Ecuanimidad pastoral

La ecuanimidad pastoral se refiere a la disposición de ánimo serena y equilibrada que un pastor (obispo, sacerdote, u otros agentes pastorales) debe mantener en el ejercicio de su ministerio. Implica una combinación de virtudes como la prudencia, la paciencia, la magnanimidad, la caridad y la justicia, permitiendo al pastor guiar a la comunidad con sabiduría, discernimiento y una visión integral, sin dejarse llevar por facciones, novedades infundadas o un activismo excesivo, y siempre buscando la unidad y el bien de todos los fieles.
Tabla de contenido
Fundamentos de la Ecuanimidad Pastoral
La ecuanimidad pastoral se arraiga en la comprensión de la misión del pastor como un reflejo del Buen Pastor, Jesucristo1,2. Esta cualidad no es una mera neutralidad cómoda, sino una postura activa que busca la unidad eclesial y la verdad1. Los pastores, al ser tomados de entre los hombres y sujetos a debilidades, están llamados a compadecer benignamente a quienes pecan por ignorancia o error, cuidando de sus almas mediante la oración, la predicación y las obras de caridad1.
El Pastor como Padre y Guía
El Concilio Vaticano II destaca la figura del obispo como «Padre y Pastor», subrayando que debe preceder a sus fieles con afecto paternal y solicitud pastoral1. Esto implica indicar los caminos correctos, prevenir peligros y defender de acechanzas, esforzándose por conocer a cada uno de los que le han sido confiados y guiándolos hacia una participación más activa y personal en la vida de la Iglesia local1.
Armonía entre Justicia y Misericordia
La verdadera justicia en la Iglesia debe estar animada por la caridad y templada por la equidad, mereciendo el calificativo de pastoral3. No puede haber un ejercicio auténtico de caridad pastoral que no considere primero la justicia pastoral3. Es fundamental comprender la armonía entre justicia y misericordia, un tema central en la tradición teológica y canónica. La misericordia no anula la justicia, sino que es una plenitud de la misma, como enseñó Santo Tomás de Aquino3. La autoridad eclesiástica busca conformar su acción a estos principios, incluso en asuntos como la validez del vínculo matrimonial3.
Virtudes Clave para la Ecuanimidad Pastoral
La ecuanimidad pastoral se nutre de diversas virtudes que permiten al pastor ejercer su ministerio de manera efectiva y equilibrada.
Prudencia y Discernimiento
La prudencia pastoral es esencial para discernir las situaciones particulares y tomar decisiones adecuadas4. Sin embargo, las decisiones que surgen del discernimiento práctico en una situación específica no deben elevarse a la categoría de norma universal, para evitar una «casuística insoportable»4. Los pastores deben ser constantemente vigilantes, cautelosamente temerosos de las astutas artes de los adversarios, y prevenir diligentemente que cualquier causa o apariencia pueda ser tomada para calumnia u ofensa de sus actos5.
La sabiduría pastoral se adquiere a través de la unidad interior, permitiendo al pastor afinar su juicio sobre las personas, las cosas y las situaciones, mirándolas a la luz de Dios y no con los ojos del mundo6. Esto conduce a una percepción profunda de los problemas y urgencias de la misión, y orienta hacia el objetivo correcto, evitando la tentación de «celebrar» solo lo que viven los contemporáneos o experimentar ideas pastorales personales sin la garantía de la Iglesia6.
Paciencia y Magnanimidad
La paciencia es una virtud fundamental para el pastor, manifestándose tanto de forma pasiva como activa7. La paciencia pasiva implica estar disponible para quienes buscan ayuda espiritual o material7. La afabilidad es una virtud específica del pastor, incluso cuando debe ser firme o no puede satisfacer todas las peticiones7. La paciencia activa, por otro lado, toma la iniciativa de buscar al rebaño disperso o a la oveja perdida, haciendo que la pastoral se vuelva misionera7.
La magnanimidad y la perseverancia son necesarias en la búsqueda de la unidad1. La caridad pastoral exige no tratar sin más de «pecadores» a personas cuya culpabilidad o responsabilidad puedan estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva4.
Apertura y Acompañamiento
La ecuanimidad libera al pastor de la tentación de la abstracción, la autopromoción, la excesiva autoconfianza y el distanciamiento que lo convertiría en un «contable espiritual» en lugar de un «buen samaritano»2. Un pastor que escucha a Dios y a sus hermanos sabe que el Espíritu guía a la Iglesia hacia la plenitud de la verdad y que esta verdad germina gradualmente en la vida real de las personas2. Esto le permite dejar de lado certezas preconcebidas y hacer de su vida un «lugar» de escucha abierta, interpretando las vidas de los demás con sabiduría y comprensión, sin superficialidad ni juicio2. El pastor aprende a ofrecer posibilidades espirituales y pastorales alcanzables, respondiendo a la vida de los fieles y al contexto sociocultural, con una mirada serena, prudente y compasiva, mostrando la belleza y las exigencias de la verdad del Evangelio sin caer en obsesiones legalistas o rigoristas2.
Desafíos y Aplicaciones de la Ecuanimidad Pastoral
La ecuanimidad pastoral es crucial en diversas áreas del ministerio, especialmente en un mundo complejo y cambiante.
