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Contemplativos

La vida contemplativa en el catolicismo es una vocación dedicada a la búsqueda incesante de Dios a través de la oración, el silencio, la soledad y la penitencia. Aquellos que abrazan esta forma de vida, conocidos como contemplativos, imitan a Cristo en su oración en la montaña y a figuras como la Virgen María y María de Betania, quienes se dedicaron a escuchar la palabra del Señor. Esta vocación, considerada un tesoro precioso de la Iglesia, contribuye a la fecundidad apostólica oculta y al crecimiento del Pueblo de Dios, ofreciendo un testimonio singular del amor de la Iglesia por su Señor.

Tabla de contenido

La Esencia de la Vida Contemplativa

La vida contemplativa es un camino de vida ordenado específicamente hacia la contemplación, que es una mirada amorosa y serena del alma a la verdad divina, ya conocida y aprehendida por el intelecto, con la ayuda de la gracia divina1. No se trata meramente de una investigación teológica, sino de una búsqueda impulsada por el amor a Dios, cuyo propósito final es aumentar este amor1.

Aunque todos los cristianos tienen el deber de buscar y amar a Dios, la vida contemplativa lleva este deber a su máxima expresión, renunciando a ocupaciones que puedan obstaculizarla1. Los contemplativos se centran en Cristo, hasta el punto de poder decir con el Apóstol Pablo: «Para mí, vivir es Cristo» (Fil 1,21)2. Esta vocación es un reflejo del amor incondicional del Señor, quien fue el primer contemplativo2.

Características de la Vida Contemplativa

La Búsqueda de Dios

El criterio principal de la autenticidad de la vida consagrada contemplativa es la búsqueda incesante de Dios2. San Benito, padre del monacato occidental, enfatizó que un monje es aquel cuya vida entera está dedicada a buscar a Dios, y se preguntaba si quien aspiraba a la vida monástica «si revera Deum quaerit» (si verdaderamente busca a Dios)2.

Oración Contemplativa

La oración contemplativa es el corazón de esta vida. Santa Teresa de Ávila la describe como «un trato de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama»3,4. Es una mirada de fe fija en Jesús, una atención a la Palabra de Dios y un amor silencioso5,6. En este tipo de oración, las palabras no son discursos, sino como leña que alimenta el fuego del amor, y en el silencio, el Padre nos habla su Palabra encarnada7. El Papa Francisco ha señalado que en la oración contemplativa, al mirar a Jesús, sentimos su mirada amorosa sobre nosotros, y nuestros corazones se purifican, permitiéndonos ver a los demás a la luz de la verdad y la compasión de Cristo6.

Es un don y una gracia que solo puede ser aceptada con humildad y pobreza, estableciendo una relación de alianza con Dios en el corazón8. La oración contemplativa busca la unión con la oración de Cristo, haciéndonos partícipes de su misterio, que la Iglesia celebra en la Eucaristía9.

Solitud y Silencio

La soledad y el silencio son elementos esenciales para la vida contemplativa1. La soledad es el hogar del silencio y su salvaguardia más segura, ayudando a cortar de raíz el deseo de figurar ante el mundo1. Puede ser el encierro del claustro, que restringe el contacto con el mundo exterior, o el confinamiento eremítico de la celda1. El silencio es el elemento propio del alma contemplativa, ya que conversar con Dios y con los hombres al mismo tiempo es difícil1,7.

Votos y Ascetismo

Los votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia son fundamentales en la vida contemplativa1. La pobreza libera de las preocupaciones de los bienes temporales, la castidad de las ataduras de la vida matrimonial y la obediencia de la ansiedad de tener que decidir el curso de la vida1. La vida religiosa, al ser de abnegación y sacrificio, proporciona un antídoto eficaz contra toda forma de egoísmo1. Las reglas de las órdenes contemplativas están admirablemente diseñadas para mortificar los instintos egoístas, con vigilias, ayunos, austeridad en la comida y la vestimenta, y a menudo trabajo manual para dominar la carne y ayudar al alma a someter a su peor enemigo1.

