Emaús
El relato de Emaús, encontrado en el Evangelio de Lucas (Lc 24:13-35), es un pasaje fundamental en la teología católica, que narra el encuentro de Jesús Resucitado con dos de sus discípulos en el camino hacia el pueblo de Emaús. Este episodio subraya la presencia continua de Cristo en la Iglesia a través de la Palabra y la Eucaristía, sirviendo como una metáfora inspiradora para el camino de fe de todo creyente. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha visto en este relato una profunda enseñanza sobre cómo los fieles pueden reconocer a Jesús en sus propias vidas, especialmente en la liturgia y en la comunidad.
Tabla de contenido
El Relato Bíblico
El Evangelio de Lucas describe cómo, en el primer día de la semana, dos discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros (sesenta estadios) de Jerusalén, conversando sobre los eventos recientes de la crucifixión y el sepulcro vacío1,2. Uno de ellos era Cleofás1. Mientras discutían con tristeza y desilusión, Jesús mismo se les acercó y comenzó a caminar con ellos, aunque sus ojos estaban «velados» para no reconocerlo1,3.
Jesús les preguntó sobre qué hablaban, y ellos, con rostros tristes, le relataron los acontecimientos de Jesús de Nazaret, a quien consideraban un profeta poderoso en obras y palabras, pero que había sido condenado a muerte y crucificado1. Expresaron su esperanza frustrada de que él sería quien redimiría a Israel, y mencionaron los reportes de las mujeres sobre el sepulcro vacío y la visión de ángeles que decían que estaba vivo1.
Entonces, Jesús los reprendió por su «necedad y lentitud de corazón para creer todo lo que los profetas habían dicho»1,4,5. Comenzando por Moisés y todos los profetas, les interpretó las Escrituras que se referían a Él1,5. Esta explicación de las profecías fue una revelación inesperada para los discípulos, que iluminó y confortó sus corazones5. Sentían que sus corazones «ardían» mientras les abría las Escrituras en el camino1,6,4,5.
Al llegar a Emaús, los discípulos invitaron al «forastero» a quedarse con ellos, ya que se hacía tarde1. Él aceptó, y mientras estaban a la mesa, «tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio»1,5. Fue en este momento, en la fracción del pan, que «sus ojos fueron abiertos y lo reconocieron»1,7,5,8. Inmediatamente después de ser reconocido, Jesús desapareció de su vista1,7,5.
Llenos de asombro y alegría, los discípulos se levantaron en esa misma hora y regresaron a Jerusalén, a pesar de lo avanzado de la noche1,6,9. Allí encontraron a los once apóstoles y a sus compañeros reunidos, quienes les anunciaron: «¡El Señor ha resucitado verdaderamente y se ha aparecido a Simón!»1. Los dos discípulos, a su vez, contaron lo que les había sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido «al partir el pan»1.
Significado Teológico para la Iglesia Católica
El relato de Emaús es de inmensa importancia para la comprensión católica de la presencia de Cristo y la vida sacramental.
La Palabra de Dios
Antes de que los discípulos reconocieran a Jesús en la fracción del pan, Él les abrió las Escrituras, interpretando todo lo referente a sí mismo1,6,4,5. Este acto subraya la centralidad de la Palabra de Dios como preparación para el encuentro personal con Cristo en la fe6. La Iglesia enseña que la Sagrada Escritura es una fuente principal de encuentro con el Cristo Resucitado, que nutre la fe y enciende los corazones de los creyentes4,5. La explicación de las profecías por Jesús les dio una nueva clave para interpretar la Biblia, haciendo que todo se orientara hacia el momento presente de la salvación5.
La Eucaristía: La Fracción del Pan
El momento culminante del relato es cuando Jesús «tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio»1. Este gesto es claramente identificado con la Eucaristía, la «fracción del pan» siendo una expresión utilizada por los primeros cristianos para referirse a la celebración eucarística9. En la Eucaristía, los creyentes son invitados a participar en el banquete celestial presidido por el propio Cristo resucitado7. El reconocimiento de Jesús en este acto sacramental revela que su presencia se hace «visible» de una nueva manera a través de la fe7. La Eucaristía es el verdadero maná, el pan de vida, que es el Logos de Dios hecho carne8.
La Misión Evangelizadora
Una vez que los discípulos reconocieron a Jesús y sus ojos fueron abiertos por la Escritura y la Eucaristía, regresaron inmediatamente a Jerusalén para dar testimonio1,6,9. Este retorno simboliza la importancia de la comunión con otros miembros de la Iglesia primitiva y el imperativo de la evangelización6. Los discípulos de Emaús se convierten en «otros Cristos», continuando la misión de Jesús de difundir la Buena Nueva7. Su experiencia personal del Resucitado los impulsa a compartir su historia, un testimonio que se convierte en una fuente autoritativa para la fe en la resurrección de Jesús6.