Unidad y Pluralismo en la Iglesia
Los pastores deben buscar la unidad eclesial, manteniéndose por encima de las facciones sin caer en una neutralidad cómoda, para atraer a todos al principio único y verdadero de la unidad1. La armonía entre la unidad institucional y el pluralismo pastoral es un objetivo difícil que requiere el esfuerzo constante de todos los miembros de la Iglesia, guiados por el axioma: «In necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas» (unidad en lo necesario, libertad en lo dudoso y caridad en todo)8.
Los presbíteros tienen la misión de armonizar las diversas mentalidades para que nadie se sienta extraño en la comunidad, tutelando el bien común y siendo firmes defensores de la verdad, evitando que los fieles sean perturbados por «cualquier viento de doctrina»9. Su solicitud debe ser para todos, dentro y fuera del redil, según las exigencias de la dimensión misionera de la pastoral actual9.
Evangelización y Diálogo Ecuménico
La ecuanimidad pastoral se aplica a la búsqueda de la unidad de todos los cristianos, que es un compromiso pastoral prioritario de la Iglesia Católica10. El diálogo ecuménico debe enmarcarse en la perspectiva de que todas las ovejas se conviertan en un solo rebaño y un solo pastor11. La oración, la confianza y la fidelidad deben ser el clima del ecumenismo auténtico, donde el diálogo entre hermanos de diferentes confesiones no anula la propia identidad, sino que la presupone11.
Los pastores deben sentirse impulsados por la caridad pastoral hacia todos, incluidos los no creyentes, los no religiosos e incluso los ateos, abriendo las puertas de la comunidad9. Deben prestar especial atención a quienes no gozan de plena comunión eclesiástica y a quienes no conocen a Cristo Salvador de todos9.
Formación y Vida Sacerdotal
La formación en Roma, con su riqueza de experiencias intereclesiales e interculturales, debe ayudar a los seminaristas y sacerdotes a enriquecer la virtud del equilibrio a nivel personal, doctrinal y eclesial, tan necesaria en el ministerio pastoral12. Un pastor que se deje llevar incautamente por cualquier idea nueva corre el riesgo de exponer a su rebaño a la confusión doctrinal y al desorientar al Pueblo de Dios12.
El término «pastoral» es hoy programático y glorioso, y el Concilio Ecuménico lo hizo suyo para sus finalidades reformadoras y renovadoras13. Este adjetivo no debe verse como una flexión hacia el pragmatismo y el activismo en detrimento de la interioridad y la contemplación, que deben tener primacía en la valoración religiosa, aunque las exigencias apostólicas del Reino de Dios reclamen una asignación preferencial de tiempo y energías al ejercicio de la caridad hacia el prójimo13.
Conclusión
La ecuanimidad pastoral es una cualidad indispensable para todo ministro en la Iglesia Católica. Implica una constante búsqueda de equilibrio entre la verdad doctrinal y la caridad misericordiosa, la justicia y la equidad, la unidad y el pluralismo, la acción y la contemplación. Al encarnar el ejemplo del Buen Pastor, el ministro ecuanime es capaz de guiar al Pueblo de Dios con serenidad, discernimiento y una profunda solicitud por el bien de cada alma, promoviendo la unidad y la fidelidad al Evangelio en medio de los desafíos del mundo contemporáneo.
Citas
Papa Juan Pablo II. Discurso a la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española en Madrid (31 de octubre de 1982) - Discurso (1982). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
V. Dimensiones de la formación - E) la dimensión pastoral, Congregación para el Clero. El Don de la Vocación Sacerdotal: Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, § V (2016). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Papa Juan Pablo II. A los Prelados Auditores, Oficiales y Abogados del Tribunal de la Rota Romana (18 de enero de 1990) - Discurso (1990). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
«dubia» de dos cardenales (10 de julio de 2023) y «respuestas» del Santo Padre «a los dubia propuestos por dos cardenales» (11 de julio de 2023) - #2 dubium circa l’affermazione che la diffusa pratica della benedizione delle unioni con persone dello stesso sesso, concorderebbe con la rivelazione e il magistero (ccc2357). - Respuesta del Papa Francisco, Dicasterio para la Doctrina de la Fe. «Dubia» de dos Cardenales (10 de julio de 2023) y «Respuestas» del Santo Padre «a los Dubia propuestos por dos Cardenales» (11 de julio de 2023), § 2 (2023). ↩ ↩2 ↩3
Pastorali animo (21 de febrero de 1906), Papa Pío X. Pastorali animo (21 de febrero de 1906) (1906). ↩
Papa Juan Pablo II. A los seminaristas en París (1 de junio de 1980) - Discurso, § 3 (1980). ↩ ↩2
Papa Pablo VI. Encuentro de Cuaresma con el Clero de Roma (15 de marzo de 1976) - Discurso (1976). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. Al Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana (23 de enero de 1979) - Discurso, § 3 (1979). ↩
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 22 de septiembre de 1993, § 6 (1993). ↩ ↩2 ↩3 ↩4
Papa Juan Pablo II. A los participantes en la Plenaria Conjunta de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (1 de febrero de 1989) - Discurso (1989). ↩
Papa Juan Pablo II. Al Consejo Episcopal Latinoamericano (2 de julio de 1980) - Discurso (1980). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 28 de marzo de 1992: Primer centenario del Pontificio Colegio Español de San José - Homilía (1992). ↩ ↩2
Papa Pablo VI. A los Sacerdotes participantes en la «XIII Settimana di Aggiornamento Pastorale» (6 de septiembre de 1963) - Discurso (1963). ↩ ↩2