Dogma de Jesucristo verdadero hijo de Dios
Jesucristo es proclamado por la Iglesia Católica como el único Hijo verdadero de Dios, consustancial al Padre y encarnado como verdadero hombre para la salvación de la humanidad. Este dogma, fundamentado en la Sagrada Escritura y definido por los primeros concilios ecuménicos, constituye una de las verdades esenciales del Credo y del magisterio de la Iglesia, revelando la unión perfecta de la divinidad y la humanidad en la única Persona de Cristo.
Tabla de contenido
Definición del dogma
El dogma afirma que Jesús es el Hijo único y verdadero de Dios, generado eternamente por el Padre y, al mismo tiempo, nacido de la Virgen María, siendo verdadero Dios y verdadero hombre sin confusión ni división de sus dos naturalezas1,2. La consubstantialidad (homoousios) indica que comparte la misma esencia divina que el Padre, mientras que su humanidad está unida a su divinidad en una sola persona (hipóstasis)2,3.
Desarrollo histórico
Concilio de Nicea (325)
El Primer Concilio Ecuménico definió que el Hijo es «de una misma sustancia (homoousios) con el Padre», rechazando la idea de que fuera creado o de naturaleza distinta4,5. Esta formulación quedó consagrada en el Credo Niceno, que declara a Jesús como «Dios de Dios, luz de luz, verdadero Dios de verdadero Dios, engendrado, no creado»4.
Concilio de Constantinopla (381)
El Segundo Concilio reafirmó la consubstantialidad y amplió la confesión al afirmar que el Hijo es «el único engendrado eternamente del Padre, luz de luz, verdadero Dios de verdadero Dios»6. Así se completó la redacción del Credo Niceno‑Constantinopolitano, que la Iglesia recita en la Misa.
Concilio de Calcedonia (451)
El Cuarto Concilio Ecuménico explicó la unión de las dos naturalezas en la única persona de Cristo: «sin confusión, sin cambio, indivisiblemente, inseparablemente»1,3. Declara que Jesús es «perfecto en divinidad y perfecto en humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre»7, manteniendo la distinción de naturalezas pero la unidad de la persona.
Formulación doctrinal en el Credo y documentos magisteriales
Credo Niceno‑Constantinopolitano
El Credo, fruto de Nicea y Constantinopla, resume el dogma: «Jesucristo, el Hijo de Dios, único engendrado del Padre, de una misma sustancia con el Padre… que por nosotros y para nuestra salvación descendió, se encarnó, fue hecho hombre, padeció, resucitó, ascendió y vendrá a juzgar»4,6.
Declaración Dominus Iesus (2000)
Reafirma que «Jesús de Nazaret, hijo de María, es el Hijo y la Palabra del Padre, el único engendrado, verdadero Dios encarnado, cuya plenitud de divinidad mora en forma corporal»8. Subraya que la fe cristiana requiere aceptar esta singularidad para la salvación.
Mysterium Filii Dei (1972)
Este documento protege la creencia en la encarnación y la divinidad de Cristo, señalando que el Concilio de Calcedonia definió la doble naturaleza y la unidad de la persona del Hijo de Dios1.
Significado teológico
Consubstantialidad (homoousios)
La expresión homoousios indica que el Hijo comparte la misma esencia que el Padre, sin ser una criatura. Esta doctrina protege la unidad de la Trinidad y evita el arrianismo, que negaba la divinidad del Hijo9.
Hipóstasis y unión hipostática
El término hipóstasis (persona) se emplea para describir que las dos naturalezas, divina y humana, están unidas en la única persona de Cristo, sin mezclarse ni dividirse10. La unión hipostática es la base de la redención: Dios actúa en la historia humana mediante su propio Hijo encarnado11.
Implicaciones para la salvación
Al ser «verdadero Dios y verdadero hombre», Jesús puede ofrecer su sacrificio perfecto por la humanidad y, a la vez, representar a los hombres ante el Padre. Su divinidad garantiza la eficacia del sacrificio; su humanidad permite que sea «como nosotros en todo, salvo el pecado»7. Así, la fe en Jesús como Hijo verdadero es condición esencial para la salvación8.
Celebración y fe popular
El dogma se proclama en los sacramentos de iniciación (bautismo y confirmación) y en la liturgia dominical mediante la recitación del Credo. Los fieles, al profesar «Jesús es el Hijo de Dios», participan del misterio central del cristianismo, que se refleja en la vida de oración, la adoración y la enseñanza catequética12,13.
Conclusión
El dogma de Jesucristo como verdadero Hijo de Dios constituye el corazón de la fe católica, articulado por los concilios de Nicea, Constantinopla y Calcedonia y reforzado por documentos magisteriales contemporáneos. Su enseñanza sobre la consubstantialidad, la unión hipostática y la doble naturaleza de Cristo no solo protege la ortodoxia trinitaria, sino que también sustenta la redención y la vida cristiana, invitando a los fieles a vivir en comunión con el único Hijo que es «Dios verdadero y hombre verdadero»14,15.
Citas
Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Declaración para salvaguardar la fe en los misterios de la Encarnación y de la Santísima Trinidad contra algunos errores recientes – Mysterium Filii Dei, § 2 (1972). ↩ ↩2 ↩3
Parte primera - La profesión de fe. Capítulo segundo - Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios. La caída, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 87 (2005). ↩ ↩2
Parte primera - La profesión de fe. Capítulo segundo - Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios. La caída, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 88 (2005). ↩ ↩2
Primer concilio de Nicea (d.C. 325) - El Credo de Nicea, Documento del Concilio. Primer Concilio de Nicea (d.C. 325), §El Credo de Nicea (325). ↩ ↩2 ↩3
Concilio de Nicea I 325 - Ecuménico I (contra los arrianos). - El Credo de Nicea *, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 126 (1854). ↩
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 242. ↩ ↩2
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 467. ↩ ↩2
II. El Logos encarnado y el Espíritu Santo en la obra de la salvación, Congregación para la Doctrina de la Fe. Declaración «Dominus Iesus»: Sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia, § 10 (2000). ↩ ↩2
Homoousion, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Homoousion. ↩
II. La fe cristológica de los primeros concilios - B. El Concilio de Calcedonia, Comisión Teológica Internacional. Cuestiones selectas de cristología, § 5 (1979). ↩
Parte primera - La profesión de fe. Capítulo segundo - Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios. La caída, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 89 (2005). ↩
Parte tercera: El mensaje cristiano - Significado y finalidad de esta parte - Capítulo II: Los elementos más destacados del mensaje cristiano - Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios en la unidad de la persona divina, Sagrada Congregación para el Clero. Directorio Catequístico General, § 53 (1971). ↩
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 262. ↩
Concilio de Calcedonia (d.C. 451) - Sesión V, Documento del Concilio. Concilio de Calcedonia (d.C. 451), §Sesión V (451). ↩
Sobre el Concilio de Calcedonia, Papa Pío XII. Sempiternus Rex Christus, § 23 (1951). ↩
