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Concilio de Constantinopla IV

El Cuarto Concilio de Constantinopla, reconocido por la Iglesia Católica como el Octavo Concilio Ecuménico, se celebró entre el 5 de octubre de 869 y el 28 de febrero de 870. Este concilio fue convocado para abordar las graves irregularidades eclesiásticas que habían surgido en Constantinopla, particularmente la deposición del Patriarca Ignacio y la intrusión de Focio, cuyas acciones generaron un significativo conflicto con la Sede Romana. El concilio reafirmó la autoridad papal, condenó a Focio y sus seguidores, y restauró a Ignacio en su legítimo cargo patriarcal, buscando restablecer la paz y la unidad eclesiástica entre Oriente y Occidente.

Tabla de contenido

Contexto Histórico y Causas del Concilio

La década previa al Cuarto Concilio de Constantinopla estuvo marcada por una profunda crisis en la Iglesia de Constantinopla1. En el año 856, un cambio político en la capital bizantina llevó al exilio del Patriarca Ignacio, quien representaba la tradición monástica estricta2. Su lugar fue ocupado por Focio, un erudito laico que fue promovido rápidamente a la sede patriarcal2. Esta ascensión inusual, que incluyó la ordenación episcopal conferida por Gregorio Asbestas de Siracusa (cuyo caso estaba sub iudice), fue considerada irregular por Roma, especialmente porque Ignacio afirmó no haber presentado su renuncia2.

En 859, Focio depuso y anatematizó a Ignacio, una sanción que fue renovada en el Concilio de Constantinopla en abril de 861, con la aprobación de los legados del Papa Nicolás I2,3. Sin embargo, el archimandrita Teognosto apeló a Roma en nombre de Ignacio2,3. En respuesta, el Papa Nicolás I, en un sínodo romano en 863, declaró ilegítima la elección de Focio y lo excomulgó4,3.

La tensión entre Roma y Constantinopla se intensificó debido a la cuestión de Bulgaria, cuyo kan Boris fue evangelizado por misioneros latinos, lo que llevó a Focio a reaccionar enérgicamente2,4. En un sínodo convocado en Constantinopla en 867, Focio condenó las «novedades» de los misioneros latinos en Bulgaria, excomulgó al Papa Nicolás I y solicitó al emperador Ludovico II que lo depusiera4,5.

Sin embargo, en septiembre de 867, un golpe de estado en Constantinopla llevó al asesinato del emperador Miguel III y la ascensión de Basilio I el Macedonio2,4,3. Basilio I inmediatamente depuso a Focio y restauró a Ignacio en el patriarcado2,4,6. Tras la muerte de Nicolás I, su sucesor, el Papa Adriano II, confirmó la deposición de Focio y la restauración de Ignacio1,6. Tanto Ignacio como Basilio enviaron representantes a Roma solicitando la convocatoria de un concilio general para resolver la situación1.

Convocatoria y Desarrollo del Concilio

El Octavo Concilio Ecuménico fue convocado por el emperador Basilio I y el patriarca Ignacio, y se celebró en la Catedral de Santa Sofía en Constantinopla del 5 de octubre de 869 al 28 de febrero de 8701,7. El Papa Adriano II envió tres legados —Donato, obispo de Ostia; Esteban, obispo de Nepi; y el diácono Marino— para presidir el concilio en su nombre1,7,3.

Al inicio del concilio, se pidió a los legados que presentaran su comisión, lo cual hicieron1. Luego, presentaron a los obispos la famosa fórmula (conocida como libellus) del Papa Hormisdas (514-523), que obligaba a sus signatarios a «seguir en todo a la Sede Apostólica de Roma y enseñar todas sus leyes… en cuya comunión se encuentra toda la solidez real y perfecta de la religión cristiana»1,8. Los Padres conciliares debían firmar este documento, que originalmente había sido redactado para cerrar el cisma acaciano1.

Las primeras sesiones se dedicaron a la lectura de documentos importantes, la reconciliación de obispos ignacianos que habían apoyado a Focio, la exclusión de algunos prelados fotianos y la refutación de declaraciones falsas de dos antiguos enviados de Focio a Roma1. En la quinta sesión, Focio compareció a regañadientes, pero se mantuvo en profundo silencio o respondió con pocas palabras, imitando supuestamente la actitud de Cristo ante Caifás y Pilato1,2. En la séptima sesión, Focio y sus partidarios fueron anatematizados de forma permanente, y los documentos fotianos fueron quemados2.

En la décima y última sesión, celebrada el 28 de febrero de 870, se leyeron y aprobaron veintisiete cánones1,7. El emperador Basilio I, junto con sus hijos Constantino y León, firmaron las actas después de los patriarcas y promulgaron las decisiones del concilio mediante un decreto7.

Decisiones y Cánones del Concilio

El Cuarto Concilio de Constantinopla emitió una serie de decretos y cánones que abordaron la situación creada por Focio y establecieron puntos generales de disciplina eclesiástica1.

