Conquista de Canaán (Josué)

La conquista de Canaán bajo el liderazgo de Josué constituye uno de los episodios más emblemáticos del Antiguo Testamento, donde se narra la entrada del pueblo de Israel en la tierra prometida, cumplimiento de la alianza divina con los patriarcas. Desde la perspectiva católica, este relato se interpreta a la luz de la revelación progresiva, reconociendo tanto el carácter histórico‑cultural de los textos como su dimensión teológica que apunta a la justicia divina y al anuncio del Reino de Dios. El artículo analiza el contexto histórico‑bíblico, el desarrollo de la campaña militar, la interpretación teológica magisterial y la relevancia moral para la vida cristiana contemporánea.
Tabla de contenido
Contexto histórico y bíblico
La promesa de la tierra a Abraham
Desde la alianza establecida con Abraham, Dios prometió a su descendencia una tierra «para siempre» (Génesis 15,18). Esta promesa se reiteró a Isaac y a Jacob, constituyéndose en el fundamento del sentido histórico del pueblo de Israel y en la responsabilidad que la fe implica para toda la humanidad1. El Catecismo de la Iglesia Católica subraya que la elección de Abraham y el pacto con sus descendientes son la raíz de la revelación salvadora destinada a todos los pueblos2.
El mandato divino en Deuteronomio y Josué
En el libro de Deuteronomio se registra el mandato de Dios a Israel de «destruir totalmente» a los habitantes de Canaán, prohibiendo cualquier alianza o intermarzo que pudiera contaminar la fe del pueblo elegido3. Josué, como sucesor de Moisés, recibe la comisión de ejecutar este «ban» o «hermandad de la destrucción», que se presenta como cumplimiento de la justicia divina contra pueblos considerados culpables de graves pecados4.
Desarrollo de la conquista
La caída de Jericó
El primer gran episodio es la caída de Jericó, donde la obediencia al señalamiento divino (las trompetas y el muro que se derrumba) simboliza la victoria del pueblo débil sobre una potencia dominante, conforme a la visión profética de la historia que la Biblia despliega (cf. Lucas 1,52)5. Este milagro no se interpreta como un relato meramente histórico, sino como una prefiguración de la victoria del Reino de Dios sobre el pecado.
Campañas militares y la «hermandad de la destrucción»
Los textos de Deuteronomio 20 describen normas de guerra que exigían la aniquilación de los hombres y la captura de mujeres y niños como botín, con la finalidad de evitar la transmisión de prácticas idólatras6. La Pontificia Comisión Bíblica insiste en que tales pasajes deben leerse dentro del contexto judicial de la época, sin que sirvan de modelo para conductas agresivas en la actualidad7. Asimismo, se subraya que la violencia descrita responde a un deber de justicia contra criminales colectivos, no a una justificación de la violencia indiscriminada5.
Interpretación teológica católica
El concepto de «ban» y justicia divina
El «ban» (hermandad de la destrucción) se entiende como la ejecución de la justicia de Dios contra pueblos que, según la Escritura, cometieron crímenes gravísimos (por ejemplo, sacrificios humanos)8. La Encíclica Verbum Domini recuerda que los pasajes oscuros del Antiguo Testamento requieren una interpretación que tenga en cuenta la hermenéutica cristiana, es decir, la luz del Evangelio y el mandamiento del amor de Cristo9. Así, la justicia divina no es sinónimo de venganza, sino de restauración y salvación para el pueblo de Dios10.
Lectura patrística y magisterial
Los Padres de la Iglesia y los documentos magisteriales (por ejemplo, Dei Verbum) señalan que la Biblia contiene «elementos imperfectos y condicionados por su tiempo», por lo que es necesario discernir su sentido profundo a la luz de la revelación plena en Cristo11. La Pontificia Comisión Bíblica destaca que, aunque el texto describe actos de guerra, el mensaje central es la defensa del bien común y la eliminación del mal, siempre bajo la guía del amor misericordioso de Dios5.
