Diácono
El diaconado es el primero de los tres grados del sacramento del Orden Sacerdotal en la Iglesia Católica, siendo los otros dos el presbiterado y el episcopado1,2. Los diáconos son ordenados no para el sacerdocio ministerial, sino para el servicio (diaconía) del Pueblo de Dios en la liturgia, la palabra y la caridad, en comunión con el obispo y su presbiterio3,2,4. Este ministerio se remonta a la época apostólica y ha sido restaurado como un rango permanente en la Iglesia Latina tras el Concilio Vaticano II5,6.
Tabla de contenido
Orígenes y Desarrollo Histórico
El origen del diaconado se encuentra en los primeros tiempos de la Iglesia. Los Hechos de los Apóstoles mencionan la elección de siete hombres para el «servicio de las mesas», aunque el texto no aclara si se trataba de una ordenación sacramental, la tradición ha interpretado este episodio como el inicio de la institución diaconal7,8. San Pablo también saluda a los obispos y diáconos de Filipos y enumera las cualidades que deben poseer los diáconos en su Primera Carta a Timoteo, lo que atestigua su presencia y configuración como una categoría distinta de los presbíteros y obispos7,5.
En los primeros siglos, el diácono ocupaba un lugar bien establecido en la jerarquía ministerial7. Los autores de la época, como San Ignacio de Antioquía y San Policarpo de Esmirna, destacaron la importancia del ministerio diaconal y sus múltiples funciones, considerándolos «ministros de la Iglesia de Dios» y exhortándolos a ser misericordiosos y diligentes9,3,10. El diácono era visto como el «oído, boca, corazón y alma» del obispo, sirviendo al pueblo de Dios, cuidando a los enfermos y necesitados, y contribuyendo al apostolado10.
Con el tiempo, la disciplina del diaconado evolucionó. Aunque se mantuvo la prohibición de conferir ordenaciones «por salto» (es decir, sin pasar por los grados inferiores), el número de aquellos que permanecían diáconos de por vida disminuyó, y el diaconado permanente casi desapareció en la Iglesia Latina, convirtiéndose principalmente en una etapa transitoria hacia el sacerdocio11,12,8.
Restauración del Diaconado Permanente
El Concilio Vaticano II, reconociendo la necesidad de estas funciones para la vida de la Iglesia, decretó la restauración del diaconado como un grado propio y permanente de la jerarquía13,11,2,5. Esta restauración buscaba fortalecer con la imposición de manos a aquellos que ya realizaban un verdadero ministerio diaconal, uniéndolos más estrechamente al altar y haciendo su ministerio más fructífero a través de la gracia sacramental5,6.
El Papa Pablo VI, con sus Motu Proprio Sacrum Diaconatus Ordinem (1967) y Ad Pascendum (1972), estableció las normas canónicas para el diaconado permanente, que sirvieron de base para el nuevo Código de Derecho Canónico13,1. La Iglesia Latina, siguiendo esta tradición antigua y las directrices del Concilio, ha restaurado el diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados, lo que representa un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia6,14.
La Naturaleza del Diaconado
El diaconado es un grado del sacramento del Orden Sacerdotal, y aunque no confiere el sacerdocio ministerial, imprime un carácter espiritual indeleble en el ordenado, que lo marca de manera permanente como ministro de Cristo1,12. Los diáconos, fortalecidos por la gracia sacramental, sirven al Pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad, en comunión con el obispo y su presbiterio15,2,4.
El Concilio Vaticano II y el Magisterio posterior han subrayado la distinción entre los ministerios sacerdotales (episcopado y presbiterado) y el ministerio diaconal. Los diáconos son ordenados «no para el sacerdocio, sino para un ministerio de servicio»3,2,16,17. Este servicio se entiende como una participación auxiliar en la misión de Cristo, siendo una «icono viviente de Cristo siervo en la Iglesia»16.
Funciones y Ministerios del Diácono
Las funciones del diácono son diversas y se ejercen bajo la autoridad pastoral del obispo4. Incluyen:
Ministerio de la Palabra: Proclamar y explicar la Palabra de Dios, instruir y exhortar al pueblo, y presidir la oración de los fieles18,9,2.
Ministerio de la Liturgia: Administrar solemnemente el Bautismo, custodiar y distribuir la Eucaristía, asistir y bendecir matrimonios en nombre de la Iglesia, llevar el Viático a los moribundos, presidir el culto y la oración de los fieles, y administrar sacramentales, así como oficiar ritos funerarios y de sepultura18,9,2.
Ministerio de la Caridad: Dedicarse a las obras de caridad y administración, promoviendo un estilo de servicio hacia todos, especialmente los más pobres18,2,17.
Los diáconos, ya sean célibes o casados, contribuyen a la Iglesia como una realidad de comunión, servicio y misión9,14. Su vida profesional y sus responsabilidades en la sociedad y la familia les permiten ser siervos en la Iglesia que sirve, expresando concretamente su preocupación caritativa por todos14,19.
