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Don de fortaleza

El don de fortaleza es una de las siete carismáticas disposiciones del Espíritu Santo que la Iglesia Católica reconoce como esenciales para la vida cristiana. Se manifiesta como una gracia sobrenatural que fortalece al creyente para persistir en el bien, superar el miedo y afrontar con valentía las pruebas y persecuciones por la fe. Este artículo explora su fundamento bíblico, su relación con la virtud cardinal de la fortaleza, su desarrollo histórico‑teológico, su dimensión espiritual y su aplicación práctica en la vida cotidiana de los fieles.

Tabla de contenido

Definición y carácter del don

Enumeración oficial

El Catecismo de la Iglesia Católica enumera los siete dones del Espíritu Santo, entre los cuales se incluye la fortaleza1.

Diferencia entre virtud y don

La virtud cardinal de fortaleza es una cualidad moral que asegura firmeza en dificultades y constancia en la búsqueda del bien2. El don de fortaleza, sin embargo, es una impulso sobrenatural del Espíritu que supera la mera capacidad humana, permitiendo al cristiano actuar con valentía aun cuando la razón o la fuerza natural resulten insuficientes3. Como señala el Compendio del Catecismo, los dones del Espíritu «hacen dociles a los fieles para seguir las inspiraciones divinas» y la fortaleza «es una disposición permanente que nos capacita a cumplir la voluntad de Dios aun a riesgo de la propia vida»4.

Fundamento bíblico

Antiguo Testamento

Isaías profetiza la llegada del Mesías con los dones del Espíritu, entre ellos «el espíritu de fortaleza» (en la traducción latina mox), que anticipa la capacidad de enfrentar la adversidad5.

Nuevo Testamento

Jesús invita a sus discípulos a «no temer» (Mt 14:27) y declara que «el que ama su vida la perderá, pero el que pierde su vida por causa mía la hallará» (Jn 15:13), subrayando la relación entre amor, sacrificio y fortaleza6. Los salmos también alientan a confiar en la fuerza del Señor como escudo contra el temor2.

El don de fortaleza y la virtud cardinal

Complementariedad

La virtud cardinal de fortaleza forma la base moral del carácter humano, mientras que el don del Espíritu «expulsa todo temor que nuestra acción moral sea inútil» y la eleva a un nivel heroico, como explica Santo Tomás en la Summa Theologiae citada por Long3.

Perspectiva patrística

San Francisco de Sales señala que la fortaleza es «el amor que fortalece el corazón para hacer lo que el consejo señala», integrando la gracia del don con la razón humana7. Bellarmine, por su parte, describe cómo el don ayuda a ejecutar la voluntad divina con firmeza8.

Desarrollo histórico‑teológico

Padres de la Iglesia y Scholásticos

Desde los primeros siglos, la Iglesia ha distinguido entre la fortaleza natural y la fortaleza sobrenatural conferida por el Espíritu. Santo Tomás de Aquino profundiza esta distinción, señalando que el martirio constituye la expresión máxima del don de fortaleza, pues implica la entrega total de la vida por la verdad y la justicia9.

Enseñanzas papales contemporáneas

Dimensión espiritual y pastoral

Propósito del don

El Baltimore Catechism explica que recibimos la fortaleza «para fortalecernos a hacer la voluntad de Dios en todas las cosas»14. De igual forma, la enseñanza de la Iglesia indica que el don «nos capacita a soportar sufrimientos y a perseverar en la fe»15.

Relación con los demás dones

Según la teología de los dones, la fortaleza actúa en conjunto con sabiduría, entendimiento, consejo, conocimiento, piedad y temor de Dios, formando un «conjunto armónico que dirige la vida cristiana hacia la plenitud»4.

Testimonios de santidad

Los mártires son presentados como el «acto supremo de la fortaleza» (cf. Juan Pablo II) y como ejemplos de cómo el don impulsa a ofrecer la vida por la verdad del Evangelio6. San Estanislao Kostka, citado por Juan Pablo II, encarna la valentía juvenil impulsada por la gracia del Espíritu6.

