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Dogmas sobre la creación del mundo

La doctrina católica sostiene que Dios, por su libre y personal voluntad, creó el universo ex nihilo, formó al ser humano a su imagen y semejanza, y ordenó la naturaleza como un bien integral. Estos dogmas, consagrados en el Credo, el Catecismo y diversos documentos magisteriales, se presentan como pilares de la fe y, al mismo tiempo, permiten una relación constructiva con la ciencia contemporánea, incluida la teoría de la evolución. El artículo explora los fundamentos teológicos, su desarrollo histórico, la interacción con la investigación científica y las consecuencias éticas que derivan de estos principios.

Tabla de contenido

Fundamentos dogmáticos de la creación

Creación ex nihilo

El magisterio afirma que Dios creó el universo de la nada, sin depender de materia previa. Esta afirmación subraya la personalidad y la omnipotencia del Creador, y se refleja en el Credo Niceno‑Constantinopolitano: «Creó el mundo de la nada». El Compendio del Catecismo explica que Dios «creó el universo libremente con sabiduría y amorex nihilo1, mientras que el Catecismo de la Iglesia Católica señala que la creación no deja a sus criaturas al abandono, sino que Dios las sostiene continuamente2. Así, la creación ex nihilo constituye una afirmación singular del carácter verdaderamente personal de Dios y del origen de toda realidad3.

Creación del ser humano a imagen y semejanza de Dios

El dogma del Imago Dei declara que el hombre fue creado a imagen y semejanza del Padre, confiriéndole dignidad y responsabilidad moral. La Encíclica Humani Generis y la enseñanza del Concilio de Trento afirman que toda la humanidad desciende de un único primer hombre, Abraham, y que el pecado original se transmite a todos por generación4. El Catecismo (n.º 54) explica que el ser humano «fue creado libre y con dignidad, y es el fin de la creación»2, mientras que el Papa Juan Pablo II recalca que la imagen divina reside especialmente en el intelecto especulativo y la capacidad de amar a Dios5.

Creación de la naturaleza y su orden

La Iglesia sostiene que la naturaleza es buena y que su orden refleja la sabiduría divina. El Documento «Communion and Stewardship» de la Comisión Teológica Internacional afirma que la doctrina de la creación ex nihilo «es una afirmación singular del carácter verdaderamente personal de la creación y su orden hacia un ser personal»3, y que la naturaleza está destinada a ser cuidada por los seres humanos como administradores responsables6. El Dei Filius también declara que Dios creó «el orden y la bondad» del cosmos, y que su providencia lo sostiene desde el principio hasta el fin7.

Relación entre los dogmas de la creación y la ciencia

Evolución y fe

La Iglesia no rechaza la teoría de la evolución siempre que se reconozca la creación divina como causa primera. El Papa Juan Pablo II, en su carta a la Academia Pontificia de Ciencias (1998), afirma que «la evolución es compatible con la fe cuando se reconoce que Dios es el origen de todas las cosas»8. Asimismo, Humani Generis permite la investigación evolutiva siempre que se mantenga la creencia de que el alma humana es creada inmediatamente por Dios9. El Papa Juan Pablo II advierte que cualquier explicación que reduzca el alma a un mero producto de la materia sería incompatible con la dignidad humana5.

Ciencia y providencia divina

El magisterio reconoce a la ciencia como camino complementario para descubrir la verdad. El Compendio del Catecismo señala que «la ciencia y la fe son caminos complementarios para descubrir la verdad»1. La Carta a la Academia de Ciencias subraya que Dios es «causa de causas» y que su acción no anula la actividad de las causas secundarias, sino que las habilita para cumplir su propósito providencial8. La Comisión Teológica Internacional destaca que, a través de causas naturales, Dios «hace surgir las condiciones necesarias para la vida y su desarrollo»6, lo que permite una visión integrada de la evolución biológica dentro del plan divino.

