Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
La Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, también conocida como Congregación de Picpus, es un instituto religioso católico de derecho pontificio fundado en Francia a principios del siglo XIX. Dedicada a la adoración perpetua del Santísimo Sacramento y a la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y María, esta congregación combina la vida contemplativa con la acción apostólica, especialmente en misiones evangelizadoras y obras de misericordia. Sus miembros, tanto hombres como mujeres, se comprometen con votos perpetuos simples y se centran en imitar las etapas de la vida de Cristo: infancia, vida oculta, vida pública y pasión. A lo largo de su historia, ha expandido su presencia en Europa, América, Oceanía y otras regiones, destacando por su labor misionera en las islas del Pacífico y su contribución a la educación y el cuidado de los enfermos.
Tabla de contenido
Historia
Fundación
La congregación surgió en el contexto de la Revolución Francesa, un período de intensa persecución contra la Iglesia católica. Su fundador, el sacerdote Pierre-Joseph Picpus Coudrin, nació el 1 de marzo de 1768 en Coursay-les-Bois, en la región de Poitou, Francia. Ordenado diácono en el seminario de Poitiers, Coudrin se vio obligado a huir debido a las revueltas anticlericales. Viajó a París, donde fue ordenado sacerdote el 4 de marzo de 1792 en el Seminario Irlandés, en una ceremonia clandestina realizada en la biblioteca para evitar a los revolucionarios que ocupaban la capilla.
Durante la persecución, Coudrin se ocultó y continuó su ministerio en diócesis como Poitiers y Tours. En 1800, en la noche de Navidad, pronunció sus votos religiosos solemnes, consagrándose por completo al amor por los Sagrados Corazones de Jesús y María. Reunió a un pequeño grupo de compañeros que compartían su visión de promover esta devoción y colaborar en obras de caridad. En 1805, adquirió varias casas deterioradas en la Rue de Picpus, en París —de ahí el nombre popular de la congregación—, donde estableció su primera comunidad religiosa. Allí inició un colegio para la formación de jóvenes y un seminario, sentando las bases de una vida comunitaria marcada por la oración y el servicio.
Coudrin, apodado «el Buen Padre» por sus religiosos, gobernó la naciente congregación con prudencia y tacto, superando numerosas dificultades políticas y económicas. Su liderazgo permitió un crecimiento inicial, con la fundación de nuevos monasterios y colegios en diversas ciudades francesas.
Desarrollo en el siglo XIX
A medida que la congregación se consolidaba, su carisma se definió con mayor claridad. Los miembros se inspiran en las cuatro edades de la vida de Cristo: la infancia, mediante la instrucción de niños y la formación de futuros sacerdotes; la vida oculta, a través de la adoración perpetua del Santísimo Sacramento; la vida pública, con la predicación y el trabajo misionero; y la vida crucificada, por medio de prácticas de mortificación cristiana y servicio a los más necesitados.
En 1817, la Santa Sede, bajo el papa Pío VII, aprobó formalmente la congregación. Posteriormente, en 1825, León XII y, en 1840, Gregorio XVI, ampliaron y confirmaron su estatus bajo el nombre completo de Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María y de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar. Esta aprobación pontificia impulsó su expansión internacional.
Un hito clave fue la misión en Oceanía. En 1825, la Santa Sede encomendó a la congregación la evangelización de las Islas Sándwich (actuales Hawái). El primer grupo de misioneros partió de Francia al año siguiente, llevando la fe a los habitantes locales. En 1833, se les confió también los Archipiélagos de Oceanía Oriental, enviando religiosos a las Islas Gambier y, más tarde, a las Islas Marquesas. En América del Sur, se establecieron casas en Perú y Chile. Para 1837, año de la muerte del fundador, la adoración perpetua se realizaba día y noche en diecinueve casas, con varias fundaciones en el extranjero.
La congregación también se ramificó en una rama femenina, las Hermanas de los Sagrados Corazones, que comparten el mismo carisma y participan activamente en las misiones.
Carisma y espiritualidad
El núcleo espiritual de la congregación radica en la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y María, simbolizando el amor divino y maternal. Esta devoción, promovida por santos como Margarita María de Alacoque, inspira una vida de reparación y adoración. La adoración perpetua del Santísimo Sacramento es un pilar fundamental, recordando la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Los religiosos hacen votos perpetuos simples tras un noviciado de dieciocho meses, comprometiéndose a la pobreza, castidad y obediencia. Su espiritualidad enfatiza la imitación de Cristo en todas sus fases vitales, lo que se traduce en una equilibrada síntesis de contemplación y acción. En la práctica, esto se manifiesta en obras educativas, pastorales y misioneras, siempre con un enfoque en los marginados y los enfermos.
