Corrección fraterna
La corrección fraterna es una práctica fundamental en la tradición católica, entendida como la amonestación caritativa de un prójimo con el fin de ayudarle a corregir una falta o prevenir una transgresión pecaminosa. Se distingue de la disciplina oficial eclesiástica, ya que su objetivo principal es la enmienda espiritual del individuo a través del amor y la preocupación por su salvación eterna, más que la imposición de un castigo. Esta obligación surge tanto de la ley natural del amor al prójimo como de los preceptos explícitos de Cristo en las Escrituras, y es considerada una obra de misericordia espiritual.
Tabla de contenido
Fundamentos Bíblicos y Teológicos
La idea de la corrección fraterna tiene profundas raíces bíblicas y ha sido desarrollada a lo largo de la tradición de la Iglesia1.
En las Sagradas Escrituras
Jesucristo mismo mandó a sus discípulos amonestar a un hermano que peca: «Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano» (Mateo 18:15)2,3. Este pasaje es clave para entender la naturaleza y el propósito de la corrección fraterna. El apóstol Pablo también aborda esta práctica, como se ve en Gálatas 6:1, donde insta a los «espirituales» a corregir a quien haya sido sorprendido en alguna falta, pero con espíritu de mansedumbre3. Otros textos, como Proverbios 9:8ss, también resaltan el valor de la reprensión sabia3.
Desarrollo en la Tradición
Desde los primeros siglos, teólogos como San Agustín contribuyeron al desarrollo de este concepto1. En la Edad Media, la teología de la corrección fraterna se hizo más sofisticada. Santo Tomás de Aquino, influenciado por el franciscano Alejandro de Hales, profundizó en esta noción, especialmente en su Summa Theologiae1. Aquino finalmente concibe la corrección como una respuesta a la desviación de un hermano del camino recto, buscando devolverlo a la rectitud4.
La Corrección Fraterna según Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino considera la corrección fraterna como una subvirtud de la caridad, enfatizando que es una exigencia de la caridad para todos los cristianos, no solo un deber de los superiores hacia sus subordinados4.
Distinción entre Caridad y Justicia
Aquino distingue entre la corrección fraterna como un asunto de caridad y la corrección como un asunto de justicia4.
La corrección por caridad implica mostrar al hermano la fealdad de su pecado, buscando que se aparte de él por vergüenza o aversión al mal mismo4. Esta forma de corrección puede ser practicada por cualquier cristiano y no requiere autoridad4.
La corrección por justicia está relacionada con la imposición de castigos y solo puede ser ejercida por prelados o superiores que poseen la autoridad necesaria para infligirlos4.
El Fin de la Corrección Fraterna
El objetivo principal de la corrección fraterna, según Aquino, es la enmienda de las transgresiones del prójimo o, en otras palabras, la reforma del pecador5. Si se percibe que la amonestación no será recibida o, peor aún, que podría llevar al pecador a una situación más grave, se debe desistir de la corrección, ya que los medios deben ser regulados según lo que el fin exige5.
Circunstancias para una Corrección Virtuosa
Aquino identifica tres circunstancias fundamentales que estructuran una corrección fraterna virtuosa6:
La probabilidad de efectividad de la corrección: Si se cree que la corrección es inoportuna o empeorará las cosas, se puede virtuosa y caritativamente abstenerse de corregir6. Sin embargo, si la omisión se debe al temor o si es claro que la intervención podría ayudar al hermano a apartarse del mal, entonces se peca contra la caridad6.
La relación y el estatus del corrector y el corregido: Aquino sostiene que los subordinados pueden corregir a sus superiores, pero siempre como un acto de caridad, no de justicia, ya que carecen de la autoridad para corregir a un superior en términos de justicia6.
El modo de la corrección: La corrección siempre debe estar motivada por la caridad y todas las acciones que la acompañan deben conformarse al orden de la caridad6. Corregir de manera poco caritativa no es, estrictamente hablando, corrección fraterna6.
Obligación y Condiciones
Existe una obligación de practicar la corrección fraterna en ciertas ocasiones y bajo determinadas circunstancias2. Esta obligación puede ser tan seria que su incumplimiento, en casos graves, puede constituir pecado mortal2.
Las condiciones para que exista esta obligación grave son2:
La delincuencia a corregir o prevenir es grave.
No hay una razón sólida para creer que el pecador se corregirá por sí mismo.
Hay una expectativa bien fundada de que la amonestación será escuchada.
No hay otra persona igualmente capacitada para realizar esta obra de caridad cristiana y con probabilidad de llevarla a cabo.
No hay un problema o desventaja especial para el corrector como resultado de su celo.
En la práctica, sin embargo, es raro que se den todas estas circunstancias simultáneamente, por lo que los individuos sin capacidad oficial rara vez son culpables de haber transgredido gravemente la ley en esta materia2.
La Corrección Fraterna como Obra de Misericordia Espiritual
La tradición de la Iglesia ha incluido la «amonestación de los pecadores» entre las obras de misericordia espirituales3. El Papa Benedicto XVI, en su mensaje para la Cuaresma de 2012, destacó que la preocupación por el bienestar espiritual del prójimo, incluyendo la corrección fraterna, es un aspecto de la vida cristiana que ha sido «bastante olvidado»3. Subrayó la importancia de no permanecer en silencio ante el mal y de advertir a los hermanos contra modos de pensar y actuar contrarios a la verdad3.
Es crucial que la amonestación cristiana nunca esté motivada por un espíritu de acusación o recriminación, sino siempre por el amor y la misericordia, y que brote de una genuina preocupación por el bien del otro3. En un mundo marcado por el individualismo, redescubrir la importancia de la corrección fraterna es esencial para avanzar juntos hacia la santidad3.
Modo de Administración
La reprensión debe administrarse privadamente, es decir, directamente al delincuente y no en presencia de otros2. Esto subraya el carácter caritativo y discreto de la corrección, buscando la enmienda sin humillar al corregido.
Conclusión
La corrección fraterna es una expresión esencial de la caridad cristiana, un deber de todos los fieles para con sus hermanos, arraigada en el mandato de Cristo y desarrollada por los grandes teólogos de la Iglesia. Su propósito es la salvación del alma del prójimo, guiándolo de vuelta al camino de la rectitud con amor y misericordia. Aunque implica una seria obligación en circunstancias específicas, su práctica requiere discernimiento y prudencia, asegurando que su fin —la enmienda del pecador— sea siempre el motor y la medida de su acción.
Citas
La corrección fraterna en Aquino, Joshua R. Brown. Cuando nuestros padres caen: Un enfoque tomista-confuciano de la corrección moral laica del clero, § 6. ↩ ↩2 ↩3
Corrección fraterna, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Corrección Fraterna. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
B1. «preocupémonos unos por otros»: Responsabilidad hacia nuestros hermanos y hermanas, Papa Benedicto XVI. Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la Cuaresma de 2012, § 1 (2012). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8
Joshua R. Brown. Cuando nuestros padres caen: Un enfoque tomista-confuciano de la corrección moral laica del clero, § 7. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Joseph Pilsner, C.S.B. Especies de acciones humanas en Aquino determinadas tanto por el objeto como por el fin, § 15. ↩ ↩2
Joshua R. Brown. Cuando nuestros padres caen: Un enfoque tomista-confuciano de la corrección moral laica del clero, § 9. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6