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Construcción del primer Tabernáculo

Construcción del primer Tabernáculo
Modelo del tabernáculo, tal como se ve en Israel, Parque Timna. Original, Ruk7, CC BY-SA 3.0 📄

El primer Tabernáculo, descrito en el libro del Éxodo, representa la estructura sagrada y portátil que Dios ordenó a Moisés construir en el desierto del Sinaí para manifestar su presencia entre los israelitas durante su éxodo de Egipto. Esta edificación, que combinaba elementos de santuario y morada divina, se erigió con materiales donados por el pueblo y bajo instrucciones precisas reveladas por Dios, culminando en una consagración que simbolizaba la alianza entre el Creador y su pueblo elegido. El artículo examina su contexto histórico, las directrices divinas, los materiales empleados, el proceso de construcción, su profundo significado teológico y su influencia perdurable en la tradición litúrgica cristiana, destacando cómo este Tabernáculo prefigura el culto eucarístico en la Iglesia católica.

Tabla de contenido

Introducción

La construcción del primer Tabernáculo marca un hito fundamental en la historia de la salvación, según el relato bíblico. Tras la liberación de la esclavitud egipcia y la teofanía en el monte Sinaí, donde Dios entregó los Diez Mandamientos, el Señor instruyó a Moisés para que levantara un santuario móvil que sirviera como lugar de encuentro entre lo divino y lo humano.1 Este Tabernáculo, también conocido como Tienda del Encuentro o Mishkán en hebreo, no era meramente una tienda nómada, sino un espacio sagrado que albergaba la presencia de Dios y facilitaba los ritos de adoración y sacrificio.2 Su diseño detallado, revelado directamente por Dios, enfatizaba la santidad y la accesibilidad del Altísimo a su pueblo en peregrinación.

El relato bíblico, centrado en los capítulos 25 al 40 del Éxodo, describe cómo esta obra colectiva reflejaba la generosidad del pueblo israelita, que contribuyó con ofrendas voluntarias para su realización.3 La culminación de la construcción ocurrió en el primer día del primer mes del segundo año tras la salida de Egipto, cuando la gloria de Dios llenó el santuario con una nube visible, confirmando su aprobación divina.4

Contexto histórico y bíblico

El éxodo y la necesidad de un santuario

El contexto del Tabernáculo se sitúa en el marco del Éxodo, el gran evento de liberación del pueblo hebreo de la opresión faraónica. Después de cruzar el Mar Rojo y acampar en el desierto, los israelitas experimentaron la cercanía de Dios en el Sinaí, pero también la tentación del ídolo del becerro de oro, que retrasó la construcción.2 Dios, deseoso de habitar entre su pueblo, ordenó a Moisés: «Hazme un santuario, para que yo pueda habitar en medio de ellos».1 Este mandato subrayaba la transición de una relación nómada con lo divino hacia una presencia más tangible y estructurada.

En la tradición judía y cristiana, el Tabernáculo se entiende como la primera casa de Dios (Beit Elohim), un refugio portátil que acompañaba al pueblo en su viaje hacia la Tierra Prometida.2 Su posición central en el campamento, rodeado por las doce tribus, simbolizaba la unidad y la centralidad de la fe en la vida comunitaria.4

Influencias culturales y divergencias interpretativas

Aunque el diseño era de origen divino, algunos estudiosos señalan posibles influencias de las tradiciones egipcias y mesopotámicas en su arquitectura, como el uso de cortinas y postes.2 Sin embargo, la Iglesia católica enfatiza su carácter único y revelado, rechazando interpretaciones que lo reduzcan a un mero préstamo cultural. En la exégesis patrística, como en las obras de San Juan Crisóstomo, se destaca cómo el Tabernáculo prefigura el Templo de Salomón y, ultimately, el cuerpo de Cristo como verdadero santuario.2

Instrucciones divinas

El plano revelado en el Sinaí

Dios proporcionó a Moisés un plano detallado en la cima del Sinaí, similar a un blueprint celestial, para asegurar que el Tabernáculo reflejara la perfección divina.1 Las dimensiones generales eran de 30 codos de largo por 10 de ancho y alto (aproximadamente 13,5 metros por 4,5 metros), divididas en dos partes: el Lugar Santo (20 codos de largo) y el Santo de los Santos (10 codos), separado por un velo.5

El exterior consistía en cortinas de lino fino teñido de azul, púrpura y carmesí, bordadas con querubines, que formaban diez paneles unidos por broches de oro.5 Sobre ellas, una cubierta de pelo de cabra y pieles de carnero teñidas protegían la estructura del desierto.6

Los muebles sagrados

Dentro del Tabernáculo, los muebles eran esenciales para el culto:

Cada elemento estaba orientado para resaltar la santidad progresiva, desde el patio accesible hasta el Santo de los Santos, reservado al Sumo Sacerdote.2

Materiales y mano de obra

Ofrendas del pueblo

La construcción se financió mediante ofrendas voluntarias, convocadas por Moisés: «Tomad de entre vosotros una ofrenda para el Señor; todo el que sea de corazón generoso traiga la ofrenda del Señor: oro, plata y bronce».3 Los materiales incluían oro puro, plata, bronce, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas, acacia (madera resistente del desierto), aceite para luces, especias para incienso y piedras preciosas.1 El pueblo dio en abundancia, hasta el punto de que Moisés tuvo que detener las donaciones porque sobraban.3

