Dogma de la existencia de Dios creador del cielo y la tierra
El dogma de la existencia de Dios creador del cielo y la tierra constituye una de las verdades centrales de la fe católica. Se expresa de forma clara en el Credo, se desarrolla en el Catecismo de la Iglesia Católica, y está sustentado por la tradición apostólica, la enseñanza magisterial y la razón natural. Este artículo examina el fundamento doctrinal, las fuentes magisteriales, la relación entre fe y razón, y las implicaciones teológicas de este dogma, ofreciendo una visión completa y accesible para el lector.
Tabla de contenido
Introducción al dogma
El Credo cristiano comienza con la afirmación «Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra» — una fórmula que resume la creencia en un Dios único, eterno y creador — y que constituye la base del dogma de la existencia de Dios y de su obra creadora1. El Catecismo lo declara explícitamente al afirmar que el único Dios verdadero, nuestro Creador y Señor, puede conocerse con certeza a partir de sus obras mediante la luz natural de la razón2.
Fundamento doctrinal
El Credo y la confesión de fe
En el Credo la referencia a Dios como creador del cielo y la tierra se sitúa como la primera declaración de fe, subrayando que la creación es el punto de partida de toda la revelación divina1. Esta confesión se encuentra también en el Símbolo Niceno‑Constantinopolitano, que profesa que «Dios es Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles»3.
El Catecismo de la Iglesia Católica
El Catecismo recoge de forma sistemática este dogma:
En el número 47 se afirma que la existencia de Dios puede conocerse con certeza por la luz natural de la razón2.
En el número 295 se declara que Dios creó el mundo «de la nada» y que su acto creativo procede de su libre voluntad4.
En el número 49 se recuerda que sin el Creador la criatura no existiría, lo que refuerza la necesidad de reconocer a Dios como origen de todo ser5.
En el número 286 se destaca que la inteligencia humana puede responder a la pregunta del origen mediante la razón, aunque la fe ilumina y confirma esa certeza6.
La tradición patrística y magisterial
El Enchiridion Symbolorum (Dz 800) proclama que «Dios es el creador de todas las cosas visibles e invisibles, que por su poder omnipotente creó cada criatura de la nada»7. Asimismo, el Enchiridion (Dz 790) afirma que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son «el creador, el hacedor, el gobernante y el dispensador de todas las cosas corporales y espirituales»8.
El Papa Juan Pablo II, en su Audiencia General del 5 de marzo 1986, subrayó que la verdad de fe sobre la creación se opone radicalmente a las teorías materialistas y confirma que «el mundo tiene su inicio en el Creador, que es Dios Uno y Trino»9.
Evidencia y razón natural
Fides et Ratio
En la encíclica Fides et Ratio, el Papa Juan Pablo II declara que la verdad revelada por Dios no está en conflicto con la verdad alcanzada por la filosofía; ambas conducen a la «unidad de la verdad» y revelan que «el Dios de la creación es también el Dios de la historia de salvación»10. El mismo documento afirma que la existencia de Dios puede ser conocida por la luz natural de la razón, lo que confirma la certeza racional del dogma6.
Argumentos filosóficos
Los pensadores católicos sostienen que la existencia de Dios es una verdad básica que la razón humana puede alcanzar por sí misma. El Concilio Vaticano I reconoce que la razón natural permite afirmar la existencia del Creador a partir de la observación del orden y la belleza del universo2. Esta posición es reforzada por la tradición tomista, que muestra cómo la causa primera del ser lleva necesariamente a la conclusión de un Dios creador.
Implicaciones teológicas
Relación entre fe y razón
El dogma establece una complementariedad entre la fe revelada y la razón natural: la fe confirma y profundiza la certeza que la razón ya alcanza sobre la existencia y la obra creadora de Dios11. Esta relación se refleja en la vida sacramental y en la liturgia, donde la proclamación del Credo reafirma la realidad del Creador ante la comunidad de creyentes.
Consecuencias para la moral y la vida cristiana
Reconocer a Dios como creador del cielo y la tierra implica aceptar que toda la creación tiene un propósito y una dignidad intrínseca. El Catecismo señala que el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, está llamado a respetar y cuidar la creación, pues «el amor de Cristo nos impulsa a llevar la luz del Dios viviente a quienes no lo conocen»5. Esta visión sustenta la doctrina social de la Iglesia sobre la ecología y la responsabilidad ambiental.
Desarrollo histórico del dogma
De los concilios a la actualidad
Desde el Concilio de Nicea (325) hasta el Concilio Vaticano II, el dogma ha sido reafirmado en cada magisterio conciliar. El Concilio Vaticano II incluyó en su Constitución Lumen Gentium la afirmación de que Dios «creó todas las cosas de la nada» y que la creación revela la gloria de su Creador12. En la actualidad, bajo el pontificado de León XIV, el magisterio sigue enfatizando la centralidad de este dogma en la catequesis y la evangelización.
Conclusión
El dogma de la existencia de Dios creador del cielo y la tierra es una verdad esencial que une la confesión del Credo, la enseñanza del Catecismo, la tradición patrística y la razón natural. Su afirmación no solo define la naturaleza de Dios, sino que orienta la vida moral, la liturgia y la misión evangelizadora de la Iglesia. Reconocer a Dios como Creador es, por tanto, reconocer la fuente última de toda realidad y la razón de nuestra existencia.
Citas
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 198. ↩ ↩2
Sección primera «Creo» - «Creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 47. ↩ ↩2 ↩3
Capítulo 1. El símbolo para la salvación: Doxología y teología del dogma niceno - 1. Comprender la inmensidad de las tres Personas divinas que nos salvan: «Dios es amor» – infinitamente, Comisión Teológica Internacional. Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700 Aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025) (2025), § 8 (2025). ↩
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 295. ↩
Sección primera «Creo» - «Creemos», Catecismo de la Iglesia Católica, § 49. ↩ ↩2
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 286. ↩ ↩2
La Trinidad, los sacramentos, la misión canónica, etc.* - Cap. 1. La fe católica - Definición dirigida contra los albigenses y otros herejes, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 800 (1854). ↩
Profesión de fe prescrita para Durand de Osca y sus compañeros valdenses - De la carta «Fitts exemplo» al arzobispo de Tarraco, 18 de dic. de 1208, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 790 (1854). ↩
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 5 de marzo de 1986 (1986). ↩
Capítulo III - Intellego ut credam - Las diferentes caras de la verdad humana, Papa Juan Pablo II. Fides et Ratio, § 34 (1998). ↩
Capítulo I - La revelación de la sabiduría de Dios - Jesús, revelador del Padre, Papa Juan Pablo II. Fides et Ratio, § 9 (1998). ↩
A la asamblea plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, Papa Juan Pablo II. A la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias (27 de octubre de 1998), § 4 (1998). ↩