Implicaciones éticas y pastorales

Dignidad humana y responsabilidad ambiental

El reconocimiento de la imagen de Dios en cada persona implica una obligación moral de respetar la vida y el medio ambiente. La Comisión Teológica afirma que «los seres humanos, creados a imagen de Dios, asumen una posición de stewardship (mayordazgo) de la creación visible»10. Esta responsabilidad se traduce en la necesidad de cuidar la tierra, proteger la biodiversidad y promover una ecología integral que refleje la solidaridad y el amor al prójimo.

Unidad de la humanidad y transmisión del pecado original

El dogma de la monogenia (un solo Adán) garantiza que todo el género humano comparte una unidad esencial y la transmisión del pecado original, lo que fundamenta la necesidad del sacrificio redentor de Cristo. La Iglesia rechaza el poligenismo como incompatible con la doctrina de la transmisión del pecado y la salvación universal4.

Desarrollo histórico y documentos magisteriales

DocumentoAñoContenido relevante
Catecismo de la Iglesia Católica1992§§ 301 (creación ex nihilo) y 54 (imagen de Dios)
Compendio del Catecismo2005Explicación de la creación ex nihilo y su finalidad
Humani Generis1950Permite la investigación evolutiva bajo la condición del alma inmediata9
Dei Filius1870Define la creación como acto personal de Dios
Communion and Stewardship2004Relación entre ciencia, evolución y mayordazgo humano6,3
Carta a la Academia Pontificia de Ciencias1998Compatibilidad entre evolución y fe8
Encíclica Veritatis Splendor1993Reconoce la validez de la ciencia dentro del marco de la fe
Denzinger (Enchiridion Symbolorum)1854Confirmación de la literalidad histórica de la creación y del primer hombre11

Conclusión

Los dogmas sobre la creación del mundo constituyen una columna vertebral de la fe católica: Dios creó el universo ex nihilo, formó al ser humano a su imagen y semejanza, y ordenó la naturaleza como un bien que requiere cuidado y respeto. Estos principios no están en conflicto con la ciencia moderna; más bien, la Iglesia promueve una dialogue fructífera que reconoce la providencia divina detrás de los procesos naturales, incluida la evolución. La dignidad humana y la responsabilidad ecológica emergen como consecuencias éticas inevitables de estos dogmas, guiando a los fieles a vivir en armonía con la creación y a participar activamente en su redención y cuidado.

Citas

  1. Parte primera - La profesión de fe. Capítulo primero - Creo en Dios Padre. Los símbolos de la fe, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 54 (2005). 2

  2. Sección dos I. Los Credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 301. 2

  3. Capítulo tres a imagen de Dios: Administradores de la creación visible - 1. Ciencia y administración del conocimiento, Comisión Teológica Internacional. Comunión y Administración: Personas Humanas Creadas a Imagen de Dios, § 66 (2004). 2 3

  4. Dennis Bonnette. El Misterio Impenetrable de un Adán y Eva Literales, § 2. 2

  5. Papa Juan Pablo II. La Verdad No Puede Contradecir a la Verdad, § 5 (1996). 2

  6. Capítulo tres a imagen de Dios: Administradores de la creación visible - 1. Ciencia y administración del conocimiento, Comisión Teológica Internacional. Comunión y Administración: Personas Humanas Creadas a Imagen de Dios, § 68 (2004). 2 3

  7. Caput II de revelatione, Anónimo. Dei Filius—La Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, § 6.

  8. A la asamblea plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, Papa Juan Pablo II. A la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias (27 de octubre de 1998), § 4 (1998). 2 3

  9. Papa Pío XII. Humani Generis, § 36 (1950). 2

  10. Capítulo tres a imagen de Dios: Administradores de la creación visible - 1. Ciencia y administración del conocimiento, Comisión Teológica Internacional. Comunión y Administración: Personas Humanas Creadas a Imagen de Dios, § 65 (2004).

  11. El carácter histórico de los primeros capítulos del Génesis - Respuesta de la comisión bíblica, 30 de junio de 1909, Heinrich Joseph Dominicus Denzinger. Las Fuentes del Dogma Católico (Enchiridion Symbolorum), § 3514 (1854).