La acacia, valorada por su durabilidad, formaba la base estructural, mientras que el oro simbolizaba la divinidad.2

Los artesanos elegidos

Dios inspiró a artesanos específicos, como Besalel de la tribu de Judá y Oholiab de Dan, dotándolos de sabiduría divina para la ejecución.3 Estos expertos, junto con otros hijos de Israel, tallaron, tejieron y fundieron bajo supervisión mosaica. El trabajo se realizaba en seis días, respetando el sábado como día de reposo.3 La tradición católica ve en estos artesanos un modelo de colaboración humana con la gracia divina, similar a los constructores de catedrales medievales.2

Proceso de construcción

Etapas de la edificación

El proceso se desarrolló en fases ordenadas:

  1. Recolección y preparación: El pueblo aportó materiales en el campamento, clasificados por Moisés.3

  2. Fabricación de la estructura: Se tallaron 48 tablas de acacia para los muros, unidas por barras transversales y bases de plata.6 Las cortinas se tejieron con querubines bordados.5

  3. Construcción de muebles: El Arca y otros objetos se doraron y ensamblaron con precisión.1

  4. Montaje y consagración: En el primer mes del segundo año, Moisés erigió el Tabernáculo: colocó las bases, extendió las cortinas, instaló los muebles y ungió todo con aceite santo.4 Aarón y sus hijos fueron consagrados como sacerdotes.4

  5. Manifestación divina: Una nube cubrió el santuario, y la gloria de Dios lo llenó, impidiendo incluso a Moisés entrar inicialmente.4

El Tabernáculo se desmontaba y transportaba por los levitas durante las marchas, guiado por la columna de nube o fuego.4

Desafíos y cumplimiento

A pesar del retraso por el pecado del becerro de oro, la obra se completó fielmente, demostrando la misericordia divina.2 El peso total, estimado en toneladas, requería una logística precisa, resuelta por la organización tribal.2

Significado teológico y simbólico

Presencia y alianza

Teológicamente, el Tabernáculo encarnaba la shekiná, la presencia inmanente de Dios, haciendo tangible la alianza sinaítica.2 El Arca representaba la Palabra de Dios, los panes la provisión diaria, y el candelabro la iluminación espiritual.1 En la tradición católica, estos elementos prefiguran los sacramentos: el altar de sacrificios anticipa la Cruz, y el Santo de los Santos, la Eucaristía como presencia real de Cristo.2

Simbolismo litúrgico

Cada color y material tenía un sentido: el azul para el cielo, el púrpura para la realeza, el oro para la eternidad.5 El velo separaba lo santo de lo profano, pero en Cristo, este velo se rasgó, abriendo el acceso directo a Dios (Mt 27,51).2 Documentos papales, como la encíclica de Gregorio XVI, destacan cómo las ofrendas para el Tabernáculo eran propiciatorias para las almas, un principio que se extiende a las construcciones eclesiales.7

Legado en la tradición cristiana

Del Tabernáculo al Templo y la Iglesia

El primer Tabernáculo influyó en el Templo de Salomón y, tras su destrucción, en la sinagoga judía.2 En el cristianismo, se ve como prototipo de la Iglesia: el pueblo como cuerpo místico, y el Tabernáculo como el sagrario eucarístico.2 La liturgia católica conserva ecos en el altar, el ambón y el tabernáculo para las Hostias consagradas.

San Pablo lo interpreta como sombra de realidades celestiales (Heb 8-9), y los Padres de la Iglesia lo ligan a la Encarnación.2 En la era moderna, su simbolismo inspira la arquitectura de iglesias y la devoción al Santísimo Sacramento.

Influencia en la doctrina y la práctica

El Concilio Vaticano II reafirma la continuidad: la Iglesia es el nuevo Tabernáculo donde Dios habita por el Espíritu.2 Fiestas como la Dedicación de la Basílica de San Pedro evocan esta herencia, recordando la construcción como acto de fe colectiva.8

Conclusión

La construcción del primer Tabernáculo no solo fue un logro arquitectónico en el desierto, sino un testimonio perdurable de la fidelidad de Dios y la respuesta generosa de su pueblo. Su legado teológico ilumina la comprensión católica de la presencia divina en la liturgia y la vida cotidiana, invitando a los fieles a construir santuarios interiores mediante la oración y el sacrificio.

Citas

  1. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 25. 2 3 4 5 6 7 8 9

  2. Tabernáculo, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Tabernáculo. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

  3. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 35. 2 3 4 5 6

  4. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 40. 2 3 4 5 6 7

  5. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 26. 2 3 4 5

  6. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Éxodo 36. 2

  7. Papa Gregorio XVI. Augustissimam beatissimi (21 de diciembre de 1840) (1840).

  8. epístola II. Félix papa IV ad omnes episcopos. (haec et sequens epistola νοθείας vitio laborant.), Papa Félix IV. Apéndice (Papa Félix IV), § 1.