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Deberes de los hijos

Los deberes de los hijos constituyen una parte esencial de la vida familiar cristiana, arraigada en el Cuarto Mandamiento y desarrollada a lo largo de la Sagrada Escritura, el Catecismo y los documentos del Magisterio. Este artículo explora el fundamento bíblico, la enseñanza magisterial y las dimensiones prácticas de la obediencia, el respeto, la gratitud y la participación espiritual que la Iglesia Católica propone a los hijos dentro del hogar y la sociedad.

Tabla de contenido

Fundamento bíblico y doctrinal

El Cuarto Mandamiento

El mandamiento «Honra a tu padre y a tu madre» (Éxodo 20,12) es la base normativa que obliga a los hijos a respetar y obedecer a sus progenitores, prometiendo vida larga y bienestar (cf. Efesios 6,2‑3)1. La Iglesia interpreta este precepto como una exigencia de honor y obediencia que trasciende la mera sumisión, abarcando la colaboración al bien común de la familia2.

Ejemplos de obediencia en la Sagrada Escritura

Jesús mismo mostró obediencia filial al aceptar la voluntad de María y José, modelando la entrega total al Padre celestial3. Los Salmos y los libros de sabiduría también resaltan la bendición que acompaña a quien honra a sus padres (Sirácida 3,1‑8)4.

Enseñanza del Magisterio

Catecismo de la Iglesia Católica

El Catecismo describe los deberes de los hijos como respeto, gratitud, docilidad y obediencia5. Además, subraya que la obediencia debe ejercerse cuando los padres actúan conforme al bien del hijo y de la familia, mientras que la respeto permanece permanente, incluso después de la emancipación2.

Documentos papales recientes

Ecclesia in Medio Oriente

El Papa Benedicto XVI recuerda a los niños que su primera obligación es obedecer a sus padres, siguiendo el ejemplo del Niño Jesús (Lc 2,51)6.

Amoris Laetitia

Dimensiones de los deberes

Respeto y honor

El respeto a los padres se fundamenta en la dignidad humana y en el reconocimiento de que los hijos son hijos de Dios, entregados a los padres como un don divino6. Este respeto se expresa mediante palabras amables, actos de servicio y la consideración de sus deseos como guía moral2.

Obediencia y docilidad

La obediencia no es ciega; está condicionada al bien del hijo y al respeto a la autoridad legítima. Cuando una orden contradice la conciencia moral, el hijo debe discernir y, si es necesario, no obedecer2. La docilidad implica una disposición interior a recibir la enseñanza de los padres, facilitando la formación de la virtud de la humildad1.

Gratitud y apoyo material y moral

Los hijos deben reconocer el sacrificio de sus padres y, en la adultez, ofrecer apoyo material y moral en situaciones de enfermedad, vejez o necesidad5. Esta solidaridad refleja el amor cristiano y la caridad familiar.

Oración y vida espiritual

La familia es la «iglesia doméstica» donde se inicia la vida de oración. Los niños deben participar en la oración familiar, recibir la Eucaristía y cultivar una relación personal con Cristo, siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos que «oraban y cantaban salmos»13. La práctica regular de la oración fortalece la obediencia y el amor filial9.

Aplicación práctica en la vida familiar

Relaciones intergeneracionales

Los hijos deben anticipar los deseos de sus padres, buscar su consejo y respetar sus admoniciones, manteniendo un vínculo de mutuo amor y confianza2. En la vejez, el cuidado de los padres se convierte en una obligación de caridad y gratitud5.

Educación y formación cristiana

Los padres son los primeros catequistas, responsables de transmitir la fe mediante el bautismo, la oración y la vida cotidiana. Los niños deben recibir este legado con apertura y, a su vez, colaborar en la vida parroquial y en actividades de servicio9,10.

Responsabilidad hacia los padres ancianos

Cuando los padres envejecen, los hijos están llamados a proveer asistencia material y emocional, evitando que el anciano se sienta desamparado. Este deber se basa en la caridad cristiana y en la promesa bíblica de que «el hijo que ayuda a su padre será bendecido» (Sirácida 3,12‑14)4.

Conclusión

Los deberes de los hijos, arraigados en la Sagrada Escritura y desarrollados por el Magisterio, constituyen un pilar esencial para la salud espiritual y social de la familia cristiana. Al honrar, obedecer, agradecer y acompañar a sus padres, los hijos no solo cumplen con el Cuarto Mandamiento, sino que también participan activamente en la misión evangelizadora de la Iglesia, formando generaciones que reflejen el amor de Cristo en el mundo.

Citas

  1. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Efesios 6. 2

  2. Sección II los Diez Mandamientos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2217. 2 3 4 5

  3. Sección II I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 532.

  4. La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Sirácides 3. 2

  5. Parte III - La vida en Cristo. Capítulo II - «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». La vida en Cristo, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 459 (2005). 2 3

  6. Parte II - Jóvenes y niños, Papa Benedicto XVI. Ecclesia in Medio Oriente, § 64 (2012). 2

  7. Capítulo I a la luz de la Palabra - Tus hijos son como retoños de olivo, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 17 (2016).

  8. Capítulo V el amor hecho fecundo - La vida en la familia ampliada - Ser hijos e hijas, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 189 (2016).

  9. Capítulo VII hacia una mejor educación de los hijos - La transmisión de la fe, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 287 (2016). 2 3

  10. Capítulo VII hacia una mejor educación de los hijos - La transmisión de la fe, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 288 (2016). 2

  11. Capítulo VII hacia una mejor educación de los hijos - La formación ética de los hijos, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 264 (2016).

  12. Capítulo VII hacia una mejor educación de los hijos - La vida familiar como ámbito educativo, Papa Francisco. Amoris Laetitia, § 279 (2016).

  13. Sección I la oración en la vida cristiana, Catecismo de la Iglesia Católica, § 2685.