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Concilios ecuménicos

Los concilios ecuménicos son asambleas solemnes de obispos de todo el mundo católico, convocadas y presididas por el Papa, o al menos confirmadas por él, para deliberar y decidir sobre asuntos de fe, moral y disciplina eclesiástica que afectan a toda la Iglesia. Representan la máxima autoridad docente de la Iglesia, actuando en unión con el Romano Pontífice, y sus decretos poseen un valor normativo e irrevocable para la expresión de la fe común. A lo largo de la historia, estos concilios han sido momentos cruciales para la clarificación doctrinal, la condena de herejías y la renovación de la vida de la Iglesia, desde los primeros siglos hasta la actualidad.

Tabla de contenido

Naturaleza y Autoridad de los Concilios Ecuménicos

Un concilio ecuménico, o universal, es una asamblea de obispos que representan a la Iglesia en su totalidad. Reciben sus directrices generales del Papa, quien los convoca, y es responsabilidad de los obispos asegurar su desarrollo libre dentro de estas normas1. Los decretos conciliares adquieren fuerza de ley una vez que el Romano Pontífice los aprueba de forma oficial y definitiva1. Sin embargo, los padres conciliares tienen el papel de proponer, discutir y preparar las deliberaciones sagradas antes de suscribirlas junto con el Pastor Supremo1.

La autoridad de los obispos en los concilios ecuménicos es significativa, siguiendo el modelo establecido en el Concilio de Jerusalén, según se describe en el capítulo XV de los Hechos de los Apóstoles1. Este modelo ha sido fundamental para todos los concilios ecuménicos, desde Jerusalén hasta el Concilio Vaticano II1.

Históricamente, antes de la separación de Oriente y Occidente, los concilios que contaban con representantes de varios patriarcados o exarcados distantes eran denominados «concilios plenarios de la Iglesia universal»2. Por ejemplo, San Agustín aplicó este término al Concilio de Arlés (314), aunque solo asistieron obispos occidentales2. De manera similar, el Concilio de Constantinopla (381) fue llamado una «sinodal ecuménica» por el concilio posterior en la misma ciudad (382), porque todos los patriarcados orientales participaron, aunque ningún obispo occidental lo hizo2. La confirmación formal de la Sede Apostólica era esencial para que un concilio fuera considerado ecuménico en el sentido estricto, y el Concilio de Constantinopla I no fue reconocido plenamente por los latinos hasta el siglo VI2.

El Desarrollo Histórico de los Concilios

La Iglesia ha celebrado veintiún concilios ecuménicos a lo largo de su historia, desde el siglo IV hasta el siglo XX3,4,5. Estos concilios han sido instrumentales en la defensa de la integridad de la fe y la disciplina eclesiástica, la resolución de cuestiones doctrinales y morales, y la corrección de situaciones religiosas, y a veces políticas y sociales, graves4.

Un concilio ecuménico se desarrolla en cuatro etapas principales:

  1. Introducción o toma de contacto: Una fase antepreparatoria y general6.

  2. Fase preparatoria: La etapa propiamente dicha, donde se organiza todo para su realización práctica6.

  3. Celebración de la asamblea solemne: El concilio en su máxima solemnidad6.

  4. Promulgación de las Acta Concilii: La publicación de todo lo acordado, declarado y propuesto para el desarrollo del pensamiento y la vida cristiana6.

Los Primeros Concilios Ecuménicos (Oriente)

Los primeros concilios ecuménicos, celebrados en Oriente, son de particular reverencia y han sido decisivos para la formulación de la fe universal de la Iglesia7,8.

Nicea I (325 d.C.)

El Primer Concilio Ecuménico de Nicea fue convocado por el Emperador Constantino I en el año 325 d.C. para abordar la herejía arriana, que negaba la divinidad plena de Jesucristo9,10. La controversia arriana planteaba si el Logos (Jesús) coexistía desde toda la eternidad con el Padre o si era una criatura9. Hosio de Córdoba, consejero religioso del emperador, y dos sacerdotes romanos representaron al Papa Silvestre2,9,10.

El concilio duró dos meses y doce días, con la asistencia de 318 obispos, en su mayoría de Oriente2,9. Su logro principal fue la elaboración del Credo de Nicea, que definió contra Arrio la verdadera divinidad del Hijo de Dios, afirmando que era «de la misma sustancia» (homoousios) con el Padre2,9,10. También fijó la fecha para la celebración de la Pascua2,10. Arrio y sus seguidores fueron excomulgados y sus escritos quemados10. No se conservan actas oficiales del concilio aparte del credo, los cánones y el decreto sinodal10. Los veinte cánones de Nicea trataron diversas cuestiones de disciplina eclesiástica, incluyendo la admisión de clérigos y la primacía de las sedes de Roma, Alejandría y Antioquía9.

Constantinopla I (381 d.C.)

El Primer Concilio de Constantinopla, bajo el Papa Dámaso I y el Emperador Teodosio I, contó con la asistencia de 150 obispos2. Se dirigió contra los seguidores de Macedonio, quienes impugnaban la divinidad del Espíritu Santo2. Este concilio añadió al Credo de Nicea las cláusulas referentes al Espíritu Santo, completando lo que hoy conocemos como el Credo Niceno-Constantinopolitano2. La Iglesia Católica reconoce el valor conciliar, ecuménico, normativo e irrevocable de este Símbolo como expresión de la fe común11.

Éfeso (431 d.C.)

