Eclesiástico
El Libro del Eclesiástico, también conocido como Sirácides o Ben Sira, es un libro sapiencial del Antiguo Testamento que forma parte del canon católico y ortodoxo, aunque es considerado apócrifo por el judaísmo rabínico y las iglesias protestantes. Escrito originalmente en hebreo alrededor del siglo II a.C. por Jesús ben Sira de Jerusalén, este libro ofrece una rica colección de enseñanzas morales, éticas y religiosas, abordando temas como la sabiduría, la ley, la justicia, la piedad, el temor de Dios y las relaciones humanas. Su contenido refleja la síntesis entre la tradición sapiencial judía y la influencia helenística, buscando guiar a los lectores hacia una vida virtuosa y en armonía con la voluntad divina.
Tabla de contenido
Nombre y Canon
El libro es conocido por varios nombres, lo que refleja su compleja historia textual y canónica1. El título más común en el ámbito católico es Eclesiástico, derivado del latín Liber Ecclesiasticus, que significa «libro de la Iglesia»1. Este nombre sugiere su uso frecuente en la instrucción catequética y litúrgica de la Iglesia primitiva, donde era valorado por sus enseñanzas morales y su utilidad para la edificación de los fieles1. Otro nombre significativo es Sirácides, que proviene del autor, Jesús ben Sira, o simplemente Ben Sira1. En la tradición judía, aunque no forma parte de su canon hebreo, era conocido como Proverbios de Ben Sira o Sabiduría de Ben Sira1.
En cuanto a su estatus canónico, el Eclesiástico es un libro deuterocanónico1. Esto significa que, si bien no se encuentra en el canon hebreo de las Escrituras judías (el Tanaj), sí fue incluido en la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento, que era ampliamente utilizada por los primeros cristianos1. La Iglesia Católica, basándose en esta tradición de la Septuaginta y en el uso ininterrumpido del libro en la liturgia y la enseñanza, lo reconoció formalmente como parte inspirada de la Sagrada Escritura en el Concilio de Hipona (393 d.C.), el Concilio de Cartago (397 d.C.) y, de manera definitiva, en el Concilio de Trento (1546 d.C.)1. Por otro lado, las comunidades protestantes, siguiendo la tradición del canon hebreo, lo consideran un libro apócrifo, útil para la lectura piadosa pero no normativo para la doctrina1.
Autor y Fecha
El autor del Libro del Eclesiástico se identifica claramente dentro del propio texto como Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sira de Jerusalén, comúnmente conocido como Jesús ben Sira1. Esta autoidentificación es inusual para los libros sapienciales de la época y proporciona una valiosa pista sobre su origen. Ben Sira fue un escriba y maestro judío que vivió en Jerusalén1. Su obra refleja el ambiente cultural y religioso de Judea en el siglo II a.C., un período marcado por la interacción entre la tradición judía y la creciente influencia del helenismo1.
La fecha de composición del libro se estima alrededor del 180-175 a.C.1. Esta datación se basa en la referencia del prólogo, escrito por el nieto del autor, quien menciona haber llegado a Egipto en el trigésimo octavo año del reinado de Ptolomeo Evergetes1. Aunque hay dos reyes Ptolomeo con este epíteto, la mayoría de los estudiosos concuerdan en que se refiere a Ptolomeo VIII Evergetes II (también conocido como Ptolomeo Fiscón), lo que sitúa la traducción griega alrededor del 132 a.C.1. Esto, a su vez, permite fechar la obra original hebrea unas décadas antes1.
El contexto histórico en el que Ben Sira escribió es crucial para entender su mensaje. Jerusalén estaba bajo el dominio de la dinastía seléucida, y la cultura griega se estaba difundiendo rápidamente, planteando desafíos a la identidad religiosa y cultural judía1. Ben Sira, como un sabio piadoso, buscó reafirmar la validez de la Ley y la sabiduría tradicional judía frente a las atracciones de la cultura helenística, instando a sus compatriotas a permanecer fieles a sus tradiciones1.
Contenido y Temas
El Libro del Eclesiástico es una extensa colección de enseñanzas sapienciales que abarca una amplia gama de temas, presentados en una variedad de formas literarias, incluyendo proverbios, himnos, meditaciones, exhortaciones y descripciones1. A menudo se le compara con el Libro de los Proverbios por su estructura y propósito, aunque Eclesiástico es más sistemático y a menudo más personal en su tono1.
