Don de milagros
El don de milagros es una gracia gratuita que Dios concede a ciertos hombres y ángeles para que, mediante su intervención sobrenatural, realicen hechos que la naturaleza, por sí sola, no puede producir. Esta gracia no constituye una cualidad permanente del alma, sino una facultad temporal que sirve al plan de la Providencia, a la proclamación del Evangelio y al testimonio de la santidad. El don se manifiesta en la vida de los santos, en la intercesión de los fieles, y en la acción de reliquias o lugares sagrados, y juega un papel esencial en los procesos de beatificación y canonización de la Iglesia.
Tabla de contenido
Definición y naturaleza teológica
Concepto de milagro según la Sagrada Escritura y la teología
Los milagros son signos que revelan la potencia divina más allá del orden natural. La Enciclopedia Católica define el milagro como «un hecho en la creación material que, observado por los sentidos o atestiguado, supera la capacidad de las leyes naturales y exige la explicación de la intervención de Dios»1. Esta definición subraya que el milagro combina evidencia material con un significado espiritual destinado a confirmar la fe.
Clasificación de los milagros en la tradición tomista
San Tomás de Aquino distingue tres rangos de milagros:
Primer rango: actos que la naturaleza nunca puede realizar (por ejemplo, la resurrección).
Segundo rango: actos que la naturaleza puede hacer, pero no en la secuencia o conexión que Dios permite (como caminar después de la lamenza).
Tercer rango: actos que normalmente se producen por la naturaleza, pero que ocurren sin sus principios (por ejemplo, la curación de una fiebre sin intervención natural)2.
Esta clasificación muestra que los milagros varían en grado de extraordinario pero comparten la característica esencial de ser obras de la Omnipotencia divina.
El don de milagros en la doctrina católica
Carácter gratuito y relación con la gracia
El don de milagros es gratuitamente otorgado por la voluntad divina, sin depender del mérito del individuo. La Enciclopedia Católica afirma que «la gracia de los milagros es una gracia gratis data, concedida tanto a justos como, en casos raros, a pecadores»3. Así, el don no se basa en la santidad previa, aunque a menudo se manifiesta en personas que viven en virtud.
Manifestaciones del don
El don se expresa de diversas maneras:
Santos y apóstoles: figuras como San Esteban y los apóstoles realizaron milagros que confirmaron la veracidad de su misión (cf. Hechos 6:8)3.
Intercesión y oración: los fieles pueden invocar el don mediante oraciones intensas, y Dios puede conceder un milagro como respuesta a esa petición3.
Reliquias y lugares sagrados: la Iglesia reconoce que el contacto con reliquias o la peregrinación a santuarios puede ser el medio por el cual Dios obra milagros, sin que el objeto en sí posea poder propio3.
El proceso de reconocimiento y la canonización
Requisitos de evidencia y testimonio
Para que un supuesto milagro sea aceptado, la Iglesia exige una investigación rigurosa basada en la observación directa o en testimonios fiables. La Enciclopedia Católica destaca que «el milagro, como cualquier hecho histórico, requiere evidencia del conocimiento y veracidad de los narradores»1. Los criterios incluyen la imposibilidad de explicación natural y la autenticidad de los testigos.
Rol del don en la beatificación y canonización
En los procesos de canonización, los milagros actúan como sello divino que confirma la santidad del candidato. El Papa Juan Pablo II explicó que «los milagros son una señal de Dios que legitima el culto y da garantía a la enseñanza de la vida del siervo de Dios»4. Así, la presencia de un milagro validado es indispensable para la proclamación oficial de la santidad.
Limitaciones y naturaleza no permanente del don
Ausencia de hábito permanente
El don de milagros no constituye un hábito permanente en el alma. La Enciclopedia Católica señala que «el poder de efectuar obras sobrenaturales no puede ser comunicado como una cualidad permanente a hombres o ángeles; incluso el mayor taumaturgo no podía ejercer milagros a voluntad»3. La gracia es transitoria y depende siempre de la voluntad divina.
Dependencia de la Omnipotencia divina
Todas las manifestaciones milagrosas son, en última instancia, expresiones de la Omnipotencia de Dios, que actúa a través de criaturas sin que el poder sea transferido de manera inherente3. Por ello, los milagros nunca contradicen el orden universal de la naturaleza, aunque parezcan contradecir leyes secundarias5.
Perspectiva histórica y filosófica
Debate con el escepticismo moderno
Filósofos como David Hume han cuestionado la posibilidad de reconocer milagros. Sin embargo, teólogos como Anselmo Ramelow argumentan que la razón, apoyada por la revelación, permite validar milagros mediante métodos científicos e historiográficos6. El Concilio Vaticano I también afirmó que «las pruebas externas de la revelación, como los milagros, están destinadas a la inteligencia de todos los hombres»6.
Implicaciones pastorales y espirituales
Uso del don para testimonio de fe y caridad
El don de milagros sirve como testimonio vivo de la presencia de Dios en la historia humana, fortaleciendo la fe de los creyentes y motivando actos de caridad. La Iglesia enseña que los milagros deben orientarse siempre al bien espiritual y nunca al mero beneficio temporal1.
Llamado a la oración y discernimiento
Los fieles están invitados a orar por la gracia del don, confiando en que Dios, según su voluntad, pueda obrar signos que confirmen su amor y guíen al pueblo hacia la santidad.
En síntesis, el don de milagros es una gracia divina que, aunque no permanente, desempeña un papel crucial en la vida de la Iglesia, la confirmación de la fe y la canonización de los santos, siempre bajo la autoridad suprema de Dios.
Citas
Milagro, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Milagro. ↩ ↩2 ↩3
Libro III: Dios, fin de las criaturas - Capítulo 101 - Sobre los milagros, Tomás de Aquino. Suma contra gentiles, §Libro III. Cap. 101 (1265). ↩
Don de milagros, The Encyclopedia Press. Enciclopedia Católica, §Don de Milagros. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Papa Juan Pablo II. A los participantes en un encuentro organizado por la Congregación para las Causas de los Santos (19 de noviembre de 1988) - Discurso, § 3 (1988). ↩
Providencia - Que hacer milagros pertenece solo a Dios, Tomás de Aquino. Compendio de Teología (Compendium Theologiae), §Parte I - Capítulo 136 (1273). ↩
No es un Milagro: Nuestro Conocimiento de los Signos y Prodigios de Dios, Anselm Ramelow, O.P. No es un Milagro: Nuestro Conocimiento de los Signos y Prodigios de Dios, § 1. ↩ ↩2