El Concilio de Éfeso, con más de 200 obispos, presidido por San Cirilo de Alejandría, condenó el nestorianismo, que separaba a las dos naturalezas de Cristo y rechazaba el título de Theotokos (Madre de Dios) para la Virgen María2,8. El concilio afirmó la unidad de la persona de Cristo y la divina Maternidad de María8.

Calcedonia (451 d.C.)

El Concilio de Calcedonia es uno de los cuatro primeros concilios ecuménicos que son dignos de particular reverencia7. En este concilio se definió la doctrina cristológica que establece que Cristo posee dos naturalezas (divina y humana) en una sola persona, sin confusión ni división4,8. Esta doctrina fue formulada en el Credo de Calcedonia y buscó resolver las controversias monofisitas que sostenían que Cristo tenía una sola naturaleza4,8. El preámbulo de este concilio es reconocido como un texto fundamental11.

Concilios Posteriores en Oriente y Occidente

Tras los primeros concilios, la sucesión de sínodos ecuménicos continuó, abordando nuevas herejías y cuestiones disciplinarias.

A partir del siglo XI, con la separación de Oriente y Occidente, la mayoría de los concilios ecuménicos fueron convocados por los Papas y contaron con la asistencia predominante de jerarcas latinos3.

Concilios Ecuménicos en Occidente

Desde el siglo XII, los concilios comenzaron a celebrarse principalmente en Occidente, muchos de ellos en la Basílica de Letrán en Roma.

Trento (1545–1563)

El Concilio de Trento fue un concilio de gran importancia, rico en beneficios que perduran hasta nuestros días4. Fue convocado en respuesta a la Reforma Protestante y llevó a cabo una profunda reforma de la Iglesia Católica. Definió doctrinas sobre la justificación, los sacramentos, el canon de las Escrituras, la Misa y el sacerdocio, y promulgó importantes decretos disciplinarios que moldearon la Iglesia Católica por siglos.

Los Concilios Vaticanos

Vaticano I (1869–1870)

El Primer Concilio Vaticano, celebrado desde 1869 hasta 1870, se enfocó en reafirmar la doctrina católica frente a los desafíos del racionalismo y el liberalismo modernos3,4. Su principal logro fue la definición del dogma de la infalibilidad papal cuando el Papa habla ex cathedra en materia de fe y moral3.

Vaticano II (1962–1965)

El Segundo Concilio Vaticano, convocado por San Juan XXIII y continuado por San Pablo VI, tuvo lugar entre 1962 y 19653. A diferencia de concilios anteriores, no se convocó para condenar herejías, sino para una renovación profunda de la Iglesia y una actualización (aggiornamento) de su vida y misión en el mundo moderno5. Fue un concilio pastoral que buscó una ilustración doctrinal casi universal, con una visión de conjunto que respondiera mejor al alma del tiempo moderno12.

Sus documentos abordaron la liturgia, la naturaleza de la Iglesia, la revelación divina, la relación con el mundo moderno, el ecumenismo y el diálogo interreligioso. El Vaticano II evitó volver sobre las circunstancias de la separación entre Oriente y Occidente, y en su lugar, se enfocó en reconocer cómo la herencia apostólica ha sido desarrollada de manera diversa en ambas tradiciones8.

Conclusión

Los concilios ecuménicos son hitos luminosos en la historia de la Iglesia, que han permitido salvaguardar y profundizar la fe, así como adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades de cada época4. Desde Nicea hasta el Vaticano II, estas asambleas han sido la expresión más solemne de la autoridad docente de la Iglesia, actuando bajo la guía del Espíritu Santo y en unión con el Sucesor de Pedro, para la gloria del Evangelio de Cristo6,12. Sus definiciones y orientaciones continúan siendo la base de la doctrina y la vida católica, ofreciendo expresiones inequívocas e irreformables de la verdad revelada7.

Citas

  1. II. Relaciones entre la sede del concilio y los padres residentes en todo el mundo - A) ministerio del romano pontífice y de obispos en el concilio ecuménico, Papa Juan XXIII. Mirabilis ille a los Obispos de la Iglesia Católica que participan en la Segunda Sesión del Concilio Ecuménico (6 de enero de 1963), § II (1963). 2 3 4 5

  2. Concilios generales, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Concilios generales. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

  3. Concilio, ecuménico: Aspectos canónicos y teológicos, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Concilio, Ecuménico: Aspectos canónicos y teológicos (2015). 2 3 4 5 6 7

  4. Concili successivi: Da nicea al vaticano, Papa Juan XXIII. Solemne inauguración del Primer Sínodo Diocesano de Roma (24 de enero de 1960) (1960). 2 3 4 5 6 7

  5. Invito a tutti, Papa Juan XXIII. Quanti siete (8 de abril de 1962), § I (1962). 2

  6. II. El concilio ecuménico. Su desarrollo en cuatro tiempos, Papa Juan XXIII. Discurso sobre la preparación, los objetivos y las esperanzas del Concilio Ecuménico Vaticano II (5 de junio de 1960), § II (1960). 2 3 4 5

  7. Onore alla memoria dei primi concili ecumenici, Papa Pablo VI. Audiencia General del 2 de agosto de 1967 (1967). 2 3

  8. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 9 de agosto de 1995 (1995). 2 3 4 5 6

  9. Nicea I, Edward G. Farrugia. Diccionario Enciclopédico del Oriente Cristiano, §Nicea I (2015). 2 3 4 5 6

  10. El primer concilio de Nicea, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §El primer concilio de Nicea. 2 3 4 5 6

  11. Comisión Teológica Internacional. Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700.º Aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025) (2025) (2025). 2

  12. Dominus et magister, Papa Juan XXIII. Audiencia General del 10 de junio de 1962 (1962). 2 3