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Cruz

Dios

Dios
Grabado en madera para «Die Bibel in Bildern», 1860. Dominio Público.

La doctrina católica sobre Dios se centra en la creencia en un único Dios que existe como una Trinidad de Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este Dios es el Creador trascendente y omnipotente de todo lo que existe, tanto visible como invisible, y gobierna el universo con su providencia. La Iglesia enseña que, aunque la razón humana puede discernir la existencia de Dios a través de la creación, su esencia íntima como Trinidad es un misterio que solo puede conocerse plenamente a través de la revelación divina.

Tabla de contenido

La Naturaleza de Dios

La Iglesia Católica profesa la fe en un Dios único que es la Santísima e inefable Trinidad de Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo1,2. Este Dios es completamente trascendente al mundo, distinto en realidad y esencia de todo lo creado, y es inefablemente excelso sobre todo lo que existe o puede ser concebido3,4. Dios es infinitamente perfecto, omnipotente, omnisciente y omnipresente5.

Dios como Misterio Inefable

Dios es inefable e incomprensible, un misterio insondable en su esencia6,4. La verdad sobre Dios, especialmente en lo que respecta a la Santísima Trinidad, es un misterio que supera la comprensión humana6,7. Como afirmó San Agustín, «Si lo comprendes, no es Dios»6. La revelación de Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo permite una comprensión adecuada y plena de Él, invitando a la humanidad a participar de su vida eterna mediante la gracia1.

La Unidad y Trinidad de Dios

La doctrina central de la religión cristiana es la verdad de que en la unidad de la Divinidad existen Tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siendo estas Tres Personas realmente distintas entre sí2. El Sínodo de Toledo (675) expresó esta fe en la fórmula concisa: «Unus Deus Trinitas» (Un solo Dios Trinidad)6,8. El Credo Atanasiano lo resume así: «Adoramos un solo Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, sin confundir las Personas ni dividir la sustancia; porque una es la Persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero la Divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es una, igual su gloria, coeterna su majestad»2,9,10.

Las tres Personas divinas se distinguen únicamente por las relaciones que tienen entre sí: la relación del Padre con el Hijo, del Hijo con el Padre, y del Padre y el Hijo con el Espíritu Santo, y del Espíritu Santo con el Padre y el Hijo8,9. A pesar de esta distinción de origen, las Personas son coeternas y coiguales; todas son increadas y omnipotentes2,11.

Dios como Creador y Señor

Dios, en su bondad y poder omnipotente, creó de la nada el orden doble de lo creado —espiritual y corporal, angélico y terrenal, y luego lo humano— no para aumentar su propia felicidad, sino para manifestar su perfección a través de los bienes que confiere a sus criaturas3,5,12. La creación es obra común de la Santísima Trinidad9.

Providencia Divina

Dios protege y gobierna todo lo que ha creado con su providencia, «alcanzando de un extremo a otro con fuerza y disponiendo todas las cosas con suavidad»3,7. Nada escapa a sus ojos, ni siquiera las acciones futuras que resultarán de la libre actividad de las criaturas3. Los Salmos, por ejemplo, resaltan el vínculo entre la actividad creadora de Dios y su actividad en la historia de la salvación, mostrando la trascendencia y preexistencia del Creador, quien existe antes de toda creación y mantiene continuamente en existencia al mundo13.

Atributos Divinos en la Creación

Aunque la creación es obra de toda la Trinidad, la Iglesia atribuye al Padre las obras en las que sobresale el poder, al Hijo aquellas en las que sobresale la sabiduría, y al Espíritu Santo aquellas en las que sobresale el amor9. Sin embargo, todas las perfecciones y operaciones externas son comunes a las Personas divinas, ya que «las operaciones de la Trinidad son indivisibles, así como la esencia de la Trinidad es indivisible»9.

La Revelación de Dios

La Iglesia enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas3,4. Sin embargo, un conocimiento pleno y adecuado de Dios solo se logra a través de la revelación divina1.

La Revelación en la Historia de la Salvación

La historia de la salvación es la historia de cómo Dios, el verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los hombres, los reconcilia y los une consigo mismo14. El Antiguo Testamento, al afirmar claramente la unidad de Dios en un mundo politeísta, ya prefigura el misterio de la Trinidad14. Estas prefiguraciones se explican completamente en la persona, las obras y las palabras de Jesucristo14. Al revelarse como Hijo de Dios, Jesús revela al mismo tiempo al Padre y al Espíritu Santo14.

La Fe en la Tradición de la Iglesia

La Iglesia ha recibido el testimonio de Jesús sobre Dios y, con la ayuda del Espíritu Santo, lo ha investigado, profundizado y defendido frente a errores15. La documentación genuina sobre Dios se transmite a través de la tradición viva de la Iglesia, de la cual los Concilios (desde Nicea hasta el Vaticano I y II) son testimonios fundamentales15. La catequesis extrae sus contenidos sobre Dios también de la experiencia eclesial: la fe orante en la liturgia y la fe vivida por los cristianos, especialmente los santos, quienes han tenido una profunda comunión con Dios15.

Conclusión

La doctrina católica sobre Dios es una invitación a la contemplación de un misterio profundo: un solo Dios en tres Personas. Este Dios es el fundamento de toda existencia, el Señor de la historia, y se ha revelado a la humanidad por amor, llamándonos a participar de su vida divina. La fe en la Trinidad es el cimiento de todo el sistema dogmático de la Iglesia y la fuente de la vida cristiana2,14.

Citas

  1. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 9 de octubre de 1985 (1985). 2 3

  2. La Santísima Trinidad, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La Santísima Trinidad. 2 3 4 5

  3. Caput II de revelatione, Anónimo. Dei Filius—La Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, § 6. 2 3 4 5

  4. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 28 de agosto de 1985 (1985). 2 3

  5. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 18 de septiembre de 1985 (1985). 2

  6. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 27 de noviembre de 1985 (1985). 2 3 4

  7. El Credo - Artículo 1 - Amonestaciones prácticas sobre el misterio de la Trinidad, Papa Pío V. Catecismo del Concilio de Trento, §El Credo - Artículo 1 (1566). 2

  8. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 4 de diciembre de 1985 (1985). 2

  9. Congregación para la Doctrina de la Fe. Una Nueva Respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la Validez del Bautismo (2008). 2 3 4 5

  10. Párrafo 2. El Padre, Catecismo de la Iglesia Católica, § 266 (1992).

  11. El Credo «quicumque» - Que se llama «atanasiano», Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 75 (1854).

  12. La Trinidad, los sacramentos, la misión canónica, etc.* - Cap. 1. La fe católica - Definición dirigida contra los albigenses y otros herejes, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 800 (1854).

  13. B1. El don de la creación y sus implicaciones para la moralidad - 1.1. El don de la creación - 1.1.2 en los salmos, Pontificia Comisión Bíblica. La Biblia y la Moral: Raíces Bíblicas de la Conducta Cristiana, § 9 (2008).

  14. Parte III: El mensaje cristiano - Significado y propósito de esta parte - Capítulo II: Los elementos más destacados del mensaje cristiano - El misterio del Dios único: Padre, Hijo, Espíritu Santo, Sagrada Congregación para el Clero. Directorio Catequístico General, § 47 (1971). 2 3 4 5

  15. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 3 de julio de 1985 (1985). 2 3