Aplicación práctica

En la vida familiar y social

El don ayuda a «alimentar a la familia, educar a los hijos y enfrentar las penurias económicas», según el Papa Francisco, quien invita a los fieles a pedir este don para sus labores cotidianas12.

En la misión evangelizadora

La fortaleza permite a los cristianos «arriesgarse a proclamar la verdad y la justicia aun ante la oposición», como enfatiza Juan Pablo II al describir a los testigos de la fe que atraviesan persecuciones6.

En la lucha contra el pecado interior

El don combate el «temor paralizante y la desesperanza», fomentando una actitud de confianza en la providencia divina, tal como lo describe Pieper al distinguir la fortaleza de la mera valentía pasiva16.

Conclusión

El don de fortaleza constituye una gracia esencial que, junto a los demás dones del Espíritu Santo, fortalece la voluntad humana, permite sobreponerse al miedo, y conduce al cristiano a la entrega total por el bien y la verdad. Su reconocimiento en el Magisterio, su fundamento bíblico y su profunda raíz patrística hacen de este don una pieza clave para la vida cristiana auténtica, tanto en la esfera personal como en la misión evangelizadora de la Iglesia.

Citas

  1. Sección primera la vocación del hombre vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1845.

  2. Sección primera la vocación del hombre vida en el espíritu, Catecismo de la Iglesia Católica, § 1808. 2

  3. Steven A. Long. Los dones del Espíritu Santo y su indispensabilidad para la vida moral cristiana: La gracia como Motus, § 14. 2

  4. Parte tercera - La vida en Cristo. Capítulo primero - La dignidad de la persona humana. La vida en Cristo, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 389 (2005). 2

  5. Parte tercera - La vida de la Iglesia - I. La vida espiritual—la vida en el Espíritu Santo - A. Los signos, dones y frutos de la acción del Espíritu Santo - 2. Los dones del Espíritu Santo, Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana. Catecismo de la Iglesia Católica Ucraniana: Cristo – Nuestra Pascua, § 719 (2016).

  6. Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 15 de Noviembre de 1978 (1978). 2 3 4

  7. Capítulo XV, Francisco de Sales. Del Amor de Dios - Libro XI, § 32.

  8. De los dones del Espíritu Santo. - ¿Para qué sirven estos dones? , Robert Bellarmine. Doctrina Christiana, § 31 (1597).

  9. Bruce D. Marshall. Religión y elección: Tomás de Aquino sobre la ley natural, el judaísmo y la salvación en Cristo, § 21.

  10. Papa Juan Pablo II. Carta a los Sacerdotes, 1998, § 3 (1998).

  11. Visita pastoral a Milán: Encuentro con los candidatos a la confirmación en el estadio «Meazza» en San Siro, Milán, Papa Benedicto XVI. Visita Pastoral a Milán: Encuentro con los candidatos a la confirmación en el Estadio «Meazza» en San Siro, Milán (2 de junio de 2012) (2012).

  12. Audiencia general del 14 de mayo de 2014, Papa Francisco. Audiencia General del 14 de Mayo de 2014, § 2 (2014). 2

  13. Ciclo de catequesis. Vicios y virtudes. 16. La vida de la gracia según el espíritu, Papa Francisco. Audiencia General del 24 de Abril de 2024 - Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 16. La vida de la gracia según el Espíritu, §Ciclo de Catequesis. Vicios y Virtudes. 16. La vida de la gracia según el Espíritu (2024).

  14. Lección dieciseisena. Sobre los dones y frutos del Espíritu Santo, Tercer Concilio Plenario de Baltimore. Un Catecismo de Doctrina Cristiana (El Catecismo de Baltimore Núm. 3), § 703 (1954).

  15. Lección dieciseisena. Sobre los dones y frutos del Espíritu Santo, Tercer Concilio Plenario de Baltimore. Un Catecismo de Doctrina Cristiana (El Catecismo de Baltimore Núm. 3), § 699 (1954).

  16. Vincent Wargo. Theia Mania: La antropología filosófica de Josef Pieper, § 19.