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Corona del Rosario

Corona del Rosario
Figuras de santos y obras de arte sacro en el Museo Diocesano de Frisinga. Original, Burkhard Mücke, CC BY-SA 4.0 📄

La Corona del Rosario es una forma de oración mariana profundamente arraigada en la tradición católica, que invita a la meditación sobre los misterios de la vida de Jesús y María. Aunque comúnmente asociada con el Santo Rosario, el término «corona» puede referirse tanto al objeto físico (el rosario de cuentas) como a una práctica devocional específica, como la Corona Franciscana. Esta devoción es un compendio del Evangelio, que guía a los fieles a través de los gozos, dolores y glorias de Cristo y su Madre, fomentando la fe, protegiendo contra el error y fortaleciendo el alma. La Iglesia ha mostrado su estima por esta oración, incluso proponiendo ritos para la bendición de las coronas del Rosario y promoviendo su rezo público y privado, especialmente durante el mes de octubre, dedicado a la Santísima Virgen del Rosario.

Tabla de contenido

Orígenes y Significado

El término «corona» se ha utilizado en el lenguaje común para referirse a esta forma de oración, que evoca los grandes misterios de Jesús y María unidos en gozos, dolores y triunfos1. La contemplación de estos misterios ofrece a las almas fieles una confirmación maravillosa de la fe, protección contra el error y un aumento de la fuerza espiritual1. La oración del Rosario, en su esencia, está compuesta por palabras que provienen de Dios mismo, del Arcángel Gabriel y de la Iglesia, llenas de alabanza y de elevados deseos, renovándose y continuándose en un orden fijo y variado, con frutos siempre nuevos y dulces1.

Diversos Papas han destacado la importancia de la Corona del Rosario. El Papa Pío XI la describió como un «compendio de todo el Evangelio» y un «salterio de la Virgen o breviario del Evangelio y de la vida cristiana»2,3. También señaló que la Santísima Virgen misma ha recomendado esta forma de oración, como en sus apariciones en Lourdes4. El Papa Juan Pablo II enfatizó que el Rosario es una oración que concierne a María unida a Cristo en su misión salvífica, y al mismo tiempo, una oración a María como nuestra mejor mediadora ante su Hijo. Es una oración que se reza especialmente con María, al igual que los apóstoles oraron con ella en el Cenáculo preparándose para recibir el Espíritu Santo5.

La Corona del Rosario como Objeto y Práctica

La Iglesia demuestra su aprecio por la oración del Santo Rosario al proponer un rito para la bendición de las coronas del Rosario6. Este rito subraya el carácter comunitario de la oración del Rosario, donde la bendición de las cuentas se acompaña de la bendición de quienes meditan los misterios de la vida, muerte y resurrección del Señor, para que puedan establecer una perfecta sintonía entre oración y vida6. La bendición de las coronas puede realizarse con la participación del pueblo, especialmente durante peregrinaciones a santuarios marianos, celebraciones de las fiestas de la Bienaventurada Virgen (en particular la del Rosario) y al final del mes de octubre6.

El Rosario como «Corona Mística»

El Rosario es una «corona mística» que no solo se encuentra en las manos de los pobres, sino que también es honrada por personas de todos los estratos sociales4. Esta corona se entrelaza con la salutación angélica y se une a la obligación de la meditación interior, siendo una excelente forma de oración y muy útil para alcanzar la vida inmortal3.

La Corona Franciscana

Un ejemplo específico de «Corona del Rosario» es la Corona Franciscana, también conocida como Rosario Seráfico7. Esta consiste en siete decenas en conmemoración de los siete gozos de la Santísima Virgen: la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento de Nuestro Señor, la Adoración de los Magos, el Hallazgo del Niño Jesús en el Templo, la Resurrección de Nuestro Señor, y la Asunción de la Santísima Virgen y su Coronación en el cielo7.

La Corona Franciscana tiene sus orígenes en el año 1422. Según la tradición, un joven novicio franciscano que solía adornar una estatua de la Virgen con flores, al no poder continuar esta práctica en el noviciado, consideró abandonar la orden. La Virgen María se le apareció, impidiéndole su propósito y enseñándole cómo, al rezar diariamente un rosario de siete decenas en honor a sus siete gozos, podría tejer una corona más agradable para ella que las ofrendas materiales7. Desde entonces, la práctica de rezar la corona de los siete gozos se extendió en la orden franciscana7.