Emaús como Metáfora del Camino de Fe
El episodio de Emaús es una poderosa metáfora del camino de fe individual y comunitario3.
Desilusión y Esperanza Renovada
Los discípulos de Emaús estaban inmersos en la tristeza y la desilusión tras la crucifixión de Jesús, con su fe vacilante y sus esperanzas de liberación desvanecidas3. Su camino de alejamiento de Jerusalén simboliza el abandono de la fe y la misión9,2. Sin embargo, el encuentro con Jesús transforma su desesperanza en una alegría y asombro profundos, reavivando su fe y celo1,9. Este pasaje enseña que incluso en momentos de desorientación y tristeza, Cristo se acerca para acompañar y reavivar la esperanza10.
El Acompañamiento de Cristo
Jesús se une a los discípulos como un «forastero» que camina con ellos, escuchando sus preocupaciones y entrando en su discusión1,3. Esto ilustra la presencia constante de Cristo en la vida de los creyentes, incluso cuando no lo reconocemos3. Él nos acompaña en nuestro camino, nos interpela con preguntas esenciales y nos abre el corazón a la esperanza10.
La Transformación del Corazón
Los discípulos pasaron de tener corazones «lentos para creer» a sentir que sus corazones «ardían» mientras Jesús les explicaba las Escrituras1,4,5,9. Este «ardor» en el corazón representa una emoción de amor y la presencia del Señor, que ilumina y transforma9. La experiencia de Emaús es un viaje desde el desaliento y la perplejidad hasta la plenitud de la fe pascual10.
Emaús en la Liturgia y la Vida de la Iglesia
Para la Iglesia Católica, el relato de Emaús es un modelo para la Misa y la vida cristiana. La liturgia de la Palabra, donde se proclaman y explican las Escrituras, precede a la liturgia Eucarística, donde Cristo se hace presente en el pan y el vino consagrados4. Así como Jesús abrió las Escrituras a los discípulos y luego se les dio a conocer en la fracción del pan, la Iglesia experimenta el encuentro con el Resucitado en la doble mesa de la Palabra y del Pan de Vida4.
Este episodio es un recordatorio constante de que la fe no es solo un conocimiento intelectual, sino un encuentro personal con el Cristo Resucitado, que se manifiesta de manera privilegiada en la lectura de la Palabra y la recepción de la Eucaristía.
Citas
La Nueva Versión Estándar Revisada, Edición Católica (NRSV-CE). La Santa Biblia, §Lucas 24. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11 ↩12 ↩13 ↩14 ↩15 ↩16 ↩17 ↩18 ↩19 ↩20 ↩21
La Historia de Emaús, Steven Dunn. El Contexto Eucarístico de 'La Fracción del Pan' en Lucas-Hechos: Una Visión Católica, § 5. ↩ ↩2
Parte I: Una Oportunidad de Oro - II. Caminando Juntos Hacia el Congreso Eucarístico de 2012 - II.C Una Historia para Guiarnos: Los Discípulos en el Camino de Emaús, El Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre Nosotros, § 50 (2012). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Parte Dos: Las Partes de la Misa como Guía del Tema del Congreso - IV. La Liturgia de la Palabra: Comunión con Cristo en la Palabra - IV.A. La Doble Mesa de la Palabra y del Pan de Vida, El Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre Nosotros, § 65 (2012). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Octava de Pascua, Papa Benedicto XVI. Audiencia General del 26 de marzo de 2008: Octava de Pascua (2008). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7 ↩8 ↩9 ↩10 ↩11
Parte I: Una Oportunidad de Oro - II. Caminando Juntos Hacia el Congreso Eucarístico de 2012 - II.C Una Historia para Guiarnos: Los Discípulos en el Camino de Emaús, El Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre Nosotros, § 53 (2012). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Parte I: Una Oportunidad de Oro - II. Caminando Juntos Hacia el Congreso Eucarístico de 2012 - II.C Una Historia para Guiarnos: Los Discípulos en el Camino de Emaús, El Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre Nosotros, § 52 (2012). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5
Parte Dos: Verbum in Ecclesia - La Liturgia, Entorno Privilegiado para la Palabra de Dios - La Palabra de Dios y la Eucaristía, Papa Benedicto XVI. Verbum Domini, § 54 (2010). ↩ ↩2
Steven Dunn. El Contexto Eucarístico de 'La Fracción del Pan' en Lucas-Hechos: Una Visión Católica, § 9. ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6 ↩7
Papa Juan Pablo II. Audiencia General del 18 de abril de 2001, § 3 (2001). ↩ ↩2 ↩3