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Deuterocanónicos

Deuterocanónicos
página de título Vol. 3. Dominio Público.

Los deuterocanónicos son los libros del Antiguo Testamento cuya inclusión en el canon bíblico fue objeto de debate en los primeros siglos del cristianismo, pero que la Iglesia Católica los reconoce como Escritura inspirada y de plena autoridad doctrinal. Forman parte del conjunto de 73 libros aceptados por la Iglesia, complementando los 46 del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento. Su origen se encuentra en la traducción griega de la Biblia conocida como la Septuaginta, y su reconocimiento definitivo se consolidó en los concilios de Florencia (1442) y de Trento (1546)1.

Tabla de contenido

Definición y terminología

Origen del término

El adjetivo deuterocanónico proviene del griego deuteros «segundo» y se empleó a partir del siglo XVI para distinguir estos libros de los protocanónicos, que forman el núcleo tradicional del canon hebreo1.

Diferencia con «apócrifo»

En el lenguaje protestante se utiliza apócrifo para referirse a los mismos textos, pero la Iglesia Católica los considera de igual dignidad que los demás libros del Antiguo Testamento, no meramente de «segundo rango»2.

Historia y desarrollo del canon

La Septuaginta y los primeros cristianos

Tras las conquistas de Alejandro Magno, la lengua griega se difundió por el Mediterráneo oriental y los judíos de Alejandría tradujeron sus Escrituras al griego, creando la Septuaginta que incluía libros que nunca formaron parte del canon hebreo: Tobit, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico (Sirácida) y Baruc, entre otros2.

Los escritores del Nuevo Testamento citan libremente estos libros, lo que evidencia su uso litúrgico y catequético en la Iglesia primitiva2.

Uso patrístico

Padres como San Agustín incluían en su lista canónica obras como Tobit, Judit y los Macabeos, considerándolas «Ecclesiásticas» pero con autoridad doctrinal3. Rufino de Aquilea también las menciona como «Ecclesiásticas» y distingue su lectura en la liturgia de los textos apócrifos que no se empleaban para la confirmación de la fe4.

Conciliación y definición canónica

Concilio de Cartago (397)

El Concilio de Cartago enumeró los libros que debían leerse en la Iglesia, incluyendo Tobit, Judit, Baruc y los Macabeos, estableciendo un precedente conciliar para su reconocimiento5.

Concilio de Florencia (1442)

En Florencia se aprobó una lista de libros inspirados que, aunque no utilizó expresamente la palabra canon, confirmó la inclusión de los deuterocanónicos en la tradición latina6.

Concilio de Trento (1546)

El Decreto del Cuarto Congreso del Concilio de Trento declaró solemnemente que los libros enumerados, incluidos los deuterocanónicos, son «sagrados y canónicos» y que su rechazo constituye herejía7. La lista oficial incluye: Tobit, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc (con la Epístola de Jeremías) y 1 y 2 Macabeos, además de las adiciones a Ester y Daniel8.

Lista de los libros deuterocanónicos

LibroComentario breve
TobitNarrativa de fe y caridad familiar.
JuditHeroína que salva a Israel mediante la astucia.
SabiduríaReflexiones sobre la justicia divina.
Eclesiástico (Sirácida)Enseñanzas morales y prudencia.
Baruc (con la Epístola de Jeremías)Meditación sobre el exilio y la esperanza.
1 MacabeosHistoria de la revuelta judía contra los seléucidas.
2 MacabeosRelato de milagros y la intercesión de los muertos.
Adiciones a EsterExpansión del relato bíblico.
Adiciones a Daniel (Susana, Bel y el Dragón, Cántico de los Tres Jóvenes)Textos de valor moral y profético.

Uso litúrgico y doctrinal

Los deuterocanónicos aparecen en la Liturgia de las Horas, en los Misales y en la Liturgia de la Misa (p. ej., la lectura de Sabiduría en el Tiempo Ordinario). Su contenido ha nutrido la doctrina del purgatorio (2 Macabeos 12, 46) y la teología del sufrimiento (Judit).

Significado teológico

Los libros deuterocanónicos refuerzan la visión de la sabiduría divina, la intervención de los ángeles, la resurrección de los muertos y la responsabilidad moral del individuo. Su reconocimiento subraya la unidad de la Sagrada Escritura bajo la inspiración del Espíritu Santo, tal como afirma el Concilio de Trento: «un libro es sagrado y canónico cuando ha sido usado para ser leído en las iglesias y se halla en la Vulgata antigua7.

Relación con otras tradiciones cristianas

Perspectiva contemporánea

En la actualidad, la mayoría de las ediciones católicas de la Biblia (por ejemplo, la Biblia de Jerusalén y la Nueva Vulgata) incluyen los deuterocanónicos, y su estudio es parte del currículo de teología y catequesis. El Catecismo de la Iglesia Católica los menciona como parte del patrimonio de la revelación divina (cf. 133).

Ver también

Citas

  1. Canon del Antiguo Testamento, La Prensa Enciclopédica. Enciclopedia Católica, §Canon del Antiguo Testamento. 2

  2. Parte tres - Leer el Antiguo Testamento tus palabras se convirtieron para mí en gozo y el deleite de mi corazón. (Jeremías 15:16), Conferencias Episcopales Católicas de Inglaterra y Gales, y de Escocia. El Don de la Escritura, § 26 (2005). 2 3

  3. Libro II - Capítulo 8.— los libros canónicos, Agustín de Hipona. Sobre la Doctrina Cristiana, §Libro II. Capítulo 8 (426).

  4. Comentario sobre el Credo de los Apóstoles, Tiranio Rufino (Rufino de Aquilea). Comentario sobre el Credo de los Apóstoles, § 38 (404).

  5. Concilio de Cartago (III) 397 - El canon de la Sagrada Escritura, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 186 (1854).

  6. I. - Las Sagradas Escrituras del pueblo judío son parte fundamental de la Biblia cristiana - E. La extensión del canon de la Escritura - 3. Formación del canon cristiano, Comisión Bíblica Pontificia. El Pueblo Judío y Sus Sagradas Escrituras en la Biblia Cristiana (24 de mayo de 2001), § 18 (2001).

  7. El Concilio de Trento - La Cuarta Sesión - Decreto sobre las Escrituras Canónicas, Documento del Concilio. Concilio de Trento, §La Cuarta Sesión (1563). 2

  8. Concilio de Trento 1545-1563 - Ecuménico XIX (contra novatores siglo XVI) - Sesión IV (8 de abril de 1546) se aceptan los libros sagrados y las tradiciones de los apóstoles, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 1502 (1854).