La Importancia de la Meditación

La esencia del Rosario radica en la meditación de los misterios de la vida de Jesús y María5,8. El Cardenal Eduardo Francisco Pironio enfatizó que el Rosario, aunque aparentemente monótono, es la profundidad de los misterios de la Salvación a través de los misterios del Hijo, contemplados desde el Corazón de María8. Al ritmo del saludo angélico, los fieles entran en todo el misterio de su Hijo, hecho carne, muerto y resucitado9. Esta oración mariana debe ser como el respiro diario en la vida de cada cristiano y cada familia9.

La meditación de los misterios, que incluyen los gozosos, dolorosos y gloriosos, ofrece temas para reflexionar sobre el camino de Cristo y María2. Los dos últimos misterios gloriosos, la Asunción y la Coronación de María en la gloria celestial, dirigen directamente los pensamientos hacia la Madre de Dios5,10. De hecho, la coronación de una imagen de la Virgen María puede estar ligada al quinto misterio glorioso del Santo Rosario10.

La devoción a la Corona del Rosario es una práctica querida por los fieles, especialmente durante el mes de octubre, que ha sido consagrado a la Santa Reina del Rosario11,2. Los Papas han exhortado a los cristianos a dedicarse al rezo del Rosario, tanto pública como privadamente en sus hogares y familias, y de manera incesante11. Se ha decretado que durante el mes de octubre, la devoción del Rosario se celebre solemnemente con servicios especiales y espléndidos en todo el mundo católico11.

En diversas ocasiones, los Papas han participado en la coronación de imágenes de Nuestra Señora del Rosario, lo que resalta la profunda veneración que la Iglesia tiene por esta advocación mariana. Por ejemplo, el Papa Juan XXIII envió un mensaje con motivo de la coronación de Nuestra Señora del Rosario de La Coruña, España, destacando la gloria de la ciudad cifrada en esta Virgen veneranda12. También, el Papa Juan XXIII se dirigió a los fieles de Ecuador con motivo de la coronación de Nuestra Señora del Rosario de Agua Santa de Baños, proclamándola Reina de las Misiones en el Oriente Ecuatoriano13.

El Rosario no solo es una oración de profunda piedad, sino también una herramienta poderosa para la intercesión y para superar los males de los tiempos11. Los Papas han alentado a las cofradías del Santo Rosario a realizar procesiones, siguiendo la antigua costumbre, como una demostración pública de su devoción11.

Conclusión

La Corona del Rosario es una devoción rica en historia y significado, que invita a los fieles a unirse a Cristo a través de la meditación de los misterios de su vida, en compañía de su Santísima Madre. Es una oración que fortalece la fe, ofrece consuelo y guía, y ha sido constantemente promovida por el Magisterio de la Iglesia como un medio eficaz para la santificación personal y la intercesión por las necesidades del mundo.

Citas

  1. Papa León XIII. Octobri Mense, § 7 (1891). 2 3

  2. Papa Juan Pablo II. A los jóvenes de Reggio Calabria (7 de octubre de 1984) - Discurso, § 7 (1984). 2 3

  3. Pío XI. Ingravescentibus Malis, § 9 (1937). 2

  4. Pío XI. Ingravescentibus Malis, § 16 (1937). 2

  5. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 28 de octubre de 1981 (1981). 2 3

  6. Parte seconda: Orientamenti per l’armonizzazione della pietà popolare con la liturgia - Capitolo iv: Anno liturgico e pietà popolare - Il rosario, Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia (9 de abril de 2002), § 198 (2002). 2 3

  7. Corona franciscana, The Encyclopedia Press. Catholic Encyclopedia, §Franciscan Crown. 2 3 4

  8. Dicasterio para las Causas de los Santos. Eduardo Francisco Pironio: Homilía (2023). 2

  9. Papa Juan Pablo II. 10 de septiembre de 1984: Celebración en honor de la Virgen María en el Santuario de «Notre-Dame du Cap» - Homilía (1984). 2

  10. Papa Juan Pablo II. Liturgia de la Palabra en el «Campo de Marte» en Ciudad de Guatemala (6 de febrero de 1996) - Discurso, § 2 (1996). 2

  11. Papa León XIII. Supremi Apostolatus Officio, § 8 (1883). 2 3 4 5

  12. Papa Juan XXIII. Radiomensaje con motivo de la coronación de Nuestra Señora del Rosario de La Coruña, España (11 de septiembre de 1960) (1960).

  13. Papa Juan XXIII. Radiomensaje a los fieles de Ecuador con motivo de los Congresos Mariano y Misioneros (13 de diciembre de 1959) (1959).