El Papel de los Contemplativos en la Iglesia y el Mundo

Los institutos dedicados completamente a la contemplación ocupan un lugar honorable en el Cuerpo Místico de Cristo, ofreciendo a Dios un sacrificio de alabanza excepcional10,11. Sus vidas, «escondidas con Cristo en Dios» (Col 3,3), se convierten en una imagen del amor incondicional del Señor2.

Su santidad y su apostolado oculto contribuyen a la fecundidad del Pueblo de Dios10,12. El Papa Juan Pablo II destacó que la vida contemplativa imparte al pueblo de Dios una «fecundidad apostólica oculta» y sostiene a la Iglesia en su lucha por llevar a la humanidad a una comprensión adecuada de la dignidad humana y los valores espirituales13,12,14. Son un signo y una profecía de la Iglesia, virgen, esposa y madre, y un testimonio vivo de la fidelidad de Dios2.

Se les considera uno de los tesoros más preciosos de la Iglesia, y su contribución espiritual es de gran importancia11. A través de su oración, silencio y penitencia, alaban a Dios y atraen sus gracias y bendiciones sobre el pueblo de Dios13.

La Dimensión Contemplativa en la Vida Religiosa

La dimensión contemplativa es una realidad de gracia experimentada por el creyente como un don de Dios, que permite conocer al Padre en el misterio de la comunión trinitaria15. Se describe como la respuesta teologal de fe, esperanza y caridad, por la cual el creyente se abre a la revelación y comunicación del Dios vivo a través de Cristo en el Espíritu Santo15.

Esta dimensión se expresa a través de la escucha y meditación de la Palabra de Dios, la participación en la vida divina transmitida en los sacramentos (especialmente la Eucaristía), la oración litúrgica y personal, el deseo constante de Dios y la búsqueda de su voluntad, y la entrega a los demás para la venida del Reino15. Todo esto lleva a una actitud de adoración continua y humilde de la misteriosa presencia de Dios en personas, eventos y cosas, manifestando la virtud de la piedad y siendo fuente de paz15.

En resumen, la vida contemplativa es una vocación profunda que nutre y unifica todos los aspectos de la vida de los religiosos, permitiéndoles encontrar a Dios en todas las cosas y personas y convertirse en «alabanza de su gloria» (Ef 1,6)15.

Citas

  1. Vida contemplativa, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, § Vida Contemplativa. 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  2. Papa Francisco. Vultum Dei quaerere, § 3 (2016). 2 3 4 5 6

  3. III. Oración contemplativa, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2709 (1992).

  4. Cuarta parte - La oración cristiana. Capítulo tercero - La vida de oración. La oración cristiana, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 571 (2005).

  5. En resumen, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2724 (1992).

  6. Resumen de las palabras del Santo Padre: Papa Francisco. Audiencia General del 5 de mayo de 2021 - Catequesis sobre la oración: 32. Oración Contemplativa (2021). 2

  7. III. Oración contemplativa, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2717 (1992). 2

  8. III. Oración contemplativa, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2713 (1992).

  9. III. Oración contemplativa, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2718 (1992).

  10. Concilio Vaticano II. Perfectae Caritatis, § 7 (1965). 2

  11. La dimensión contemplativa en la vida religiosa - III. Orientaciones para institutos específicamente contemplativos, Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares. La Dimensión Contemplativa En La Vida Religiosa, § 25 (1980). 2

  12. I. Formas de la vida religiosa - Vida contemplativa, Papa Pablo VI. Evangelica Testificatio, § 8 (1971). 2

  13. Papa Juan Pablo II. Encuentro con las personas religiosas de Inglaterra y Gales (29 de mayo de 1982) - Discurso, § 8 (1982). 2

  14. Introducción - Institutos totalmente dedicados a la contemplación, Papa Juan Pablo II. Vita Consecrata, § 8 (1996).

  15. La dimensión contemplativa en la vida religiosa - I. Descripción de la dimensión contemplativa, Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares. La Dimensión Contemplativa En La Vida Religiosa, § 1 (1980). 2 3 4 5