Entrada triunfal en Jerusalén

La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, conmemorada cada año en el Domingo de Ramos, constituye el punto de partida de la Semana Santa y revela, en una sola escena, la realeza humilde del Cristo‑Rey y la inminente Pasión que culminará en la Resurrección. El relato evangélico, su cumplimiento profético, la liturgia que lo celebra y su huella en la cultura cristiana forman un conjunto de dimensiones que la Iglesia honra como signo de la victoria del Reino de Dios sobre el pecado y la muerte.
Tabla de contenido
Origen bíblico
Narración en los Evangelios
Los cuatro evangelios describen a Jesús llegando a Jerusalén montado sobre un asno, mientras la multitud lo aclama con «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»1,1. Según el Evangelio de Mateo, Jesús envía a dos discípulos a buscar un asno y su cría, cumpliendo la profecía de Zacarías1. La escena se repite en los relatos de Marcos, Lucas y Juan, donde la gente extiende ramas y mantos sobre el camino como muestra de honor1.
Significado teológico
El Catecismo señala que la entrada triunfal manifiesta «el reino que el Rey‑Mesías iba a cumplir mediante la Pasión y la Resurrección»2, subrayando la dualidad de la realeza de Cristo: rey de los judíos y rey de los cielos. La humildad del asno contrasta con la magnificencia terrenal, revelando que la verdadera gloria del Señor se encuentra en su sacrificio3. Juan Pablo II enfatiza que la acclamación del pueblo anticipa la victoria pascual, pues la proclamación de «Hosanna» se vuelve «crucifícalo» en la misma jornada4.
Celebración litúrgica
Domingo de Ramos
El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa; la liturgia bendice las palmas y recuerda la entrada de Cristo como preludio de su pasión2. La Congregación para el Culto Divino indica que este día une la «esplendor real de Cristo con la proclamación de su Pasión»5, y que la bendición de las frondas constituye un testimonio de fe en el Rey mesiánico6.
Lecturas y rituales
En la Misa se proclama la lectura del Evangelio de la entrada triunfal (Juan 12:12‑16 o Mateo 21:1‑11)1, seguida de la bendición y distribución de palmas o ramas de olivo. Los fieles recitan el «Hosanna» y cantan himnos que rememoran la aclamación del pueblo. El propio rito de colocar mantos y ramas sobre el camino remite a la costumbre descrita en los Evangelios1.
Tradiciones populares
En numerosos países se organizan procesiones donde los fieles portan palmas, ramos de olivo u otras frondas bendecidas6. Estas frondas, conservadas en hogares y lugares de trabajo, no deben usarse como amuletos, sino como signo visible de la fe en el Rey mesiánico6.
Influencia cultural y artística
Arte y arquitectura
La escena ha inspirado a pintores, escultores y arquitectos a lo largo de los siglos, convirtiéndose en un tema recurrente de la pintura barroca y renacentista. Obras como las de Caravaggio y Rubens representan la emoción del pueblo y la dignidad serena de Cristo, reflejando la profunda carga simbólica del evento.
Música litúrgica
El canto del «Hosanna» y los himnos de palma forman parte del repertorio litúrgico universal. En la homilía de Benedicto XVI se recuerda que los peregrinos entonaban la aclamación messiánica como expresión de la alegría del Reino que se anuncia7. La música de la Semana Santa, con sus tonos solemnes y festivos, busca acompañar la transición del júbilo a la reflexión pascual4.
Significado espiritual para los fieles
Preparación para la Pasión
La entrada triunfal invita a los cristianos a contemplar la «Pasión del Señor» como cumplimiento inevitable del plan de salvación2. La liturgia de Palm Sunday prepara al pueblo para vivir plenamente el misterio pascual, recordando que la victoria del Reino se alcanza mediante el sacrificio4.
Reflexión sobre la realeza de Cristo
El hecho de que Jesús entre en Jerusalén montado en un asno subraya que su realeza no se basa en el poder terrenal, sino en la humildad y el servicio. Como afirma el Catecismo, el clamor de los niños que gritan «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!» se incorpora al Sanctus de la Eucaristía, confirmando que la verdadera coronación del Cristo se da en la cruz3. Juan Pablo II recuerda que la profecía de Zacarías se cumple precisamente para revelar al Mesías como «rey humilde y victorioso»8.
Conclusión
La entrada triunfal en Jerusalén constituye un evento central del calendario litúrgico católico, donde se entrelazan la historia bíblica, la profecía, la liturgia y la cultura popular. Al celebrar este día, la Iglesia no solo rememora la aclamación del pueblo, sino que también invita a los fieles a entrar en la profunda reflexión de la Pasión y la Resurrección, reconociendo a Cristo como Rey humilde cuyo reino se funda en el amor sacrificado.
Citas
Semana Santa - Domingo de Ramos de la Pasión del Señor - Jn 12, 12-16, Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. El Misal Romano (Traducción al inglés según la Tercera Edición Típica), §Semana Santa (2011). ↩ ↩2 ↩3 ↩4 ↩5 ↩6
Sección segunda I. Los credos, Catecismo de la Iglesia Católica, § 560. ↩ ↩2 ↩3
Parte primera - La profesión de fe. Capítulo segundo - Creo en Jesucristo, el único Hijo de Dios. La caída, Promulgado por el Papa Benedicto XVI. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, § 111 (2005). ↩ ↩2
Papa Juan Pablo II. 13 de abril de 2003: Domingo de Ramos - Homilía, § 1 (2003). ↩ ↩2 ↩3
Semana Santa - Domingo de Pasión (Domingo de Ramos), Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Paschale Solemnitatis - Carta circular sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales, § II. A. 28 (1988). ↩
Parte segunda: Orientaciones para la armonización de la piedad popular con la liturgia - Capítulo cuarto: El año litúrgico y la piedad popular - Domingo de Ramos - Palmas, ramos de olivo y otras ramas, Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia: Principios y orientaciones, § 139 (2001). ↩ ↩2 ↩3
Celebración del Domingo de Ramos de la Pasión del Señor, Papa Benedicto XVI. 5 de abril de 2009: Domingo de Ramos - XXIV Jornada Mundial de la Juventud (2009). ↩
Papa Juan Pablo II. 8 de abril de 1979: Domingo de Ramos, § 1 (1979). ↩
