Dogma de la Asunción de María al cielo, cuerpo y alma

La Asunción de la Virgen María, proclamada como dogma de fe por la Iglesia Católica en 1950, afirma que la Madre de Dios, habida la vida terrenal, fue llevada al cielo cuerpo y alma. Este artículo expone el origen histórico del dogma, su formulación en la Apostólica Constitución Munificentissimus Deus, los fundamentos bíblicos y patrísticos, su significado teológico‑escatológico y la manera en que la liturgia celebra este misterio central de la fe mariana1,2.
Tabla de contenido
Historia del dogma
Antecedentes patrísticos y devocionales
Desde el siglo II los Padres de la Iglesia ya aludían a la glorificación de la Madre de Dios, vinculándola con la victoria de Cristo sobre la muerte. En el Deiparae Virginis Mariae (1946) el Papa Pío XII recabó la «casi unánime respuesta» de los fieles, confirmando la larga tradición popular que había alimentado la creencia en la Asunción3.
El proceso de definición
El magisterio ordinario, a través de los obispos de todo el mundo, manifestó una fe profunda y uniforme sobre la Asunción. El Papa Pío XII, después de consultar a los obispos, promulgó el 1 de noviembre de 1950 la Apostólica Constitución Munificentissimus Deus, declarando el dogma como divinamente revelado4,5.
Definición y texto de Munificentissimus Deus
El texto esencial del dogma dice:
«Pronunciamos, declaramos y definimos que el dogma fue revelado por Dios: que la Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, después de haber completado el curso de su vida terrenal, fue asumida cuerpo y alma a la gloria celestial.»1,2
Este enunciado se repite en varios párrafos de la Constitución, subrayando la unidad del cuerpo y del alma como una única gracia concedida a María1.
Base bíblica y patrística
Testimonio de la Sagrada Escritura
Aunque la Escritura no menciona explícitamente la Asunción, la Iglesia interpreta la victoria de Cristo sobre la muerte (cf. 1 Cor 15:54) como modelo que se extiende a María, la Nueva Eva, cuya glorificación completa anticipa la resurrección de los fieles6.
Padres de la Iglesia
San Juan Damasceno y San Germán de Constantinopla, citados por Pío XII, defendieron la creencia en la Asunción como parte de la tradición apostólica4. Asimismo, San Pedro Canisio afirmó que el término asunción implica la glorificación tanto del alma como del cuerpo7.
Significado teológico
Participación en la Resurrección de Cristo
El Catecismo de la Iglesia Católica señala que la Asunción es una singular participación de María en la Resurrección del Señor y una anticipación de la resurrección general de los cristianos8.
Unidad cuerpo‑alma
La doctrina subraya que la humanidad está constituida por la unión inseparable de cuerpo y alma; la Asunción muestra que, por la gracia de Dios, esta unidad puede ser preservada del pecado y de la corrupción del sepulcro7.
Implicaciones escatológicas
Al ser elevada al cielo sin pasar por la corrupción, María constituye un signo de esperanza para los fieles, anunciando la futura glorificación de los cuerpos en la vida eterna6.
Celebración litúrgica
El día de la Asunción, 15 agosto, la Iglesia celebra la gloria del cuerpo y del alma de María mediante la liturgia de la Solemnidad, que incluye lecturas que remiten a la victoria de Cristo sobre la muerte y a la figura de María como Arca del Nuevo Pacto (cf. Apocalipsis 11:19)9. La reforma del Misal de 1969 introdujo lecturas que reflejan directamente el dogma de la Asunción, reforzando la conexión entre la liturgia y la doctrina mariana9.
Relación con otros dogmas marianos
Inmaculada Concepción
El dogma de la Asunción se apoya en la Inmaculada Concepción (1854), pues la pureza de María desde su concepción la hace digna de ser preservada del pecado y, por tanto, de la corrupción del cuerpo4.
Redemptoris Mater y Lumen Gentium
El Concilio Vaticano II, en Lumen Gentium n.º 59, reafirma que María fue «tomada al cielo cuerpo y alma» como una confirmación de la fe y una exaltación del misterio de la Encarnación10. El Papa Juan Pablo II, en Redemptoris Mater, la describe como «la señal de la esperanza segura y consoladora» para la Iglesia11.
Conclusión
El Dogma de la Asunción de María, cuerpo y alma, constituye una pieza fundamental de la fe católica, revelando la plenitud de la gracia de Dios sobre la Madre de Jesús y ofreciendo a los creyentes una visión concreta de la victoria final sobre la muerte. Su proclamación en Munificentissimus Deus refleja la unidad del magisterio, la sensus fidei del Pueblo de Dios y la continuidad patrística, consolidando así un misterio que ilumina la esperanza cristiana en la vida eterna.
Citas
La definición de la Asunción de la Santísima Virgen María - De la constitución apostólica, «Munificentissimus Deus,» 1 de nov. de 1950, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3903 (1854). ↩ ↩2 ↩3
Munificentissimus Deus, Papa Pío XII. Munificentissimus Deus, § 44 (1950). ↩ ↩2
Capítulo 1: El sensus fidei en la Escritura y la Tradición - 2. El desarrollo de la idea y su lugar en la historia de la Iglesia - E) Siglo XX, Comisión Teológica Internacional. Sensus fidei en la vida de la Iglesia, § 42 (2014). ↩
Roch Kereszty, O. Cist. Hacia la Renovación de la Mariología, § 14. ↩ ↩2 ↩3
La definición de la Asunción de la Santísima Virgen María - De la constitución apostólica, «Munificentissimus Deus,» 1 de nov. de 1950, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3901 (1854). ↩
Kevin Raedy. Munificentissimus Deus y la Unidad de Cuerpo y Alma, § 10. ↩ ↩2
Kevin Raedy. Munificentissimus Deus y la Unidad de Cuerpo y Alma, § 7. ↩ ↩2
Sección dos I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 966. ↩
Kevin Raedy. Munificentissimus Deus y la Unidad de Cuerpo y Alma, § 12. ↩ ↩2
La Iglesia cree en la Asunción de María, Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 2 de julio de 1997, § 1 (1997). ↩
Papa Juan Pablo II. Peregrinación a Lourdes: Santa Misa en la Pradera del Santuario de Lourdes (15 de agosto de 2004), § 6 (2004). ↩