Los temas centrales del libro incluyen:
La Sabiduría: Ben Sira exalta la sabiduría como un don divino, identificándola estrechamente con la Ley de Moisés y el temor de Dios1. Para él, la verdadera sabiduría no es meramente intelectual, sino una guía práctica para la vida justa y piadosa1. Enseña que la sabiduría es anterior a la creación y permea todo el universo1.
El Temor de Dios: Este concepto es presentado como el principio y la corona de la sabiduría1. Implica reverencia, obediencia a los mandamientos divinos y una actitud de humildad ante el Creador1.
La Ley (Torá): Ben Sira defiende vigorosamente la Ley como la fuente de la sabiduría y la guía para una vida recta1. Ve la observancia de la Torá no como una carga, sino como el camino hacia la felicidad y la bendición1.
Justicia y Piedad: El libro exhorta a la justicia en todas las relaciones sociales, incluyendo el trato a los pobres, los huérfanos y las viudas1. También enfatiza la importancia de la piedad, la oración, la limosna y el culto en el Templo1.
Relaciones Humanas: Ben Sira ofrece consejos prácticos sobre la amistad, el matrimonio, la educación de los hijos, el comportamiento en la mesa, el trato con los ricos y los pobres, y el control de la lengua1. Destaca la importancia de la prudencia, la moderación y la humildad1.
Creación y Providencia Divina: El autor reflexiona sobre la grandeza de Dios manifestada en la creación y reconoce la providencia divina en la historia y en la vida individual1.
Recompensa y Castigo: Si bien el libro se mantiene en la línea de la teología sapiencial tradicional que asocia la observancia con la prosperidad y la desobediencia con el sufrimiento, Ben Sira también muestra una comprensión más matizada, reconociendo que la recompensa final puede no ser inmediata y que la paciencia es una virtud1.
Una sección notable del libro es el «Elogio de los Padres» (Sir 44-50), donde Ben Sira rinde homenaje a figuras destacadas de la historia de Israel, desde Enoc y Noé hasta los sumos sacerdotes de su tiempo, destacando su fe y sus logros como ejemplos para las generaciones futuras1. Esta sección subraya la continuidad de la tradición y la importancia de recordar el legado de los antepasados.
Estilo Literario
El estilo literario del Eclesiástico es característico de la literatura sapiencial hebrea. Está predominantemente escrito en verso poético, utilizando paralelismos y otras figuras retóricas comunes en los Proverbios y los Salmos1. Sin embargo, a diferencia de los proverbios más breves y concisos, Ben Sira a menudo desarrolla sus ideas en secciones más extensas, casi como pequeños ensayos o discursos1.
El lenguaje es a menudo directo y práctico, pero también puede ser elevado y lírico, especialmente en sus himnos y oraciones1. La prosa de Ben Sira es didáctica, buscando instruir y exhortar a sus lectores a vivir una vida de acuerdo con la sabiduría divina1. Su obra es rica en imágenes y metáforas tomadas de la vida cotidiana, la naturaleza y la historia de Israel1.
Importancia Teológica y Uso Litúrgico
Desde una perspectiva católica, el Eclesiástico posee una significativa importancia teológica y ha tenido un uso constante en la vida de la Iglesia.
Importancia Teológica
El libro enriquece la comprensión católica de la sabiduría divina, presentándola como una manifestación de Dios en la creación y en la Ley1. Sirve como un puente entre la sabiduría del Antiguo Testamento y la figura de Cristo como la Sabiduría encarnada1. Sus enseñanzas sobre la piedad, la justicia, la caridad y el temor de Dios son fundamentales para la moral católica1. Además, su énfasis en la historia de la salvación a través del «Elogio de los Padres» refuerza la continuidad de la fe y la importancia de la tradición1. El Eclesiástico también prefigura conceptos neotestamentarios como la importancia de la limosna y la oración1.
Uso Litúrgico
El Eclesiástico ha sido un recurso valioso para la liturgia y la catequesis católica a lo largo de los siglos1. Sus pasajes son frecuentemente utilizados en la Liturgia de la Palabra, especialmente en las lecturas dominicales y feriales, así como en las liturgias de los santos y en las misas votivas1. Sus máximas sobre la sabiduría, la humildad, la caridad y la paciencia resuenan con los temas del Evangelio y ofrecen una base sólida para la reflexión espiritual1.
