Diezmo

El diezmo, una práctica ancestral de dar una décima parte de los ingresos o bienes, tiene profundas raíces en la historia religiosa y civil, siendo una obligación reconocida en diversas culturas y tradiciones. Dentro del catolicismo, el diezmo ha sido históricamente considerado una obligación de derecho divino para el sostenimiento del clero y las instituciones eclesiásticas, aunque su aplicación y forma han evolucionado a lo largo del tiempo. Este artículo explorará la historia del diezmo desde sus orígenes bíblicos hasta su desarrollo en la Iglesia Católica, sus diferentes tipos, las controversias que ha generado y su estado actual.
Tabla de contenido
Orígenes y Fundamentos Bíblicos
La práctica del diezmo se remonta a la antigüedad, mucho antes de la ley mosaica. El primer registro bíblico se encuentra en el Génesis, donde Abraham ofreció a Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, el diezmo de todo el botín de guerra1. Más tarde, Jacob prometió dar al Señor la décima parte de todo lo que recibiera si regresaba sano y salvo a casa1.
Bajo la Ley Mosaica, el pago del diezmo se convirtió en una obligación explícita. Los hebreos debían ofrecer a Dios la décima parte de la producción de sus campos, los frutos de sus árboles y los primogénitos de sus rebaños (Levítico 27:30; Deuteronomio 14:22)1. Números 18:21 especifica que Dios transfirió estos diezmos a los levitas para su sostenimiento, en reconocimiento de su ministerio en el Tabernáculo1. Además del diezmo anual, Deuteronomio menciona un diezmo completo que debía pagarse cada tres años1.
El Diezmo en la Iglesia Cristiana Primitiva y su Desarrollo
En la Iglesia Cristiana, la necesidad de sostener a los ministros sagrados, siguiendo el principio de que «los que sirven al altar deben vivir del altar» (1 Corintios 9:13), llevó a la adopción de medios para su sustento1. Inicialmente, este apoyo provino de las ofrendas espontáneas de los fieles1. Sin embargo, con la expansión de la Iglesia y el surgimiento de diversas instituciones, se hizo necesario establecer leyes que garantizaran el apoyo adecuado y permanente del clero1.
El pago del diezmo fue adoptado de la Antigua Ley, y los primeros escritores cristianos lo consideraron una ordenanza divina y una obligación de conciencia1. La legislación positiva más antigua sobre el diezmo en la Iglesia parece encontrarse en la carta de los obispos reunidos en Tours en 567 y en los cánones del Concilio de Maçon en 5851. Con el tiempo, el pago de los diezmos se hizo obligatorio por disposiciones eclesiásticas en todos los países de la cristiandad1. La Iglesia consideró este pago como «de derecho divino, ya que los diezmos fueron instituidos no por el hombre, sino por el Señor mismo» (C. 14, X de decim. III, 30)1.
Intervención del Poder Civil
El poder civil también jugó un papel en la obligatoriedad del diezmo. Los emperadores romanos cristianos concedieron a las iglesias el derecho a retener una parte de la producción de ciertas tierras1. El primer caso de aplicación del pago de diezmos eclesiásticos por ley civil se encuentra en los capitulares de Carlomagno a finales del siglo VIII1. En Inglaterra, la ley reconoció el diezmo desde los reinados de Athelstan, Edgar y Canuto, antes de la Conquista Normanda1.
Tipos de Diezmos y Exenciones
Tradicionalmente, los diezmos se clasificaban en tres tipos1:
Diezmos prediales: Derivados de las cosechas anuales1.
Diezmos mixtos: Provenientes de cosas criadas en la tierra, como ganado, leche, queso y lana1.
Diezmos personales: Resultado de la industria u ocupación1.
Los diezmos prediales solían denominarse grandes diezmos, mientras que los mixtos y personales eran los pequeños diezmos1. Las sustancias naturales sin aumento anual y los animales salvajes no eran susceptibles de diezmo1. La propiedad heredada o donada tampoco estaba sujeta a diezmo, pero sí su aumento natural1.
Existían exenciones al pago de diezmos para ciertas entidades, como corporaciones espirituales, propietarios de tierras sin cultivar, aquellos que habían adquirido una prescripción legal, obtenido una renuncia legal o recibido un privilegio papal1.
Abusos y Reformas
A lo largo de la historia, surgieron abusos relacionados con el diezmo. El derecho a recibir diezmos fue concedido a príncipes y nobles, incluso de forma hereditaria, por eclesiásticos a cambio de protección o servicios destacados1. Esta práctica de apropiación laica se volvió tan grave que el Tercer Concilio de Letrán (1179) decretó que ninguna enajenación de diezmos a laicos era permisible sin el consentimiento del Papa1.
En el tiempo de Gregorio VIII, se instituyó el llamado diezmo de Saladino, que debían pagar todos aquellos que no participaran personalmente en la cruzada para recuperar Tierra Santa1.
El Concilio de Trento (1563) abordó la cuestión de los diezmos en su vigésimo quinta sesión, en el Decreto sobre la Reforma. El concilio condenó a quienes, mediante diversas artimañas, intentaban retener los diezmos de las iglesias, o a quienes se apropiaban de los diezmos que debían pagar otros2. Afirmó que el pago de los diezmos es debido a Dios, y quienes se niegan a pagarlos o impiden su pago usurpan la propiedad ajena2. Por ello, el sínodo ordenó a todos, de cualquier rango y condición, a quienes correspondía pagar los diezmos, que los pagaran íntegramente a la iglesia catedral o a cualquier otra iglesia o persona a la que legalmente se debieran2. Aquellos que los retuvieran o impidieran su pago serían excomulgados y no serían absueltos hasta que se hubiera hecho la restitución completa2. El concilio también exhortó a los fieles a asistir generosamente, por caridad cristiana, a los obispos y párrocos de las iglesias más pobres2.
El Diezmo en la Actualidad Católica
En la mayoría de los países de habla inglesa, los católicos generalmente no pagan diezmos en el sentido tradicional1. Como consecuencia, se han adoptado otros medios para el sostenimiento del clero y el mantenimiento de las instituciones eclesiásticas, sustituyendo los diezmos por otros pagos equivalentes1.
Sin embargo, la ley del diezmo no puede ser abrogada por prescripción o costumbre si los ministros de la Iglesia no tienen una provisión adecuada y suficiente de otras fuentes, ya que en ese caso, la ley natural y divina —que no puede ser abrogada ni anticuada— exige que se pague el diezmo1. En algunas partes de Canadá, el diezmo todavía es reconocido por la ley civil, y el Cuarto Concilio de Quebec (1868) declaró que su pago es vinculante en conciencia para los fieles1.
En resumen, aunque la forma específica del diezmo ha evolucionado y en muchos lugares ha sido reemplazada por otras formas de contribución, el principio subyacente de apoyar a la Iglesia y a sus ministros sigue siendo una obligación moral y espiritual para los católicos.
Citas
Diezmos, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Diezmos. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30
El Concilio de Trento - La Vigésimo Quinta Sesión - Decreto sobre la reforma - Capítulo XII. Los diezmos deben pagarse íntegramente: los que retengan u obstaculicen su pago deben ser excomulgados: los rectores de iglesias pobres deben ser piadosamente socorridos, Documento del Concilio. Concilio de Trento, §La Vigésimo Quinta Sesión. DECRETO SOBRE LA REFORMA. XII (1563). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5