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Concilio de Lyon II

Concilio de Lyon II
Autor desconocido, CC BY-SA 3.0 📄

El Segundo Concilio de Lyon, considerado el 14º concilio ecuménico por la Iglesia Católica Romana, se celebró en Lyon, Francia, del 7 de mayo al 17 de julio de 1274. Convocado por el Papa Gregorio X, este concilio tuvo como objetivos principales la unión con la Iglesia Griega (Bizantina), la preparación de una nueva cruzada para recuperar Jerusalén y la reforma general de la Iglesia. A pesar de los esfuerzos por la unión, esta resultó ser efímera, aunque las decisiones sobre las elecciones papales (el cónclave) tuvieron un impacto duradero.

Tabla de contenido

Antecedentes y Convocatoria

El Papa Gregorio X convocó el Segundo Concilio de Lyon en 1271, estableciendo tres metas fundamentales: la ayuda a Jerusalén mediante una Cruzada, la consecución de la unión con la Iglesia Griega y la reforma eclesiástica1. La idea de la unión de las Iglesias había sido un tema de discusión recurrente entre los papas y los emperadores bizantinos, especialmente Juan III Vatatzes, con el fin de resolver cuestiones teológicas como el Filioque, el primado romano y el uso de los ázimos1. El emperador bizantino Miguel VIII Paleólogo, buscando el apoyo papal para defenderse de las ambiciones expansionistas de Carlos de Anjou, rey de Sicilia, también impulsó esta unión1.

Participantes y Organización

El concilio fue uno de los más concurridos de su tiempo, contando con la presencia de más de 200 obispos, 60 abades y aproximadamente 800 prelados o delegados1,2. Entre los asistentes notables se encontraban San Buenaventura, quien jugó un papel importante en las discusiones con los embajadores griegos, y San Alberto Magno1,2. Santo Tomás de Aquino fue invitado, pero falleció en el camino al concilio1,2. También estuvieron presentes el rey Jaime I de Aragón, embajadores de los reyes de Francia e Inglaterra, y delegados del emperador Miguel VIII Paleólogo y el clero griego, así como embajadores del Kan de los tártaros2,3.

El proceso conciliar se caracterizó por un fuerte centralismo romano. Los documentos fueron preparados y discutidos con antelación por la curia romana y sus colaboradores, y luego leídos públicamente en la asamblea conciliar para su aprobación1. El concilio tuvo seis sesiones generales entre el 7 de mayo y el 17 de julio de 12742,3.

Temas Principales y Decretos

Los tres temas principales del concilio fueron abordados en diversas sesiones:

Unión con la Iglesia Griega

La unión con la Iglesia Griega fue el acto más significativo del concilio1. El emperador Miguel VIII Paleólogo había logrado el apoyo de la mayoría de los obispos de su imperio para la unión con Roma, siempre que el Filioque no fuera impuesto y se respetaran las tradiciones litúrgicas bizantinas1.

El 24 de junio de 1274, llegaron a Lyon los representantes de Miguel VIII: Germanus, patriarca de Constantinopla (anteriormente), Theophanes, obispo de Nicea, Georgius Acropolita, senador y gran logoteta, y otros2. Presentaron una carta de Paleólogo escrita en nombre de cincuenta arzobispos y quinientos obispos o sínodos2. El 29 de junio, durante la Misa celebrada por Gregorio X, la Epístola, el Evangelio y el Credo fueron leídos o cantados en latín y griego, y el artículo «qui a patre filioque procedit» (Filioque) fue cantado tres veces por los griegos2.

El 6 de julio, Georgius Acropolita y los otros embajadores prometieron fidelidad a la Iglesia Latina y reconocieron la ortodoxia dogmática del Filioque, la doctrina latina del purgatorio y los siete sacramentos1,2. Proclamaron su profesión de fe en nombre del emperador, quien la había firmado solemnemente1. El concilio decretó la unión, la cual se basó en el consentimiento de los griegos a las afirmaciones de la Iglesia Romana3. Se afirmó que la Iglesia Romana tenía la summum plenumque principatum (primacía suprema y plena) sobre toda la Iglesia y que el sucesor de Pedro había recibido la plenam potestatem (plenitud de poder) para gobernarla4.

Sin embargo, esta unión fue efímera. La mayoría del clero griego se opuso a ella, y la resistencia en Oriente, junto con cambios en la política papal después de Gregorio X, llevaron a su repudio por parte de la Iglesia de Constantinopla en 12853,4. El Papa Pablo VI, en el séptimo centenario del concilio (1974), se refirió a él como «un concilio general de Occidente», reconociendo las dificultades de los ortodoxos al no estar representados adecuadamente1.

La Cruzada

El concilio decretó la recolección de un diezmo de todos los ingresos de la Iglesia durante seis años para financiar una nueva cruzada1,2. A pesar de la oposición inicial, la medida fue aprobada. También se discutió la posibilidad de que los tártaros dejaran en paz a los cristianos durante la guerra contra el Islam, y dos embajadores tártaros fueron bautizados solemnemente el 16 de julio2.

Reforma de la Iglesia

En cuanto a la reforma de la Iglesia, se emitieron varios decretos1. Gregorio X había solicitado opiniones y propuestas de reforma a obispos y líderes de órdenes religiosas2,3. Algunas de las decisiones más importantes en este ámbito trataron sobre las elecciones papales.

Para evitar largas vacantes en la sede papal, como la que había precedido a la elección de Gregorio X, se decidió que los cardenales no abandonarían el cónclave hasta que el papa hubiera sido elegido1,2. Esta constitución, que imponía privaciones materiales a los cardenales si la elección se prolongaba demasiado, fue suspendida brevemente, pero luego restablecida en muchos de sus artículos, y sigue siendo la base de la legislación sobre los cónclaves hasta el día de hoy1,2.

Además, el concilio depuso a algunos obispos por indignidad y suprimió ciertas órdenes mendicantes, aunque aprobó calurosamente las órdenes de Santo Domingo y San Francisco2. También se abordó la cuestión de la vacancia del trono imperial, y se proclamó a Rodolfo I como Rey de Romanos y futuro emperador2.

Conclusión

El Segundo Concilio de Lyon, aunque no logró una unión duradera con la Iglesia Ortodoxa, fue un evento de gran importancia para la Iglesia Católica Latina. Sus decretos sobre las elecciones papales sentaron las bases para el sistema del cónclave, que ha perdurado hasta hoy. A pesar de los desafíos políticos y las tensiones entre Oriente y Occidente, el concilio representa un esfuerzo significativo por la unidad de la Iglesia y la renovación interna.

Citas

  1. Lyons II, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Lyons II (2015). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

  2. Segundo Concilio de Lyon (1274), The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Segundo Concilio de Lyon (1274). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

  3. Introducción, Documento del Concilio. Segundo Concilio de Lyon (1274 d.C.), § Introducción (1274). 2 3 4 5

  4. B1. Desde 1054 hasta el Concilio de Florencia (1438-1439), Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Sinodalidad y Primacía en el Segundo Milenio y Hoy, § 1.12 (2023). 2