El Diaconado Permanente en la Actualidad
La restauración del diaconado permanente ha sido un enriquecimiento para la Iglesia, permitiendo que hombres que ya realizaban un servicio diaconal sean fortalecidos por la gracia sacramental6. Sin embargo, el ministerio de los diáconos sigue siendo desconocido para muchos cristianos en algunas partes del mundo17. El Concilio Vaticano II invitó a las Conferencias Episcopales a decidir si es oportuno establecer diáconos permanentes para el cuidado de las almas en sus territorios, con la aprobación del Sumo Pontífice2.
La comprensión del diaconado continúa evolucionando, y la experiencia vivida en las Iglesias particulares que han acogido el diaconado permanente es valiosa para profundizar en su significado teológico y su papel eclesial16,17. La Iglesia reconoce en este ministerio un recurso valioso para el crecimiento de una Iglesia servidora, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien vino a servir y no a ser servido17.
Conclusión
El diaconado es un ministerio sagrado con una rica historia y un papel vital en la Iglesia Católica. Desde sus orígenes apostólicos hasta su restauración moderna, los diáconos han sido llamados a servir al Pueblo de Dios en la liturgia, la palabra y la caridad. Fortalecidos por la gracia sacramental, personifican a Cristo siervo y contribuyen a la misión evangelizadora de la Iglesia, especialmente a través de su atención a los más necesitados. La Iglesia continúa explorando y promoviendo este ministerio, reconociéndolo como una expresión esencial de su naturaleza de servicio.
Citas
Papa Juan Pablo II. A la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero (30 de noviembre de 1995) - Discurso (1995). ↩ ↩2 ↩3
Capítulo III - Sobre la estructura jerárquica de la Iglesia y en particular sobre el episcopado, Concilio Vaticano II. Lumen Gentium, § 29 (1964). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 13 de octubre de 1993, § 1 (1993). ↩ ↩2 ↩3
En síntesis, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1596 (1992). ↩ ↩2 ↩3
Papa Pablo VI. Sacrum Diaconatus Ordinem - Normas Generales para la restauración del Diaconado Permanente en la Iglesia Latina, §Prefacio (1967). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
III. Los tres grados del sacramento del Orden, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1571 (1992). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 6 de octubre de 1993, § 1 (1993). ↩ ↩2 ↩3
VIII. Modos ordinarios y extraordinarios de asignar la cura pastoral de la comunidad parroquial - VIII. E. Diáconos, Congregación para el Clero. Instrucción «La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia», de la Congregación para el Clero, 20.07.2020, § 81 (2020). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. A una Conferencia sobre los Diáconos Permanentes (16 de marzo de 1985) - Discurso, § 2 (1985). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Institutione Lectorum et Acolythorum de Admissione Inter Candidatos ad Diaconatum et Presbyteratum de Sacro Caelibatu Amplectendo (La Institución de Lectores y Acólitos, la Admisión de Candidatos al Diaconado y Presbiterado, y el Rito de Abrazar el Celibato Sagrado.), § 9. ↩ ↩2
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Institutione Lectorum et Acolythorum de Admissione Inter Candidatos ad Diaconatum et Presbyteratum de Sacro Caelibatu Amplectendo (La Institución de Lectores y Acólitos, la Admisión de Candidatos al Diaconado y Presbiterado, y el Rito de Abrazar el Celibato Sagrado.), § 10. ↩ ↩2
Diáconos, La Prensa Enciclopédica. Enciclopedia Católica, §Diáconos. ↩ ↩2
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Institutione Lectorum et Acolythorum de Admissione Inter Candidatos ad Diaconatum et Presbyteratum de Sacro Caelibatu Amplectendo (La Institución de Lectores y Acólitos, la Admisión de Candidatos al Diaconado y Presbiterado, y el Rito de Abrazar el Celibato Sagrado.), § 11. ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. Discurso a los Obispos franceses en su visita ad limina (enero, 1997) - Discurso, § 10 (1997). ↩ ↩2 ↩3
Capítulo I - La reglamentación de la sagrada liturgia - 4. Los diáconos, Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Instrucción Redemptionis Sacramentum (19 de marzo de 2004), § 34 (2004). ↩
Capítulo VII - Enfoque teológico del diaconado a raíz del Vaticano II - V. Conclusión, Comisión Teológica Internacional. Del Diaconado de Cristo al Diaconado de los Apóstoles, §Cap. VII - V (2022). ↩ ↩2 ↩3
Parte II - En la barca, juntos - Ministros ordenados al servicio de la armonía - Con el obispo: Presbíteros y Diáconos, Sínodo de los Obispos. Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos - Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación, Misión, § 73 (2024). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Sagrada Congregación para el Culto Divino. De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum (La Ordenación de Obispos, Presbíteros y Diáconos), § 118. ↩ ↩2 ↩3
Papa Juan Pablo II. A los Obispos de la Conferencia Episcopal Francesa - Región Norte (18 de enero de 1997) - Discurso, § 10 (1997). ↩