Un ejemplo emblemático de esta entrega es la labor del beato Artemide Zatti, salesiano coadjutor que, aunque no pertenecía directamente a esta congregación, refleja el espíritu misionero similar en su servicio a los leprosos en Argentina. De manera análoga, la congregación ha inspirado fundaciones derivadas, como la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, fundada por el padre Luis Variara en Colombia, dedicada al cuidado de leprosos y marginados.1,2,3
Expansión y misiones
La congregación depende directamente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (propaganda fide). Está gobernada por un superior general elegido de por vida, con una estructura dividida en provincias. En 1898, se organizó en tres provincias principales: la belga (que incluye Inglaterra y Estados Unidos), con noviciado en Courtray y casa de estudios en Lovaina; la francesa; y la de Oceanía.
Hoy, sus misiones abarcan tres vicariatos apostólicos: las Islas de Tahití, las Islas Marquesas y las Islas Hawái. En Hawái, la congregación es recordada por la figura del beato Damien de Veuster, quien, aunque franciscano, colaboró en el cuidado de los leprosos de Molokai, un apostolado que resuena con el compromiso de los Sagrados Corazones por los sufrientes.
En América, la presencia se extiende a Estados Unidos (monasterio en Fairhaven, Massachusetts), Perú, Chile y otros países. En Europa, mantiene casas en Francia, Bélgica e Inglaterra (casa Damien en Eccleshall, Staffordshire). La rama femenina opera en similares regiones, enfocada en educación y salud.
Otras congregaciones inspiradas en el mismo carisma, como las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús en México —fundadas por la beata María de Jesús Sacramentado Venegas—, enfatizan la atención a pobres, enfermos y ancianos, viendo en ellos la imagen de Cristo.4,5 De igual modo, las Serve del Sacro Cuore di Gesù e dei Poveri, fundadas por el beato José María de Yermo y Parres, destacan la pasión por Cristo y los pobres.6
Estructura y vida comunitaria
La congregación se compone de sacerdotes, hermanos y hermanas, todos bajo el mismo instituto pero con ramas separadas para hombres y mujeres. El superior general reside en Roma o en la casa madre de París. Las comunidades locales practican la adoración eucarística continua, alternando turnos para mantener la presencia ante el Santísimo.
En el ámbito educativo, los colegios salesianos y seminarios forman parte de su legado inicial. En las misiones, los religiosos combinan la predicación del Evangelio con obras prácticas, como la construcción de escuelas y hospitales. Su lema implícito, derivado del carisma, es promover la misericordia divina a través de la devoción y el servicio.
Figuras destacadas
Además del fundador Pierre Coudrin, cuya causa de beatificación está en proceso, la congregación ha producido misioneros heroicos. En contextos relacionados, el padre Luis Variara, salesiano beatificado, fundó una rama dedicada a los leprosos en Colombia, agrupando a mujeres consagradas rechazadas por otras órdenes debido a su condición.1,3 Esta iniciativa evolucionó en un instituto floreciente presente en múltiples países.
En México, la beata María de Jesús Sacramentado Venegas impulsó una espiritualidad intrépida en su instituto, centrada en la unión con Dios y el servicio a los dolientes, con una devoción especial por los sacerdotes.4
Estas figuras ilustran cómo el carisma de los Sagrados Corazones inspira vocaciones de entrega total, especialmente en tiempos de adversidad.
En resumen, la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María representa un testimonio vivo de la misericordia cristiana, fusionando adoración eucarística con misión apostólica. Su legado perdura en comunidades globales, invitando a la Iglesia a profundizar en la devoción a los Corazones divinos y humanos de Jesús y María.
Citas
Papa Juan Pablo II. Lodovico Pavoni (1784-1849) - Homilía de beatificación, § 4 (2016). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Gaetano Errico (1791-1860) - Homilía de Beatificación, § 4 (2008). ↩
Cappella papale per la beatificazione di 6 servi di dio omelia del santo padre giovanni paolo ii domenica, 14 aprile 2002, El Dicasterio para las Causas de los Santos. Artemide Zatti (1880 - 1951) - Homilía de Beatificación (2022). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. María de Jesús Sacramentado Venegas de la Torre (1868-1959) - Homilía de beatificación, § 6 (2000). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Cristóbal Magallanes e 24 Compagni († 1915 - 1937) - Homilía de beatificación, § 6 (2000). ↩
Papa Juan Pablo II. José María de Yermo y Parres (1851-1904) - Homilía de beatificación, § 7 (2000). ↩
