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Cruz

Dogmas sobre Jesucristo

Los dogmas sobre Jesucristo representan el núcleo de la fe cristiana católica, centrados en su naturaleza divina y humana, su misión redentora y los misterios de su vida, muerte y resurrección. Estos dogmas, definidos a lo largo de los concilios ecuménicos y el magisterio de la Iglesia, subrayan la cristología como fundamento de la salvación humana. El artículo explora los principales dogmas, desde la divinidad de Cristo hasta su ascensión, destacando su desarrollo histórico, teológico y su relevancia en la doctrina católica actual.

Tabla de contenido

Divinidad de Jesucristo

La fe católica afirma la divinidad plena de Jesucristo como un dogma fundamental, establecido en los primeros concilios ecuménicos. Este dogma rechaza cualquier subordinación de Cristo al Padre y lo presenta como consustancial con Dios. Según la tradición, Jesucristo es el Hijo eterno de Dios, generado no creado, de la misma sustancia divina.

El Concilio de Nicea en el año 325 proclamó que Jesucristo es «Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma sustancia del Padre».1 Esta definición combatió herejías como el arrianismo, que negaba la plena divinidad de Cristo. La divinidad de Jesús se revela en los Evangelios, donde se le atribuyen obras propias de Dios, como el perdón de los pecados y la creación de la vida.

En el Credo Niceno-Constantinopolitano, recitado en la liturgia católica, se confiesa: «Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre».2 Este dogma implica que Cristo no es un mero profeta o un ser intermedio, sino el Verbo eterno hecho visible, integrando la salvación en la historia humana.

La teología católica enfatiza que la divinidad de Cristo no anula su humanidad, sino que la eleva. Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, Jesús es «verdadero Dios y verdadero hombre», rechazando cualquier mezcla confusa o división de naturalezas.3

La Encarnación

El dogma de la Encarnación afirma que el Hijo de Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo, asumiendo la naturaleza humana sin perder la divina. Este misterio, central en la Navidad, se basa en el Evangelio de Juan: «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».4

Definido en el Concilio de Éfeso (431), la Encarnación implica que María es verdaderamente la Theotokos o Madre de Dios, ya que dio a luz al Verbo divino encarnado.5 No se trata de una adopción o apariencia, sino de una unión real: Dios se hace partícipe de la condición humana para redimirla del pecado.

El Concilio de Calcedonia (451) precisó la doctrina al declarar que en Cristo hay «dos naturalezas, divina y humana, en una sola persona, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación».6 Esta fórmula, conocida como la unión hipostática, es un pilar dogmático que evita extremos como el nestorianismo (que separaba las dos naturalezas en dos personas) o el monofisismo (que absorbía la humanidad en la divinidad).

Unión Hipostática

La unión hipostática es el dogma que explica cómo las dos naturalezas de Cristo coexisten en una sola persona divina. El Hijo de Dios asume la humanidad completa, con cuerpo, alma racional y voluntad, sin que esta unión implique una transformación de la divinidad en carne, sino una asunción plena.

Como se profesa en el Símbolo Atanasiano, Cristo es «perfecto Dios, perfecto hombre, de alma racional y cuerpo humano; consustancial al Padre según la divinidad, consustancial a nosotros según la humanidad».7 Esta unión permite que las acciones humanas de Jesús (como su nacimiento, sufrimiento y muerte) sean también actos divinos, meritorios para la salvación universal.

En documentos posteriores, como la declaración común entre la Iglesia católica y la Iglesia siríaca ortodoxa de 1984, se reafirma esta unión «real, perfecta, sin mezcla ni confusión, sin alteración ni división».8 El dogma subraya que, gracias a esta unión, la humanidad de Cristo es digna de adoración latria, idéntica a la del Padre y del Espíritu Santo.

La Redención

El dogma de la Redención presenta a Jesucristo como el Salvador que, mediante su muerte en la cruz, libera a la humanidad del pecado y la muerte. Este misterio pascual es el corazón del Evangelio: Cristo se ofrece como sacrificio perfecto por los pecados del mundo.

San Pablo lo resume en Romanos: «Siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre».9 El Concilio de Trento (1545-1563) definió que la redención es un acto libre de Dios, no una necesidad externa, y que Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres.10

La redención no es solo un pago por deudas, sino una victoria sobre el mal, como enseña el Concilio Vaticano II en Gaudium et spes: Cristo «vino a liberar al hombre y a darle fuerza, renovándolo desde dentro y expulsando al 'príncipe de este mundo' que lo tenía esclavo del pecado».11 Este dogma implica la universalidad de la salvación: ofrecida a todos, aunque requiere la fe y la conversión personal.

En la teología católica, la redención se actualiza en la Eucaristía, donde se hace presente el sacrificio incruento de la cruz, fuente de gracia para la vida cristiana.