Condena de Focio y sus Seguidores

El concilio condenó explícitamente a Focio, declarando que «nunca fue ni es ahora obispo»9. Se anularon todas las consagraciones y promociones sacerdotales realizadas por él9. El concilio también anatematizó a Focio por su «usurpación criminal» de la Iglesia de Constantinopla y por sus «malas acciones», incluyendo la convocatoria de un sínodo fraudulento en 867 para excomulgar al Papa Nicolás I10.

Los obispos, sacerdotes, diáconos y subdiáconos de la Iglesia de Constantinopla que habían recibido su consagración de Metodio e Ignacio, pero que se habían opuesto al concilio y apoyado a Focio, fueron depuestos y suspendidos de todas las funciones sacerdotales11. No se les permitiría ser readmitidos en las filas del clero, aunque se les concedería la gracia de recibir los medios de santidad por misericordia11.

Reafirmación de la Autoridad Papal

El concilio reafirmó la autoridad del Papa Nicolás I y de su sucesor, Adriano II12. Declaró que todo lo que había sido expuesto y promulgado por ellos en sínodos anteriores, tanto para la defensa y bienestar de la Iglesia de Constantinopla y de su patriarca Ignacio, como para la expulsión y condena de Focio, debía ser mantenido y observado sin cambios12. Cualquier clérigo que despreciara estos decretos sería despojado de su dignidad y rango, y cualquier monje o laico sería excomulgado hasta que se arrepintiera y prometiera observar todos los decretos12.

Varios Cánones Disciplinares

Además de las condenas de Focio, el concilio abordó varias cuestiones disciplinares:

Consecuencias y Legado

Tras la conclusión del concilio, los legados papales firmaron sus decretos, pero con reserva de la acción papal1. Por primera vez, Roma reconoció la antigua pretensión de Constantinopla al segundo lugar entre los cinco grandes patriarcados1. Sin embargo, el orgullo griego se sintió ofendido por la firma obligatoria del formulario romano de reconciliación1.

La reconciliación de Ignacio con Focio ocurrió más tarde, después de la muerte de Ignacio en 8772,4. Esto llevó a la convocatoria de un gran concilio en Constantinopla entre noviembre de 879 y marzo de 880, con la participación de legados pontificios2,5,3. Este concilio posterior, conocido por los ortodoxos como el Octavo Concilio Ecuménico, anuló el Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870) y restauró solemnemente al Patriarca Focio2,5,7. El Papa Juan VIII aprobó la resolución de este concilio de 879-880 el 13 de agosto de 8802. Algunos estudiosos modernos han sugerido que el concilio de 879-880 podría considerarse como la segunda sesión del concilio que la Iglesia Católica llama Constantinopla IV2.

Es importante destacar que el concilio de 869-870, aunque designado como el octavo concilio ecuménico por los canonistas occidentales, no se encuentra en ninguna colección canónica bizantina y sus actos y cánones son completamente ignorados por ellos7. Los estudiosos modernos han demostrado que fue incluido en la lista de concilios ecuménicos solo más tarde, después del siglo XI7.

Conclusión

El Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870) representa un momento crucial en la historia de las relaciones entre Roma y Constantinopla. Aunque sus decisiones fueron posteriormente anuladas por un concilio posterior en Oriente, su celebración y las doctrinas que defendió, especialmente la condena de Focio y la reafirmación de la autoridad papal, lo consolidan como un concilio ecuménico en la tradición católica7. Este concilio es un testimonio de los esfuerzos por mantener la unidad de la Iglesia en medio de las tensiones políticas y eclesiásticas del siglo IX.

Citas

  1. Cuarto concilio de Constantinopla, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Cuarto Concilio de Constantinopla. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

  2. Constantinopla IV, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Constantinopla IV (2015). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

  3. Focio de Constantinopla, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Focio de Constantinopla. 2 3 4 5 6

  4. Focio, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Focio (2015). 2 3 4 5 6

  5. Sínodos fotianos de Constantinopla (861, 867, 879), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Sínodos Fotianos de Constantinopla (861, 867, 879). 2 3

  6. San Ignacio de Constantinopla, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §San Ignacio de Constantinopla. 2

  7. Introducción, Documento del Concilio. Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870 d.C.), § Introducción (870). 2 3 4 5 6 7 8

  8. Concilio de Constantinopla IV 869-870 - Ecuménico VIII (contra Focio) - Cánones contra Focio * - En actio I la regla de fe de Hormisdas es leída y suscrita [ver n. 171 ss.], Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 650 (1854).

  9. Cánones, Documento del Concilio. Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870 d.C.), § 4 (870). 2

  10. Cánones, Documento del Concilio. Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870 d.C.), § 6 (870).

  11. Cánones, Documento del Concilio. Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870 d.C.), § 25 (870). 2

  12. Cánones, Documento del Concilio. Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870 d.C.), § 2 (870). 2 3

  13. Cánones, Documento del Concilio. Cuarto Concilio de Constantinopla (869-870 d.C.), § 9 (870). 2