Por ejemplo, el pasaje de Sir 3,17-18.20.28-29, que exhorta a la humildad, es a menudo proclamado en la liturgia2. Del mismo modo, las enseñanzas sobre la limosna y la ayuda al prójimo (Sir 3,30-31; 4,1-10) se integran en las lecturas que promueven la caridad cristiana3,4. La Iglesia ve en estas enseñanzas una preparación para el mensaje de Cristo y una expresión de la moralidad que conduce a la santidad1.
Manuscritos y Traducciones
La historia textual del Eclesiástico es particularmente fascinante debido a la recuperación de manuscritos hebreos a lo largo de los siglos.
Manuscritos Hebreos
Durante mucho tiempo, el Eclesiástico solo se conocía en su traducción griega y en otras versiones antiguas, ya que se pensaba que el original hebreo se había perdido1. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, se descubrieron fragmentos significativos del texto hebreo en la Geniza del Cairo (una sinagoga en El Cairo, Egipto)1. Estos manuscritos, aunque incompletos, confirmaron la existencia del original hebreo y proporcionaron una base para comparar las traducciones existentes1. Posteriormente, se encontraron más fragmentos hebreos en Qumrán (entre los Rollos del Mar Muerto) y en Masada, lo que enriqueció aún más nuestro conocimiento del texto original1. Estos descubrimientos han sido cruciales para los estudios bíblicos, permitiendo una comprensión más profunda de la obra de Ben Sira1.
Traducciones Antiguas
La traducción más importante y antigua del Eclesiástico es la Septuaginta (LXX), la versión griega del Antiguo Testamento1. Esta traducción fue realizada por el nieto del autor en Egipto, alrededor del 132 a.C., y es de suma importancia porque fue la versión utilizada por la Iglesia primitiva y la base para su inclusión en el canon católico1. El prólogo del nieto es una fuente invaluable de información sobre el autor y la fecha de composición1.
Además de la Septuaginta, el Eclesiástico fue traducido a otras lenguas antiguas, como el siríaco (la Peshitta) y el latín (la Vetus Latina y, posteriormente, la Vulgata de San Jerónimo)1. San Jerónimo, al traducir la Vulgata, notó que el Eclesiástico no estaba en el canon hebreo, pero lo incluyó en su traducción debido a su amplio uso y aceptación en la Iglesia1. Estas traducciones antiguas son fundamentales para la crítica textual y para comprender la difusión y recepción del libro en diferentes tradiciones religiosas.
Conclusión
El Libro del Eclesiástico, o Sirácides, es una joya de la literatura sapiencial que ha enriquecido la fe y la moral católica durante milenios. A través de las enseñanzas de Jesús ben Sira, los fieles encuentran una guía práctica para vivir una vida virtuosa, enraizada en el temor de Dios y la observancia de la Ley. Su inclusión en el canon católico subraya la importancia que la Iglesia le ha otorgado, reconociéndolo como una fuente inspirada de sabiduría divina. A pesar de las vicisitudes de su historia textual y canónica, el Eclesiástico sigue siendo una voz relevante que invita a la reflexión, la piedad y la búsqueda de la sabiduría en la vida cotidiana.
Citas
The Catholic Encyclopedia. «Ecclesiasticus». Volumen 5. Editado por Charles G. Herbermann et al. Nueva York: The Encyclopedia Press, 1913. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21 ↩22 ↩23 ↩24 ↩25 ↩26 ↩27 ↩28 ↩29 ↩30 ↩31 ↩32 ↩33 ↩34 ↩35 ↩36 ↩37 ↩38 ↩39 ↩40 ↩41 ↩42 ↩43 ↩44 ↩45 ↩46 ↩47 ↩48 ↩49 ↩50 ↩51 ↩52 ↩53 ↩54 ↩55 ↩56 ↩57 ↩58
Francis, Pope. Homily on the 22nd Sunday in Ordinary Time. 28 de agosto de 2022. Ciudad del Vaticano. ↩
John Paul II, Pope. Homily on the 22nd Sunday in Ordinary Time. 2 de septiembre de 2001. Ciudad del Vaticano. ↩
Benedict XVI, Pope. Homily on the 22nd Sunday in Ordinary Time. 2 de septiembre de 2007. Ciudad del Vaticano. ↩