La Resurrección

La resurrección de Jesucristo es un dogma de fe que afirma su victoria sobre la muerte el tercer día, según las Escrituras. No es un mito, sino un hecho histórico atestiguado por los apóstoles, que transforma la comprensión cristiana de la muerte.

El Credo lo proclama: «Resucitó al tercer día, según las Escrituras».12 El Concilio de Nicea y posteriores ratificaron este dogma, que se basa en las apariciones de Jesús a los discípulos, confirmando su cuerpo glorificado, tangible pero transfigurado.

Como explica el Catecismo, la resurrección es «la verdad culminante de la fe cristiana», principio de nuestra propia resurrección futura.13 San Pablo lo vincula a la redención: «Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron».14 Este dogma rechaza el docetismo (que negaba la realidad de la muerte) y afirma que la resurrección incluye cuerpo y alma, inaugurando la nueva creación.

En la liturgia, la resurrección se celebra en la Pascua, recordando que, por el Bautismo, los cristianos ya participan de esta vida nueva.15

La Ascensión

El dogma de la Ascensión de Jesucristo marca su entrada definitiva en la gloria del Padre, cuarenta días después de la resurrección. Según los Hechos de los Apóstoles, Jesús «fue elevado al cielo y tomado de su vista en una nube».16

Definido en el Credo: «Subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre», este dogma indica que la humanidad de Cristo es ahora exaltada en el reino divino, desde donde volverá al final de los tiempos.17 No implica una ausencia, sino una presencia nueva y universal, mediada por el Espíritu Santo.

El Concilio de Calcedonia y el magisterio posterior enfatizan que la ascensión completa la encarnación: Cristo, como cabeza de la Iglesia, intercede por nosotros y envía el Paráclito.18 En la teología católica, este misterio invita a los fieles a elevar su mirada hacia lo eterno, mientras actúan en el mundo como testigos de su reino.

Implicaciones Dogmáticas y Devocionales

Estos dogmas sobre Jesucristo no son meras afirmaciones teológicas, sino invitaciones a la vida cristiana. La cristología católica integra la adoración a Cristo en la Trinidad, la devoción mariana (como fruto de la encarnación) y la esperanza escatológica.

En el contexto actual, como enseña el Papa Juan Pablo II, la fe en estos misterios contrarresta el secularismo, recordando que Cristo es el centro de la historia humana.19 La Iglesia invita a profundizarlos mediante la oración, los sacramentos y el estudio, para que iluminen la existencia cotidiana.

Citas

  1. La encarnación, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §La encarnación.

  2. Profesión de fe prescrita para Durando de Huesca y sus compañeros valdenses - De la carta «Fidei exemplo» al arzobispo de Tarraco, 18 de dic. de 1208, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 791.

  3. La encarnación - «la fórmula de unión» del año 433, por la cual se estableció la paz entre San Cirilo de Alejandría y los antioquenos, fue aprobada por San Sixto III, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 272 (1854).

  4. Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 464.

  5. El credo «Quicumque» - Que es llamado «atanasiano», Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 76.

  6. Papa Juan Pablo II. Declaración común del Papa Juan Pablo II y Su Santidad Moran Mar Ignacio Zakka I Iwas, Patriarca de Antioquía y de Todo el Oriente (23 de junio de 1984) - Discurso, § 4 (1984).

  7. Un decreto a favor de los jacobitas - De la bula «Cantate Domino», 4 de febrero, estilo florentino, 1441, moderno, 1442, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 1337.

  8. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 20 de diciembre de 1995 (1995).

  9. Papa Juan Pablo II. Declaración común del Papa Juan Pablo II y Su Santidad Moran Mar Ignacio Zakka I Iwas, Patriarca de Antioquía y de Todo el Oriente (23 de junio de 1984), § 4 (1984).

  10. Papa Juan Pablo II. A los Obispos de la Conferencia Episcopal Nacional de Brasil (Región Centro-Oeste) (29 de enero de 1996) - Discurso, § 6 (1996).

  11. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 27 de agosto de 1986 (1986).

  12. Papa Juan Pablo II. A los teólogos participantes en el Congreso sobre el tema Soteriología Cristiana y Culturas Actuales (9 de febrero de 1984) - Discurso (1984).

  13. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 10 de mayo de 1995 (1995).

  14. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 23 de noviembre de 1983 (1983).

  15. Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 802.

  16. Redención, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Redención.

  17. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 10 de diciembre de 1986 (1986).

  18. Concilio de Valencia * III 855 (contra Juan Escoto) - Predestinación, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 630.

  19. El inefable plan de salvación realizado por el redentor, Papa Pablo VI. Audiencia General del 17 de febrero de 1971 (1971).