Congregación para las Iglesias Orientales

La Congregación para las Iglesias Orientales es un dicasterio de la Curia Romana encargado de asuntos relacionados con las Iglesias Católicas Orientales, que son Iglesias sui iuris en plena comunión con el Obispo de Roma, pero que mantienen sus propias tradiciones litúrgicas, teológicas y canónicas. Su labor es particularmente delicada debido a la diversidad y las situaciones históricas específicas de estas Iglesias. El dicasterio tiene la responsabilidad de asistir al Papa en su oficio pastoral supremo para el bienestar y servicio de la Iglesia universal y las Iglesias particulares, fortaleciendo la unidad de la fe y la comunión del Pueblo de Dios, y promoviendo la misión de la Iglesia en el mundo. La Congregación se ocupa de cuestiones relativas a personas y cosas en las Iglesias Católicas Orientales, incluyendo su estructura, organización, el ejercicio de sus funciones de enseñanza, santificación y gobierno, así como los derechos y deberes de sus miembros.
Tabla de contenido
Origen y Fundamento Teológico
El Concilio Vaticano II subrayó la riqueza que las Iglesias Orientales aportan a la Iglesia universal, mostrando su pluralidad en la unidad. El Decreto Orientalium Ecclesiarum comienza afirmando que la Iglesia Católica valora enormemente las instituciones de las Iglesias Orientales, sus ritos litúrgicos, tradiciones eclesiásticas y su ordenamiento de la vida cristiana. Se reconoce que en estas Iglesias, que se distinguen por su venerable antigüedad, se hace evidente la tradición apostólica y patrística, que forma parte de la herencia divinamente revelada e indivisa de la Iglesia universal1. Este reconocimiento sentó las bases para el trabajo de la Congregación, cuyo objetivo es asegurar que estas Iglesias florezcan y cumplan con renovada fuerza apostólica la tarea que se les ha encomendado1.
La Congregación expresa la preocupación de la Iglesia universal por las Iglesias Orientales, buscando que todos se familiaricen plenamente con este tesoro. Esto fomenta un deseo de que se restablezca la plena manifestación de la catolicidad de la Iglesia en el mundo, expresada no por una única tradición, ni mucho menos por una comunidad en oposición a otra, sino por la riqueza de múltiples tradiciones1.
Competencias y Funciones
La Congregación para las Iglesias Orientales tiene una tarea especialmente delicada dentro de la Curia Romana debido a su competencia institucional y al contexto histórico actual1.
Ámbito General de Competencia
Se encarga de todos los asuntos, tanto de personas como de cosas, que conciernen a las Iglesias Católicas Orientales1. Su competencia se extiende a todas las materias propias de las Iglesias Orientales que deben ser remitidas a la Sede Apostólica. Esto incluye aspectos como la estructura y organización de las Iglesias, el ejercicio de las funciones de enseñanza, santificación y gobierno, así como el estatus, derechos y deberes de las personas1.
Actividad Misionera
En regiones donde los ritos orientales han sido predominantes desde tiempos antiguos, la actividad apostólica y misionera depende exclusivamente de esta Congregación, incluso si es llevada a cabo por misioneros de la Iglesia Latina1.
Comisiones Especiales
El trabajo de la Congregación, a menudo arduo debido a las difíciles situaciones de las Iglesias Orientales, requiere una multitud de habilidades. Esto se manifiesta en la labor de las Comisiones Especiales, establecidas por los Sumos Pontífices, que se dedican a áreas específicas como:
Apoyo y Guía a las Iglesias Orientales
Las circunstancias históricas han llevado a que estas Iglesias a menudo dependan del apoyo, afecto y cuidado particular de la Santa Sede, al igual que las Iglesias particulares de rito latino1. La Congregación tiene el deber de ayudar y apoyar a las comunidades Católicas Orientales1.
Evangelización y Pastoral
La Congregación debe ayudar a las Iglesias Católicas Orientales en la implementación de directrices pastorales generales. Esto implica crear oportunidades para encuentros y colaboración a varios niveles1. Por ejemplo, se han organizado reuniones de obispos Católicos Orientales y superiores mayores de Europa con la Congregación1. También se planifican iniciativas similares para otras regiones, como el encuentro de patriarcas y obispos de Oriente Medio1.
Se insta a los Pastores de la Iglesia Latina a profundizar su conocimiento sobre la existencia y el patrimonio de las Iglesias Católicas Orientales, y a animar a sus fieles a hacer lo mismo1. Además, se les llama a promover y defender el derecho de los fieles orientales a vivir y orar según la tradición recibida de los Padres de su propia Iglesia1. Se requiere que los Ordinarios latinos provean un adecuado cuidado pastoral para los fieles de ritos orientales que viven en sus diócesis, a través de sacerdotes, parroquias de rito, o un Vicario Episcopal con las facultades necesarias1.
Por otro lado, los Pastores de las Iglesias Orientales deben continuar cuidando a sus fieles que han emigrado, discerniendo diligentemente las formas de expresar su tradición de una manera que responda a las expectativas contemporáneas de esos fieles en sus nuevas sociedades1.
Fomento de la Vida Religiosa
Se debe prestar especial atención a fomentar el resurgimiento de las formas tradicionales de vida religiosa en las Iglesias Orientales, especialmente el monacato, que ha sido considerado el alma misma de estas Iglesias1.
Promoción y Visibilidad
La Congregación tiene la misión de dar a conocer a toda la Iglesia la existencia y el carácter específico de las Iglesias Católicas Orientales. Para ello, se deben fomentar y apoyar estudios históricos y teológicos significativos1. Esta atención también se extiende a la dimensión pastoral, con el fin de que los obispos latinos sepan cómo aprovechar la presencia de Católicos Orientales en sus diócesis, y el dicasterio tiene el deber de proporcionarles una orientación adecuada a este respecto1.
Conclusión
La Congregación para las Iglesias Orientales desempeña un papel vital en la unidad y diversidad de la Iglesia Católica. Al salvaguardar las ricas tradiciones de las Iglesias Orientales y apoyar su desarrollo, la Congregación contribuye a la manifestación plena de la catolicidad de la Iglesia, promoviendo un diálogo y entendimiento mutuo entre las diferentes expresiones de la fe católica. Su trabajo es esencial para la evangelización en el mundo contemporáneo, respondiendo al «clamor de hombres y mujeres de hoy que buscan sentido para sus vidas», un clamor que invoca al Padre que han olvidado y perdido1.