conclusión

El Concilio de Constantinopla I fue un evento crucial que marcó un punto de inflexión en la historia del cristianismo. Al consolidar la doctrina trinitaria y expandir el Credo de Nicea, el concilio proporcionó una base teológica sólida que ha guiado la fe de la Iglesia durante siglos. Sus decisiones sobre la divinidad del Espíritu Santo y sus cánones disciplinares contribuyeron significativamente a la unidad y la ortodoxia, dejando un legado imperecedero que se manifiesta en la liturgia y la doctrina de la Iglesia Católica actual1,6,9.

Citas

  1. Primer Concilio de Constantinopla, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Primer Concilio de Constantinopla. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

  2. Constantinopla I, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Constantinopla I (2015). 2 3 4 5

  3. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381) - Carta del mismo Santo Sínodo al piadosísimo emperador Teodosio el Grande, a la cual se adjuntan los cánones promulgados por ellos, Documento Conciliar. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381), §Carta del Mismo Santo Sínodo al Piadosísimo Emperador Teodosio el Grande, a la Cual se Adjuntan los Cánones Promulgados por Ellos (381). 2 3

  4. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381) - Canon 1, Documento Conciliar. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381), §Canon 1 (381). 2 3 4

  5. Concilio de Constantinopla I 381 - Ecuménico II (contra los macedonios, etc.) - Condena de los herejes, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 151 (1854). 2

  6. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381) - Credo, Documento Conciliar. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381), §Credo (381). 2 3 4 5 6 7

  7. Papa Juan Pablo II. A Concilio Constantinopolitano I, § I.2 (1981). 2 3 4 5

  8. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381) - Canon 4, Documento Conciliar. Primer Concilio de Constantinopla (A.D. 381), §Canon 4 (381).

  9. Papa Juan Pablo II. A Concilio Constantinopolitano I, § I.1 (1981). 2