La visión progresiva de la revelación y la moralidad
La historia de la conquista muestra una evolución moral: los primeros relatos reflejan una justicia severa, mientras que la revelación posterior, especialmente en los profetas y en el Nuevo Testamento, enfatiza la compasión, el perdón y la reconciliación (cf. Mateo 13,30). Esta progresión confirma la enseñanza de que la moral cristiana se fundamenta en la plenitud del Evangelio, que transforma y eleva los preceptos antiguos9.
Relevancia moral y pastoral
Lecciones para la vida cristiana
El relato invita a los fieles a reflexionar sobre la justicia y la misericordia. La Iglesia enseña que la verdadera justicia no se reduce a la retribución, sino que busca la restauración del bien y la reconciliación de los pecadores, siguiendo el ejemplo de Cristo que «no vino a condenar, sino a salvar» (Juan 3,17). Así, la conquista de Canaán sirve como advertencia contra la tentación de justificar la violencia en nombre de la fe.
Aplicación en la enseñanza de la justicia y la misericordia
En la catequesis y la predicación pastoral, se utiliza este episodio para explicar que la ley de Dios siempre está orientada al bien común y que, aunque el Antiguo Testamento muestra castigos severos, la luz del Evangelio ilumina la verdadera intención de Dios: amor, paz y salvación para todos los pueblos7.
Perspectiva escatológica y cumplimiento en el Reino de Dios
La conquista se interpreta como una prefiguración del establecimiento del Reino de Dios, donde los «débiles» triunfan sobre los «poderosos» mediante la gracia divina. La victoria de Israel en Canaán anticipa la victoria final de Cristo sobre el pecado y la muerte, y la plena realización del Reino donde la justicia y la paz reinarán eternamente5. En la visión católica, la historia de la conquista, lejos de ser un modelo de agresión, es una lección de fe que muestra cómo Dios guía a su pueblo hacia la plenitud de la salvación.
Este artículo, elaborado bajo la guía de la doctrina católica y los documentos oficiales de la Iglesia, busca ofrecer una visión equilibrada y profunda de la conquista de Canaán, resaltando su valor histórico, teológico y pastoral.
Citas
B2. El don de la alianza en el Antiguo Testamento y las normas de la conducta humana - 2.2. Las diversas expresiones de la alianza (enfoque canónico) - 2.2.2. La alianza con Abraham, Comisión Bíblica Pontificia. La Biblia y la Moral: Raíces Bíblicas de la Conducta Cristiana, § 23 (2008). ↩
Sección I «creo» - «creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 72. ↩
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Deuteronomio 7. ↩
Capítulo tercero - La familia humana - Un pueblo en guerra - Los conflictos entre las naciones, Comisión Bíblica Pontificia. «¿Qué es el hombre?» (Sal 8:5). Un itinerario de antropología bíblica, § 251 (2019). ↩
Tercera parte la interpretación de la palabra de Dios y sus desafíos, Comisión Bíblica Pontificia. La Inspiración y Verdad de la Sagrada Escritura, § 127 (2014). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Deuteronomio 20. ↩
Capítulo tercero - La familia humana - Un pueblo en guerra - Las leyes sobre la guerra, Comisión Bíblica Pontificia. «¿Qué es el hombre?» (Sal 8:5). Un itinerario de antropología bíblica, § 252 (2019). ↩ ↩2
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sabiduría 12. ↩
Parte I: Verbum Dei - La interpretación de la Sagrada Escritura en la Iglesia - Los pasajes «oscuros» de la Biblia, Papa Benedicto XVI. Verbum Domini, § 42 (2010). ↩ ↩2
Daniel Philpott. Hay una amplitud en la justicia de Dios, § 23. ↩
Parte III - Leyendo el Antiguo Testamento tus palabras me fueron gozo y alegría de mi corazón. (Jeremías 15:16), Conferencias Episcopales Católicas de Inglaterra y Gales, y de Escocia. El Don de la Escritura, § 32 (2005). ↩
