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Cruz

Cordero de Dios

Cordero de Dios
Rito y uso de ceras sagradas comúnmente llamadas Agnus Dei. Dominio Público.

El título «Cordero de Dios» (Agnus Dei) es una denominación profundamente arraigada en la teología y liturgia católica, que identifica a Jesucristo como el sacrificio perfecto que quita el pecado del mundo. Este concepto se entrelaza con las profecías del Antiguo Testamento, especialmente la figura del Siervo Sufriente de Isaías y el cordero pascual, y encuentra su cumplimiento en la inmolación de Jesús en la cruz. La expresión es central en la Misa romana, en la liturgia de la Comunión y en diversas oraciones, simbolizando la pureza inmaculada de Cristo, su mansedumbre y su papel redentor universal.

Tabla de contenido

Origen Bíblico y Simbolismo

El simbolismo del Cordero de Dios se remonta a diversas fuentes bíblicas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que prefiguran y revelan la identidad de Jesús como el sacrificio definitivo1.

Antiguo Testamento: Prefiguraciones del Cordero

En el Antiguo Testamento, varias figuras y eventos anticipan el papel de Cristo como el Cordero de Dios:

Nuevo Testamento: La Revelación de Juan el Bautista y el Apocalipsis

El Nuevo Testamento consolida el simbolismo del Cordero de Dios, especialmente a través de Juan el Bautista y las visiones del Apocalipsis1.

El Agnus Dei en la Liturgia Romana

La fórmula del Agnus Dei es una parte integral de la Misa en el rito romano, recitada por el sacerdote y cantada por la asamblea en un momento crucial de la liturgia1.

Ubicación y Forma en la Misa

El Agnus Dei se recita hacia el final del Canon de la Misa, después de la oración «Haec commixtio»1. El sacerdote, con las manos juntas, inclina la cabeza y dice en voz alta la siguiente fórmula tres veces1:

Durante esta oración, el sacerdote golpea su pecho tres veces, una por cada invocación1. En las Misas de Requiem, la fórmula cambia para pedir «dona eis requiem» (dales el descanso) y «dona eis requiem sempiternam» (dales el descanso eterno), y el sacerdote no se golpea el pecho1.

Origen y Desarrollo Litúrgico

La fórmula del Agnus Dei tiene sus raíces en el antiguo himno del Gloria in excelsis y la declaración de Juan el Bautista, complementada por la súplica de los ciegos a Jesús: «Ten piedad de nosotros, Hijo de David» (Mateo 9:27)1.

Su uso en la liturgia romana se remonta a los primeros siglos. Apareció por primera vez en Roma en la primera Misa de la Natividad, y el Papa San Símaco (498-514) extendió su uso a las Misas episcopales1. Sin embargo, la fórmula tal como la conocemos hoy no fue introducida en la Misa hasta el año 687, cuando el Papa Sergio I decretó que tanto el clero como el pueblo debían cantar el Agnus Dei durante la fracción de la Hostia1. Algunos estudiosos sugieren que este decreto pudo haber sido una protesta contra el canon 82 del Concilio in Trullo, que prohibía la representación simbólica de Cristo en forma de cordero1.

Significado durante la Fracción del Pan

Aunque la liturgia romana no tiene un canto específico para la fracción de la Hostia como otras liturgias, el Agnus Dei cumple esta función de manera simbólica y apropiada1. En otras liturgias, como la de Santiago, el sacerdote dice: «He aquí el Cordero de Dios, el Hijo del Padre, que quita el pecado del mundo, sacrificado para la vida y la salvación del mundo»1. En la liturgia de San Juan Crisóstomo, el sacerdote divide el Pan Santo diciendo: «El Cordero de Dios es partido y distribuido; Él que es partido y no dividido; siempre comido y nunca consumido, pero santificando a los comulgantes»1. En la liturgia romana, el Agnus Dei expresa la misma profunda verdad del sacrificio eucarístico.

Otros Usos del Agnus Dei

Además de su lugar en la Misa, la invocación «Cordero de Dios» aparece en otros contextos litúrgicos y devocionales1.

Antes de la Sagrada Comunión

Antes de distribuir la Sagrada Comunión, el sacerdote eleva la Hostia y dice: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor,» a lo que los fieles responden: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme»1. Esta práctica, aunque de fecha más reciente en su formulación actual, conecta directamente la Comunión con el sacrificio del Cordero.

En las Letanías

El Agnus Dei también se encuentra al final de varias letanías, como las Letanías de los Santos y las Letanías de Loreto, con las siguientes invocaciones1:

En la Letanía del Santísimo Nombre de Jesús, se añade el nombre de Jesús a las invocaciones1.

Conclusión

El «Cordero de Dios» es un título cristológico esencial que encapsula la pureza inmaculada de Jesucristo, su mansedumbre al aceptar el sacrificio y su misión redentora universal. Desde las profecías del Antiguo Testamento hasta la declaración de Juan el Bautista y las visiones apocalípticas, este simbolismo culmina en la Eucaristía, donde Cristo, el Cordero inmolado, se hace presente para quitar los pecados del mundo y conceder la paz. Su presencia continua en la liturgia católica reafirma la fe en Jesús como el sacrificio perfecto que reconcilia a la humanidad con Dios.

Citas

  1. Agnus Dei (en la liturgia), The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Agnus Dei (en la liturgia). 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34

  2. El Evangelio de Juan, Jeremy Holmes. El peso sobre el Señor: El pecado como carga en el Nuevo Testamento y más allá, § 3. 2

  3. Libro VI - 35. Jesús es un cordero en cuanto a su naturaleza humana, Orígenes de Alejandría. Comentario sobre el Evangelio de Juan, § 35 (230).

  4. Pablo T. Gadenz. Jesús el Nuevo Templo en el Pensamiento del Papa Benedicto XVI, § 20.